Portada del sitio > Argentina > Economía > Deuda externa > La Deuda Externa argentina de las tiranías no se paga. Como Irak.
Ahora que Estados Unidos está presionando a los acreedores de Irak por una quita del 90 % sobre una deuda de 120 mil millones de dólares, un miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, Joseph Siegle, propone aplicar igual criterio a toda la deuda soberana que pesa sobre los hombros de regímenes democráticos y fue contraída por dictaduras que los precedieron. Así como James Baker, el enviado de George W. Bush para reclamar la quita, pregunta qué derecho hay a forzar al iraquí común a afrontar la hipoteca que dejó la desaprensión de Saddam Hussein, la misma lógica debería ser aplicada, según Siegle, a otros países que pugnan por consolidar la democracia tras emerger de una tiranía.
La Argentina actual no podría apelar a ese raciocinio, porque la restauración democrática ocurrió hace 20 años. Sin embargo, le hubiera venido muy bien a Raúl Alfonsín, quien en 1983 se encontró con una deuda externa de 45.920 millones, que expresados a precios del 2001 equivaldrían a casi 80 mil millones de dólares. En realidad, Siegle alude a casos actuales concretos más frescos, como los de Nigeria, Indonesia, Kenya y Georgia, entre otros.
Según cifras que maneja, en promedio los países que emergen de un régimen dictatorial se hallan con una deuda del gobierno central que equivale a un 59 % del Producto Interno Bruto. Atender esa deuda absorbe en promedio un 20 % de los recursos presupuestarios. Pero si las nuevas autoridades se niegan a asumir ese fardo, sufren un severo castigo de los mercados. El proceso conduce en muchos casos a que la ciudadanía se decepcione de la democracia porque ésta no resuelve sus prioridades. De acuerdo a las estadísticas, las posibilidades de que un país en transición democrática recaiga en el autoritarismo se ven duplicadas cuando padece un estancamiento económico.
Quienes se oponen a la propuesta de Siegle sostienen que el peligro de no recuperar el dinero evaporaría el crédito comercial a los países emergentes. Pero aquel replica que quienes financian a dictaduras saben muy bien que no están operando de acuerdo a normas de legalidad internacionalmente aceptadas. En verdad, esos prestamistas tratan de beneficiarse con negocios financieros poco transparentes, por lo que exigir que gobiernos democráticos les reembolsen tales deudas es premiar su mala conducta. Este es el "riesgo moral" y no el otro, según Siegle.
Al parecer, la mayoría de las empresas lo comprenden: el nivel de la inversión externa directa en países emergentes gobernados por democracias duplica a la que se registra en otros no democráticos. Por supuesto, la determinación precisa del carácter de un régimen no es siempre fácil, y depende muchas veces de quién pega la etiqueta. El caso actual de Venezuela es un buen ejemplo de esa zona gris.
Como quiera que sea, la propuesta trasunta el clima de debate que rodea la cuestión de las deudas soberanas. Ya no se piensa unánimemente que éstas deben ser afrontadas en cualquier circunstancia.
Brasil, Turquía y Argentina, en ese orden, encabezan la lista de deudores del Fondo Monetario, acaparando el 70,3 por ciento de sus recursos generales, la llamada GRA, por General Resources Account. A la Argentina le corresponde el 16,1 por ciento. El club de los dos dígitos se completa con Indonesia. Al cuarteto le corresponde un 80,9 por ciento del total de aquella cuenta, según datos al pasado 31 de diciembre. Por razones "estratégicas", en realidad dictadas por Estados Unidos, la asistencia a Turquía resulta especialmente desproporcionada, representando un 1682 por ciento de su cuota. Le sigue Brasil, con un 628 por ciento; Uruguay, con un 530, y la Argentina, con el 493 por ciento; es decir, casi cinco veces su cuota. El promedio para los 20 países que más dinero le deben al Fondo es de 270 por ciento de la cuota.
El saldo total de las financiaciones otorgadas por el FMI sumaba 97.237 millones de dólares. De esa suma, Brasil debía 28.493 millones; Turquía, 24.242 millones, y la Argentina, 15.619 millones de dólares. En 2003, el monto total de recursos comprometidos por el Fondo bajo la Cuenta de Recursos Generales ascendió a 27.363 millones, concentrándose más de un 80 por ciento en Brasil y la Argentina. En este último caso, la asistencia concedida guardaba relación con vencimientos de deuda anterior. Fueron el acuerdo corto (7 meses) del 24 de enero de 2003, por 3252 millones, y el hoy vigente, que data del 20 de septiembre, cubre 36 meses y monta 13.429 millones. El FMI, lejos de aumentar su exposición al "riesgo argentino", procuraba disminuirla. Desde octubre de 1994 hasta finales de 2003 el Fondo concreta cuatro acuerdos con la Argentina. Los más voluminosos corresponden a 2001, cuando se procuraba sostener la convertibilidad.
Julio Nudler
Página 12. Buenos Aires, 26 de febrero del 2004