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El galardón se creó para destacar la trayectoria de científicas brillantes y para alentar la vocación por la ciencia en las mujeres. Por tercer año consecutivo, la distinción fue otorgada a una joven investigadora que trabaja en Argentina. Fue distinguida por un jurado internacional entre postulantes de 61 países. Se entrega hoy, en París
Por Nora Bär
La Nación
Para una joven investigadora rosarina, esta noche la Ciudad Luz será más luminosa que nunca, a pesar del frío, cuando se convierta en una de las becarias del Premio L’Oréal-Unesco "For Women in Science 2005", un galardón que desde hace siete años distingue a científicas sobresalientes de los cinco continentes y por tercera vez consecutiva va a manos de una argentina.
La feliz laureada es María Valeria Lara (30), doctora en bioquímica de la Universidad Nacional de Rosario, que junto con otras 19 mujeres brillantes de todo el mundo recibirán sus distinciones durante una ceremonia en los salones de la Unesco.
Seleccionada entre 111 postulantes de 61 países por un jurado internacional que integraron premios Nobel y personalidades de la ciencia, Lara está exultante. Gracias a este reconocimiento podrá viajar cuatro meses a la Universidad de Washington para avanzar en sus estudios, que intentan dilucidar cómo el estrés ambiental afecta el proceso de fotosíntesis y cómo hacer para que las cosechas puedan utilizar el agua más eficientemente bajo condiciones de sequía.
Hija de un contador y licenciado en economía, y de una profesora de matemática y física, es la mayor de cuatro hermanos (dos contadores, uno casi abogado, y otro que estudia arquitectura). "Después de verme los fines de semana estudiando, todos decidieron no seguir el mismo camino", bromea.
Investigadora del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos, María Valeria eligió ya como tema de doctorado el mecanismo de fijación del carbono, que interviene en la fotosíntesis. "Estudié distintas condiciones de estrés ambiental, como la temperatura, los rayos ultravioletas o la sequía, y su influencia sobre el metabolismo vegetal", explica.
Durante su estadía en los Estados Unidos, Lara estudiará el mecanismo de cierre de los estomas, poros microscópicos que se encuentran en todas las partes aéreas de la planta y controlan la pérdida de agua y los intercambios de vapor de agua y gases. Normalmente, los estomas se cierran de noche o en condiciones de sequía.
"Tenemos la hipótesis de que una enzima especial (la C4) está involucrada en este metabolismo -explica-. Entonces, la idea es probarla y luego intentar usarla para transformar plantas modificando este mecanismo, es decir, hacer cerrar más o abrir más esos estomas, siempre tratando de mantener la respuesta natural de la planta frente al medio ambiente."
En otras palabras, se trata de obtener plantas que conserven mejor el agua, un objetivo crucial si se tiene en cuenta que el 40% de los cultivos alimenticios del mundo se produce actualmente por irrigación artificial.
"El agua es un recurso limitante para la agricultura -explica Lara-. En la Argentina, si bien hay una parte del territorio bien irrigada, otras son áridas o semiáridas. Empezamos estudiando especies modelo, como la Arabidopsis thaliana (que en los últimos años se transformó en una de las vedettes de la ciencia a raíz de que se secuenció su genoma), o la Nicotiana tabacum, muy fácil de transformar. Una vez que esos estudios estén listos, nuestra idea es transferir este conocimiento a especies de interés agronómico."
A propósito del lugar de la mujer en la ciencia, María Valeria observa que si bien muchas mujeres inician la carrera, pocas acceden por ahora a los puestos de poder. "Puede ser que haya diferencias biológicas entre el hombre y la mujer -admite-, pero no creo que haya diferencias de talento o capacidad."
Por otra parte, aunque una de las condiciones para mantenerse vigente en la carrera científica es tener un contacto fluido con el exterior, no considera que la familia necesariamente sea un obstáculo.
"Sí es importante, a la hora de planearla, contar con un marido que apoye la labor de la mujer y que entienda que tiene que viajar", afirma.
Por las dudas, su actual novio -y muy pronto marido- ya le aseguró que por ningún motivo quería que sufriera una frustración por su culpa. "A veces la traba está dentro de uno mismo", afirma.
Las veinte laureadas
Este año, el Premio L’Oréal-Unesco distribuye unos 800.000 dólares. Cinco físicas que trabajan en ciencias de la materia reciben 100.000 dólares por su trayectoria y 15 jóvenes investigadoras, un beca de 20.000 para desarrollar un proyecto en una institución líder.
Los premios a la trayectoria se entregan a las doctoras Zohra Ben Lakhdar (Túnez), Belita Koiller (Brasil), Myriam P. Sarachik (Estados Unidos), Fumiko Yonezawa (Japón) y Dominique Langevin (Francia).
Entre las becadas está Ketsiri Kueseng, de Tailandia, que fue uno de los desaparecidos por el trágico tsunami de fin de 2004. La beca que le correspondía será entregada a su familia para que se utilice en la educación de sus hermanos.