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2 mars 2012

Izquierda y « buen capitalismo » Un aporte crítico desde América Latina

 

La política de renacimiento de Rusia como una potencia global tiene sus efectos en América Latina, y el acercamiento entre Moscú y Caracas forma parte de una estrategia de mayor alcance de la ex-potencia comunista hacia el continente. Aunque las crecientes ventas de armas de Rusia al gobierno de Hugo Chávez tienen objetivos principalmente económicos, este artículo sostiene que el Kremlin utiliza la alianza ruso-venezolana como un instrumento para balancear las relaciones con la Casa Blanca y como un mecanismo de presión y de negociación con Estados Unidos, en el contexto de un debilitamiento de la presencia norteamericana en su « patio trasero ».

Por René Ramírez Gallegos *

En el debate sobre la construcción de un proyecto político de izquierda existen dos opiniones o vertientes contrapuestas : por un lado, la de quienes proponen administrar y regular mejor el capitalismo –como Will Hutton en el artículo publicado en el número anterior de Nueva Sociedad– (Socialdemocracia liberal, la equisad y el buen capitalismo) ; por otro, la de quienes sostienen posiciones anticapitalistas, en la que se enmarca el presente texto. El autor defiende el argumento de que una izquierda que no renuncia a la generación de alternativas al capitalismo, pero que al mismo tiempo es responsable de gestionar el gobierno, debe pensar la « gran transición » sin perder de vista el horizonte de la « gran transformación ». En este contexto, analiza la iniciativa Yasuní-itt impulsada en Ecuador y la presenta como un ejemplo de cómo conjugar propuestas concretas innovadoras (transición) y utopías superadoras del desarrollo capitalista (transformación).

El mundo no necesita alternativas de desarrollo sino alternativas al desarrollo. El mundo no precisa aprovechar « mejor » el capitalismo, sino transformarlo. Ese es el gran desafío histórico que debiera asumir intelectual y políticamente la izquierda. El concepto « desarrollo » se ha reciclado para renacer una y otra vez de to¬das sus críticas y detractores, pero en estricto sentido nunca ha sido puesto en cuestión como noción, ni tampoco la forma de alcanzarlo. El desarrollo « humano », el desarrollo « sostenible », el desarrollo « con perspectiva de género », etc., si bien constituyen avances importantes para producir un mundo más humano, amigable con el medio ambiente o donde imperen relaciones de género más igualitarias, no buscan cambiar de raíz el modo de acumulación y (re)distribución propio del capitalismo [1]

En el marco de estas consideraciones, resulta interesante analizar el proyecto político que desde el año 2007 se está llevando adelante en Ecuador. Este ha propuesto a la ciudadanía nacional y mundial un cambio de paradigma, que no solo busca dejar atrás el propio concepto de « desarrollo » –y, con este, el capitalismo– sino construir una sociedad que tenga como eje la garantía de las condiciones de vida de los seres humanos y de la naturaleza. Dicha propuesta ha sido conocida públicamente como la « sociedad del buen vivir » o « del sumak kawsay ». Se trata en definitiva de un nuevo paradigma, que en el caso ecuatoriano parte de una dinámica constituyente y que tuvo como resultado el establecimiento de un novel pacto de convivencia colectivo. Es decir, supuso la elaboración y aprobación popular de una nueva Constitución Política en 2008.

El nuevo paradigma, además de establecer una serie de principios y pautas de interacción social, buscó deliberadamente repensar alternativas de acumulación, (re)distribución y regulación y nuevas formas democráticas para la sociedad. Sin embargo, en Ecuador existe plena conciencia de los límites o, mejor dicho, de los « tiempos » involucrados en una dinámica de cambio tal. Sería pretencioso e ingenuo postular que de la noche a la mañana se puede salir teórica, conceptual y hasta empíricamente del paradigma del desarrollo y, asociado a este, del esquema capitalista. En consecuencia, se argumenta que una propuesta seria des¬de el pensamiento de izquierda debería ponderar detenidamente la « gran transición ». Empero, esto no significa abandonar la reflexión sobre la transformación social, ya que eso supondría resignarse a vivir –en el mejor de los casos– en una sociedad « menos » injusta, pero injusta al fin.

La nueva Carta Constitucional que propone Ecuador al mundo marca una ruptura con los anteriores paradigmas, ya que busca construir un pacto social en favor de lo que se ha denominado « socialismo del sumak kawsay » o « biosocialismo republicano » [2]

En esta ocasión no interesa debatir en profundidad y de manera exhaustiva la propuesta política de Ecuador en torno de la construcción de ese socia¬lismo. Ese análisis se ha desarrollado ampliamente en otros escritos [3] y está plasmado también en el Plan Nacional para el Buen Vivir, 2009-2013  [4]. En esta oportunidad, resulta más pertinente plantear un análisis filosófico-político de una de las iniciativas más emblemáticas que ha presentado Ecuador al mundo y que constituye un ejemplo simbólico de disputa del sentido lógico del « desarrollo capitalista » : la iniciativa Yasuní-itt [5]. Este proyecto consiste en mantener el petróleo bajo tierra (no explotarlo) en una de las zonas más megadiversas del mundo, ubicada en la Amazonía ecuatoriana, y en ese sentido es un ejemplo concreto de las formas en que es posible construir una sociedad del buen vivir. El marco para este análisis es la discusión que se está dando a escala global entre cierto sector del pensamiento de izquierda que considera que lo más progresista y realizable hoy en día es idear y producir mejoras en la administración del capitalismo –en otras palabras, fomentar su lado « bueno » [6]–, y otra posición que plantea el anticapitalismo desde una perspectiva puramente teórica, sin preocuparse por la viabilidad política de sus propuestas.

Antes de profundizar en la reflexión sobre la iniciativa Yasuní-itt, en la primera parte de este artículo quisiera ubicar en qué contexto se considera la propuesta de mantener el petróleo bajo tierra, a fin de no caer ni en una postura ahistórica, que en nombre del realismo clausura la posibilidad de la transformación social y se resigna a lo innecesario de alcanzar las uvas « porque están verdes y son amargas », ni en otras alternativas posmateriales y anticapitalistas inviables para sociedades con altos niveles de necesidades insatisfechas. En esa sección se reflexionará sobre el merca¬do, el capitalismo y otras formas de economía. La segunda sección definirá en qué consiste la propuesta Yasuní-itt. En la tercera sección se presentan 11 tesis que explican por qué esta iniciativa es un buen ejemplo de una potencial transformación radical. Como parte de la transición socioecológica, el cuarto apartado plantea una vía concreta adicional para financiar la iniciativa y disputar el sentido del capitalismo.

Capitalismo, mercado, trabajo y pluralidad de economías

A fin de no caer en pragmatismos que proponen cambios epidérmicos ni en falsos romanticismos teóricos, resulta necesario contextualizar el momento histórico que vive Ecuador en el marco del sistema mundo. En las últimas décadas, el planeta ha experimentado la dominancia de una re¬presentación del mundo con efectos políticos concretos : el neoliberalismo. Siguiendo a David Harvey, el neoli-beralismo es una estrategia política global que, entre otras cuestiones, ha buscado restituir la tasa de ganancia capitalista, principalmente del sector financiero, a través de políticas regresivas [7]. Esa operatoria fue posible gracias a la hegemonía de alianzas socioeconómicas y políticas tanto globales como propias de cada país, que condujeron a la construcción de un mundo « hipercapitalista ».

Este escenario pudo concretarse por la participación fundamental de un actor clave : el Estado. Como brillante-mente lo explica Giovanni Arrighi, el carácter capitalista del desarrollo basa¬do en el mercado no está determinado por la presencia de instituciones y dis¬positivos capitalistas sino por la relación del poder del Estado con el capital. Se pueden añadir tantos capitalistas como se quiera a una economía de mercado, pero a menos que el Estado se subordine a su interés de clase, la economía de mercado sigue sien¬do no capitalista. [8]

Esto justamente permite analizar los límites y alcances del capitalismo y del mercado –en su fase neoliberal– en el marco de una estrategia política viable desde la izquierda. La idea es no confundir el desarrollo capitalista con el mercado.

Esta distinción es muy importante para los objetivos de este escrito. Más adelante se tratará el tema del « valor » en la economía ; no obstante, por el momento se debe señalar que las herramientas de mercado son las menos malas para redistribuir bienes y servicios dentro de una economía (más allá, quizá, de un barrio o una parroquia) en cantidad y diversidad de productos. Una perspectiva de izquierda innovadora no debería excluir las herramientas del mercado [9], sino subordinarlas al interés general, y debería incorporar la pluralidad de economías que existen y que han sido invisibilizadas al momento de construir el orden social hegemónico ; nos referimos a las economías cooperativa, asociativa, del cuidado, entre otras. La sociedad del buen vivir o del sumak kawsay que se consagra en la Constitución de la República del Ecuador se propone edificar una economía ecológica, social y solidaria, que busca ser una economía « con mercado » [10] no capitalista, y no « de mercado capitalista ».

Siguiendo la perspectiva señalada por Arrighi, se puede mencionar que en Ecuador –a partir del proceso de¬nominado « Revolución Ciudadana » y como producto de una crisis de hegemonía de las alianzas dominantes– ha habido avances muy importantes en la ruptura con el lado capitalista de la economía, dado que parte de ese sector (principalmente ligada al capital financiero) vio debilitada su capacidad de imponer sus intereses en el campo de las políticas públicas [11]. El desplazamiento de las representaciones gremiales de los empresarios de las instituciones públicas ha sido una de las principales acciones políticas en este sentido. Así, en todo consejo de políticas públicas en el nivel esta¬tal en el que tuvieran voz y voto diversas fracciones del capital privado se eliminó su representación y, por tanto, su influjo en la determinación de la agenda pública ; por ejemplo, en el ámbito bancario, de comercio exterior y en los sectores estratégicos. Por otro lado, quizá la política más clara en la que se ha dado tal separación entre Estado y poderes económicos privados ha sido en la recientemente aprobada Ley de Regulación y Control del Poder de Mercado. Con esta ley se pone fin al abuso en que han incurrido los capitalistas en Ecuador al explotar a los pequeños y media¬nos productores, e incluso al avasallar a los propios ciudadanos en tanto consumidores. Asimismo, esta legislación norma la separación de la banca de los medios de comunicación y de otros negocios económicos fuera de su ámbito de acción estrictamente financiero. Además, someter a transnacionales petroleras y energéticas a contratos de prestación de servicios en los que queda claro que los recursos no renovables son propiedad del conjunto de los ecuatorianos representados por el Estado ; declarar ciertos tramos de la deuda externa como ilegítimos ; crear el impuesto a la salida de capitales [12] y llevar adelante reformas tributarias con énfasis en los impuestos directos son otras medidas que ponen de manifiesto el nuevo equilibrio entre el capital y el poder político como espacio de representación del bien común y de los intereses generales.

A su vez, la eliminación de la tercerización ; el incremento de la cobertura de la seguridad social ; la formalización y protección del trabajo de las empleadas domésticas ; la promulgación de la Ley de Economía Social y Solidaria, que crea la Corporación de Finanzas Populares como parte de la recuperación de la banca de desarrollo ; el incremento sistemático del salario mínimo, que ha permitido mejorar significativamente (en 90%) la cobertura de la canasta básica, así como la puesta en marcha del salario dignidad [13] ; el aumento salarial para maestros, policías y empleados de la salud ; y la categorización como delito de la no afiliación al Instituto de Seguridad Social del Ecuador de trabajadores en relación de dependencia, son pruebas claras de que el proceso de cambio iniciado ha dado primacía al trabajo sobre el capital y ha modificado la lógica que hizo del Estado una pura herramienta de las clases dominantes.

No es aventurado sostener, en este marco, que así como la revolución liberal alfarista producida en Ecuador tuvo como uno de sus principales objetivos construir un Estado laico, la denominada « Revolución Ciudadana » ha tenido como objetivo separar al Estado de los poderes económicos fácticos. Esto no implica pretender la desaparición de estos, como defiende el discurso de cierta izquierda poco madura, pero sí someterlos al bien común, expresado fundamentalmente en la capacidad del Estado para procesar las demandas populares y revertir las prioridades de intervención y redistribución y las del conjunto de la acción pública dirigiéndolas hacia la mayoría de la población [14].

Estas medidas han dado paso a algo que es fundamental y constituye el primer objetivo del Plan Nacional para el Buen Vivir y de un proyecto de izquierda : redistribuir la riqueza y buscar la igualdad social. Como puede verse en los gráficos de la página siguiente, ha disminuido la desigualdad (medida a través del coeficiente de Gini), pero no de cualquier forma : el decil más rico ha visto disminuir su « porción » del pastel luego de casi dos décadas en que fue el único estrato económico que vio crecer su participación. La porción en que se redujo la participación del 10% más rico ha sido redistribuida entre el 90% de la población, sobre todo entre los más

Gráfico 1
Ecuador : distribución del ingreso según deciles, 1990-2011
(en porcentaje) Ver pdf en adjuntos.

pobres (el crecimiento ha sido pro-pobre [15]) y ello sin dejar de fortalecer a la clase media [16].

Es claro que lo realizado todavía no es suficiente como para romper la lógica de mercado capitalista que ha imperado en Ecuador desde prácticamente la etapa poscolonial, ni tampoco para cerrar las brechas sociales aún flagrantes. Profundizar en la distribución de los medios de producción sigue siendo un reto político para el gobierno ecuatoriano. Pero son señales de la orientación global del proceso en el vigente momento político, lo cual no resulta un dato menor en el marco de las posturas que se conforman con encontrar « lo bueno » del capitalismo y aquella izquierda que plantea falsas ilusiones que no son viables social ni políticamente.

Algunas veces se escuchan voces des¬de la izquierda que argumentan que el objetivo es que la lógica del sistema económico sea anticapitalista sin importar cómo. Las alternativas anticapitalistas que defienden algunos sectores de la izquierda muchas veces no son aplicables a escala meso- o macro, dada justamente la imposibilidad de coordinación, distribución e información a escala global de los modelos propuestos, o dado que simplemente no cumplen el objetivo básico de satisfacer las necesidades de la gente. Por ejemplo, ¿el trueque puede ser reproducible a escala provincial o nacional ? Incluso en el nivel micro sirve muchas veces solo como estrategia de supervivencia, pero no constituye una vía alternativa, dado que no siempre mejora las condiciones de vida de los productores. En efecto, de acuerdo con el censo de población de 2012, 12% de la población económicamente activa (PEA) de Ecuador que trabaja dentro del hogar (es decir, que pertenece a la economía social y solidaria) es mayoritariamente pobre (en un 60%) según la satisfacción de sus necesidades básicas. Una economía que busca ser anti- (o incluso post-) capitalista y no mejora las condiciones materiales de producción y reproducción de la vida social de la población ni permite superar la pobreza no solo es políticamente inviable, sino que tampoco es éticamente deseable, por más lógica de « acumulación no capitalista » que suponga.

Sin perder de vista el horizonte de la gran transformación, una izquierda no demagógica debería entonces plantear estrategias viables en la gran transición, tomando en cuenta sobre todo de dónde se parte y el poder real que tiene el Estado en el ámbito nacional y en el concierto del sistema global. En el caso ecuatoriano, no es menor reconocer que la economía está dolarizada, que depende del sector primario, que es de baja productividad y genera poco valor agregado ; además de que Ecuador es un país pequeño con poca capacidad de influencia en un mundo globalmente capitalista. No se debe olvidar tampoco que el objetivo es la reproducción de una vida plena, de la buena vida [17], en la cual la dinámica económica no debe suponer un divorcio entre el mundo del trabajo y el mundo de la vida.

Antes de terminar esta sección, es relevante señalar que una de las bisagras entre la gran transición y la gran transformación pasa por el manejo de la sostenibilidad ambiental del mundo. La disputa por salir del capitalismo y construir otro orden está asociada –entre otras razones– a los límites biofísicos (materiales, de espacio y tiempo) que las economías se impongan. La economía capitalista es una economía ficticia, porque basa su construcción en el dinero, un ente artificial, lo que potencia la des¬conexión con lo real. En este marco, esa artificialidad puede ser puesta en jaque a través del manejo del patrimonio natural (vida) del mundo [18]

La iniciativa Yasuní-itt

Una de las principales propuestas concretas que Ecuador ha planteado al mundo en relación con lo que implica salir del desarrollo capitalista y entrar en la sociedad del buen vivir es el proyecto Yasuní-itt [19]. ¿En qué consiste ?

Por este proyecto, Ecuador se compro¬mete a mantener inexplotadas por tiempo indefinido las reservas recuperables de 846 millones de barriles de petróleo del campo itt. De esta forma se evita la emisión a la atmósfera de 407 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que reduce los impactos sobre el cambio climático. La explotación petrolera de este campo supondría la producción de aproximadamente 107.000 barriles diarios durante 13 años, y luego los pozos entrarían en su fase declinante por 12 años adicionales. Aunque las reservas probadas del campo itt alcanzan 944 millones de barriles, existen reservas posibles adicionales de 1.530 millones, cuyo valor permanece incierto debido a que no se ha realizado prospección sísmica 3d. A 2008, dadas las reservas probadas, el valor actual neto de explotar el petróleo equivaldría a recibir casi 7.000 millones de dólares [20]. Sin embargo, Ecuador espera una contribución monetaria [21] por no explotarlo de tan solo la mitad de los ingresos futuros petroleros. El resto sería asumido implícitamente por el pueblo ecuatoriano, que pasaría a ser así el principal « contribuyente ».

En efecto, la iniciativa no solo reduce la contaminación global, sino que muestra un respeto irrestricto a la biodiversidad al buscar la reproducción indefinida de las especies y de las culturas humanas. En este caso específico, dentro del Parque Nacional Yasuní se encuentran dos de los pocos pueblos en aislamiento voluntario a escala mundial : los Tagaeri y los Taromenane.

Partiendo de esta iniciativa, en la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático realizada en Cancún en 2010, el presidente Correa planteó el concepto global de « emisiones netas evitadas » (ene), referido a las emisiones de gases que una economía se abstiene de hacer. En términos netos, como bien señaló el primer mandatario en esa reunión, « no ensuciar el medio ambiente (compensación por omisión teniendo el derecho de rea¬lizar la acción) es equivalente a lim¬piarlo (compensación por acción sin tener la obligación de realizarla) » [22].

Desde la mirada neoclásica economicista, esta iniciativa podría ser leída como parte de una nueva « maldición de la abundancia » [23] que llevaría a reemplazar la dependencia del petróleo por la de la biodiversidad. Pero esto es así solo si se piensa en términos monetarios, ya que ningún otro país que no tenga conjuntamente biodiversidad y petróleo podría plantear tal propuesta. Frente a tal lectura, existe una perspectiva que resguarda el lado emancipador de la propuesta Yasuní-itt, aquella que rompe con la episteme neoclásica. A continuación, se esbozan algunas ideas en este sentido.

Once tesis de ecología política sobre el Yasuní-itt

Cuando se habla de transitar del desarrollo capitalista a la sociedad del buen vivir, la lectura no debiera restringirse a los modos de producción. Lo que está en disputa es otro orden social y, por lo tanto, otro marco de valores de la sociedad. En esta sección se intentará evidenciar por qué la ini¬ciativa Yasuní-itt da cuenta de esa contienda mediante la formulación de una serie de tesis que expresan tales trastocamientos.

1. Del antropocentrismo al biocentrismo.
Desde la mirada liberal, única¬mente el que es capaz de asumir obligaciones puede tener derechos. Con esta precondición, las generaciones futuras y también la naturaleza quedan excluidas de cualquier pacto de convivencia. Por el contrario, la iniciativa Yasuní-itt busca garantizar los derechos de la naturaleza estipulados en la nueva Constitución [24] ; por lo tanto, el pacto realizado es posthu-manidad (más allá de los seres humanos) y transgeneracional. El objetivo de la mirada biocéntrica es garantizar la reproducción de la vida en su más amplia acepción. En el marco de ese biocentrismo, « vida » no solo se refiere a la del ser humano sino también a la de las demás especies que, a su vez, garantizan la supervivencia del ser humano en el futuro. El reconocer valores intrínsecos a la naturaleza es uno de los puntos centrales de la construcción de una sociedad del buen vivir que supone una ética biocéntrica. Con ello se busca romper la postura antropocéntrica (que se maneja en el campo de los valores instrumentales) y productivista que ha primado en el capitalismo.

2. De la remediación a la prevención.
Usualmente, cuando se habla sobre el calentamiento global, las principales acciones buscan reducir la conta-minación o concretamente la emisión de dióxido de carbono. La iniciativa Yasuní-itt, por el contrario, no tiene por objetivo reducir esas emisiones, sino evitar generarlas. El cambio no es menor, dado que ataca la raíz del problema : la generación de la contaminación. Esta perspectiva, podría sostenerse, es similar a lo que en el campo de la salud implica pasar de la medicina medicamentalizada a la medicina preventiva.

3. Del genocidio y la intolerancia a la diversidad y la prolongación indefinida de las diferentes culturas humanas.
Desde un enfoque de izquierda, una de las transiciones importantes es la que lleva del capitalismo al socialismo, pero también constituye una transición pasar del colonialismo a la construcción del Estado plurinacional. Esto implica reconocer la diversidad de culturas que coexisten en una comunidad política. La iniciativa Yasuní-itt se ha propuesto respetar el aislamiento voluntario de los Tagaeri y los Taromenane, y busca de esta manera concretar uno de los objetivos fundamentales de la sociedad del buen vivir : el respeto a la diversidad y la prolongación indefinida de las culturas humanas, una propuesta significativa en un mundo cada vez más xenófobo y que en ocasiones ha generado su « progreso » a costa del genocidio y la intolerancia hacia el diferente.

4. De la economía primaria exportadora a la sociedad del (bio)conocimiento.
La moda de lo « verde » (desarrollo sustentable) no es una moda anticapitalista sino procapitalista : su fin es hacer sos¬tenible la acumulación de capital. Los recursos obtenidos por la iniciativa Yasuní-itt tienen por objetivo construir la sociedad del (bio)conocimiento para satisfacer las necesidades de la población. Sus recursos serán utiliza¬dos principalmente en el cambio de la matriz energética del país así como en investigación, ciencia y tecnología para, a través del conocimiento de la biodiversidad, resolver las necesidades vitales de los seres humanos. Al tener un objetivo más trascendente : la vida, atarnos las manos al mástil (en este caso, no explotar el petróleo) permite no caer en la tentación de ser seducidos por el canto de las sirenas (los ingresos de la explotación), para usar la imagen de Homero.

5. De la toma de decisiones individual a la toma de decisiones colectiva .
En el marco de la soberanía del país, para instrumentar esta iniciativa Ecuador ha propuesto un comité colectivo de toma de decisiones en el cual no solo participa el Estado sino también los contribuyentes y los pobladores que viven en el Parque Nacional Yasuní. Es un buen ejemplo de la relación existente entre lo local y lo global.

6. Del donante al contribuyente o copartícipe del cambio. En el mundo de la cooperación internacional, es usual que el donante imponga su voluntad al decidir el destino de los recursos donados. La lógica de la propuesta Yasuní-itt cambia la mirada del donante por la del contribuyente o copartícipe del cambio. En este caso, al ser el cambio climático un problema público y común a la humanidad, el contribuyente busca ser parte de una acción colectiva mundial para solucionarlo.

7. De bienes privados a bienes públicos, comunes y relacionales. Cuando existen problemas ambientales, la mirada neoclásica que busca el « capitalismo bueno » intenta internalizar las externalidades y considerar el medio ambiente como un bien transable de mercado. Por su parte, la iniciativa Yasuní-itt busca construir el sentido de que la biodiversidad y el cambio climático son bienes públicos y comunes a la humanidad, razón por la cual no son asunto de un Estado-nación sino un asunto transestatal y posnacional. De la misma forma, su valoración no está asociada en sentido estricto a una cantidad de dinero que se espera recibir, sino a la construcción de una relación diferente entre el ser humano y la naturaleza y a una valoración de la biodiversidad no cuantificable monetariamente. Si bien uno de los principios del socialismo es la suprema¬cía del trabajo sobre el capital, como se ha sugerido en otros artículos, la sociedad del buen vivir tiene un principio adicional : la supremacía de la vida (buena) sobre el trabajo [25]. Esa vida pone el centro de atención en la generación de bienes (no males) relacionales, que incluyen la relación armoniosa de la mujer y el hombre con la naturaleza. Este es uno de los principios rectores que rigen la iniciativa Yasuní-itt.

8. De Bretton Woods a la construcción de una nueva arquitectura financiera mundial.
Luego de la Segunda Guerra Mundial se construyó una arqui¬tectura financiera que ha sido perjudicial para los países denominados « periféricos ». Incluso podríamos se-ñalar que estos han financiado a los países « desarrollados » a través del depósito en el Sistema de Reserva Federal de EEUU de sus reservas de libre disponibilidad [26]. La iniciativa Yasuní-ITT, dado que ataca un mal común mundial, necesita de una arquitectura financiera transestatal, por lo cual crea un fideicomiso en el Pro-grama de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). No obstante, en sus inicios la idea fue que esos fondos fueran parte del Banco del Sur, impulsado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) [27], algo que no pudo concretarse por los ritmos de su creación. No se puede discutir el sentido del capitalismo si no se disputa la arquitectura financiera imperante, lo que incluye la discusión sobre el papel del dólar como moneda de intercambio mundial.

9. Del valor de cambio al valor de uso.
Siguiendo las palabras de Oscar Wilde, se podría ironizar diciendo que la economía capitalista « conoce el precio de todo pero no sabe el valor de nada ». La iniciativa Yasuní-ITT es un ejemplo no del precio que se asigna a un bien en el mercado, sino del valor de uso que tiene para la humanidad, en este caso, la biodiversidad ; en otras pala¬bras, se trata de dar prioridad al valor de uso y no al valor de cambio.

10. De la valoración y análisis unidi¬mensional al análisis multicriterio y complejo. Por lo general, en la econo¬mía del capitalismo se usa unidimen¬sionalmente el dinero como unidad de valoración y análisis de la sociedad y de la economía. Así, dado el valor de cambio utilizado en el mercado, re¬sultaría económicamente irracional no explotar el Yasuní-ITT. Como se ha

sostenido en otras ocasiones, mientras no se dispute la valoración de la sociedad con otras unidades de análisis (tiempo, energía, biomasa, etc.) será difícil construir un orden social diferente. Por el contrario, desde la iniciativa Yasuní-ITT resulta racional no explotar el petróleo justamente porque se con¬templan en el análisis otras variables que no tienen precio : la prolongación indefinida de las culturas, el tiempo de vida de la biodiversidad, la construcción social del sentido de lo público y común a escala mundial, entre otros. En Ecuador se ha realizado una valoración de la iniciativa a través de la metodología multicriterio que arroja como resultado que es más valioso dejar el crudo bajo tierra que explo-tarlo [28]. Esta situación devela la necesidad de contender en el campo epistemológico a fin de revisar el valor de las cosas y las acciones humanas. En este proceso, la unidad de análisis de las relaciones económicas y sociales debería dejar de ser el dinero y pasar a ser –por ejemplo– el tiempo [29] o lo biofísico [30].

11. De la valoración de la acumula¬ción del capital al « valor de no hacer nada » o de la no acumulación. Desde una mirada neoclásica, la riqueza de las naciones está asociada a la capacidad de acumulación de capital que tiene una economía. En oposición a esa perspectiva, la iniciativa Yasuní-ITT propone justamente valorar la « no acumulación », al dejar intacto el patrimonio. En ese sentido, el mayor valor de la iniciativa se conseguirá cuando el mundo reconozca el valor de no hacer nada (dejar el parque intacto) ; porque esto implicará reconocer el significado de un bien mundial, público y común, así como el valor de la naturaleza, el valor de una acción colectiva global, el valor de la « no acumulación », y también el valor de la vida.

Una propuesta adicional para la transición : el impuesto Yasuní-ITT

En sí misma, la iniciativa Yasuní-ITT no es un proyecto que permita generar la suficiente riqueza como para sacar a todos los pobres de la pobreza ni satisfacer las necesidades básicas de todos los ecuatorianos. No obstante, es una iniciativa que permite evidenciar que la izquierda no solo no se debe conformar con buscar un « buen capitalismo », sino que debe plantear innovaciones que disputen el sentido del capitalismo y busquen construir otro mundo. En este marco, es necesario buscar el modo de hacer viable la iniciativa.

El modelo que subyace a la propuesta Yasuní-itt apunta a resolver el problema desde la fuente ; así, se convierte en la mejor iniciativa de abatimiento de

carbono que se haya presentado jamás en un país petrolero. Durante la gran transición, un proyecto de izquierda debe buscar formas de limitar el capitalismo, sobre todo el especulativo. Si no se asocia capitalismo con deterioro ambiental, realmente no se podrá dar soluciones a los problemas que afectan a la naturaleza ni tampoco se podrá dar el salto cualitativo para buscar la sociedad pro-buen vivir o poscapitalista.

En el marco de Río+20, desde las ideas contenidas en este escrito se planteó la necesidad de establecer un impuesto que permita cumplir con dos objetivos [31] : poner límites al capitalismo y « yasunizar » el mundo. La propuesta consiste en gravar la salida de capitales (tasa Tobin) para financiar proyectos, principalmente en países en vías de desarrollo, semejantes a la iniciativa Yasuní-ITT. Así, esa tasa iría al corazón de la transición mencionada : desalentaría el flujo de capital especulativo (« capitales buitres »), que no inyectan recursos a la economía real, y daría incentivos no solo para que se reduzca la emisión de contaminación, sino para que se evite producirla, dando prioridad a las zonas con patrimonio natural más valioso (lugares con mayor biodiversidad).

El impuesto Yasuní-itt sería parte de una agenda de mayor alcance que Ecuador ha venido planteando al mundo durante los últimos cinco años. Esta agenda incluye el pago de la deuda ecológica (como contrapropuesta al pago de la deuda externa), así como el impuesto Daily, que consiste en gravar la emisión de dióxido de carbono en general y, en particular, cobrar un impuesto a las exportaciones de petróleo. Estas iniciativas financieras podrían ser recaudadas por un fondo mundial para la transición socioecológica, que podría ser administrado regionalmente (África, Asia, Sudamérica, etc.) mediante una nueva arquitectura financiera (Fondo del Sur, Banco del Sur) que aún se debe concretar.

Consideraciones finales

Lo desarrollado en las secciones precedentes se inscribe en lo que teóricamente se ha planteado en otros escritos : que el proyecto político de Ecuador tiene que recorrer algunas fases (que no implican secuencialidad) para llegar a la gran transformación social (la sociedad del buen vivir). La gran transición implica pasar por el posneoliberalismo, el socialismo de mercado o socialismo redistribuidor y el biosocialismo republicano o socialismo del sumak kawsay [32]. Incluso, en ciertos ám¬bitos, implica continuar con políticas del ciclo neoliberal.

Estas fases, más allá del número y la caracterización precisa, involucran

diferentes modalidades de acumulación y (re)distribución en la economía y la sociedad ecuatorianas [33]. Estas modalidades no son lineales. Implican en su consecución contradicciones, avances y contramarchas, justa¬mente porque lo que está en juego son intereses políticos y económicos que frenan o permiten acelerar los cambios. Si pudiese ilustrarse una imagen de la transición, sería algo parecido a un trébol de cuatro hojas, con una re¬presentación similar a la del gráfico :

Las intersecciones de las hojas de este trébol justamente dan cuenta de la convivencia de diferentes estadios en un mismo momento : rezagos y aristas de la sociedad futura. Por ejemplo, se podría decir que la política social por un tiempo podrá seguir siendo neoliberal [34], la política económica, posneo¬liberal [35] y propuestas como la iniciativa Yasuní-ITT serían consideradas

Gráfico
Las fases de la transición

Ver pdf en adjuntos.

–como se ha sostenido– poscapitalistas. Como se expresa en el gráfico, esto no implica ir para « adelante » (en términos de progreso), pero tampoco para atrás. Es simplemente intentar construir otra sociedad contemplando los diversos ritmos sociales y naturales y los tiempos políticos.

La posibilidad de transformación desde la izquierda está en plantear una transición viable ética y políticamente, lo cual implica sin lugar a dudas también esgrimir una estrategia clara de acumulación y (re)distribución [36]. Por ejemplo, como se señaló anterior¬mente, querer construir una economía popular y solidaria por el simple hecho de ser anticapitalista no es una propuesta viable para la izquierda si no garantiza la superación de la pobreza [37]. A su vez, pensar, en nombre de un pragmatismo ciego, que lo único que debe hacer la izquierda es buscar el lado bueno del capitalismo o simplemente administrarlo de una mejor manera, es no tomar en cuenta la historia, casi como ignorar que la humanidad ha transitado por otras formas de convivencia social a lo largo de sus días, y creer que realmente nos encontramos en la última y definitiva etapa de la historia de la humanidad : en su fin.

Este artículo ha tratado de evidenciar que Ecuador se encuentra en un proceso de transición, intentando construir un nuevo orden social. En este momento se está disputando políticamente la desestructuración del Estado capitalista, desarrollando al mismo tiempo propuestas innovadoras, como la iniciativa Yasuní-itt, que implican avanzar en la construcción de un nuevo ethos, una nueva episteme, una nueva escala de valores, no solo para los ecuatorianos sino para el mundo global.

Si bien el camino no es fácil, el punto radica en no renunciar a la búsqueda de la emancipación social, a la par de no perder de vista las condiciones de viabilidad para alcanzarla. No hacerlo es plantear un proyecto político « muerto antes de nacer ».

* René Ramírez Gallegos : secretario nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación y presidente del Consejo de Educación Superior del Ecuador. Fue secretario nacional de Planificación y Desarrollo.

Nota : el autor agradece la lectura crítica y minuciosa de Analía Minteguiaga.

Nueva Sociedad n° 236. Buenos Aires, Noviembre-Diciembre 2011

Notes

[1Parte de la raíz del problema, que no se tratará en este artículo, es la relación que se configura entre el capitalismo y la democracia representativa.

[2R. Ramírez Gallegos : « Socialismo del sumak kawsay o biosocialismo republicano » en Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) : Socialismo y sumak kawsay. Los nuevos retos de América Latina , Senplades, Quito, 2010.

[3Ibíd.

[5La sigla « itt » refiere a los nombres de los pozos petroleros ubicados en el Parque Nacional Yasuní : Ishpingo, Tiputini y Tambococha.

[6Will Hutton : « La socialdemocracia liberal, la equidad y el buen capitalismo » en Nueva Sociedad Nº 236, 11-12/2011

[7D. Harvey : Breve historia del neoliberalismo, Akal, Madrid, 2007.

[8Adam Smith en Pekín. Orígenes y fundamentos del siglo xx, Akal, Madrid 2007, p. 345, énfasis del autor.

[9En otros artículos se ha planteado que, sin dejar de utilizar las herramientas de mercado pero con una unidad de análisis e intercambio diferente del dinero (tiempo, energía, biomasa) se podría construir otro orden social. Ver R. Ramírez Gallegos : La felicidad como medida del Buen Vivir en Ecuador. Entre la materialidad y la subjetividad , Senplades, Quito, 2011

[10Usualmente se señala que el sistema económico que se plantea en la Constitución de Ecuador está en contra de procesos de revolución industriosa (y no « industrial », v. la diferencia en G. Arrighi : ob. cit.). Como se ha sostenido en otros espacios, el proceso de industrialización puede regirse por una lógica que respete principios ecológicos, sociales y solidarios diferentes de los del mercado capitalista. Muchas veces se da por supuesto que los sistemas económicos contrarios al capitalismo son por definición ineficaces e ineficientes, lo cual tampoco es una verdad sin matices.

[11Lo mencionado no niega la particularidad del caso ecuatoriano durante el momento neo¬liberal ni las evidentes dificultades de las clases acomodadas para superar sus fracciones y divisiones internas y llevar adelante un proyecto hegemónico de capitalismo a ultranza. En este sentido, debe distinguirse la hegemonía de estos grupos de la hegemonía neoliberal en tanto representación del mundo, ideología y hasta proyecto político-cultural. Esta última funcionó efectivamente en Ecuador más allá de las especificidades señaladas.

[12En la última reforma tributaria aprobada en el mes de noviembre de 2011, este impuesto subió de 2% a 5% y ahora se aplica también al dinero producto de las exportaciones que no retorna al país.

[13En el Código Orgánico de la Producción aprobado en diciembre de 2010 se establece que para que un empresario pueda cobrar utilidades todos sus empleados deben tener un salario igual al costo de la canasta básica (« salario dignidad »).

[14En este texto se hace hincapié en el actor estatal sin menospreciar el papel de los actores sociales. Sin embargo, se deben dejar sentados el reflujo y la fragmentación que los movimientos sociales han experimentado en Ecuador desde 2003 a la fecha. Ver R. Ramírez Gallegos : La felicidad como medida del Buen Vivir en Ecuador, cit.

[15Al observar el crecimiento del país en los años de gobierno del presidente Rafael Correa, se puede apreciar que, a mayor nivel de pobreza, la velocidad de crecimiento del ingreso es mayor.

[16En menos de cinco años casi se ha revertido la distancia entre el decil más rico y el más pobre a lo que era 21 años atrás (1990), año en el que todavía no empezaba en Ecuador la etapa de políticas neoliberales más fuertes y decididas. Ver R. Ramírez Gallegos : La felicidad como medida del Buen Vivir en Ecuador, cit.

[17Para un más amplio desarrollo del concepto de « vida buena » o « buena vida », v. R. Ramírez Gallegos : La vida (buena) como « riqueza » de las naciones. Hacia una socio-ecología política del tiempo, iaen / senescyt, Quito, en prensa.

[18No es casualidad que EEUU no haya firmado el Protocolo de Kioto ni que Rusia, Canadá y Japón hayan anunciado que no formarán parte del segundo periodo de compromisos de Kioto luego de la reciente cumbre realizada en Durban. De acuerdo con los expertos, al final, en el segundo periodo, Kioto solo controlará 15% de las emisiones. Poner límites a la emisión de dióxido de carbono es poner límites al crecimiento del capital. En este sentido, paradójicamente, tampoco es casualidad que la « mejor » acción para reducir la emisión de gases que producen efecto invernadero haya sido la crisis financiera que viven los países denominados « desarrollados ».

[19V. la página web de la iniciativa, http://yasuni-itt.gob.ec/

[20Es importante señalar que si no hubiera existido la voluntad política de mantener el crudo bajo tierra y hubiera empezado la explotación a inicios del gobierno de Correa, el país contaría ya con los primeros flujos de recursos monetarios de la explotación. Por otra parte, a los precios actuales del barril de petróleo, los ingresos para el Estado ecuatoriano en valor presente neto podrían incluso duplicarse.

[21Sobre iniciativas para financiar el proyecto, v. <www.yasunisupport.org>.

[22R. Correa : « Discurso ante el pleno. XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático », Cancún, 8 de diciembre de 2010.

[23En términos simples, la « maldición de la abundancia » describe la situación de aquellas economías que, por tener abundantes recursos naturales no renovables, no desarrollan otros sectores económicos de mayor valor agregado y se vuelven así dependientes de esos recursos

[24Ecuador es el único país del mundo que garantiza derechos a la naturaleza en su Constitución. Otros países también han actuado en el mismo sentido, como por ejemplo Bolivia, pero lo estipulan en una normativa inferior (leyes o reglamentos).

[25R. Ramírez Gallegos : La vida (buena) como « riqueza » de las naciones, cit.

[26Banco Mundial : Global Development Finance 2006, bm, Washington, dc, 2006, p. 139.

[27En el año 2009, mientras el presidente Correa preparaba una presentación sobre el Yasuní-itt en Londres, se produjo un debate entre este, el autor de este escrito y el ex-canciller Fander Falconí Benítez. En aquella ocasión el primer mandatario de Ecuador posicionaba la idea de la importancia de que el fideicomiso se creara en el Banco del Sur a fin de contrarrestar el poder que han tenido durante décadas las instituciones fundadas en el marco de Bretton Woods.

[28María Cristina Vallejo : «  Resultados del análisis multicriterial de la iniciativa Yasuní-itt », Senplades / mcp / mae / mdg, Quito, 2011, mimeo.

[29R. Ramírez Gallegos : La vida (buena) como « riqueza » de las naciones, cit.

[30M.C. Vallejo : « Perfiles metabólicos de tres economías andinas : Colombia, Ecuador y Perú », tesis de doctorado en Economía, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Sede Ecuador, 2010, mimeo.

[31La propuesta fue planteada por el autor de este texto.

[32R. Ramírez Gallegos : « Socialismo del sumak kawsay o biosocialismo republicano », cit.

[33Quizá una idea errónea que creo separa a los socialistas clásicos de los que piensan incluso el « postsocialismo » (si cabe ese concepto) es justamente la creencia de que el cambio solo pasa por la organización económica –acumulación y (re)distribución–. El desafío está en construir un nuevo orden social, lo que im¬plica una nueva ética, nuevos valores, nuevas formas de democracia y de Estado y también nuevas formas de generación de riqueza, de distribución y redistribución.

[34Analía Minteguiaga : « Política y políticas sociales en el Ecuador reciente : dificultades asociadas a la salida del ciclo neoliberal » en Revista de Ciencias Sociales, en prensa. En la misma línea de análisis, mientras un sector de la izquierda sostiene que no ha habido cambios sustantivos en la política social dado que, por ejemplo, las transferencias monetarias condicionadas continúan bajo la misma lógica del neoliberalismo, el otro grupo (el « pragmático ») defiende que estas políticas deben sostenerse. Su justificación principal refiere a que ahora ya no es un « bono de pobreza » sino un « bono de desarrollo humano » que incluye condicionalidades que protegen capacidades humanas (educación y salud). Según la tesis que propone este artículo, podríamos señalar que no se puede abandonar de la noche a la mañana tal política, dado que esa transferencia de dinero no es despreciable para cierto grupo de pobla¬ción. A su vez, para la viabilidad de la « transición » es sin duda necesario mantener tales intervenciones ; no hacerlo implicaría importantes restricciones para la supervivencia del gobierno en el poder y, por ende, cuestionaría la posibilidad misma de disputar a mediano plazo la « transformación social ». Empero, resignarse a mantenerlas ad infinitum, sin signos de esfuerzos y planteos alternativos, supone también poner entre paréntesis y paralizar la gran transformación. En el gobierno de Ecuador, varias propuestas plantean que el Bono de Desarrollo Humano debería vincularse a una meta más ambiciosa : la universalización de la seguridad social.

[35R. Ramírez Gallegos : La felicidad como medida del Buen Vivir en Ecuador, cit.

[36La acumulación de esta riqueza no tiene por objetivo la acumulación en sí misma, sino la re¬producción de la vida humana (una vida plena) y la de la naturaleza.

[37Un debate contemporáneo que resulta clave para la izquierda en todo el continente tiene que ver con la decisión de explotar o no recursos naturales no renovables (petróleo u otros productos de la minería). La situación es compleja. Por un lado, debe admitirse que negar esta explotación supone no pensar en una propuesta política viable. En el caso de Ecuador, sin el petróleo el país no podría encarar ninguna transformación social sostenible. Lo que sí se debe disputar es un pacto territorial para la no explotación en áreas con alta biodiversidad. ¿Por qué no hacer minería en territorios con alta erosión de la tierra ? La racionalidad de la explotación o no de recursos naturales está asociada a una debida planificación y ordenamiento del territorio según sus paisajes ecológicos (por ejemplo, no explotar en áreas protegidas o territorios con fuentes que garanticen el derecho al agua).

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