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En España se conmemoró ayer, doce de Octubre, la Fiesta de la Raza. Fue declarado fiesta nacional en 1918 (gobierno de Maura), y algunos años más tarde reconvertido en día de la ’Hispanidad’, mito y puntal del nacionalismo conservador, católico y antiliberal del primer tercio del siglo XX...
Por Jaime Richart
España, 13 de octubre de 2005
El Día de la Raza. ¿De qué raza nos hablan ? El Día de la Vergüenza es como debiera denominarse ya la conmemoración de un genocidio y de una conquista de tierras que pertenecían precisamente a otras razas. La institucionalización como fiesta de este día, también llamada de la Hispanidad, responde a la extirpación de una parte de la consciencia colectiva practicada siglo tras siglo por el poder civil y religioso asociados.
El pueblo, sin ilustración ; ilustración que le era vetada e imposibilitada por el propio peso de las cosas pues bastante tenía con dedicar sus energías a ganarse el sustento, era por otra parte adoctrinado desde los púlpitos en el escaso tiempo libre de que disponía de muchas cosas ; también para que no viese el genocidio y la barbaridad cometidos en nombre de la evangelización como pretexto. La evangelización como pretexto, como hoy se echa mano de otros para invadir y saquear a países asiáticos. La historia varía poco. Son variantes del mismo tema central.
Y es que, por otro lado, aun sin adoctrinamientos, los seres humanos y las sociedades están siempre atrapados en su tiempo. Los que se salen intelectualmente de él son los heterodoxos y los que pasan por paranoicos o locos. La visión general de los acontecimientos que tuvo siempre el pueblo dócil era la que el poder eclesiástico difundió durante quince siglos en Europa. La Ilustración tuvo unos efectos débiles en comparación con la fuerza del poder asociado al terrenal aquí en España, pero también de uno u otro modo en el resto de Europa.
La época en que se encuentran los humanos funciona como una ratonera. No se dan cuenta de la magnitud y significado auténtico de los sucesos que, convertidos por arte de birlibirloque en proezas y en gestas por el poder instituído, fueron verdaderas monstruosidades vistas las cosas siglos después cuando la presión sobre las mentalidades ha cedido y el poder religioso se ha debilitado.
El caso es que ésta, la del Día de la Raza, sigue siendo una conmemoración festejada año tras año sin más quejas ni protestas que las que hacemos en la Red. Pues son corroboradas hasta por gobernantes que tienen la obligación moral de sacarnos de una vez no sólo de Afganistán, sino también de celebraciones a todas luces ignominiosas que ofenden a los pocos indígenas del mundo que todavía quedan, poco a poco aniquilados, y ofenden a todos cuantos conservamos todavía la cabeza en el sitio que debe estar.
Esta celebración, y la de los Toros, debieran ser suprimidas por Ley o por Decreto Ley. Nos ganaríamos sin reservas y para siempre a todos los pueblos latinoamericanos y daríamos un paso de gigante para situarnos colectivamente de una vez en puertas de la Razón.