Accueil > Empire et Résistance > Bataille pour l’information > Grupos de prensa son los perros guardianes del "orden".
La mundialización imparable, que es también la mundialización de los medios de comunicación de masas, de la comunicación y de la información, ha consolidado grupos mediáticos planetarios, con un poder omnímodo, que ha diluido, en la vorágine de las fusiones y concentraciones de medios (prensa, radio y televisión), al cuarto poder que servía de contrapoder a los poderes tradicionales -legislativo, ejecutivo y judicial-, vaciándolo de sentido y dejando a los ciudadanos inermes e indefensos ante las violaciones de los derechos, que durante tanto tiempo defendiera, como un "abogado de oficio", ese cuarto poder.
Estas megaempresas contemporáneas, mediante mecanismos de concentración, se apoderan de los sectores mediáticos más diversos en numerosos países, en todos los continentes y se convierten de esta manera, por su peso económico y por su importancia ideológica, en los principales actores de la mundialización liberal. Al haberse convertido la comunicación (extendida a la informática, la electrónica y la telefonía) en la industria pesada de nuestro tiempo, estos grandes grupos pretenden ampliar su dimensión a través de incesantes adquisiciones y presionan a los Gobiernos para que anulen las leyes que limitan las concentraciones o impidan la constitución de monopolios.
Recuérdese, por ejemplo, que la Federal Communications Commission (FCC), presionada por los grandes grupos mediáticos estadounidenses, autorizó el 4 de junio de 2003 la flexibilización a los límites de la concentración en los Estados Unidos, que fue suspendida por el Tribunal Supremo al considerarla « una grave amenaza para la democracia ». Ya en 1940, el mítico Orson Welles arremetía en la célebre película Ciudadano Kane, contra el superpoder de Citizen Kane, que en realidad era el magnate de la prensa de los comienzos del siglo XX, William Randolph Hearst.
Por ello se hacía necesario en nuestros días, la configuración de un quinto poder que nos permita a los ciudadanos del mundo oponer una fuerza cívica, pero no menos contundente, a la coalición dominante. Un quinto poder cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación que conforman los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la irrefrenable globalización liberal.
Esos medios de comunicación que, en determinadas circunstancias, no sólo dejaron de defender a los ciudadanos, sino que a veces actúan en contra del pueblo en su conjunto, como hemos comprobado en la querida república hermana de Venezuela. Un país donde la oposición política fue derrotada en 1998 en unas elecciones libres, plurales y democráticas, pero donde los principales grupos de prensa, radio y televisión han desatado una verdadera guerra mediática contra la legitimidad del presidente Hugo Chávez.
El caso venezolano es paradigmático de la nueva situación internacional en la cual grupos mediáticos enfurecidos asumen abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadano.
Estos grandes grupos no sólo se asumen como poder mediático, constituyen sobre todo el brazo ideológico de la mundialización y su función es contener las reivindicaciones populares tratando de adueñarse del poder político (como logró hacerlo, democráticamente en Italia, Silvio Berlusconi, dueño del principal grupo de comunicación transalpino).
La « guerra sucia mediática » librada en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez, es la réplica exacta de lo que hizo, desde 1970 a 1973, El Mercurio, periódico chileno, contra el gobierno democrático del presidente Salvador Allende, hasta empujar a los militares al golpe de Estado que dio lugar a una de las dictaduras más sanguinarias de Latinoamérica.
Medios de comunicación masiva y mundialización liberal están íntimamente ligados. En la nueva guerra ideológica que impone la mundialización, los diferentes medios de comunicación son utilizados como un arma de combate.
La información, debido a su explosión, su multiplicación, su sobreabundancia, se encuentra literalmente contaminada, envenenada por todo tipo de mentiras, por los rumores, las deformaciones, las distorsiones, las manipulaciones.
El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (Media Watch Global) permitirá a los ciudadanos disponer finalmente de un arma cívica, pacífica, para oponerse al nuevo superpoder de los medios de comunicación masiva. Este observatorio es una expresión del movimiento social planetario reunido en Porto Alegre (Brasil). En plena ofensiva de la globalización liberal, expresa la preocupación de los ciudadanos ante la nueva arrogancia de las industrias gigantes de la comunicación ; ya que, la libertad de los medios de comunicación es sólo la extensión de la libertad colectiva de expresión, fundamento de la democracia, y como tal, no puede ser confiscada por un grupo de poderosos.
El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación constituye un contrapeso indispensable para el exceso de poder de los grandes grupos mediáticos que imponen, en materia de información, una sola lógica -la del mercado- y una única ideología, el pensamiento neoliberal.
El Observatorio reúne tres tipos de miembros, que disponen de los mismos derechos : periodistas profesionales u ocasionales, de todos los medios de comunicación ; universitarios e investigadores de todas las disciplinas y usuarios de los medios de comunicación, ciudadanos y personalidades reconocidas por su probada independencia y por su estatura moral. Por tanto, el siglo XXI no será de las empresas globales ; la asociación Media Watch Global afirma que será el siglo en que la comunicación y la información pertenecerán finalmente a los ciudadanos.
El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación , sin fecha.