Accueil > Réflexions et travaux > Los intelectuales y la "convivencia democrática".
Editorial
Toda sociedad asentada en la injusticia social, la desigualdad y la falta de libertad integra y
completa (es decir, libertad no solo en el plano jurídico sino en todos los demás) debe mantener los
privilegios de los sectores hegemónicos no solo a través de mecanismos objetivos y materiales de
construcción de relaciones sociales de dominación, sino a través de mecanismos simbólicos, ideológicos y culturales de naturalización de estas relaciones de dominación. La sociedad desigual e injusta debe incluso tener y establecer los "ejemplos" que sirvan de punto de comparación para el resto de la población en relación a cual son las acciones y los pensamientos correctos, a fin de no desestabilizar el sistema.
El sistema de premios y castigos de una sociedad apunta a este fin. Esto se hace mucho más evidente en la sociedad del espectáculo de la hiperglobalización mediática que construye ídolos (música, deportes, TV, etc.) que a su vez funcionan como poderosos mecanismos
de distracción y desviación, mientras lo importante pasa en otro lado. Pero además, el sistema de premios siempre indica que uno solo es el que llega mientras los otros hacen de espectadores, anulando todas sus potencialidades como seres humanos creadores y hacedores de su vida y su destino.
El mundo intelectual no está exento a estos mecanismos de construcción de hegemonía : las empresas editoriales establecen periódicamente concursos literarios para favorecer sus ventas y establecer en el mercado a los que ellos consideran autores que puedan otorgar jugosos dividendos, y en el ámbito menos comercial de las ciencias sociales y las humanidades también se están
empezando a construir estos mecanismos de premiación y de fijación de los caminos intelectuales aptos para ser transitados.
Por otro lado, pero en amplia conjunción con lo anterior, desde los años ochenta, se viene construyendo (en consonancia con la ideología neoliberal y posmoderna vigente en occidente) un discurso que pretende resaltar lo democrático por encima de cualquier otra determinación de la realidad. La salud de una sociedad se definiría por su cuota de "convivencia democrática". La desigualdad, la explotación y la injusticia social pasan a un segundo plano siempre que un contexto democrático pueda dar cuenta de ellas, contenerlas y hasta explicarlas. Así podemos tener la convivencia democrática entre ricos y pobres, entre trabajadores y propietarios, entre alienados y privilegiados, entre incluidos y excluidos y así sucesivamente hasta llegar a la justificación de la posible convivencia democrática entre golpistas y democráticos, entre violadores de los derechos humanos y víctimas, entre genocidas y el pueblo, entre torturadores y destinatarios de las torturas tal como fue argumentado por las leyes de punto final y obediencia de vida y los indultos posteriores.
Pero la tan mentada "convivencia democrática" solo resulta si los culpables de los crímenes de lesa
humanidad gozan de "total impunidad". De esta manera queda al desnudo que la convivencia democrática es solo una treta para mantener vigentes leyes sustanciales de las sociedades explotadoras, mientras se retoca el "maquillaje" de acuerdo a los contextos singulares del devenir
histórico.
La reciente edición de los premios Konex a intelectuales muestra la perfecta armonía y contrapunto
que puede existir entre lo primero y lo segundo, es decir entre la premiación en la sociedad del
espectáculo y la convivencia democrática. La misma Fundación Konex es claramente explícita respecto al proposito de sus premios. "No se trata de un concurso sino de un reconocimiento a la trayectoria. Las candidaturas propuestas han de acreditar entre sus méritos el de poseer máxima ejemplaridad. El propósito de la creación de los Premios Konex es "sembrar el porvenir", premiando el presente en cuanto es permanente y digno, para que el ejemplo de los mejores sirva de factor de emulación a nuestra juventud."
Varios académicos de reconocida trayectoria y experiencia en los medios científicos y universitarios
argentinos han recibido el premio Konex 2006. Son conspicuos sociólogos, politólogos, filósofos y
economistas que en las últimas dos décadas han venido aportando argumentos a la teoría de la convivencia democrática, preocupándose por la gobernabilidad y las formas y variantes que la democracia representativa pueda asumir intentando incluso perfeccionar sus mecanismos, pero sin caer en la justificación o legitimación de las dictaduras y sus crímenes.
La preocupación por los movimientos sociales también estuvo presente en esta edición del Konex, por cuanto lo recibió M. Svampa, quien es considerada por las principales corporaciones mediáticas y por buena parte de la academia dominante como la voz autorizada a la hora de opinar sobre los movimientos sociales. Su
ligazón con la teoría de la convivencia democrática es más que evidente. Para que una sociedad sea
verdaderamente democrática tiene que prestar atención a las demandas y protestas de los sectores movilizados (sectores con derecho al habla), para así poder incorporarlos y compatibilizar las diversas expresiones e intereses de los sectores sociales. En este caso, como en los anteriores, la teoría de la convivencia democrática no traspasa los límites de su definición literal y nunca legitima las dictaduras ni sus entornos.
Pero los premios Konex van más allá de cualquier diferenciación de maquillaje y no tienen ningún
empacho en extender la convivencia democrática hasta los mismos espacios definidos por el poder político y económico que se negó a condenar el genocidio, por la sencilla razón de que fue el artífice del genocidio. Es decir, en los premios Konex se homogeiniza el mundo intelectual sin hacer distingos entre la convivencia democrática que no incluye a la dictadura con la convivencia democrática que si la incluye.
Federico Sturzenegger y Roberto Lavagna, conspicuos y declarados portavoces y ejecutores de las
políticas neoliberales del FMI y el Banco Mundial (comenzadas durante la gestión dictatorial de
Martinez de Hoz) son dos agraciados con los premios para "sembrar el porvenir". Pero se destacan
sobre todo los dos siguientes casos. Rodolfo Magín Casamiquela premiado por el área Antropología
y Arqueología Cultural es un reconocido especialista que sostiene la clásica tesis de los colonizadores europeos referida a la inferioridad de las culturas indígenas y que actualmente colabora, como antropólogo, a través de la campaña publicitaria en apoyo del proyecto de apropiación latifundista y expulsión de mapuches-tehuelches en la Patagonia que lleva adelante la multinacional Benetton. Atilio Aníbal Alterini, mucho más conocido, debido a su reiterado intento
por convertirse en rector de la UBA en este año 2006 es otro premio Konex. Apoyado en su proyecto de ser rector por el gobierno nacional y por la corporación radical universitaria, Alterini había sido previamente funcionario judicial en la última dictadura militar y es conocida su predica en pos de la profesionalización y elitización de la universidad pública.
Es decir que los premios Konex (y aquellos que los reciben y festejan) representan la esencia más
profunda de la "convivencia democrática" amalgamando la sociedad del espectáculo, la premiación de los casos ejemplares y la continuidad de las relaciones estructurales de dominación.
Pero fueron precisamente los procesos de movilización social quienes se encargaron de dar a conocer el fuste "democrático" de semejantes "intelectuales". Por un lado la movilización estudiantil que logró finalmente impedir la asunción del ex funcionario de la última dictadura al cargo de rector de la más grande universidad de la Argentina, y por otro la movilización de los pueblos indígenas, mucho menos promocionada por las corporaciones mediáticas, quien dio a
conocer los antecedentes del antropólogo benettoniano.
Es decir, fueron y son los movimiento sociales quienes lograron interrumpir el proceso de integración de los opuestos en la sociedad unidimensional, a pesar que los conspicuos académicos sigan viendo a los primeros como solo actores con derecho a la palabra dentro del sistema.
La trama de la dominación es compleja, profunda, intrincada y presenta inteligentemente muchas
caras. La estrategia para enfrentarla debe ser igual de compleja e inteligente y al espacio intelectual
le corresponde una tarea fundamental a este respecto, que es la de comenzar a desvelar las tácticas
de maquillaje y travestismo. Los intelectuales Konex es seguro que están lejos de este propósito.
Revista Theomai. Número 14 segundo semestre de 2006.