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Gestiones discretas con acento francés que Jorge Neuss organizó con comidas para Menem, De la Rúa, Kirchner y Scioli.
Por María Laura Avignolo.
Clarín, corresponsal à París
Contacto : mavignolo@clarin.com
En 1998, cuando Carlos Menem realizó una visita oficial a Francia, Jorge Neuss estaba sentado en la mesa principal en una cena de agasajo al entonces presidente. Pero pese a los cambios de gobierno, logró lo mismo con De la Rúa, Kirchner y Scioli.
Además, la revista Le Point afirmó que "los que conocen bien las elites políticas y económicas de Buenos Aires, confían en que Jorge Neuss no sería otro que el hombre encargado de los negocios de Carlos Menem".
En un documento de 10 páginas clasificado como "Confidencial", se afirma que la empresa Finego, con sede en Ginebra, Suiza, asistió a TSA en Argentina con informaciones sobre el país, documentación, legislación, administración a cambio de 135.000 dólares por mes y dos pagos de 10 millones de dólares.
"Hoy Menem ya no está en el poder, Finego ha sido liquidada, y con la Legión de Honor recibida de Francia, el distinguido Jorge Neuss continúa sus negocios con el nuevo gobierno en Buenos Aires", asegura Le Point.
Por eso para sorpresa de la Embajada argentina en París, fue Jorge Neuss quien organizó la agenda del vicepresidente Daniel Scioli, cuando se reunió -dos semanas antes de la llegada de Kirchner en julio-con compañías francesas de las privatizaciones.
Un funcionario argentino recordó que "llegamos al hotel, a una especie de subsuelo. Estaban los de Aguas Argentinas, Suez, MEDEF y cuando le pregunté a Scioli a quién iba a ver, él ni sabía. "Jorgito organizó todo", respondió Scioli al funcionario que pidió no ser identificado. Al lado estaba Jorge Neuss. Un vocero de Scioli dijo que el vicepresidente "conoce a Neuss pero no le organizó ninguna cena en París. Scioli estuvo dos días en París. Uno para promover la Quebrada de Humahuaca como patrimonio universal de la humanidad. Y el otro fue al médico".
Era apenas el comienzo. Los diplomáticos se desesperaban con la caótica agenda presidencial de la visita a Francia, donde Ceremonial de Cancillería no confirmaba citas a la espera de la decisión del presidente Kirchner. Desde París les explicaban que el Palacio Elíseo tenía un protocolo muy organizado .
En ese caos, los diplomáticos argentinos se enteraron de que Kirchner iba a concurrir el martes de su llegada a una comida al museo del Louvre con "empresarios", cuya lista de invitados era un misterio.
Nadie sabía en la diplomacia argentina quién invitaba, ni mucho menos dónde iba a concretarse. Decidieron trasladar la comida del Louvre al Senado para sorpresa y furia de la Cancillería francesa, que transmitió su desagrado por los cambios.
Así apareció oficialmente en escena Neuss, auspiciante de la comida, que iba a ser dada por el senador Dulver, del grupo de amistad franco-latinoamericana en el edificio del Jardín de Luxemburgo.
En un cable, el embajador argentino, Archibaldo Lanús, recomendó no llevar al presidente Kirchner a esa comida, explicando que había sido organizada por los lobbistas que antes habían cumplido la misma función para Menem y que desconocían la lista de invitados.
La misma opinión le expresó el diplomático al canciller Bielsa cuando llegó a París. A esta altura estaba aún pendiente el desayuno con los patrones franceses reunidos en el MEDEF para el día siguiente, que se canceló para sorpresa y furia de los empresarios que habían interrumpido sus vacaciones.
Cortesía de Enzo Mariani