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Cuando las novelas de Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez comenzaron, en la década de 1960, a ocupar gran parte de las estanterías de las librerías europeas, el fenómeno se denominó boom latinoamericano. Hoy, una nueva generación de autoras toma el relevo. Su éxito se debe en gran medida al arraigo de sus obras en sus sociedades de origen.
En abril de 2024, la escritora argentina Selva Almada entró, de manera destacada, en la shortlist del Premio International Booker. Gracias a la traducción al inglés de su novela « No es un río » (Random House, 2022), esta escritora de la provincia de Entre Ríos, limítrofe con Uruguay, se sumó a la larga lista de autoras latinoamericanas que, en los últimos seis años, han figurado entre las finalistas de este prestigioso premio literario británico, el hasta hace poco (mal) llamado Man Booker Prize. Una cuarta parte de las obras preseleccionadas para la edición de 2024 fueron sudamericanas [1].
Aunque la novela de Almada no obtuvo el galardón, su « derrota » equivale a una victoria, ya que le abrió las puertas de los mercados anglosajones, los más prometedores. En los últimos diez años, el International Booker ha reconocido y popularizado a numerosas escritoras « latinas » traducidas a la lengua de Shakespeare. Entre las argentinas podemos mencionar, además de a Almada, a Gabriela Cabezón Cámara, Ariana Harwicz, Claudia Piñeiro y Samanta Schweblin ; entre las mexicanas, a Fernanda Melchor y Guadalupe Nettel ; entre las peruanas, a Gabriela Wiener.
Adaptaciones al cine —por ejemplo, « Matate, amor », de Harwicz (Lengua de Trapo, 2013), por parte de la directora Lynne Ramsay en 2025—, y en las plataformas de streaming —en particular, « Distancia de rescate », de Schweblin (Penguin Random House, 2015), en 2021 o « Temporada de huracanes », de Melchor (Random House, 2017), en 2023—, reseñas elogiosas en la prensa internacional, traducciones a docenas de lenguas : la literatura latinoamericana marcha viento en popa y son las mujeres las que soplan más fuerte en las velas. Algunos aventuran un paralelo con el boom de la novela hispanoamericana de las décadas de 1960 y 1970, que consagró en Occidente a autores como el argentino Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa, el colombiano Gabriel García Márquez o el mexicano Carlos Fuentes. También asociado al movimiento, el paraguayo Augusto Roa Bastos valoró no obstante ese entusiasmo de manera crítica y lúcida : « La sociedad de consumo en que vivimos ha descubierto que, del mismo modo que se puede explotar una región rica en petróleo, se puede explotar una región rica en escritores » [2].
Tras unas décadas de relativa indiferencia, editoriales de todo el mundo vuelven a extraer, como quien extrae petróleo, prosa latinoamericana. La comparación surge casi espontáneamente, ya que, desde esa época dorada, ninguna generación de autores de la región ha alcanzado semejante éxito. Sin embargo, sin renegar de ese legado, las escritoras actuales insisten en un punto : no se trata de un nuevo boom. « Lo que tiene lugar es un cambio de foco », nos explica la ecuatoriana María Fernanda Ampuero. « Como en el teatro. Hasta ahora, los focos iluminaban a los escritores. Las mujeres también estaban en el escenario, pero en la sombra. Para verlas, era necesario saber que estaban allí, observar con atención. Ninguna de nosotras lo ve como un fenómeno nuevo o creado por la industria editorial ».
Radicada en Barcelona y considerada una figura insoslayable de la literatura universal del siglo XX, Carmen Balcells, fallecida en 2015, representó a seis premios nobel, cuatro de ellos de origen hispanoamericano (García Márquez, Vargas Llosa, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el chileno Pablo Neruda). Balcells dio a conocer al gran público autores nativos de países que el Viejo Continente calificaba por entonces de « periféricos ». Trabajó simultáneamente por sus carreras y por la profesionalización del oficio de escritor. E impuso y encarnó, a lo largo de su vida, la figura del agente literario. « El boom fue, ante todo, la invención de una mujer que eligió a escritores de gran talento y los hizo trabajar, con el éxito conocido », confirma Cabezón Cámara. « Era un mundo muy machista, una época en la que la gente se negaba a ser operada por una cirujana o a subirse a un avión pilotado por una mujer. No estaba preparado para escuchar una voz femenina ». Según el escritor argentino Enzo Maqueira, uno de los pocos representantes masculinos de su generación que ha encontrado un lugar en el nuevo ecosistema, « el boom fueron tres o cuatro hombres, mucho talento, muchísima política y buenas dosis de marketing. El movimiento actual es mucho más auténtico y está enraizado en nuestras sociedades ».
El éxito de las autoras latinoamericanas refleja la vitalidad de las reivindicaciones feministas en una región fuertemente marcada por la dominación masculina. Residente en Alemania desde hace once años, Schweblin compara así la situación de ambos continentes : « En Berlín el feminismo está en todas partes, pero está de fiesta. ¡En Latinoamérica está en guerra ! ». Del mismo modo que el boom comenzó tras un ciclo político regional inaugurado por la Revolución cubana, el impulso actual se inscribe en el contexto de las movilizaciones feministas de los últimos años, de Buenos Aires a Quito, de Santiago de Chile a Bogotá.
Ayer, el retrato de Latinoamérica era obra de hombres blancos, aventureros, a veces revolucionarios y a menudo mujeriegos. Ahora, los megáfonos de la región los llevan una multitud de actores, principalmente femeninos. Las nuevas embajadoras de la literatura hispanoamericana abordan las formas que reviste la dominación sexista —discriminación, obstáculos al aborto, violencia, feminicidios [3]—, a la par que muestran la respuesta de las sociedades del subcontinente a esos problemas universales. Especialista del horror, uno de los géneros de moda, la ecuatoriana Ampuero genera una atmósfera de suspense para que los lectores se identifiquen con heroínas (niñas, mujeres jóvenes) sobre las que se cierne una amenaza masculina [4]. Muchas autoras se interesan por esta literatura de lo extraño, que se abisma en el terror social y el lado fantástico de la vida cotidiana, como las argentinas Mariana Enríquez, Schweblin o Harwicz, asentada en Francia desde 2007.
Adiós al escritor prometeico y sus relatos épicos ; la gran aventura se nutre ahora de los tormentos de la vida cotidiana, la de las mujeres, para construir ficciones palpitantes. « La esfera personal es política. En la época del boom estaba el escritor total. Hoy, es Annie Ernaux quien gana el Premio Nobel. ¡Es revelador ! », observa Nettel. « En Francia, los lectores y lectoras se identifican con esas cuestiones sociales », subraya Joachim Schnerf, escritor y editor de literatura extranjera en la editorial Grasset. « Hay temas de los que, en literatura, se habla poco aquí. Pero, en mi opinión, más allá del tema de cada libro, la alteridad —y, por tanto, el interés por estas autoras— está en la dimensión propiamente literaria de sus obras. En la forma, por ejemplo : la tradición de la novela corta perdura en Latinoamérica, especialmente con Schweblin y Enríquez [5]
« Pocos autores franceses se dedican a este género ». De hecho, la idea de que su éxito responde al tratamiento de temas específicamente femeninos suele irritar a las autoras. « Por supuesto, hay puntos de encuentro entre nuestras obras, como en toda la literatura », admite Ampuero. « ¡Pero obstinarse en buscar esos puntos comunes por nuestra condición de mujeres es ofensivo ! Las mujeres suponen la mitad de la población, y siempre han escrito. En México, al menos, desde los tiempos de Sor Juana Inés de la Cruz ».
« Son las lectoras quienes han cambiado las reglas del mercado editorial. En América Latina suponen el 70% de los lectores », recuerda Schweblin, una de las escritoras argentinas más traducidas y mediáticas. En Distancia de rescate, lo fantástico se cuela en la banalidad de lo cotidiano : dos madres, a pocos años de distancia, viven la misma experiencia que pone a prueba su amor maternal y su relación. El lector se sumerge en un universo extraño, pero a la vez muy real y venenoso. A Schweblin le sorprende que en todas las entrevistas le pregunten cómo puede escribir sobre la maternidad sin ser madre : « Es interesante observar hasta qué punto perturba », explica. « Aunque no soy madre, soy hija desde hace 46 años. Es una perspectiva diferente sobre la maternidad. ¡Nadie le preguntaría a un autor de novela negra si se va a matar gente los fines de semana para poder escribir sobre asesinatos ! La literatura es cuestión de curiosidad. Escribir es ponerse en el lugar de otro ».
Aunque las autoras latinoamericanas sitúan la intimidad de las mujeres en el centro de su obra, también arrojan luz sobre temas, a veces mundos, poco conocidos. « Hay algo en la periferia que nos da una libertad imposible de encontrar en el centro », analiza Cabezón Cámara, autora de « Las aventuras de la China Iron » (Random House, 2017), una fábula que subvierte el mito nacional argentino del gaucho Martín Fierro [6]. Su arma secreta es la lengua. Entremezclando el guaraní con el español y el inglés, la argentina amplía las fronteras de lo posible. Imagina la emancipación de China Iron, una adolescente india de 14 años, esposa de Fierro, que se enamora de una joven británica, Liz, y abandona a su marido gaucho. « Escribir en español argentino, experimentar con otras lenguas, es ya una forma de emanciparse del español dominante », resume el editor Benoît Laureau, quien introdujo a la escritora en Francia.
En su novela « Temporada de huracanes », Melchor explora la violencia que sufren las poblaciones marginales de México, por ejemplo los varones jóvenes que, víctimas del aburrimiento, la pobreza y la delincuencia, se abandonan a las drogas y a una sexualidad desenfrenada. La escritora colombiana Cristina Bendek, por su parte, describe la vida cotidiana de una de las islas más densamente pobladas del Caribe, de la que es originaria : San Andrés. Lejos de los tópicos turísticos, su novela « Los cristales de la sal » (Charco Press, 2018) cuenta la historia oculta del territorio y su población negra, los raizales. « Las autoras actuales son sensibles a otras disidencias », explica.
Mientras que los autores del boom estaban subordinados a editoriales europeas, especialmente españolas, un sector editorial independiente se ha desarrollado en toda la región. Autoras y editoras se publican mutuamente, un fenómeno que favorece la continua aparición de nuevos talentos. El llamamiento a la emancipación de Roa Bastos ha sido escuchado : al contrario de lo que se observa en el caso del oro negro, las obras de las escritoras hispanoamericanas se exportan sin que las poblaciones locales sufran el expolio de su riqueza literaria.
Fabien Palem*, para Le Monde Diplomatique en español.
Le Monde Diplomatique en español de septiembre 2025.
[1] Madeleine Feeny, « Latin American authors on rise in International Booker prize lists », The Guardian, Londres, 12 de abril de 2024.
[2] Citado en la segunda parte del documental de Cecilia Priego, « Impriman la leyenda », Canal Encuentro, 2020.
[3] Véase Laurène Daycard, « Feminicidio, radiografía de un crimen multiforme », Le Monde diplomatique en español, noviembre de 2024.
[4] María Fernanda Ampuero, « Pelea de gallos », Páginas de Espuma, Madrid, 2018.
[5] Mariana Enríquez, « Nuestra parte de noche », Anagrama, Barcelona, 2019.
[6] Véase « El gaucho de todos los argentinos », Le Monde diplomatique en español, julio de 2023.