Accueil > Argentine > ArgentinaCon final incierto el conflicto político del Ban Central argentino (…)
La oposición conservadora verá si le dan los números para una autoconvocatoria del Congreso que rechace los decretos presidenciales. Aún si lo intenta, no es seguro que logre el cometido. Parece seguro que Redrado deberá irse.
Por Emilio Marín
La Arena. La Pampa, Argentina, 17 de Enero de 2010.
Parecía que la oposición se bebía los vientos en su carrera para tirar abajo los decretos de necesidad y urgencia firmados por la presidenta de la Nación. Con la ayuda más que generosa de Clarinete y demás monopolios desinformativos conjurados contra el gobierno que visualizan como responsable de la nueva ley de medios, aquellos políticos parecían llevar las de ganar en el conflicto desatado en torno al Banco Central y el Fondo del Bicentenario.
Es que, además de los aliados citados, los legisladores que responden a Mauricio Macri, Elisa Carrió y Julio Cobos habían embocado todos los números del Loto en el juzgado de María José Sarmiento. Esta les dio la razón apresuradamente en todos los recursos. ¿Mera coincidencia o manejo político ? Para aumentar las sospechas, hay que decir que además de los tres fallos favorables a los partidos de derecha, Sarmiento dictó un cuarto beneficiando a frigoríficos disconformes con la adjudicación oficial de las cuotas de exportación Hilton. Los enemigos del gobierno ya lo saben : cualquiera sea la materia, se puede ir a la barandilla de la « jueza delivery », como la bautizó Cristina Fernández.
Pero esos aires triunfalistas de la oposición empezaron a desinflarse. Influyó la resistencia que brindó el kirchnerismo, pero también las grietas que aparecieron entre quienes impulsan la anulación de los decretos.
Primero fueron Pino Solanas y 10 diputados del sector de centroizquierda afín a la derecha, que compartieron la trinchera al punto de ir a denunciar penalmente a la presidenta, pero pusieron sus condiciones. Estarían en la autoconvocatoria si en esa misma sesión se creaba una comisión bicameral que investigue a la sospechosa deuda externa.
Y no es que ese planteo sea muy consistente, pues la UCR, PRO, CC y Peronismo disidente pueden llegar a admitirlo, con la idea de voltear los DNU, que es su objetivo central, y agendar la nonata comisión para las calendas griegas. Pero como sea, el requerimiento de Solanas supuso una diferencia en el hasta ese momento unido campamento opositor.
La otra diferencia derivó de la competencia entre Carrió y Cobos. La primera, con el tono apocalíptico acostumbrado para hablar incluso del tiempo, se despachó con que había un pacto entre los radicales y el gobierno, para sacrificar a Redrado. Ella vociferó ante sus amigos radicales que no acordaba con esos acuerdos espurios y los radicales quedaron menos amigos suyos que antes.
Ahora o en marzo.
Así las cosas un punto quedó claro y el otro en penumbras. Lo que se aclaró bastante es que la perspectiva de que Redrado continúe al frente del Banco Central se hizo muy angosta. En la vereda opositora solamente lo defienden con uñas y dientes los diputados del PRO y la CC, y con pocas ganas los peronistas duhaldistas. Cobos, tomó distancia. Y en la UCR están dispuestos a cambiar la rala cabellera tirada toda adelante del banquero, por un acuerdo mínimo con el gobierno. Y aún si éste no prospera, será difícil reconstruir la relación de Redrado con los radicales, luego de la intervención en su contra que hizo el senador Morales en la comisión bicameral de tratamiento legislativo y opiniones en la misma dirección expresadas por Ricardo Alfonsín.
Esas limitaciones en el plano político, más complicaciones judiciales (fue denunciado por un funcionario del BCRA por haberlo degradado) y el drástico recorte de funciones que le propinó el directorio del banco, indican que al golden boy le queda poca vida en la entidad. Enojado ante esa evidencia, el mal llamado « okupa » mudó de discurso de lo técnico hacia lo político. « Creen que me matan y yo pienso que se están suicidando », le espetó a sus detractores cada día más numerosos, en declaración ante los medios donde trasuntó su admiración por Bernardo Neustadt, quien había hecho más popular aquella sentencia de otro autor.
A esos pelotazos en contra habría que agregar que están corriendo los plazos de las apelaciones interpuestas por el gobierno en contra de Redrado y a favor del Fondo del Bicentenario. La justicia dirá. Perdidos hasta ahora en esos estrados, la jefa de Estado aprovechó para refregar en la cara de sus adversarios que esa situación demuestra la falsedad de las afirmaciones asegurando que el gobierno tenía colonizada a la justicia. Por lo visto la oposición destituyente tiene una más que interesante parcela propia o en condominio de ese poder.
Lo que no está claro aún es cuál será el resultado de la pulseada política en el Congreso. La oposición reclama a la presidenta una citación a extraordinarias cuanto antes y si no la da, intentará una autoconvocatoria. En Diputados necesitaría sentar en sus asientos a 129 legisladores, que no es seguro logren, en parte por las dificultades políticas y legales de esa inusual reunión y en parte también porque Punta del Este y Cariló tienen « arenas movedizas ». Son difíciles de abandonar en enero.
Cristina Fernández cavila sobre la conveniencia o no de llamar. Teme que en la Cámara Baja se repita un resultado adverso como el del 3 de diciembre, cuando la oposición se coaligó en su contra. En el Senado tendría mejor correlación de fuerzas, y -con la luz verde de una de las cámaras- los DNU tendrían ratificación.
Es posible entonces que en algún momento el Ejecutivo termine abriendo el grifo, sin esperar al 1 de marzo, que es la otra opción. Al fin de cuentas, si el gobierno no quería discutir los decretos en el parlamento tendría que haber emitido decretos simples y no de los que necesitan ratificación parlamentaria. Este es el punto que aún está en penumbras.
Lo sacaron del Dakar.
La jefa de Estado y el ministro de Economía habrán respirado aliviados cuando se confirmó la noticia de que el juez Thomas Griesa « desembargó » los depósitos argentinos, a diferencia de lo actuado con anterioridad. El magistrado neoyorquino llamó a una reunión de conciliación de las partes, entre los abogados que representan al BCRA y los de los « fondos buitres ». Fue un alivio, para nada definitivo, que Redrado por un lado y Amado Boudou por el otro, se adjudican. Ya se sabe, después de Napoleón, que las victorias tienen muchos padres y las derrotas son huérfanas.
En actos del conurbano bonaerense, tomado como centro de operaciones más destacado por el gobierno, la mandataria hizo discursos que fastidian a Clarín. No sólo porque a veces la oradora muestra tapas de ese matutino, matizado con algunos dardos, sino sobre todo porque explica con tono didáctico lo que son los « fondos buitres » y sus nidos argentinos, quiénes contrajeron la deuda externa y cuán pocas reservas dejaron en el Central, etc. A esos monopolios no les agrada que Cristina le pegue a Cobos, porque es su político favorito. Decir que quiere ser presidente antes de 2011 y que antes tiene que aprender el oficio de vicepresidente, suena a provocación en los oídos de Héctor Magnetto.
Como ese multimedios fue el que más agitó el espectro de los embargos, no le debe haber agradado el paso al costado de Griesa, porque de hecho desinflama la crisis del Central y da a los abogados de la parte argentina un poco de tiempo para capear el temporal. Otro punto donde el oficialismo trató de recuperarse de los golpes recibidos fue en tribunales, donde el representante del Estado, Osvaldo Gugliemino, querelló por « estafa procesal » al diputado del PRO, Federico Pinedo, y pidió investigar a la jueza Sarmiento.
Son como golpes que se cambian en el medio del ring ; la oposición tomó la delantera con varias denuncias y recursos, ahora parece ser el tiempo de la réplica gubernamental. Llama la atención que ese pleito se venga dirimiendo solamente en los medios y la justicia, y muy poco o casi nada en la calle. Ni salen a cacerolear los vecinos de Barrio Norte y Belgrano, de la Capital, pidiendo que se vaya la presidenta -tal el objetivo de buena parte de la constelación político-mediática opositora- ni se hacen ver en la Plaza de Mayo los gremios de la CGT y la CTA de Hugo Yasky, ni los cooperativistas de Luis D’Elía. En otra época del año y otra situación política, una multitud hubiera ido a la puerta del Central y el banquero despedido no habría podido siquiera entrar.
Las filas oficialistas también muestran signos de cisma, luego de la polémica protagonizada por Sergio Massa, de un lado, que reflotó su signo ideológico de origen (Ucedé), y Alberto Balestrini del otro, como titular del PJ bonaerense. No será ésta la última pelea del justicialismo pero podría servir para que Cristina y Néstor Kirchner saquen conclusión autocrítica sobre aliados o funcionarios que tuvieron : Alfonso Prat-Gay, Cobos, Redrado, Massa, Roberto Urquía, Carlos Reuteman y Gustavo Grobocopatel, Paolo Rocca, etcétera.
Los devaneos del kirchnerismo con el poder económico concentrado y el cholulismo se pusieron de resalto a raíz de la inmensa tragedia de Haití. Hubo que demorar la partida del primer Hércules C-130 con ayuda humanitaria porque la máquina estaba afectada al Dakar, una carrera antiecológica montada por anunciantes de grandes empresas. A Cristina le estaban haciendo correr una carrera equivocada, como cuando le aconsejan decir que no se puede cuestionar la deuda externa. ¿Por qué no ? También en política se puede cambiar un avión de su ruta y hacerlo llegar a buen puerto, si hay decisión política.