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10 de agosto de 2017

GEAB verano 2017 :
El petróleo, núcleo de la crisis sistémica global

 

Todas las versiones de este artículo: [Español] [français]

El pasado verano, en aras de la honestidad y la pedagogía, recogimos todas nuestras anticipaciones sobre el brexit, disculpándonos por nuestros errores de anticipación. A día de hoy, considerando las enormes dificultades que está suponiendo efectuar la petición popular de divorcio de Europa, estos errores de anticipación se muestran muy relativos, lo que nos lleva a augurar que, como ya habíamos dicho, «no habrá brexit». « Nadie sale de Europa ». Creíamos que la esfera político-mediática británica se daría cuenta de ello antes del referéndum y se esforzaría por obtener un «sí». Sin embargo, no ha empezado a entenderlo hasta diez meses después… creando una situación irresoluble para la isla… y para el continente.

Este verano, les proponemos un repaso por nuestras anticipaciones sobre el petróleo, un tema de gran importancia en la crisis sistémica global, sobre el que regularmente presentamos una serie de anticipaciones destinadas a ayudarles a formular sus propias estrategias y tomar decisiones al respecto.

Echando la vista atrás sobre nuestras recomendaciones y análisis de los últimos dos años, hemos quedado impresionados por la coherencia de nuestros ejes de interpretación y por la precisión de anticipación lograda gracias a ellos. Observar las interacciones coyunturales entre los grandes productores de petróleo, en el contexto general del destronamiento del rey petróleo, funciona de maravilla y nos permite anticipar con gran exactitud la evolución a corto y medio plazo de los precios del oro negro.

Más recientemente, comenzamos a percatarnos del papel que juegan los agentes privados, como por ejemplo Glencore, en una diplomacia petrolera en la sombra, lo que debería permitirnos afinar aun más nuestras anticipaciones.

En los próximos números del GEAB, observaremos cada vez más la evolución de toda la industria energética en su conjunto, con el fin de considerar la unión de las diferentes fuentes de energía bajo el liderazgo de un «rey de la energía», en relevación del difunto « rey del petróleo ». Como decíamos en nuestro número de junio, la era del « demasiado grande como para caer » deja paso a la del «demasiado alto como para alcanzarlo ». El mundo de después, tal y como lo ha planteado el mundo de antes, no será color de rosa…

Extractos del GEAB 116 / 15.06.2017

Petróleo: a contracorriente

El superpetrolero Saig, fletado por la multinacional Royal Dutch Shell Plc, vaga como un alma en pena a 530 millas al sur de las Islas Canarias, en búsqueda de clientes para sus 2 millones de barriles de petróleo del mar del Norte, ahora que su destino inicial, China, ha resultado no necesitarlos. « ¿Quién quiere mi petróleo? ¡Lo vendo barato! ». El reinado del oro negro ha llegado al final de sus días… Como ya hemos señalado, ni siquiera una guerra puede hacer nada al respecto. […]

El día en que la coalición en torno a Arabia Saudita anunció la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Qatar, amenazando con una kuwaitización de Qatar, los precios del petróleo se desplomaron. No es la primera vez que observamos como un brote de conflicto ya no provoca el aumento de los precios. Este hecho corrobora nuestras anticipaciones sobre los ejes que venimos siguiendo desde hace mucho: las transiciones energéticas (energías renovables, gas, nuclear) y económicas (economía electrónica, que consume menos energía) han destronado definitivamente al rey petróleo, que ya no es todo poderoso y cuyo valor se tasa únicamente en función de la capacidad de entendimiento entre los príncipes, en relación a los volúmenes de producción (cooperación entre la OPEP y los NOPEP). La escalada de tensión entre Arabia Saudita e Irán nos permite anticipar que los mercados cuestionarán los acuerdos entre los países productores, amenazando con volver a aumentar los niveles de producción, lo que justificaría una bajada inmediata de los precios. Es una buena noticia, entre otras cosas, porque existe una (muy poderosa) razón menos para iniciar una guerra. Como era de esperar, nuestro equipo anticipa que la época de tensiones en torno a Qatar amenaza con hacer que los precios oscilen hacia abajo, aunque se recuperarán con rapidez en cuanto se establezcan vías de resolución, para aproximarse de nuevo a los 50 dólares el barril, e incluso superarlos ligeramente si la crisis favorece una estrategia de consolidación de las cooperaciones regionales y suprarregionales.

Vuelve Glencore

El gigante suizo de la materia prima, presente en 50 países y con 154.000 empleados en el mundo, tras haber experimentado grandes dificultades en 2015, al caer los precios, hasta el punto de haber estado al borde de vender ciertos yacimientos de extracción (como el de Nueva Caledonia [1]), está ahora viviendo un frenesí de fusiones y adquisiciones. A título de ejemplo, solo en las últimas semanas han ocurrido muchas cosas. Se ha enfrentado a la filial de Yancoal en China por la compra de las minas australianas de Río [2] y ha ganado. Ha firmado un acuerdo con Corporación G500 SAPI para crear una joint-venture para el abastecimiento de estaciones de servicio en México [3]. Se ha acercado al empresario estadounidense Bunge con el objetivo de coronarse como líder de la materia prima agrícola [4]. Se ha asociado a Carlyle para comprar la empresa de refinado marroquí Samir [5]. El pasado febrero, compró por 905 millones de euros partes de minas de cobalto y cobre en la República Democrática del Congo [6]. Poco antes, en diciembre de 2016, se asoció al fondo soberano de Qatar para adquirir el 19,5% de las participaciones de Rosneft y firmó un acuerdo con la petrolera para asegurar el acceso de 220.000 barriles de petróleo adicionales al día para sus actividades empresariales. Nos gustaría llamar la atención de nuestros lectores sobre la hiperactividad de Glencore, que se caracteriza particularmente por haber avanzado sus peones en países sancionados, tomando varios pasos de ventaja frente a sus competidores más exigentes. Glencore ha extraído un beneficio de 936 millones de dólares, tras una pérdida abismal de 8.100 millones en 2015, y ya ha redistribuido sus dividendos, tras un año de pausa. Está claro que Glencore ha lanzado un blitzkrieg, un farol que debería hacer al grupo suizo estratégicamente imprescindible. Es probable que esté implicado en la labor de control de la producción a cargo de la OPEP, chupa del bote ruso, probablemente sea una de las razones por las que se han enturbiado las sacrosantas normas de transparencia del Banco Europeo de Inversión [7]… Más que una multinacional gigante, Glencore es un actor estratégico, político y económico mundial que, desde hace unos meses, se está posicionando como agente imprescindible. Tras el “demasiado grande como para caer” viene ahora el “demasiado alto como para alcanzarlo”.

Si sirve de consolación, se puede sacar provecho pues la acción, actualmente a 2,83 libras esterlinas, tiene todas las papeletas para revalorizarse a largo plazo… Para leer más: GEAB especial

GEAB Informe Especial, Agosto 2017

Notas

[1Fuente: FranceInfo, 02/03/2016 (para comparar con ahora: FranceInfo: 02/03/2017)

[2Fuente: Zone Bourse 11/06/2017

[3Fuente: Le Figaro, 18/05/2017

[4Fuente: Les Echos, 26/05/2017

[5Fuente: Media24, 16/05/2017

[6Fuente: Le Figaro, 13/02/2017

[7Fuente: The Guardian, 20/08/2014

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