Largas horas de intrigas comienzan para Argentina y el Cono sur. Gutiérrez es un partidario fanático del bloqueo contra Cuba y de contra todo lo que no le convenga a Estados Unidos.
Por El Correo
16 de Octubre 2003
Cuando a principios de 2002, Fidel Castro realizó una primera compra de alimentos a Estados Unidos después de varias décadas, corrió a Miami para asegurar que esta compra no era un cambio en la política estadounidense hacia Cuba. Él apoya las leyes Torricelli, Helms-Burton y la de Ajuste cubano.
Lino Gutiérrez es de origen cubanoamericano y fue embajador de Estados Unidos en Nicaragua durante el último año del gobierno de Violeta Chamorro y comienzos de la administración del ahora tan cuestionado por presunto corrupto, Arnoldo Alemán.
Gutiérrez nació en La Habana el 26 de marzo de 1951. Desde joven se vinculó a la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), que fue importante mientras vivió Jorge Mas Canosa.
Como diplomático profesional, fue el estratega de las ofensivas anticubanas en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, en 2001.
Gutiérrez fue el hombre de confianza de Otto Juan Reich mientras éste fue subsecretario de Estado interino para Asuntos del Hemisferio Occidental. Reich ahora es el enviado especial de la Casa Blanca para Latinoamérica.
También es un activo conspirador contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y en julio de 2001 participó directamente en las elecciones presidenciales nicaragüenses, amenazando a los electores con represalias en caso de que fuera electo el sandinista Daniel Ortega.
Estuvo involucrado directamente en la decisión de Estados Unidos de otorgar en diciembre de 2001 sólo cinco visas a familiares de los cinco cubanos encarcelados en Miami.
Para muchos fue conocido en ocasión de la invasión estadounidense a la isla de Grenada, en octubre de 1983. Luego reapareció como jefe de la sección Política de la Embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe, Haití.
Más tarde dirigió la oficina Nicaragua del Departamento de Estado durante la guerra sucia contra la Revolución Sandinista (Irangate, Oliver North, etc.). En diciembre de 1996, asumió el cargo de embajador en Managua hasta julio de 1999.
Sin embargo, cuando arribó a Managua, en el lugar de esa ciudad donde la política pasa de mesa en mesa, en el bar Conchas Negras, comentaron que Nicaragua estaba bajando de nivel para el Departamento de Estado, algo que fue desmentido de inmediato por los allegados a Estados Unidos que insistieron en que era de los más importantes funcionarios en la line up del Departamento de Estado. De todos modos, quien mejores migas hizo con Gutiérrez fue el jefe del Ejército nicaragüense, Joaquín Cuadra.