Portada del sitio > Argentina > Sociedad > ¿LOS ARGENTINOS SE SULEVARAN? Argentina, entre movilización y incertidumbre
por
Todas las versiones de este artículo: [Español] [français]
La « motosierra » austeritaria del presidente Javier Milei ha restablecido los equilibrios macroeconómicos de Argentina. A costa de una contracción del consumo y un mayor endeudamiento del Estado, sobre todo al internacionales. ¿Y qué hay de la protesta social?
« ¡Vecino, vecina, no sea indiferente! ». Conforme va cayendo la noche porteña, algunas voces se elevan en la esquina de las avenidas Corrientes y Medrano, en el centro de la capital. Un puñado de residentes del barrio se han congregado en esta noche del otoño austral para un « cacerolazo ». La idea es bien sencilla: golpear cacerolas u otros utensilios de cocina lo más ruidosamente posible para protestar contra el Gobierno. Alrededor, taxis y coches hacen sonar sus bocinas en apoyo de los manifestantes, y algunos transeúntes se detienen y gritan: « ¡Que se vayan todos! », el histórico eslogan de los levantamientos populares de diciembre de 2001. Por aquel entonces, las protestas por la crisis económica y contra la clase política llegaron a ser de tal amplitud que llevaron a la dimisión del Gobierno y, más adelante, a la huida en helicóptero del presidente Fernando de la Rúa (Unión Cívica Radical, centro). Las « asambleas de barrios » constituyeron entonces un eslabón esencial en la cadena de protestas.
Estas asambleas han vuelto a cobrar protagonismo, semana tras semana, desde la llegada al poder de Javier Milei en diciembre de 2023. Sin embargo, no se respira un ambiente de insurrección en Buenos Aires. La cacerolada que han organizado esta noche los miembros de la asamblea de Almagro —un apacible barrio de clase media— solo ha reunido a una veintena de personas, aunque eso no es algo que los desanime. De hecho, la diseñadora industrial Su Clarasó no está allí porque esa sea « la gran noche »; lo que le interesa es, más bien, « construir un contrapoder, un discurso político ». Esta mujer de cuarenta y tantos años, que ya asistió a la primera reunión de la asamblea a finales de 2023, desea que la iniciativa « siga, incluso aunque la izquierda vuelva al poder ». Según ella, « la despolitización entre la población » ha favorecido el ascenso de la ultraderecha en los últimos años y ha « impedido que se le dé respuesta ».
Estas movilizaciones siguen siendo hoy « marginales », como nos explica el sociólogo Emilio Cafassi, que estudió las asambleas de la década de 2000 [1]. No obstante, también señala que « la existencia de estos espacios organizados ya instaurados es fundamental » si volviera a surgir un movimiento social de gran amplitud. Pero, para desencadenar unas protestas de semejante magnitud, sería preciso un gran descontento y, de momento, Javier Milei goza del apoyo —activo o a la expectativa— de la mayoría de la población. Según las encuestas de opinión, entre el 40% y el 50% de los argentinos aprueban su gestión. La alianza de clases populares y medias contra la oligarquía y el neoliberalismo que se halló en el origen del movimiento de 2001 pertenece ya al pasado. Si entre ellas subsiste una especie de convergencia, hay que buscarla en el voto que llevó a la victoria del presidente « libertario », que encarna un afán contestatario… de derechas. Gabriel Vommaro, profesor de sociología política en la Universidad Nacional de San Martín, nos aclara: « Milei fue un ‘2001’ de derecha radical expresado a través de los canales institucionales ». Los « kirchneristas » (peronistas de izquierda) gobernaron el país de 2003 a 2015 (primero Néstor Kirchner y más adelante Cristina Fernández de Kirchner) y de 2019 a 2023, durante el mandato de Alberto Fernández. Su fracaso a la hora de solucionar la crisis económica y social, así como el desgaste tras tantos años en el poder, explican en gran medida su derrota en 2023 en beneficio del actual presidente. También influyó una gestión controvertida de la pandemia de la covid-19: en 2021, Fernández se vio afectado, entre otras cosas, por el escándalo de las « vacunas privilegiadas », dispensadas por el Ministerio de Salud a responsables políticos y sindicales, ministros, empresarios y celebridades al margen del protocolo sanitario impuesto a todo el mundo. De ahí que los kirchneristas se convirtieran en el elemento esencial de « la casta » tan vilipendiada por Milei desde su aparición en la vida política aquel mismo año, a la que también pertenecen los funcionarios acusados de favoritismo y amiguismo, los sindicalistas y la prensa. Es más: por extensión, es el propio Estado en general lo que el « libertario » juzga ineficaz, inútil y corrupto. Por eso el historiador Pablo Stefanoni analiza la elección de Javier Milei como un « ¡que se vayan todos! » reaccionario [2]. Su partido supo movilizar a « una juventud posadolescente desencantada [que básicamente solo ha conocido Gobiernos peronistas], incluida la perteneciente a las clases populares urbanas, con un discurso anti-establishment de derecha », nos explica.
Desde su llegada al poder, el nuevo presidente ha alojado en el centro de su estrategia la lucha contra la inflación, que en tiempos del Gobierno peronista precedente llegó a niveles estratosféricos —entre el 47 y el 211% anuales de 2019 a 2023, el 118% en 2024 durante el primer año de ejercicio de Milei [3]—. « La inflación en Argentina es sistemática, pero la espiral actual arranca en 2014 o 2015 », nos explica Juliette Dumont, directora del Centro Franco-Argentino de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Esta situación ha dejado una marca indeleble, en especial entre los más desfavorecidos, cuya vida cotidiana se ve aquejada por el baile de precios en las etiquetas. « Resulta muy desestabilizador no saber nunca el precio de lo que uno necesita. Si te cuesta ganarte la vida, es agotador tanto para el cuerpo como para la mente », afirma. En mayo de 2025, el aumento de los precios se situó en el 1,5%, la cifra más baja en cinco años [4]. Atajar la presión inflacionista parece haberle supuesto a Milei una victoria política pese a unos recortes drásticos del gasto público —que llegaron a más del 5% del producto interior bruto (PIB) en 2024 [5]— que han afectado a numerosos ámbitos de la vida social: transporte público, electricidad, gas, agua, acceso a determinados medicamentos, presupuestos congelados en las universidades, suspensión de programas sobre prevención de embarazos no deseados y de lucha contra la violencia machista, despidos masivos en sectores públicos como la sanidad y la justicia —se han destruido cerca de 44.000 plazas de servidores públicos [6]— y eliminación de la mitad de los ministerios. Habida cuenta de los grandes sufrimientos padecidos antes por los más desfavorecidos, estos costes apenas han mermado la popularidad del presidente. « Las cosas no van mejor hoy —nos explica Denis Merklen, sociólogo y director del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina de París—. Pero votaron por un cambio y se dicen: ‘Le hemos dado una oportunidad; este es el precio que hemos de pagar; esperemos a ver qué pasa’ ».
El Gobierno también se jacta de otro logro: el retroceso de la pobreza en el segundo semestre de 2024. Según datos oficiales, el porcentaje era del 38% de la población frente al 53% de los primeros seis meses del año [7]. Pero estas cifras no suscitan el consenso. Luci Cavallero, socióloga de la economía, pone en tela de juicio la metodología de cálculo: « Esas cifras se calculan en términos de ingresos monetarios y no tienen en cuenta ciertos aumentos de precios, como el de los alquileres o la energía —explica, antes de añadir—: Milei ha adoptado medidas que han hecho que la pobreza aumente en 15 puntos en el primer semestre de 2024. Las cifras anunciadas en diciembre de 2024 solo son un regreso parcial a la situación anterior; pero, entretanto, se han producido grandes daños sociales ». Según el programa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Argentina, cerca de « 10 millones de niños en Argentina comen menos carne y productos lácteos respecto al año pasado debido a la falta de dinero, en un contexto en que los ingresos de casi la mitad de los hogares con niños no llegan a cubrir los gastos básicos relativos a la alimentación, la salud y la educación » [8].
En este contexto, la manifestación semanal por la defensa de las jubilaciones constituye otro espacio de protestas regulares en la capital. Carmen, de 65 años, exprofesora de inglés y miembro de la asamblea de barrio de Almagro, no falta ningún miércoles. « Me llena de emoción ver que éramos un puñado y que el movimiento crece », nos confiesa. Con el paso de las semanas, las asambleas de barrio y los sindicatos se han sumado a las manifestaciones. Y se están desarrollando otras movilizaciones, entre las que destacan las del personal administrativo y médico del mayor centro pediátrico de Sudamérica, el hospital Garrahan de Buenos Aires, golpeado por las políticas de austeridad. Por su parte, la Confederación General del Trabajo (CGT) ha convocado tres huelgas generales que dejaron el país parcialmente paralizado, la última de las cuales se celebró el 10 de abril de 2025.
Otro espacio de protestas es el de la cuestión de los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales y de género, un ámbito en el cual Argentina fue considerada durante mucho tiempo un país pionero. De ahí que, cuando Milei estableció una analogía entre homosexualidad y pederastia en su discurso en el Foro Económico Mundial de Davos, el pasado 23 de enero, tuvo el efecto de concitar repulsas y movilizaciones en su contra. Sin embargo, se trata de unas temáticas que siguen siendo poco tenidas en cuenta por los sindicatos y las organizaciones políticas, cosa de la que se lamenta Clarisa Spataro, que se ocupa de ellas en el sindicato Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Se exalta frente a nosotros en su espartano despacho: « Dicen que ‘lo urgente es el hambre’, pero este asunto está totalmente vinculado con el feminismo y la ecología. El extractivismo y la dominación de las mujeres son parte integrante del ultraliberalismo económico », insiste. Luci Cavallero, muy activa en el influyente movimiento feminista Ni Una Menos, abunda en la misma idea. Al margen de la manifestación organizada cada año el 8 de marzo, « los movimientos LGBTIQ+ y feministas no están lo bastante integrados en los sindicatos y los partidos que dirigen los espacios en los que se coordinan las movilizaciones del país —considera—. Algunos siguen mostrándose muy cerrados y existe en ellos una resistencia interna a considerar nuestras organizaciones como actores políticos ».
Será preciso que se dé una convergencia de esas luchas para inclinar la relación de fuerzas de modo que preocupe al Gobierno, el cual no ha dudado en endurecer su política represiva, puesta bajo la batuta de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich. La violencia de las fuerzas de policiales alcanzó un nuevo nivel en la manifestación del 12 de marzo de 2025, a la cual se sumaron varios sindicatos e hinchas de diversos clubes de fútbol, principalmente de la capital. Se contabilizaron decenas de heridos y más de cien personas fueron detenidas.
En opinión de muchos activistas, ahora se plantean nuevas cuestiones. La ratificación (10 de junio de 2025) por parte del Tribunal Supremo del arresto domiciliario de Cristina Kirchner y su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por corrupción durante su presidencia (2007-2015), ¿tendrá el efecto de un electrochoque? El peronismo, hasta ahora debilitado y dividido, ¿volverá a hacer piña en torno a la figura de la expresidenta, que ha afirmado ser víctima de una persecución judicial? A pocos meses de las elecciones legislativas de mitad de mandato, previstas para septiembre y octubre, la capacidad del peronismo para impulsar al país hacia un nuevo ciclo de movilizaciones y volver a ocupar un lugar central en el juego político sigue siendo una incógnita.
Eva Tapiero para el Le monde diplomatique
Original : « Les Argentins se soulèveront-ils ? »
Le Diploen español. París,
[1] Emilio Cafassi, Olla a presión: cacerolazos, piquetes y asambleas sobre fuego argentino, Universidad de Buenos Aires, 2002.
[2] Pablo Stefanoni, « Peinar el 2001 a contrapelo: del ‘Argentinazo’ a la nueva derecha », Nueva Sociedad, n.° 308, Buenos Aires, noviembre-diciembre de 2023.
[3] Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), www.indec.gob.ar
[4] « Indice de precios al consumidor (IPC). Mayo de 2025 », 12 de junio de 2025, INDEC, www.indec.gob.ar
[5] Véase Anne-Dominique Correa, « En Argentina todo sigue igual, pero con violencia », Le Monde diplomatique en español, febrero de 2024.
[6] « La dotación de personal del sector público nacional: datos a enero 2025 », página web del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), 1 de marzo de 2025, https://centrocepa.com.ar
[7] « Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos. Segundo semestre de 2024 » (PDF), INDEC, 31 de marzo de 2025, www.indec.gob.ar
[8] « 10 millones de niñas y niños consumen menos carnes y lácteos por falta de ingresos », Unicef Argentina, 11 de junio de 2024, www.unicef.org