Accueil > Notre Amérique > Informe Estratégico Regional sobre América Latina de la Comisión Europea
La región objeto de este informe está formada por distintos bloques subregionales : América Central (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, el Caribe -13 países- y México) ; América del Sur, compuesta, a su vez, de la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay), y, por último, Chile.
Presentación de la región y resumen de la estrategia regional
Febrero 2004
Se caracteriza por una gran diversidad geográfica que alberga a poblaciones indígenas y a otras procedentes de la emigración europea, africana y japonesa (en Brasil y Perú) y comparte patrimonio histórico, valores, próximos a los europeos, y lenguas : la mayor parte de sus 500 millones de habitantes habla español o portugués (Brasil).
Es la más urbanizada de las regiones en desarrollo. Se prevé que su población urbana, en la actualidad equivalente al 75 % del total, alcance el 79 % para el 2020 (las tasas más elevadas se concentran en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay).
Posee recursos naturales considerables, mineros y energéticos, así como una riqueza medioambiental excepcional, como demuestran, a título de ejemplo, la selva amazónica y su gran biodiversidad.
Se encuentra entre las regiones de alto riesgo en cuanto a fenómenos naturales. América Central y la región andina sufren a menudo catástrofes climáticas o sísmicas de gran magnitud.
Tras años de inestabilidad política y conflictos regionales, hoy en día todos los regímenes políticos de América Latina, a excepción de Cuba, son democráticos, y se han iniciado procesos de paz que podrían poner fin a los conflictos internos. Los gobiernos de la región recurren cada vez más a la vía diplomática y a las negociaciones para resolver los problemas fronterizos.
Se han iniciado procesos de integración regional que, junto con la multiplicación de los acuerdos de libre comercio, han desempeñado un papel de primer orden en los intercambios y han contribuido al crecimiento económico y al desarrollo de la región.
Excepto Cuba, todos los países de la región han adoptado una economía de mercado (liberalización, privatizaciones) y algunos de ellos han recibido inversión extranjera. Sin embargo, la situación regional no deja de ser heterogénea.
La región consta de países poco desarrollados, sobre todo en América Central y la región andina, y otros, como México, Brasil, Chile, Uruguay o Argentina, donde la industrialización y el nivel de ingresos son relativamente elevados y que se consideran economías emergentes.
El PIB medio regional por habitante, de 3.800 USD en 1999, varía de unos países a otros entre uno y quince (430 dólares en Nicaragua y 7 000 dólares en Argentina).
Dentro de cada país la riqueza también está desigualmente repartida : se calcula que en 13 países el 10 % de la población más desfavorecida sólo tiene acceso a la vigésima parte de la riqueza del 10 % de la categoría de los más ricos. Según las estimaciones, en el conjunto de la región 200 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza.
Por otra parte, en los últimos años la región ha sufrido la inestabilidad de los mercados financieros (crisis financiera mexicana, crisis asiática, crisis financiera argentina).
Varios países se enfrentan con la necesidad de administrar la pesada carga del pasivo acumulado en un periodo reciente de inestabilidad política. Esta herencia explica la necesidad de avanzar para paliar la falta de infraestructuras, principalmente en el ámbito social. Se han realizado esfuerzos importantes por modernizar la economía y se han conseguido préstamos extranjeros cuantiosos. Para algunos países, la carga de esta deuda resulta demasiado pesada, en un contexto en el que se carece de sistema monetario estable, armonizado, y de ingresos públicos suficientes para cubrir las amortizaciones en condiciones aceptables. El deterioro de las balanzas de pagos va seguido de planes de reprogramación de la deuda que incluyen medidas de ajuste estructural, necesarias pero impopulares, lo que conlleva un riesgo de movimientos sociales y de retorno a la inestabilidad política.