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4 de diciembre de 2003

Microcréditos, nueva receta de Bush contra la pobreza en América Latina

 

El planteamiento que llevará a la cumbre de Monterrey se centra en la microeconomía. Abaratar el costo de las remesas de dólares de los migrantes, otra de las propuestas.

Estados Unidos tiene una propuesta para reducir la pobreza en América Latina: que los gobiernos suelten las amarras de las manos de los ciudadanos emprendedores en la región.

Las grandes reformas, como la apertura de las economías y la privatización de las empresas estatales ineficientes, ya han pasado a un segundo plano y Washington ha aterrizado firmemente en el terreno de la microeconomía.

El presidente George W. Bush quiere que los gobiernos cambien sus regulaciones -muchas a escala municipal- para facilitar la obtención de un crédito o la apertura de un negocio.

Eso forma parte de un paquete de propuestas específicas que Bush elabora para presentar ante sus pares en la cumbre especial sobre pobreza y corrupción, cuya cita será en Monterrey, México, el 12 y 13 de enero.

Washington quiere que esa cumbre sea aprovechada para que los gobiernos se comprometan a acciones concretas para infundir una dosis de capitalismo a los sectores más marginados.

"No puede ser la misma retórica, la misma elevada declaración de principios donde emitimos falsas lágrimas para los pobres y luego nos vamos a nuestros banquetes", dijo en entrevista Roger Noriega, secretario asistente para el hemisferio occidental del Departamento de Estado y principal diplomático de Washington encargado de la región.

Noriega dijo que demora más en abrir un negocio en América Latina que en Africa subsahariana. En algunos países, los bancos son tan poco accesibles que "podrían cavar una trinchera a su alrededor".

Antes, la prédica de Washington decía que la pobreza podría reducirse de forma natural con una mayor apertura económica, la venta de activos estatales y una prudente política fiscal.

Ahora el lema es: "una política con orientación valórica, donde estamos diciendo que el libre comercio no basta, que debe estar orientado por la democracia y el imperio del derecho", refiere Noriega.

Según las propuestas microeconómicas de Estados Unidos, los países deberían comprometerse a una política transparente de compras gubernamentales y a buscar las maneras en que una persona pobre en la economía informal pueda registrar una propiedad que luego sirva como aval para obtener crédito de un banco.

Los países necesitan explorar también las maneras de abaratar el costo del envío de remesas de los inmigrantes en Estados Unidos a sus familiares en América Latina.

Washington también quiere que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) preste más dinero a la empresa privada, en especial a las más pequeñas.

Hasta ahora la respuesta de los gobiernos ha sido positiva, ya que muchas cosas son "de sentido común", afirmó Noriega.

Pero algunos expertos advierten que los cambios reglamentarios, si bien son necesarios, en sí no son suficientes.

"Si uno tiene un sistema educativo desigual, puedes darle todos los títulos de propiedad a la gente que quieras, pero eso no resolverá sus problemas", advirtió Carol Graham, del Brookings Institute.

Si bien la Casa Blanca no ha abandonado la tesis de que los grandes cambios macroeconómicos son necesarios, cinco años de estancamiento económico y revueltas populares que tumbaron gobiernos en Ecuador, Argentina y, más recientemente, en Bolivia, terminaron por convencer de que algo debía cambiar en una región donde dos de cada cinco personas viven por debajo de la línea de la pobreza.

"A pesar de los grandes cambios logrados, los modelos de los años 90 están siendo cuestionados, debemos buscar cómo hacer las cosas mejor con mayores dividendos sociales", dijo el presidente del BID, Enrique Iglesias, en un reciente seminario sobre programas sociales a principio de noviembre.

Washington, además, necesita lograr una estabilidad social en América Latina.

"Si aumenta la desilusión en estos aliados naturales porque Estados Unidos no está tan dedicado a la región como debería estar, entonces es más difícil que Washington pueda llevar a cabo su agenda sobre libre comercio, democracia y seguridad", advirtió Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, centro de estudios con sede en Washington.

La idea de entregar a los pobres las herramientas para que se ayuden a sí mismos sigue la línea filosófica de la llamada Cuenta del Desafío del Milenio, lanzada por Bush.

La iniciativa promete aumento en la ayuda asistencial a los países pobres que implementen políticas efectivas.

Pero la mayor parte de América Latina no califica para el programa al tener un ingreso promedio per cápita demasiado elevado.

De hecho, algunos critican a Bush por otorgar pocos recursos para el desarrollo social en América Latina y dar prioridad a los programas que sirven en la guerra contra el narcotráfico.

"América Latina es tratada como si fuera un hijastro", dijo el congresista Roberto Menéndez, demócrata de Nueva Jersey que promueve un nuevo fondo social por 2 mil 500 millones de dólares para América Latina.

Pero Noriega dice que la región no necesita más asistencia directa. Estados Unidos ya transfiere 500 mil millones de dólares al año a América Latina por medio del envío de remesas, importaciones e inversión directa.

Las reformas de segunda generación promovidas por Bush permitirán que esos recursos "lubriquen la máquina de la actividad económica para que la gente pueda salir adelante por propia cuenta", dijo.

Reuters. Washington, 2 de diciembre.
La Jornada, México D.F. Miércoles 3 de diciembre de 2003

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