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29 octobre 2007

Argentina
Clara victoria oficialista que de todas maneras no le permitirá hacer cualquier cosa.

 

Por Emilio Marín
La Arena
La Pampa. Argentina, 29 de octubre de 2007.

Con la actualización del escrutinio, en la tarde de ayer se sabía que Cristina de Kirchner lograba casi el 45 por ciento de los votos, frente al 23 de Elisa Carrió. Pero ese triunfo holgado no le permitirá gobernar a voluntad.

La última duda que faltaba develar se aclaró el domingo a la tarde : no habría ballottage. La candidata de la Coalición Cívica esperó hasta la madrugada siguiente antes de dar su brazo a torcer, emperrada en que habría segunda vuelta y ella sería presidenta.

No fue así. Los sondeos anteriores indicaban en forma coincidente que Cristina Fernández de Kirchner iba a ganar en primera vuelta por una diferencia de veinte puntos o más, tal cual sucedió.

¿Qué pasó ? Para el estrambótico candidato del peronismo residual, Alberto Rodríguez Saá, tal resultado se explica por un supuesto fraude oficial del que no dio ninguna prueba. Sus primeras declaraciones del domingo cuestionaron la limpieza del procedimiento. Supuestamente se habría confirmado su denuncia previa de fraude.

No hubo tal cosa sino manejos antidemocráticos de gente del Frente para la Victoria, que tapaba las boletas en el cuarto oscuro o sustraía las de sus rivales, más la complicidad de la Justicia o el Correo que no las reponía. Rodríguez Saá sangraba por la herida de que el 10 por ciento suyo era mucho menos de la mitad de lo que había asegurado tener. Y en vez de proceder a un análisis autocrítico, echó mano al recurso fácil de acusar a los demás.

Otro que se quejó amargamente fue Ricardo López Murphy, quien catalogó al domingo como una ’jornada bochornosa’ por las supuestas irregularidades del PEN. A lo sumo el bochorno fue del candidato de Recrear, séptimo entre los presidenciables y último en algunas provincias. Incluso en Capital Federal, con el demorado apoyo del PRO y Mauricio Macri, sus votos no llegaron al 4 por ciento.

Tanta falta de sintonía de Rodríguez Saá y López Murphy con la realidad puede ser parte de su divorcio con la situación del país. Más cuerdos fueron los argentinos que no les confiaron el voto a semejantes personajes.

El otro buen dato fue el paupérrimo desempeño de Jorge Sobisch, que contando con cuatro sumatorias apenas tuvo el 1,56 por ciento. La misma proporción tuvo en Buenos Aires, donde confiaba que el seudo ingeniero Juan Carlos Blumberg le acercara algún paquete mayor. No lo hubo. En buena hora.

Que la derecha más extremista quedara a la intemperie es un elemento positivo que dejó la compulsa. Eso alcanza a Macri, cuya alianza Pro-Recrear quedó sexta en la Capital y dejó a Carlos Melconián con un zapallito en la mano, en la vereda de una verdulería, sin una senaduría. Pensar que en junio el macrismo obtuvo 62 por ciento. ¿Perder ahora tan feo, será PRO ?

La presidenta

El grupo de rock Callejeros, tan demonizado después de Cromañón, canta en ’Imposible’ : ’por fin el gobierno va a ser de una mujer’. Posiblemente Pato Fontanet no pensaba en Cristina de Kirchner cuando lanzaba esas expresiones de deseos pero por primera vez una fémina fue electa como presidenta.

La electa, más allá de su lenguaje no machista (siempre habla de ’todos y todas’, ’argentinos y argentinas’, etc), difícilmente represente a la mujer de la mayoría de los estratos sociales. Esto es así entre otras cosas por su patrimonio declarado de 32 propiedades inmuebles y varios millones de pesos. Ella tampoco sintoniza la onda de ese mismo tema del rock donde se pide que ’el aborto no sea un pecado mortal’. Esto coincide con lo planteado por miles de mujeres en su XXII Encuentro Nacional realizado a mediados del corriente mes.

En uno de los pocos reportajes que concedió en los últimos días, Cristina K reiteró que está en contra del aborto. Debe ser una mujer muy previsora porque en 32 años de casada con Néstor Kirchner tuvo sólo tuvo dos hijos. Pero hay muchas otras mujeres, generalmente pobres, que por falta de información o de anticonceptivos, por cuestiones culturales, por embarazos no deseados incluso surgidos de violaciones, etc, quedan embarazadas y no quieren llevar esa situación a término. Muchas la habrán votado este domingo pero tendrían que saber que la vencedora no comulga con ellas. La electa tiene en esto, extrañamente, el mismo punto de vista retrógrado del cardenal Jorge Bergoglio, un antagonista ideológico del gobierno.

La dupla oficialista colectó más de 8 millones de sufragios y dejó atrás a la fórmula Carrió-Giustiniani, amén de quedarse con las ocho gobernaciones que se ponían en juego el domingo, incluida la más importante del territorio. Allí triunfó Daniel Scioli con alrededor del 50 por ciento de los votantes.

Frente a ese panorama tan favorable, los rictus de Cristina apenas pueden haberse ocasionado al saber la derrota en Capital y Córdoba, a manos de Carrió y Lavagna respectivamente. O porque en Salta aún no se sabía si su protegido Juan M. Uturbey le había ganado al romerista Walter Wayar. O porque en Mendoza perdió el ’pollo’ de Julio Cleto Cobos. Visto el panorama nacional, tales contratiempos no opacaron los brillos de la victoria del FPV que en ciertas provincias -con las listas, colectoras y sublemas- se llevó hasta el 70 por ciento de los votos.

El que Carrió haya quedado posicionada como la referente de la oposición tampoco debe haber quitado el sueño al oficialismo. No sólo por cuestiones numéricas -ahora tiene quórum propio en Diputados y lo tenía en el Senado- sino también políticas. Se sabe de la inestabilidad de Carrió, a lo que se suma la heterogeneidad de su ’Coalición’. ¿Qué tendrán en común en el Senado el progresista Rubén Giustiniani con la conservadora Eugenia Estenssoro ? ¿Y qué la democrática Fabiana Ríos con el dirigente cercano a la Sociedad Rural, Enrique Olivera ?

’Es la economía, estúpido’

Ese fue el lema central de la campaña del poco conocido William Clinton que le ganó en 1992 a George Bush padre, que venía con los pergaminos de haber atacado a Irak en la primera Guerra del Golfo.

Ese aviso serviría para explicar por qué anteayer ganó el Frente para la Victoria. Si la pobreza bajó del 55 al 25 por ciento, si el desempleo del 25 por ciento al 9 o 10, si el producto bruto creció en forma ininterrumpida casi seis años, si las retenciones dejaron dinero en las arcas del Estado para financiar distintos gastos y obras, si de a poco se han dispuesto aumentos en el salario mínimo y las partidas para educación -que están muy lejos de colmar las justas demandas de los docentes y demás estatales-, entonces está a la vista la razón por la que la mayoría de los electores metió en su sobre la boleta de CFK.

Que eso haya estado bien, que así vayan a mejorar las cosas, que no había otra alternativa mejor, etc., todo eso es muy discutible. Había una opción a la izquierda de la oficial, como Proyecto Sur, que logró una decorosa quinta ubicación en el orden nacional para Fernando Solanas. Sus 300.000 votos dejaron atrás a Sobisch, que gastó millonadas, a López Murphy y otros candidatos.

Pero por un problema de madurez política, o de inmadurez según se mire, Proyecto Sur no fue una alternativa real para el conjunto de la población. Para ese amplio espectro la divisoria era entre el gobierno que mejoró aquellos aspectos de su vida, por lo menos un poco, y los que no lo hicieron. Eso, y no el fraude, fue el motor de la ancha victoria oficialista.

De todos modos, como se indicó al principio, que se haya ganado por más de veinte puntos no significa que la electa esté habilitada para gobernar como ella quiera, por voluntad del pequeño grupo que la rodea (incluyendo a quien será el ’primer ciudadano’).

Si se actualizan las tarifas de los servicios públicos, lo haga el presidente actual o su sucesora, puede gestarse mucha oposición. Si se paga la factura discutible al Club de París, por más de 6.200 millones de dólares, también habrá resistencia. Si las relaciones exteriores se ponen en manos de un proestadounidense y pro israelita, como el cónsul en Nueva York, Héctor Timmerman, eso sería un giro a la derecha y tendría a mucha gente en la vereda de enfrente. Si se mantienen a funcionarios cuestionados como Julio de Vido, otro tanto. Si se ayuda a Enrique Ezkenazi a adquirir parte de YPF, se confirmará que este es un capitalismo de amigos. Y si la tasa de inflación real, no la del Indec, continúa su rumbo ascendente, entonces pocos se acordarán que en la noche del domingo hubo una presidenta electa en primera vuelta. La criticarán sin piedad, en ese caso, de pies a cabeza.

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