Portada del sitio > Argentina > Nuestra infancia > Subió en Argentina del 44% la muerte de niños por desnutrición
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En el país de las vacas y de la generosa pampa colmada de trigo y soja, los niños siguen muriendo de hambre. Así lo evidencian las más recientes cifras de defunciones por desnutrición de menores de 1 año, provenientes del Ministerio de Salud de la Nación.
Los números -provistos a este diario por la Dirección Nacional del Programa Materno Infantil (Promin)- consignan que en 2002 fallecieron por esta causa en la Argentina 165 chicos hasta 12 meses de edad.
La cifra no sólo vuelve a poner en foco uno de los aspectos más dolorosos de la crisis del país, sino que también revela un significativo incremento en esta situación con respecto a los años anteriores.
En 2001 se registraron oficialmente 93 muertes por desnutrición de menores de un año, lo que implica que en 2002 -el año en que el país tocó fondo- hubo un aumento del 43,6 por ciento en el indicador. Además, es importante tener en cuenta la tendencia: desde 1996, en que se notificaron 290 decesos vinculados al déficit en la alimentación, la Argentina venía bajando sistemáticamente esta cifra.
"Es cierto que aumentó la mortalidad infantil por desnutrición, pero también se incrementó el registro de esta situación", afirmó la titular de Promin a nivel nacional, Nora Rébora, quien explicó que esta cuestión se focalizó a raíz de la situación de crisis que hizo eclosión en el país en 2002.
Además, la funcionaria recalcó que, en estos indicadores, es fundamental la tendencia y no las cifras aisladas.
No obstante, la titular de Promin señaló que, a diferencia de lo que ocurre con la mortalidad por desnutrición en los adultos -en la que tienen peso otros factores- en el caso de los niños, "salvo afecciones neurológicas severas que conllevan trastornos nutricionales, se relaciona en forma directa con la alimentación".
Muerte y secuelas
Desde el punto de vista médico, la desnutrición es un síndrome clínico que va más allá de la simple pérdida de peso.
"Es una patología que impacta en todo el organismo del niño, originada en un balance negativo entre los nutrientes aportados y lo que realmente necesita el chiquito, que se prolonga en el tiempo", explicó Daniel Quiroga, ex presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría, filial Córdoba, y adjunto de la cátedra de Clínica Pediátrica de la Universidad Nacional de Córdoba.
"Si ese aporte nutricional es insuficiente en cantidad y calidad, primero el niño hace un ’ajuste’ y así comienza a disminuir su crecimiento, en primer lugar en el peso y después también en la talla. Pero si esa situación persiste, se profundiza el balance negativo que puede llevar a la enfermedad y a la muerte", señaló Quiroga.
La muerte por desnutrición, según precisó el pediatra, se produce en general porque a ese estado de déficit nutricional crónico y prolongado en el tiempo, se suma otra enfermedad, que genera una descompensación aguda. "Lo más frecuente es que esa descompensación se dé por infecciones como diarreas o neumonías, deshidratación o septicemias", puntualizó Quiroga.
"Pero la causa de la muerte es la desnutrición, porque esas mismas infecciones o enfermedades que a un niño mejor nutrido le producen un cuadro menos severo, a un chiquito mal nutrido, lo matan", remarcó el profesional.
El pediatra informó, además, que la mayor parte de los casos de muerte por desnutrición se registran en los niños de 1 a 4 años. "En la Argentina, esa es la sexta causa de muerte en ese grupo etáreo, después de los accidentes, las infecciones,las malformaciones congénitas, las enfermedades crónicas y las cardiopatías", precisó el médico.
Y es que desde el nacimiento hasta los cinco años es el período de mayor vulnerabilidad de los niños a nivel alimentario, como resultado de la gran velocidad de crecimiento y desarrollo propios de esta etapa. Esto aumenta la demanda de nutrientes por parte del organismo, que se resiente -como en ninguna otra edad- si éstos faltan.
Por eso, según advirtió Quiroga, al doloroso problema de los niños que mueren por deficiencias en su alimentación, se suma el de las secuelas -a veces irreversibles- que deja la desnutrición en los chicos que sobreviven.
La falta de suficientes alimentos en cantidad y calidad generará en los niños una minusvalía que condicionará su rendimiento escolar y, posteriormente, sus posibilidades de desarrollo, sumando un importante -y cruel- eslabón en el círculo vicioso de la pobreza.
Alimentos y educación
Sin embargo, la falta de recursos no es el único factor con fuerte incidencia en la desnutrición infantil y en las muertes por esta causa.
Para Quiroga, un enorme peso en esta cuestión lo tienen los factores culturales. Y dentro de éstos, adquiere una especial relevancia el nivel educativo de los padres, en particular de la madre. "Muchas veces las familias tendrían la posibilidad de contar con alimentos o de obtenerlos por ellos mismos, pero no tienen los elementos culturales para hacerlo", señaló.
Además, Quiroga remarcó la existencia de prácticas alimentarias erróneas en el seno familiar, que genera que, ante los recursos limitados para adquirir alimentos, no se opte por productos ricos en proteínas y vitaminas, como leche, queso, huevos, carne, cereales, sino por otros de escaso valor nutricional, como facturas, gaseosas, alfajores.
"El abandono de la lactancia materna es otro factor con muchísima incidencia en la desnutrición infantil", indicó el pediatra. Y también mencionó que la migración de la población desde la zona rural a las grandes ciudades, generalmente a los empobrecidos cordones suburbanos, conlleva no sólo el hacinamiento -que facilita la aparición de enfermedades infecciosas que minan la salud de los niños-, sino también la pérdida de los hábitos culturales del lugar de origen, como la siembra de alimentos o el criadero de aves o animales de corral.
Para el pediatra, comenzar a dar una solución a este tema que compromete no sólo el presente de los niños menos favorecidos, sino también su futuro, "requiere una política nacional de alimentación y nutrición infantil, que parta del conocimiento de los problemas nutricionales que existen hoy en el país, y de la caracterización socioeconómica de la población".
"Tiene que haber educación alimentaria para las familias, cobertura de programas de alimentación, y también un criterio nacional sobre el acceso y la utilización de los servicios de salud, que sea consensuado a través de las áreas de Maternidad e Infancia, las universidades y las sociedades científicas", concluyó el ex titular de la Sociedad de Pediatría de Córdoba.
Un país desigual
Al igual que sucede con la mortalidad infantil y las patologías vinculadas a la pobreza, la distribución de este doloroso fenómeno no es uniforme en el país.
"La mayor incidencia está en las provincias del norte", indicó Rébora. Pero paradójicamente y en contra de lo que podría pensarse por lo que fue la difusión mediática de la desnutrición infantil en el país, que se focalizó en los casos de Tucumán, la jurisdicción con mayor cantidad de muertes registradas es Chaco, con 27 fallecimientos por desnutrición, seguida de Salta, con 25, y Misiones, con 21 menores de un año fallecidos por déficits alimentarios. En las tres provincias, además, se da un importante incremento de la cifra, que se duplicó o triplicó, con relación al año anterior.
En una segunda línea aparecen Formosa (16), provincia de Buenos Aires (13), y Corrientes y San Juan (con 10 en cada caso).
En cambio, no registraron decesos por esta causa siete jurisdicciones, la mayoría del sur del país: Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Río Negro, Neuquén y La Rioja.
Por Marcela Fernández
La Voz del Interior. Córdoba, 8 de febrero del 2004
Contacto: mfernandez@lavozdelinterior.com.ar
Cortesía de Analia Monje