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La plaza pública es ahora una fortaleza custodiada por fuerzas policiales y de seguridad privada, con garitas ubicadas en las entradas, con horarios de apertura y prohibiciones de todo tipo. El lugar común es hoy sólo un lugar de tránsito... militarizado. A esto hay que sumarle el urbanismo para el control, las bases de datos de circulación comercial, las escuchas telefónicas, las cámaras de vigilancia, en fin, la militarización de la vida cotidiana.
Por Matyas Mon
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El barrio donde vivo tiene un parque enclavado como un pulmón en el centro geográfico de la ciudad. No sólo un lugar de esparcimiento para chicos y grandes, sino también de reunión, de intercambio de experiencias. Un lugar público para el desarrollo de actividades.
Con el tiempo fueron apareciendo sitios que disputaban este espacio, se trataba de centros comerciales con sus patios de comida, o de casas de comida rápida rodeándolo. Lugares privados, de discriminación en cuanto al poder adquisitivo, admisión de sus dueños, y baños de uso exclusivo para clientes, espacios de desarrollo de actividades a partir del consumo y la comercialización.
Pero el año pasado, a mediados de abril se dio un nuevo fenómeno. El reelecto intendente de la ciudad, junto con su equipo de catastro, tuvo la idea de "mejorar las condiciones del parque" y enrejarlo.
La plaza pública es ahora una fortaleza custodiada por fuerzas policiales y de seguridad privada, con garitas ubicadas en las entradas, con horarios de apertura y prohibiciones de todo tipo. El lugar común es hoy sólo un lugar de tránsito... militarizado.
Contexto político
Concluida la Segunda Guerra Mundial, las grandes potencias (EE.UU., Inglaterra y URSS) se dividieron territorialmente a los países vencidos, desarmados y endeudados por su reconstrucción. Al hablar de esta territorialización a dedo se nos vienen a la mente dos imágenes: el muro de Berlín y la división de la península de Corea.
De un día para el otro los ciudadanos de ambos países pasaron a formar parte de otra realidad, macabra, decidida en mesas de negociaciones.
Alemania quedó dividida en dos, un muro dividía a la Alemania ’libre’ de la Alemania ’comunista’, un satélite Stalinista enclavado en el centro geográfico de Europa.
En Corea pasó exactamente lo mismo, el vencido Japón deslindó la península para uso y abuso de las potencias vencedoras de la guerra. Es así como la geografía del lugar pasó a dividirse en el paralelo 38, en la conferencia pos-segunda guerra de Postdam [1], de un lado las tropas soviéticas establecieron un gobierno, del otro patrullaban las fuerzas armadas norteamericanas. La guerra fría estaba en marcha.
Con la caída del bloque socialista soviético, en Postdamer Platz, Alemania, en lugar del muro se emplazó el edificio de la empresa Sony, diseñado por Helmut Jahh, con una inversión extranjera de 8000 millones de francos alemanes. Podría decirse que es un signo de los nuevos tiempos.
Tiempos de acuerdos de tránsito económico, libre comercio entre economías de desigual desarrollo. Acuerdos regidos por la apertura indiscriminada de mercados, como el celebrado Tratado de Libre Comercio / NAFTA, firmado por Canadá, EE.UU. y México, donde la integración se basa en el comercio desigual, el robo de los recursos naturales y la marginación de México y su gente, que empobrecida mueren de a decenas por día intentando cruzar la militarizada y fortificada frontera que tienen con su vecino EE.UU.
Contexto económico
Con la hegemonía financiera, el capitalismo neoliberal suplantó a todo Estado de bienestar y economías planificadas. El desarrollo de las telecomunicaciones, la robótica y la informatización hicieron lo suyo para la gran expansión del mercado financiero a nivel global.
La financierización de la economía es el rasgo fundamental para poder entender el momento histórico en el que estamos. La tercerización (economía volcada de lleno al rubro servicios) provocó la desindustrialización, etapa en la cual grandes sectores de la población quedaron marginados socialmente, al no poseer empleo y con variadas o nulas formas de subvenciones gubernamentales. Todas las ramas de la economía dependen de los grandes volúmenes financieros, que se desenvuelven dentro de la especulación monetaria desde la crisis del ’29, pasando por la crisis del petróleo de la década del ’70 hasta llegar a la etapa de acumulación actual donde los montos no encuentran su materialización y provocan grandes crisis a nivel mundial en economías dependientes de los mercados financieros de los países desarrollados (Asia, Rusia, Turquía, México, Brasil, Argentina, etc.).
En nuestro país las grandes industrias eran rodeadas por un cordón urbano de familias que vivían por y para esa empresa. En la década pasada, los neoliberales en el poder ayudaron a que las grandes empresas transnacionales de servicio se asentaran, otorgándoles grandes beneficios no solo en las licitaciones publicas sino también flexibilizando el mercado laboral.
Las miles de familias que quedaron en la calle con la desindustrialización fueron recuperando las fábricas a partir del 2001 (luego de la gran crisis económica-política-social), pero la gran mayoría fueron expulsadas de estas fábricas por la fuerza pública. Brukman y Sasetru [2] son dos ejemplos, en donde tanto las leyes como la fuerza estaban del lado del que priva del derecho a trabajar en pos del derecho de propiedad privada.
Contexto sociológico
La economía financiera propone en el sujeto una identidad marcadamente individualista y desconfiada. Si bien el capitalismo se basa en un sentimiento egoísta, el de la acumulación privada, el capitalismo financiero lleva esto al extremo, tratando al sujeto como objeto.
La posmodernidad es la cultura del individualismo, la razón tecnicista y el consumo como premisa básica alrededor de la cual se acomodan todos los usos y costumbres cotidianos.
El ciudadano, sujeto social de los estados benefactores o como se conoció en Latinoamérica como ’gobiernos populistas’, es ahora interpelado como cliente, sujeto social cuya identidad es construida no socialmente sino individualmente de acuerdo al gasto y al consumo (sociedad de consumo).
La financierización cuenta como patrón con el dinero, no ya en su etapa de representación del valor de las mercancías, sino en su propia valoración mercantil, lo financiero se corresponde con una etapa doblemente abstracta de la economía. El dinero deja de tener tiempo y espacio, y pasa a tener propia identidad, valor y se autorepresenta. El capital financiero no es tangible, las transacciones se producen en un plazo corto de tiempo a cualquier punto del globo.
La posmodernidad, o cultura capitalista en su etapa financiera, propone sujetos desconectados con sus realidades e historicidad. Anulación completa de las dimensiones espacial-temporal: los seres humanos han devenido en nicknames o apodos virtuales, en puro espectáculo: con sus 15 minutos de fama como ideal.
Según las cifras de julio del corriente año dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el desempleo en la Argentina es del 15,6% afectando a 2,2 millones de personas, y la pobreza alcanza el 54,7%, en una población de 36 millones.
Los desempleados y pobres comenzaron a identificarse y relacionarse a partir de la cultura del trabajo. Constituyéndose en organizaciones políticas horizontales, construyendo comedores, y proyectos de vivienda y de educación comunitarios, con una marcada conciencia de su realidad social. Sin embargo cuando empezaron a mostrar su identidad en el tiempo y espacio de su metodología de lucha, frenando por un instante el caos cotidiano de los tiempos mercantiles, cortando la circulación en esas venas llamadas calles, rutas y autopistas de ese corazón llamado urbanismo mercantil o espectacular, fueron reprimidos por los gobiernos de turno y sus aliados medios masivos de in-comunicación e infructuosamente silenciados con la muerte que trajo vida y deseos de vivirla (Teresa Rodríguez, Aníbal Verón, Darío Santillán, Diego Benedetto, Javier Barrionuevo, etc.) [3]
Conclusión
Desde la antigua Grecia, el lugar político por excelencia es el espacio público, lugar de discusión e intercambio de ideas para el desarrollo de la comunidad. La idea del individuo moderno quebró esta relación comunitaria (individualismo caracterizado en el comerciante capitalista), que con la actual extrema desigual distribución de la riqueza a nivel mundial, llega al punto de militarizar la vida cotidiana, para defenderse en su inexplicable codicia.
La economía y el mercado financiero, en particular, tienen su lógica en la inversión. Los gobiernos deberían de invertir más fondos en tareas públicas, pero al contrario cada vez reducen más estos ’gastos’. Los grandes acreedores financieros mundiales (FMI, Banco Mundial, etc.) insisten en las privatizaciones, condicionando el otorgamiento de préstamos. [4]
Privado, privar, privatización. Palabras de nuestro tiempo.
Las tareas públicas en nuestro país la realizan empresas ’privadas’. Se privatizó el agua, bien esencial para el derecho a la vida, la energía, las telecomunicaciones, la enseñanza, el parque de mi barrio, etc.
Se priva de todos estos bienes y derechos esenciales (pasando a ser servicios, condenados a la mercantilidad) a los que no tienen recursos para pagarla.
Privar, prohibir, marginar.
El urbanismo para el control, las bases de datos de circulación comercial, las escuchas telefónicas, las cámaras de vigilancia, en fin la militarización de la vida cotidiana dejo de ser un tema esgrimido solo por películas de ciencia ficción para pasar a ser la realidad a la que nos están acostumbrando.
Cada día que pasa se alimenta más la marginación social en este sistema incoherente en el que poca gente tiene mucho y mucha gente tiene poco; por eso tienen que defenderse de estos últimos, privatizando, alambrando, enrejando, fortificando, militarizando y asesinando.
Notas:
[1] Conferencia celebrada entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 en Postdam, al noroeste de Alemania. El ’Acuerdo de Postdam’ estableció como debían las naciones vencedoras de la guerra disponer de sus enemigos. Los firmantes fueron Stalin, Truman y Churchill
[2] "Casi es lo mismo que la lucha de Brukman. Allí también largaron gases y balas de goma. Sólo que en Brukman, el lunes 21 hubo más gente y un humo que no dejaba ver nada y no había por donde salir. Yo, que sufro del corazón, creí que me moría. Nosotros luchamos por la fuente de trabajo y en Sasetru también. Querían ponerla a producir luego de que estuvo cerrada como 10 años. No sé por qué - las autoridades - hacen esto. Será que ellos quieren que haya más delincuencia, más pobreza, porque no nos dejan trabajar." Palabras de Lucy, obrera de Brukman desde 1995, formó parte de la delegación de la fábrica que estuvo en Sasetru respondiendo al llamado de los trabajadores que estaban a punto de ser desalojados
[3] Asesinados durante marchas y/o manifestaciones realizadas en esta ultima década. Símbolos de la lucha del campo popular contra las políticas neoliberales, en un país donde 30.000 personas fueron secuestradas, torturadas y asesinadas, sacrificadas para sostener la tasa de ganancia de minúsculos sectores empresariales nacionales e internacionales
[4] El tan ansiado acuerdo entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene como eje el aumento de las tarifas de los servicios públicos brindados por empresas transnacionales