Accueil > Argentine > Argentina El gobierno de Kirchner hace concesiones, pero el de Bush siempre (…)
El presidente argentino ha regateado con la Casa Blanca los términos de la dependencia y en ciertos casos ha dicho que no, verbigracia el ALCA. En otros hizo concesiones y creyó que Washington se contentaba. Pero al tiempo se vio que no.
Por Emilio Marín
La Arena. Buenos Aires, 29 de mayo de 2007.
Salvo para los enemigos más acérrimos de Néstor Kirchner, que lo igualan con sus desastrosos predecesores en el cargo -Carlos Menem y Fernando de la Rúa-, en general se entiende que su administración no practica las ’relaciones carnales’ con Estados Unidos. Aquellos dos sí lo hacían, desenfrenadamente.
Una visión más objetiva de las cosas genera la idea de que el gobierno asumido en mayo de 2003 ha tenido fricciones y regateos con la superpotencia, para ganar algunos centímetros más de autonomía o movimientos propios en la arena internacional. Y que, alternadamente con esos momentos, ha hecho concesiones de importancia a Washington para lograr respiros en la asfixiante relación que desde esa metrópoli se busca establecer con los gobiernos de su área de influencia.
Cuando en estos cuatro años hubo instantes de pelea, algunos admiradores de Kirchner lo presentaron como un ’antiimperialista’ casi a la altura de Fidel Castro y Hugo Chávez. Y cuando sobrevinieron escenas de acercamiento con la Casa Blanca, los enemigos del patagónico lo pintaron como un pelele igual o peor que el de Anillaco. ¿No sería mejor sacar conclusiones más multilaterales respecto a esa política de diferenciación y reamigamiento consecutivo ? Posiblemente así se podría tener una valoración más aproximada a la verdad sobre la naturaleza del gobierno argentino, que aunque se empecine en festejar con miles de personas los 25 de mayo no está a la altura de un Mariano Moreno pero tampoco es un virrey como Baltasar Cisneros.
Noviembre de 2005 ilustra la circunstancia de mayor confrontación entre el presidente argentino y su par norteamericano. Fue durante la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, cuando George W. Bush fracasó en su intento por imponer el libreto hegemonista del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
En la ocasión el patagónico se alineó con Chávez y los cuatro mandatarios del Mercosur, negándose a rubricar la propuesta estadounidense. Encima se permitió que el venezolano y una serie de organizaciones sociales y políticas del país y la región realizaran un acto masivo en el estadio Olímpico de la ciudad. A Bush le dijeron de todo menos bonito.
Desde entonces transcurrieron 16 meses hasta que la presencia del texano en Uruguay, en marzo último, inspiró una tribuna crítica en Buenos Aires. Chávez habló ante una multitud y en el estadio de Ferro se gritaron como goles cada una de sus propuestas de la Alternativa Bolivariana de América (ALBA). Kirchner no asistió al evento pero dejó hacer. Quizás no congeniaba mucho con el ideario chavista pero quería trasuntar su malestar con el prominente viajero que pisaba Brasil, Uruguay, Colombia, México y Guatemala pero evitaba la Argentina. El número tres del Departamento de Estado, Nicholas Burns, se quejó públicamente de que las autoridades argentinas hubieran permitido que el venezolano hiciera el acto público del 9 de marzo.
Los reamigamientos
Cada una de las movidas kirchneristas que dejaron aflorar ciertas simpatías por Venezuela fue acompañada, tiempo después por un gesto que la neutralizaba en alguna medida porque implicaba profesión de fe en la amistad con Washington.
2006 fue pródigo en intentos por acercamiento kirchnerista a esa metrópoli. Como la política se ejerce a través de hechos y no tanto del verbo, corresponde subrayar el pago de 10.000 millones de dólares que el FMI reclamaba a nuestro país. Se hizo efectivo en enero de 2006, echándose mano a buena parte de las reservas del país.
Aunque se presentara esa medida como una supuesta forma de ganar independencia, en la práctica supuso cumplir el sueño del Fondo, de que antiguos deudores como Rusia, Brasil y Argentina concretaran sus pagos para disminuir su exposición.
Bush vio con buenos ojos esa parte de la operación, aunque le disgustara la retórica ’independentista’ con que se la encubrió.
Otro gesto proestadounidense del patagónico ocurrió en setiembre del mismo año, cuando fue a tocar la campanita en la bolsa de Wall Street. Allí se reunió con grandes inversores y banqueros, y recapituló : ’hemos vuelto al lugar de donde nunca debimos irnos’.
En ese periplo neoyorquino se produjo otro acople significativo con el Departamento de Estado : el canciller argentino y la primera dama Cristina de Kirchner acordaron con las demandas del lobby israelita. Ambos se comprometieron con la campaña contra Irán. La excusa formal y judicial fue acusar a ese país de la voladura de la AMIA a pesar de que las presuntas pruebas de eso no se han colectado judicialmente ni alcanzado grado de verdad.
En un viaje posterior a Buenos Aires, el mencionado Burns y el subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, expresaron su gratitud a la Casa Rosada. Ellos tenían un argumento más para su belicosa campaña contra Teherán.
Nuevas demandas
El gobierno K decidió seguir en lo esencial a Bush en la ’lucha contra el terrorismo’. De allí que en marzo de 2005 el Congreso argentino aprobó dos leyes seguidistas de la estrategia estadounidense. Una convalidó el ’Convenio Internacional para la Represión del Financiamiento al Terrorismo’, adoptado en 1999 por la ONU ; y otra hizo lo propio con la ’Convención Interamericana Contra el Terrorismo’, aprobada en 2002 por la OEA en Barbados.
Si en Balcarce 50 creyeron que allí terminaban los deberes, se equivocaron.
En estos días arreció la campaña de Estados Unidos, por medio del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para que aquí se adopte una ley de represión al financiamiento del ’terrorismo’. Los primeros borradores eran tan brutales que hacían caer dentro de esa calificación hasta movimientos piqueteros que cortan calles. El ultimátum es que si el 24 de junio no está votada esa norma, el GAFI adoptará algunas sanciones contra la remolona Argentina.
Cuando ese deber sea realizado, antes o después de esa fecha, seguro que se impondrán otras tareas, también bajo el chantaje de poner una mala nota al país.
Esa mala calificación figuró en el boletín informativo del Departamento de Estado donde se avisaba a sus turistas que evitaran estos lares donde campean ’huelgas, sobreventa de pasajes y problemas técnicos en aeropuertos’, ’un aumento del crimen callejero y secuestros express’, ’los manifestantes bloquean calles y autopistas’, etc.
De las seis veces que Jorge Taiana le abrió su despacho al embajador Earl Wayne, la última fue la única en que el clima no fue amable. El canciller lo citó para hacerle saber su desagrado por aquella circular apocalíptica. En las anteriores recepciones el clima había sido festivo.
Otro punto que puede provocar rispideces es la nueva orientación del PEN de proteger las fuentes de agua potable, una cobertura que incluiría al Acuífero Guaraní, uno de los mayores reservorios del planeta. Para la superpotencia este recurso crítico hoy y en el futuro cobra gran interés, al punto que desde 2005 tiene 400 marines en Mariscal Estigarribia, Paraguay.
La reorientación en la doctrina argentina se ha llevado al Ejército, al menos en los papeles. En su plan hasta 2026 se prevé como hipótesis de conflicto la defensa de ’los recursos naturales considerados de interés vital para el desarrollo nacional y el bienestar de sus habitantes’. Habrá que ver si se ejerce esta defensa o si finalmente las nuevas guarniciones protegen a las multinacionales petroleras, gasíferas y mineras.
EEUU no descansa en su búsqueda de contar con oficiales latinoamericanos ’amigos’ : entre 2001 y 2005 hubo 85.820 militares de esa procedencia que se entrenaron en el Norte. Allí se los trata de inmunizar contra el virus chavista. ¿Cuántos y quiénes fueron los oficiales argentinos que hicieron esos cursos ?
Eso es difícil saberlo. Pero sí fue una información publicada en los diarios del 22 de mayo último, que el embajador Wayne condecoró a oficiales argentinos ’por su colaboración en las relaciones con los EEUU’. La legión al mérito fue para el general Ricardo Echegaray y otras distinciones para los coroneles Raúl Señorans y Daniel Oneto, los vicecomodoros Ricardo García y Darío Alcalde. Que los marinos no se pongan celosos. El Congreso ya autorizó la entrada de efectivos estadounidenses para el enésimo operativo naval ’Unitas’ ; luego de eso aquéllos también tendrán sus medallas.