Accueil > Empire et Résistance > Capitalisme sénile > El fascismo y la aristocracia tecnológica global
par
Toutes les versions de cet article : [Español] [français]
El fascismo que nos gobierna es una herramienta del capitalismo que ayuda a perpetuar la dominación de una nueva clase social de características globales : la aristocracia financiera y tecnológica configurada por figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jef Bezos, etc, etc.
El fascismo es un poder antipolítico pues la lógica que lo anima es antipolítica porque es de carácter destructivo. Es una lógica bélica, propia de la guerra. Destruye para entregar el Estado social, lo público. Donde el fascismo identifica un emergente de lo público, donde ve uno de sus signos vitales, ve un negocio. Destruye para vender los bienes sociales del Estado al peor postor, eso es : a precio vil. El fascismo sigiloso del siglo XXI entonces es un proyecto de entrega del Estado social al mercado capital : los monopolios corporativos globales absolutistas.
Si esto se acepta, el fascismo que nos gobierna podemos entenderlo como una herramienta del capitalismo. Y en tanto tal ayuda a perpetuar la dominación de una nueva clase social. Se trata de una élite que tiene características globales y que tiene su epicentro en un concepto, que es el concepto de « occidente » ; que es una palabrita que aparece mucho en la estilística del presidente Milei. Esa élite es una nueva clase dominante, que en realidad es un nuevo poder dominante habitado por los capitalistas de plataforma. Para decirlo de manera un poco más nítida : se trata de una aristocracia financiera y tecnológica que está configurada por figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Larry Ellison, Bernard Arnault… El fascismo sigiloso del siglo XXI es un poder extremista, totalitario, ligado a los intereses de esta nueva aristocracia financiera y tecnológica, que opera junto a tanques de pensamiento, organismos multilaterales, ONGs, corporaciones militares, paramilitares y también con organizaciones mafiosas y cárteles de narcotraficantes.
Para dimensionar un poco esta élite global, imaginar el poder que tiene este capitalismo de plataforma, valga una pequeña reseña de sus integrantes más conspicuos.
El más conocido pero no el más rico es :
Otro integrante más de esta élite global es :
Luego está el pobre :
Uno más y no jodemos más :
El fascismo sigiloso del siglo XXI protege a estos señores, y además cuida los intereses de los aristócratas nacionales, que además de Galperin son Rocca, Bulgheroni, Pérez Companc, Eurnekian y el calabrés. El fascismo en tanto poder es un factor consciente de la historia, pero el experimento político que organiza es indigente de ideas y está animado por una inmovilidad espiritual. Por eso ubica la Argentina en la contienda de los gigantes capitalistas (que hoy son los monopolios corporativos globales absolutistas) a la manera de un Cerro Rico del Potosí.
El fascismo es un poder colonial. Y en el corazón de la colonia está su liberación, que ha empezado a pulsar en las tomas de la Universidad Pública.
Rocco Carbone* para La Tecl@ Eñe
La Tecl@ Eñe. Buenos Aires, 8 de octubre de 2024.
El Correo de la Diáspora. París, 5 de noviembre de 2024.