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Descubrimiento de los archivos de "La Guerra Sucia" de la Policía Guatemalteca
National Security Archive Electronic Briefing Book No. 170
Kate Doyle
kadoyle@gwu.edu
Teléfono : + 1 646/613-1440, extensión. 238 o 646/670-8841
Ayudante de investigaciones : Emilene Martínez Morales
Fecha : 21 de noviembre de 2005
Washington, 21 de noviembre de 2005
Read in english : down this page.
El 5 de julio de 2005 los funcionarios de la oficina de los Derechos del Hombre del Gobierno guatemalteco (PDH - Procuraduría de Derechos Humanos) entraron en un viejo polvorín, abandonado, infestado de ratas, situado en el centro de la ciudad de Guatemala, para investigar sobre una denuncia que se refería a explosivos mal almacenados. Durante la inspección del lugar, los investigadores encontraron una importante serie de documentos, depositados en cinco edificios y en un estado avanzado de descomposición. Los expedientes pertenecieron a la Policía Nacional, la rama central de las fuerzas de seguridad de Guatemala durante la guerra (sucia) - una entidad así de inextricablemente que de vinculada a la represión violenta, a la abducción, a las desapariciones, a la tortura y al asesinato que el acuerdo de paz de 1996 del país exigió su completo desmantelamiento y un nuevo cuerpo de policía se creó en su lugar.
El alcance de este descubrimiento es espectacular - los funcionarios del PDH consideran que hay 4.5 kilómetros - alrededor de 75 millones de páginas - de material. Cuando he visitado este lugar a principios de agosto, ví armarios enteros clasificados según : "Asesinatos", "Desaparecidos" y "Homicidios," así como expedientes señalando nombres de personas internacionalmente conocidas, de víctimas de asesinato político, como la antropóloga Myrna Mack (asesinada por fuerzas de seguridad en 1990).
Había cientos de rollos de fotografías, que el PDH es encarga de revelar. Había fotografías de cuerpos y presos, había listas de informadores de la policía con nombre y foto, había cartones llenos de permisos de conducir y de cintas de vídeo y discos de computadoras. Las propias instalaciones, que están en un estado terrible - húmedos y expuestas a todo viento, infestadas de bichos y llenadas de basura - contienen lo que parece ser células clandestinas.
La importancia del descubrimiento no es nada exagerada. Desde 1996, cuando el Gobierno ha firmado un acuerdo de paz con la guerrilla, los guatemaltecos se empeñaron en recuperar su memoria histórica, en finalizar con la impunidad y en instituir la ley como norma después más de 30 años de un violento conflicto civil. En 1997, se creó a una ’Comisión de la Verdad’ patrocinada por la ONU para investigar sobre la guerra y analizar sus orígenes y consecuencias.
A pesar de que el mandato que le concedía el derecho tomar declaraciones de todas las partes del conflicto, la Comisión histórica fue bloqueada sistemáticamente por los funcionarios militares, servicios de inteligencia y seguridad, que se negaron a facilitar los expedientes internos alegando que se habían destruido durante la guerra, o simplemente como que no habían existido nunca. La ’Comisión de la Verdad’ presentó su informe a finales de 1999 sin poder sacar provecho del acceso a tal material crítico. Según el informe, alrededor de 150.000 ciudadanos guatemaltecos murieron en la guerra, y otros 40.000 fueron secuestrados y desaparecieron.
A pesar de esta herencia terrible, Guatemala representa hoy un ejemplo extraordinario de la forma en que la información puede hacer avanzar la justicia sobre las barreras de la impunidad. Los investigadores guatemaltecos realizaron el recuento de las víctimas, de los informes legistas, publicaron informes sobre los derechos humanos, de los testimonios de los autores de los asesinatos y miles de documentos desclasificados por los Estados Unidos, obtenidos por el "National Security Archive" actuando bajo la ley de la libertad de la información con el fin de intentar de establecer la responsabilidad histórica y jurídica de lo que se produjo durante la guerra. Los abogados utilizaron el silencio del Gobierno con respecto a la guerra para exigir el voto de una ley nacional sobre la libertad de la información.
Los fiscales añadieron los documentos desclasificados por Estados Unidos a las pruebas que acusación a militares y policías en los principales juicios sobre los derechos humanos. Ahora los Guatemaltecos descubren sus propios informes, enterrados ocultados y abandonados en expedientes de los servicios de seguridad guatemaltecos de la represión.
El reciente descubrimiento de los "Archivos de la Policía", que abarca un siglo de operaciones policiales, promete ser uno de los más explícitos que hablan de los informes militares o de policía que nunca fueran descubiertos en América Latina. El descubrimiento de estos documentos creó una ocasión extraordinaria para preservar la historia y hacer avanzar la justicia y es esto lo que moviliza el servicio de los Archivos.
Con el apoyo del Fund for Constitutional Government and de l’Open Society Institute , The Archive enviaron un experto internacionales para establecer un diagnóstico sobre su renovación y su gestión. Trudy Huskamp Peterson, uno de los archivistas más conocidos de los Estados Unidos, fue una semana a Guatemala en septiembre, y entregó un informe dos semanas más tarde que será una guía de un valor inestimable una vez que se designará una institución encargada de comenzar a limpiar y guardar los documentos.
En octubre, Carlos Osorio, miembro de The Archive acompañó a dos miembros de la "Comisión por el Memoria" de la ciudad La Plata, Argentina, en Guatemala - Ana Cacopardo, director, y su archivista principal Ingrid Jaschek. La comisión reúne miembros del Gobierno y a miembros de la sociedad civil, y se consagra al estudio de la "Guerra Sucia" de Argentina, y supervisa también millones de expedientes de inteligencia de la policía. Examinaron los archivos guatemaltecos y se entrevistaron con funcionarios del Gobierno y O.N.G.s para discutir de los desafíos políticos y legales inherentes al trabajo a largo plazo de conservación y control de los documentos.
Una vez que la autoridad de gestión de los expedientes esté en actividad, la necesidad más urgente para la asistencia técnica será de realizar un enorme trabajo para ordenar, limpiar, poner un índice, clasificar los expedientes, con el objetivo de permitir cuanto antes el acceso por lo menos a un público limitado.
Una tal ayuda será de un gran valor a largo plazo para los que muy probablemente vendrán a consultar este material inestimable : abogados, periodistas, historiadores, asociación de derechos humanos y familias de desaparecidos.
El servicio de The Archive se consagrará en los próximos meses a apoyar esta operación sin precedentes de rescate y restauración. Esta misión histórica tiene por objetivo proteger estos informes, para reconstituirlos bajo una forma legible, y para organizarlos en lo que promete ser la más grande y la más importante documentación sobre " la guerra sucia " nunca encontrada en América Latina.
El extracto de un informe escrito por Trudy Huskamp Peterson, jefa archivista y consejera para el Nacional Security Archive sobre los expedientes de la policía guatemalteca. El informe, "Registros de la Policía Nacional de Guatemala : Informes y recomendaciones", se tradujeron en Español y a se proporcionaron distintos organismos guatemaltecos a principios de noviembre."
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Fotografías :
– Foto 1 : La reciente descubierta de docenas de salas llenas, en cinco edificios, de registros de la policía guatemalteca en un complejo de la Policía en la zona 6, en el centro de la ciudad de Guatemala.
– Foto 2 : Los archivos contienen alrededor de 4.5 kilómetros - o 75 millones de páginas - de papel.
– Fotografía 3 : Durante años, se amontonaron los documentos se almacenaron de manera peligrosa en y sobre muebles o en muy altas pilas, bajo ventanas abiertas, en los pasillos, y en edificios infestados de ratas y llenados de basura.
– Fotografía 4 : Muchos registros muestran señales avanzadas de descomposición ; algunos de ellos están manchados seriamente por el musgo, otros están húmedos o fueron mojados anteriormente. Hay documentos parcialmente quemados o se carbonizaron ; otros se desagregan simplemente con la edad y la negligencia.
– Fotografía 5 : La directora del proyecto de Archives de Guatemala, Kate Doyle, visitó los archivos de la Policía en agosto y luego en septiembre. Los edificios en los cuales los documentos están almacenados están tan insalubres por la presencia de basura, bichos y de musgo, que los empleados allí trabajando sobre los expedientes se exponen a serios riesgos sanitarios.
– Fotografía 6 : En su inspección de los registros de este complejo de la Policía durante una visita en octubre, el archivista Carlos Osorio encontró una muestra de los vínculos históricos entre Guatemala y los Estados Unidos.
– Fotografía 7 : Los expedientes se clasifican crudamente por tipo de asunto y año. Hay armarios enteros de legajos señalados con "Asesinatos", "Desaparecidos" y "Homicidios."
– Fotografía 8 : Los documentos incluyen informes internos, registros de antecedentes penales, listas de promoción, informes de vigilancia, y expedientes de huellas digitales, entre otras cosas
– Fotografía 9 : Hay miles de fotografías de vivos y de muertos.
– Fotografía 10 : Se encontraron docenas de agendas diarias y registros, conteniendo los nombres y las fotografías de los innumerables presos. Éste tiene fecha del 24 de julio de 1967.
– Fotografía 11 : Expedientes personales detallados destinados a los informadores de la Policía forman parte de estos registros abandonados. Este hombre participó en el "Servicio especial de vigilancia".
– Fotografía 12 : Aunque esto tome tiempo antes de que el primer grupo de documentos pueda abrirse al público, los expedientes proporcionarán a las familias de desaparecidos una importante nueva prueba de las operaciones del Gobierno guatemalteco durante el conflicto.
– Fotografía 13 : Los expertos internacionales en el ámbito de la restauración de archivos, la conservación y el acceso del público visitaron los archivos guatemaltecos para ayudar al rescate de este enorme escondite de registros.
– Fotografía 14 : La oficina de la Procuraduría de Derechos Humanos-PDH, que descubrió este lugar, adoptó importantes medidas para proteger los archivos y para comenzar la restauración de estos registros.
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Los expedientes enmohecidos de la policía pueden contener índices sobre atrocidades en Guatemala
Por Ginger Thompson
The New York Times , 21 de novembre de 2005.
Ciudad de Guatemala, 20 Noviembre.- Resmas y resmas de documentos enmohecidos de la policía, atados en paquetes sucios y amontonados del piso al techo, a primera vista, se ve eso como un gigantesco montón de basura. Pero los investigadores de los derechos humanos lo llaman simplemente el tesoro escondido.
Guatemala un país que busca siempre a tatones toda la verdad con respecto a las décadas de secuestros y masacres organizadas por el Estado, los documentos prometen nuevas pruebas para las víctimas, y quizá la última gran esperanza para determinar un cierto grado de justicia.
El verano pasado, las autoridades de la oficina de Derechos humanos, el PDH guatemalteco, buscando un polvorín, descubrió lo que parece ser la totalidad de los archivos de la policía nacional. Una entidad así inextricablemente vinculada a los crímenes de derechos humanos durante 36 años de guerra civil en este país, que su disolución formó parte de los acuerdos de paz firmados en 1996.
En ese momento, el Gobierno del Presidente Alvaro Arzu, luchando para conducir este país hacia en una frágil transición de la guerra a la paz, ha negado ante la ’Comisión de la Verdad’ la existencia de estos expedientes de la policía. Aparece ahora claramente, según los investigadores de los derechos humanos, que el Gobierno de M. Arzu, como los que siguieron, conocía la existencia de estos expedientes.
En los meses que siguieron el descubrimiento, los archivistas mantuvieron cerrado el acceso al público y a la mayor parte de los medios de comunicación, debido a los problemas de las ventanas y puertas del edificio abiertas a todos los vientos, los expedientes pudiendo ser robados o destruidos. Además los archivistas dijeron que necesitaron tiempo para hacer simplemente un examen preliminar con el fin de saber lo que estaba escrito en los expedientes.
Tras solicitudes repetidas, la oficina PDH autorizó al diario Nueva York Times de ver los expedientes la semana pasado, después de que se haya instalado un sistema rudimentario de seguridad y que los archivistas hayan podido comenzar a tomar muestras de documentos a partir de los expedientes.
Caminar entre la piezas, es como observar una maremoto. Documentos apilados sobre pilas de más de 3 metros de alto en piezas malsanas, tan húmedas y oscuras como cavernas. Hay baldes en cada esquina que los funcionarios, equipados con guantes y máscaras a gas de goma para protegerse contra los vapores, utilizaron para recoger goteras del techo.
Todo parece estar allí : multas de la circulación, pedidos de obtención del permiso de conducir y expedientes del personal, notas de espías y de interrogatorios. Hay cientos de rollos de película y vídeos, con instantáneas de cuerpos no identificados, de presos e informadores. Algunos de los expedientes parecen haber tenido un tratamiento ligeramente más cuidadoso y por haberse puestos en cajones marcados con "Desaparecidos", "Asesinos" y "Casos Especiales."
Hay transcripciones de comunicaciones de radio y registros señalados con "Comunista" como razón de detención.
Sergio Morales, el jefe de la oficina, indicó a los periodistas guatemaltecos que ests archivos contienen también listas de supuestos niños de los guerrilleros secuestrados, con los nombres de las familias que aceptaron de tomarlos a cargo.
Lo que no esta muy claro, según los investigadores, es porque los funcionarios de los anteriores Gobiernos de Guatemala - en particular la policía - no destruyeron los expedientes, puesto que contienen las pruebas de sus crímenes. Ahora que los archivos se encontraron, casi 10 años después del fin de los combates que han hecho por lo menos 200.000 muertos, un nuevo Gobierno, lucha para consolidar una paz reaparecida y batalla aún sobre la manera de proceder.
"Esto representa un serio desafío para el Gobierno porque muchos nombres de personas importantes van a aparecer en estos expedientes, y el sistema judicial es muy escaso", explica Frank LaRue, director de la Comisión presidencial sobre los Derechos Humanos. "Pero el Gobierno fomenta la abertura de los archivos, para enjuiciar a las personas responsables de crímenes".
Luego, añadió a su discurso, "Yo no estoy seguro que muchos en el Gobierno estarían de acuerdo con eso."
No es la primera serie de documentos del Gobierno descubiertos desde el fin de la guerra. Kate Doyle, directora del Proyecto Guatemala del Nacional Security Archive, ONG basada en Washington, precisa que el año pasado el Gobierno ha abierto tranquilamente los expedientes de la antigua Agencia de Inteligencia Presidencial, la cual se la acusó también de ataques sistemáticos a los Derechos Humanos y por eso se la desmanteló bajo orden (Acuerdos de Paz). En 1999, una agenda de actividades de una unidad militar secreta, responsable de secuestrar y matar adversarios del Gobierno, ha sido sacada fraudulentamente de los expedientes de los militares.
Pero los expedientes de la agencia de inteligencia habían estado saqueados antes de que los investigadores de los Derechos Humanos hayan teniendo acceso. Los expedientes de la policía nacional - están en mal estado, pero siguen siempre intactos - y van a proporcionar los detalles más completos de la campaña del Gobierno contra personas sospechadas de ser de izquierda. Campaña lanzada con el dinero y el consejo de una sucesión de administraciones de los Estados Unidos, preocupado por la supuesta difusión del comunismo sobre el continente.
Como condición previa a la consulta de los expedientes por el The New York Times la semana pasada, el investigador del PVH, Gustavo Meoño, pidió que los detalles específicos de los documentos que describen los secuestros y asesinatos, incluyendo los nombres de las víctimas y los policías, no fueran publicados.
"Debemos actuar muy precaucionadamente con estos archivos," indicó Meoño. "No queremos mantener de manera excesiva las esperanzas de las víctimas." Y, por nuestra seguridad, y para la seguridad de los expedientes, no queremos tampoco asustar demasiado a los que sean identifican como autores de crímenes."
La oficina de mediación indicó que los archivos fueron encontrados por casualidad en el polvorín, no lejos del centro de la capital durante una inspección de seguridad a raíz de las denuncias de vecinos sobre explosivos incorrectamente almacenados en ese sitio. Los vecinos no sabían la otra mitad de la historia.
Los expedientes, a distintas fases de conservación, remontan a más a de un siglo y contienen bastantes documentos como para poder extenderse sobre 130 terrenos de fútbol.
La Sra. Doyle dijo que es el mayor descubrimiento de los documentos secretos de un Gobierno en América Latina. Michael McClintock, un experto de " Human Rights First " de Guatemala, una ONG basada a Nueva York, llamó los archivos el "filón madre" durante su visita aquí la semana pasado.
Meoño dice que allí están los expedientes que se refieren a casos bien conocidos, como el asesinato 1990 de la antropóloga Myrna Mack. Dijo que también un equipo de abogados belgas que estudiaban el asesinato en 1980 de Walter Voordeckers, un sacerdote belga, y la desaparición 1982 de Sarga Berten, otro ciudadano belga, encontraron expedientes sobre estos casos en una visita a Guatemala en septiembre, y obtuvieron del Gobierno la convocación del antiguo jefe de la Policía Nacional, Germán Chupina, por primera vez desde el final de la guerra.
"Les mostré aquéllos," dice M. Meoño, mostrando los documentos de los archivos, "Para hacerles ver claramente que tenemos grandes esperanzas que estos archivos van a aclarar los misterios que atormentaron a este país durante décadas."
Eso apareció claramente a los directores de los proyectos de The Archive de todo el mundo, incluidos los de Irak, Camboya, y Serbia, que también vieron los expedientes de la policía aquí la semana pasado. La pregunta que les pasó por el espíritu aquí, eran la misma que cuando examinaron por la primera vez los expedientes guardados por Gobiernos dirigidos por dictadores como Saddam Hussein y los Khemers Rojos : ¿ Por qué el Gobierno no destruyó los expedientes cuándo tuvo la posibilidad ?
Pero no asombró a Hassan Mneimneh, de la Fundación por la memoria de Irak, que se hayan abandonado los expedientes. "Finalmente estos expedientes son la ’memoria institucional’ de la burocracia," dijo y "imaginar que una burocracia destruya sus expedientes, es como imaginar que se suicide."
Heriberto Cifuentes, historiador guatemalteco que fue uno de los primeros en poner sus ojos sobre los expedientes, indicó que el hecho de que el Gobierno no los destruyera refleja un hecho simple de la vida guatemalteca. "La impunidad reina en Guatemala," dijo. "Así pues, que haya documentos o no, la gente responsable de los crímenes no piensa pagar. Siempre han beneficiado de la inmunidad".
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La droga y los militares guatemaltecos.
Un informe del " Texas Observer "
Número Electrónico 169 de Libro de Informe del "National Security Archive".
Para más información contactar :
Kate Doyle : kadoyle@gwu.edu
Ayudante de Investigaciones : Emilene Martínez Morales
Ayudante de Investigación Adicional : Cecilia Golombek.
Fecha : 18 de noviembre de 2005.
Washington, 18 de noviembre de 2005. - El periodista de investigación Frank Smyth da un nuevo paso hacia el vínculo entre los Oficiales en retiro del Ejército Guatemalteco y el trafico de droga con Estados Unidos en "The Untouchable Narco-State :" Guatemala’ s Military Defies the DEA. " ("El Intocable Narco-Estado : los militares de Guatemala desafían la DEA.")
El artículo de Smyth, escrito en la revista independiente Texas Observer publicado hoy, emplea los documentos desclasificados de los Estados Unidos procedentes del "National Security Archive" como otro testimonio importante.
El artículo de Smyth cuenta la historia devastadora de la corrupción continua y endémica de Guatemala, hecha posible por los vínculos clandestinos entre los traficantes y los antiguos funcionarios militares. A la diferencia de otros países latinoamericanos como Colombia y México, Guatemala no enjuició ni obtuvo la extradición de ningunos de sus piezas maestras de la droga durante diez años. En la actualidad, el país es una plataforma del contrabando de droga con los Estados Unidos - según las estadísticas citadas en el artículo, hasta un 75% de toda la cocaína que llega a los Estados Unidos pasa a través de esta nación centroamericana.
Los registros proporcionados por el "National Security Archive" para este artículo describen a una institución militar poderosa y brutal con estrechos vínculos con Estados Unidos y una verdadero historial de corrupción.
Incluyen la información sobre :
– La táctica de la tierra quemada empleada por el ejército guatemalteco durante los 30 años de conflicto de guerra civil que tuvo como consecuencia cientos de miles de muertos y desaparecidos ;
– La existencia durante la guerra de las cofradías secretas de Oficiales de los servicios secretos, mucho de los cuales son sospechados hoy de haber colaborar en actos criminales ;
– La extensa red militar de los informadores disponibles durante y después del conflicto ;
– - La dudas de los Estados Unidos para romper relaciones con los militares guatemaltecos, incluso una vez la guerra terminada y que la administración Clinton estaba informada de la participación militar en crímenes graves de derechos humanos, corrupción y tráfico de drogas ;
– Cómo un ex funcionario corrupto, el Teniente Coronel Carlos Ochoa Ruiz, utilizó sus relaciones con los militares para proteger operaciones de tráfico de drogas y contrabando de automóviles dentro de Guatemala.
– Los documentos suplementarios, obtenidos por The Archive bajo la Ley de la libertad de la información, incluyen informes de inteligencia de los Estados Unidos que vinculan los oficiales militares y de inteligencia - tal como los generales en rentiro Francisco Ortega Menaldo y Manuel Antonio Callejas allí Callejas, ambos mencionados en el artículo del diario de Texas - a una red de corrupción entre los militares, la policía y a los aduaneros. Estos expedientes y de otros desclasificados pueden ser consultados con los lazos en el texto del artículo de Franco Smyth .
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Más información :
– Querido M. President : Lecciones sobre la justicia de Guatemala
El último informe del proyecto México de Archivos.
– El Frente meridional de México
Guatemala y la búsqueda de la Seguridad.
– Los Militares Guatemaltecos : Lo que el desclasificados de los Estados Unidos indican
The Archive desclasifican el informe y los registros completos sobre las fuerzas guatemaltecas de seguridad.
– Guatemala : Coronel Byron Lima Estrada
Documentos desclasificados sobre el antiguo jefe de inteligencia y paternidad alegada sobre el asesinato de Gerardi
– " Expediente del Escuadrón de la muerte" Guatemalteco
El registro del ejército indica el destino de un cantidad de ciudadanos guatemaltecos "desaparecidos" durante la mitad de los años 80.
– Política de ESTADOS UNIDOS en Guatemala, 1963-1993
– CIA y asesinatos
Guatemala : 1954 documentos.
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National Security Archive Electronic Briefing Book No. 170
By Kate Doyle
kadoyle@gwu.edu
Phone - 646/613-1440, ext. 238 or 646/670-8841
Research Assistance : Emilene Martínez Morales
Posted - November 21, 2005
Washington, D.C., November 21, 2005 -
On July 5, officials from the Guatemalan government’s human rights office (PDH - Procuraduría de Derechos Humanos) entered a deteriorating, rat-infested munitions depot in downtown Guatemala City to investigate complaints about improperly-stored explosives. During inspection of the site, investigators found a vast collection of documents, stored in five buildings and in an advanced state of decay.Thefilesbelonged totheNational Police, thecentral branch of Guatemala’s security forces during the war - an entity so inextricably linked to violent repression, abduction, disappearances, torture and assassination that the country’s 1996 peace accord mandated it be completely disbanded and a new police institution created in its stead.
The scope of this find is staggering - PDH officials estimate that there are 4.5 kilometers - some 75 million pages - of materials. During a visit to the site in early August, I saw file cabinets marked "assassinations," "disappeared" and "homicides," as well as folders labeled with the names of internationally-known victims of political murder, such as anthropologist Myrna Mack (killed by security forces in 1990).
There were hundreds of rolls of still photography, which the PDH is developing now. There were pictures of bodies and of detainees, there were lists of police informants with names and photos, there were vehicle license plates, video tapes and computer disks. The installations themselves, which are in a terrible state of neglect - humid and exposed to the open air, infested with vermin and full of trash - contain what appear to be clandestine cells.
The importance of the discovery cannot be overstated. Since 1996, when the government signed a peace accord with guerrilla forces, Guatemalans have fought to recover historical memory, end impunity and institute the rule of law after more than 30 years of violent civil conflict. In 1997, a UN-sponsored truth commission was created to investigate the war and analyze its origins.
Despite a mandate granting it the right to request records from all parties to the conflict, the Historical Clarification Commission was stonewalled at every turn by military, intelligence and security officials, who refused to turn over internal files on the grounds that they had been destroyed during the war, or simply did not exist. The truth commission released its final report in 1999 without the benefit of access to such critical material. According to the report, some 150,000 Guatemalan citizens died in the war, and another 40,000 were abducted and disappeared.
Despite this terrible legacy, Guatemala represents today an extraordinary example of how information can advance the cause of justice over the barriers of impunity. Guatemalan investigators have drawn on victims’ accounts, forensic records, published human rights reports, perpetrators’ testimonies and thousands of declassified U.S. documents obtained by the National Security Archive under the Freedom of Information Act in an attempt to provide some historical and judicial accountability for what happened during the war.
Openness advocates have used the government’s silence about the war to press their case for the passage of a national freedom of information law. Prosecutors have incorporated U.S. declassified documents into legal battles targeting military and police abusers in key human rights cases. And now Guatemalans are discovering their own buried, hidden, and abandoned records from the files of the repressive Guatemalan security services.
The newly discovered police archives, which cover a century of police operations, promises to be one of the most revealing collections of military or police records ever discovered in Latin America. The appearance of these documents has created an extraordinary opportunity for preserving history and advancing justice that the Archive is mobilizing to meet.
With support from the Fund for Constitutional Government and the Open Society Institute, the Archive sent international experts to examine the files and provide assessments for their recovery and management. Trudy Huskamp Peterson, a leading U.S. archivist, spent a week in Guatemala in September, and delivered a report two weeks later that will serve as an invaluable guide once an institution is designated to begin cleaning and ordering the documents.
In October, the Archive’s Carlos Osorio accompanied two senior members of the "Memory Commission" ("Comisión por la Memoria") from La Plata, Argentina, to Guatemala - Ana Cacopardo, the director, and her chief archivist Ingrid Jaschek. The commission is a coalition of government and civil society groups dedicated to the study of Argentina’s dirty war, which also oversees millions of police intelligence files. They examined the Guatemalan archives and met with government officials and NGOs to discuss some of the political and legal challenges inherent in designing long-term custody and control of the documents.
Once the authority to manage the files is established, the most urgent need will be for expert technical assistance to carry out the monumental task of ordering, cleaning, scanning, and databasing the files, with the goal of providing at least limited public access as soon as possible. Such assistance will be invaluable over the long run to those most likely to consult the material : lawyers, journalists, historians, human rights groups and the families of the disappeared.
The Archive will dedicate itself in the coming months to supporting this unprecedented rescue, recovery and restoration operation. This historical salvage mission is intended to secure these records of repression, restore them to readable form, and organize them into what promises to be the largest and most revealing collection of ’dirty war’ documentation ever unearthed in Latin America.
Excerpt from a report written by Trudy Huskamp Peterson, a leading archivist and consultant for the National Security Archive on the Guatemalan Police Files. The report, "Records of the Policía Nacional de Guatemala : Report and Recommendations," was translated into Spanish and delivered to several different Guatemalan organizations in early November.
Photos :
Photo 1 : Newly-discovered Guatemalan police records fill dozens of rooms in five buildings on an active police compound in Zone 6, downtown Guatemala City.
Photo 2 : The archives contain an estimated 4.5 kilometers - or 75 million pages - of paper.
Photo 3 : For years, the documents have been stored haphazardly in and on top of file cabinets or stacked in towering piles, under open windows, in hallways, and in huge trash heaps inside rat-infested buildings.
Photo 4 : Many records show advanced signs of decay ; some of them are seriously contaminated with mold and either are wet or have been wet in the past. There are documents that have been partially burned or charred ; others are simply disintegrating with age and neglect.
Photo 5 : The Archive’s Guatemala Project Director Kate Doyle visited the police archives in August and again in September. The buildings in which the documents are kept are so deteriorated from the presence of trash, vermin and mold, that employees working with the records risk serious health hazards.
Photo 6 : Sifting through records on the police compound during a visit in October, Archive analyst Carlos Osorio finds a reminder of the historical ties between Guatemala and the United States.
Photo 7 : Files are crudely labeled by case type and year. There are whole file cabinets marked "assassinations," "disappeared" and "homicides."
Photo 8 : Documents include internal reports, criminal records, promotion lists, surveillance reports, and fingerprint files, among many others.
Photo 9 : There are thousands of photographs of the living and the dead.
Photo 10 : Dozens of logbooks and ledgers have been found, containing the names and photos of countless detainees. This one is dated July 24, 1967.
Photo 11 : Detailed personnel files for police informants are part of these abandoned records. This man participated in a "Servicio especial de vigilancia" ("Special surveillance service")
Photo 12 : Although it will take time before the first set of documents can be opened for public access, the files will provide families of the disappeared a wealth of new evidence about the Guatemalan government’s operations during the conflict.
Photo 13 : International experts in the field of archives recovery, preservation and public access have visited the Guatemalan archives to assist in the salvaging of this massive cache of records.
Photo 14 : The office of the Human Rights Ombudsman (Procuraduría de Derechos Humanos-PDH), which discovered the site, has taken many important steps to protect the archive and begin the recovery of records.
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Mildewed Police Files May Hold Clues to Atrocities in Guatemala
By GINGER THOMPSON
GUATEMALA CITY, Nov. 20
Published : November 21, 2005
The reams and reams of mildewed police documents, tied in messy bundles and stacked from floor to ceiling, look on first sight like a giant trash heap. But human rights investigators are calling it a treasure hidden in plain sight.
Skip to next paragraph In Guatemala, a nation still groping for the whole truth about decades of state-sponsored kidnapping and killing, the documents promise a trove of new evidence for the victims, and perhaps the last best hope for some degree of justice.
Last summer, authorities from the Guatemalan human rights ombudsman’s office, searching a munitions depot here, discovered what appear to be all the files of the National Police, an agency so inextricably linked to human rights abuses during this country’s 36-year civil conflict that it was disbanded as part of the peace accords signed in 1996.
At that time, President Álvaro Arzú’s government, struggling to usher this country through an uncertain transition from war to peace, denied to a truth commission that police files existed. It now seems clear, human rights investigators say, that Mr. Arzú’s government, as well as those that followed, knew about the files all along.
In the months since the files were discovered, archivists kept them closed to the public and much of the news media because of concerns that, given the depot’s many open, unfinished windows and doorways, the files could be pilfered or destroyed. In addition, the archivists said they needed time simply to do a preliminary examination to get a sense of what was in the files.
Following repeated requests, the ombudsman’s office agreed to allow The New York Times to visit the files last week, after a rudimentary security system had been installed and archivists had begun taking samples of documents from the files.
Walking into some of the chambers is like staring down a tidal wave. Documents bundled as thick as bibles stand more than 10 feet tall in bat-infested rooms as dank and dark as caves.
There are buckets in every corner that attendants, dressed in rubber gloves and gas masks to protect against the fumes, have been using to catch leaks from the roof.
Everything seems to be there : from traffic tickets, driver’s license applications and personnel files, to spy logs and interrogation records. There are hundreds of rolls of film and videos, along with snapshots of unidentified bodies, detainees and informants. Some of the files seem to have gotten slightly more careful treatment and were tossed into file cabinets marked "disappeared," "assassins" and "special cases."
There are transcripts of radio communications and stacks of arrest records listing "Communist" as the reason for arrest.
Sergio Morales, the head of the ombudsman’s office, has previously told Guatemalan reporters that the archive also contains lists of children kidnapped from suspected guerrillas, along with the names of the families who agreed to take them in.
What remains unclear, investigators said, was why officials in Guatemala’s prior governments - particularly the police - did not destroy the files, even though they appear to hold evidence of egregious abuses. Now that the archive has been found, almost 10 years after the end of the fighting that left at least 200,000 people dead, a new government, struggling to consolidate a fledgling peace, is still grappling with how to proceed.
"This presents a serious challenge for the government because there are going to be a lot of powerful names coming out of the files, and the justice system is very weak," Frank LaRue, director of the Presidential Commission on Human Rights, said in an interview. "But the government remains committed to opening the archive, and prosecuting people responsible for crimes."
Later he toned down his statement, saying, "I am not sure everyone in the government would agree with that."
It is not the first batch of government documents uncovered since the end of the war. Kate Doyle, director of the Guatemala Project at the National Security Archive, a nonprofit group based in Washington, pointed out that last year the government quietly opened the files of the former presidential intelligence agency, which was also accused of systematic human rights abuses and ordered disbanded. And in 1999, an activities log for a secret military unit responsible for kidnapping and killing government opponents was smuggled out of the military’s files.
But the intelligence agency files had been ransacked before human rights investigators could get to them. The National Police files - mildewy and messy, but still intact - promise the most complete accounting of the government’s campaign against people suspected of being leftists, a campaign initiated with money and advice from a succession of United States administrations worried about the spread of Communism.
As a precondition for opening the files to viewing by The Times last week, the lead investigator for the ombudsman’s office, Gustavo Meoño, asked that specific details from documents describing extrajudicial kidnappings and killings, including names of victims and police officers, not be published.
"We have to act very carefully with this archive," Mr. Meoño said. "We do not want to unduly raise the expectations of the victims. And, for our safety, and for the safety of the files, we don’t want to unduly frighten the people who are identified as perpetrators."
The ombudsman’s office said it inadvertently found the archive in the munitions depot, not far from the center of the capital during a safety inspection prompted by complaints from neighbors that explosives were being improperly stored at the site. The neighbors did not know the half of it.
The files, in various stages of decay, date back more than a century and contain enough documents to stretch the length of 130 football fields.
Ms. Doyle said it is the largest discovery of secret government documents in Latin America. Michael McClintock, a Guatemala expert at Human Rights First, a New York-based nonprofit group, called the archive "the mother lode" during his visit here last week.
Mr. Meoño said there were files that referred to well-known cases, including the 1990 assassination of Myrna Mack, an anthropologist. He said a team of Belgian lawyers investigating the 1980 assassination of Walter Voordeckers, a Belgian priest, and the 1982 disappearance of Serge Berten, another Belgian citizen, found files on those cases during a visit to Guatemala in September, and had the government subpoena the former chief of the national police, Germán Chupina, for the first time since the end of the war.
"I show you these," Mr. Meoño said, referring to documents from the archives, "to make clear to you that we have great hopes that this archive is going to clear up mysteries that have tormented this country for decades."
That seemed to be clear to the directors of archival projects around the world, including those of Iraq, Cambodia, and Serbia, who also visited the police files here last week. The question that ran through many of their minds here, they said, was the same one that ran through their minds when they first examined damning files kept by governments led by dictators like Saddam Hussein and organizations like the Khmer Rouge : Why didn’t the government destroy the files when it had the chance ?
But Hassan Mneimneh, of the Iraq Memory Foundation, was not surprised that the files had been left alone. "Ultimately these files are the institutional memory of the bureaucracy," he said. "To expect a bureaucracy to destroy its files is to expect it to commit suicide."
Heriberto Cifuentes, a Guatemalan historian who was among the first outsiders to lay eyes on the files, said the fact that the government did not destroy them reflected a simple fact of Guatemalan life.
"Impunity reigns in Guatemala," he said. "So whether there are documents or not, people responsible for crimes do not expect to pay for them. They have always enjoyed blanket immunity."
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Drugs and the Guatemalan Military
A Report from the Texas Observer
National Security Archive Electronic Briefing Book No. 169
For more information contact
Kate Doyle - kadoyle@gwu.edu
– Research Assistance : Emilene Martínez Morales
– Additional Research : Cecilia Golombek
Posted - November 18, 2005
Washington, D.C., November 18, 2005 -
Investigative journalist Frank Smyth breaks new ground in documenting links between retired Guatemalan military officers and drug trafficking into the United States in : "The Untouchable Narco-State : Guatemala’s Military Defies the DEA." Smyth’s story, featured in the independent weekly Texas Observer appearing on news stands today, uses declassified U.S. documents from the National Security Archive among other critical evidence.
Smyth’s article tells the devastating tale of ongoing, endemic corruption in Guatemala, made possible by the clandestine ties between smugglers and former senior military officers. Unlike other Latin American countries like Colombia and Mexico, Guatemala has not prosecuted or extradited any of its drug kingpins for a over decade. Today the country is a hub for drug smuggling into the United States - according to statistics cited in the article, up to 75% of all cocaine that reaches the United States passes through this Central American nation.
Records provided by the National Security Archive for the story describe a powerful and brutal military institution with intimate ties to the United States and a history of corruption.
They include information on :
– Scorched-earth tactics used by the Guatemalan army during the 30-year civil conflict that resulted in hundreds of thousands of dead and missing ;
– The existence during the war of a secret fraternity of senior intelligence officers, many of whom are suspected today of collaborating in criminal enterprises ;
The military’s vast web of informants available to them during and after the conflict ;
The reluctance of the U.S. to alienate the Guatemalan military, even as the war ended and the Clinton administration was aware of military involvement in grave human rights abuses, corruption and drug trafficking ;
How one corrupt ex-officer, Lt. Col. Carlos Ochoa Ruiz, used his connections in the military to protect drug trafficking and car smuggling operations inside Guatemala.
Additional documents obtained by the Archive through the Freedom of Information Act include U.S. intelligence reports linking senior military and intelligence officials - such as retired Generals Francisco Ortega Menaldo and Manuel Antonio Callejas y Callejas, both mentioned in the Texas Observer article - to a web of corruption run by military, police and customs officials. These and other declassified records can be accessed through links in the text of Frank Smyth’s article.
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