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20 janvier 2004

Washington refuerza su injerencia en América Latina

par Libertad América Hernández

 

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Con el terrorismo como supuesto enemigo, Washington amaga con imponer su política de seguridad a América Latina. El pasado lunes llegaron a México al menos otros 10 agentes policiacos estadunidenses que se sumaron a los que ya operaban en el país desde el fin de semana para vigilar el acceso de pasajeros a los aviones de las líneas Aeroméxico y Mexicana. La Casa Blanca decidió poner al territorio estadunidense en "alerta naranja" por la eventual amenaza de sufrir atentados como los del 11 de septiembre de 2001 y extendió esa paranoia a México y al resto de América Latina. La colaboración del gobierno del presidente mexicano Vicente Fox con el país vecino para facilitar la intervención de agentes del FBI en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México desató las protestas de la oposición política, que ha denunciado la injerencia estadunidense en la seguridad nacional de México atropellando su soberanía con la pasividad y complacencia del gobierno federal.

Pero la campaña antiterrorista del gobierno de George W. Bush se extiende hasta la región andina y más allá. En Ecuador, informaciones extraoficiales señalan que agentes de la CIA participaron en la captura del guerrillero de las FARC "Simón Trinidad" el pasado fin de semana. En Colombia, el número de asesores y agentes estadunidenses se incrementa año con año, en el contexto del Plan Colombia de combate al narcotráfico y a los grupos rebeles. Dado que el presidente de ese país, Álvaro Uribe, califica de terroristas a los guerrilleros, la asistencia militar estadunidense se está reforzando. Llamó la atención al inicio de esta semana el señalamiento del Departamento de Estado contra los gobierno de Cuba y Venezuela, a los que acusó de formar una alianza para promover y financiar movimientos que desestabilicen los gobiernos democráticos de América Latina. Según el vocero adjunto de esa instancia, Adam Ereli, existe "preocupación" en Washington por información de que supuestos "elementos terroristas" operan en la frontera entre Venezuela y Colombia.

Washington tiene el ojo puesto en esa frontera y justifica su injerencia con el supuesto combate al terrorismo y la defensa de la democracia.
En México, la oposición política ha protestado por la participación de agentes del FBI en la vigilancia del aeropuerto internacional de la capital, tarea que debía ser exclusiva de las autoridades mexicanas. La fracción parlamentaria del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión demandó que se cite a comparecer a los secretarios de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero ; de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez ; y de Gobernación, Santiago Creel Miranda, para que expliquen la presencia e intervención de agentes estadunidenses en acciones de seguridad en dicho aeropuerto, ya que es "una clara violación a la soberanía mexicana".

El perredista Horacio Martínez Meza, quien forma parte de la Comisión de Transportes en la Cámara de Diputados, acusó al presidente Fox de mantener "una actitud sumisa" frente al mandatario de Estados Unidos y advirtió que "una cosa es la colaboración y otra la subordinación". Martínez Meza indicó que, ante esta situación, el siguiente paso sería que el gobierno mexicano permita que se instale una base militar estadunidense en territorio nacional.
La respuesta de los funcionarios del gobierno ha sido insuficiente para explicar a la opinión pública a qué se debe esa colaboración sin aparentes restricciones. La embajada de Estados Unidos en México insiste en que cuenta con informes de que terroristas de Al Qaeda estarían preparando un atentado con un avión comercial desde México, pero tampoco así se acallan las protestas contra la injerencia estadunidense.

Ante las presiones de los medios de comunicación nacionales para que se explique la actitud del gobierno mexicano, la Procuraduría General de la República de México anunció este martes que decidió abrir una investigación sobre la amenaza terrorista. El director de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Santiago Vasconcelos, explicó que la pesquisa se llevará a cabo con base en los informes de Estados Unidos, Canadá y la Interpol. "Iniciamos una averiguación previa por el intercambio de información por la probabilidad de que pudiera existir algún atentado o acto terrorista en contra de alguna instalación aeroportuaria en México", dijo.
El funcionario no especificó el contenido de dichos informes pero aclaró que la sola posibilidad de que terminales aéreas y aviones mexicanos sean empleados en ataques terroristas amerita una investigación.

"No tenemos especificaciones de que se va a atentar contra alguna aeronave mexicana o europea o sudamericana o estadunidense, ni que se va a utilizar explosivos plásticos", declaró. También justificó la presencia de agentes del FBI en los aeropuertos del país y las intensas revisiones realizadas desde hace 15 días a los pasajeros de vuelos que se dirigen a EU, diciendo que "vale la pena pasar mil veces por estas molestias que tener que lamentar una sola muerte".
América Latina ha sido históricamente un elemento importante de las estrategias de seguridad nacional de Estados Unidos. Así se ha justificado el intervencionismo en Panamá, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Colombia, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. En los casos recientes de Colombia y México, la intervención es directa y cuenta con la complacencia de los gobiernos locales. En otras se limita a amenazas. Es el caso de las acusaciones del Departamento de Estado contra Cuba y Venezuela.

El vocero adjunto del Departamento de Estado estadunidense, Adam Ereli, afirmó en conferencia de prensa que Washington está al tanto de informaciones de que los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro, mantienen un esfuerzo conjunto para cultivar el sentimiento anti-estadunidense en la región. "Hemos visto esas informaciones. Diría que estamos preocupados sobre cualquier acción que pueda impedir procesos democráticos y libres en el continente. Destacaría que el régimen de Castro, como es bien sabido, tiene una larga historia de intentar socavar a los gobiernos democráticos de la región. Y por esa razón los estrechos lazos entre los gobiernos de Venezuela y de Cuba plantean preocupaciones entre los socios democráticos de Venezuela", añadió Ereli. El funcionario recordó que Washington ha expresado a Caracas su preocupación por "informaciones específicas de elementos terroristas que operan en la frontera venezolana con Colombia", aunque evitó hablar de dichas informaciones.

En este ambiente tendrá lugar la Cumbre Extraordinaria de las América, que se llevará a cabo los días 12 y 13 de enero en Monterrey, México. El secretario de Relaciones Exteriores del país, Luis Ernesto Derbez, consideró que los vínculos entre ambas naciones se fortalecerán en la reunión. Para el canciller mexicano, "en la Cumbre de las Américas esperamos que se refuercen los temas sobre cooperación económica y migración. Confiamos en que exista una respuesta positiva". Sin embargo, Washington parece tener otros planes para la reunión de mandatarios. Roger Noriega, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, reconoció en una conferencia realizada hace unos días en una universidad estadunidense que "nuestros intereses políticos y de seguridad en las Américas son de vital importancia".

"Mientras libramos la guerra mundial contra el terrorismo es imprescindible tener vecinos fuertes y democráticos que colaboren con nosotros para asegurar nuestras fronteras, y defender nuestros intereses y valores comunes aquí en nuestro país y en el extranjero. El fatídico día del 11 de septiembre de 2001, los representantes de los países miembros de la Organización de Estados Americanos ratificaron la Carta Democrática Interamericana, un documento de trascendencia histórica que define la región por su compromiso con los principios democráticos. La Carta Democrática comienza con el firme propósito de cumplir la promesa que nos hiciéramos entre los países y con nuestros pueblos", dijo Noriega. El funcionario dio una larga lista de las colaboraciones entre Washington y sus aliados latinoamericanos : "La cooperación con México y Canadá en la seguridad fronteriza y la ejecución de la ley nunca ha sido más amplia o exitosa que hoy día".

"Recientemente entró en vigor un nuevo Convención Interamericana contra el Terrorismo. Los soldados de El Salvador, Nicaragua, Honduras y la República Dominicana están con nosotros en Irak, trabajando con nuestras fuerzas armadas para darle seguridad a ese país y proveerle un mejor futuro y un gobierno democrático al pueblo iraquí, que durante tanto tiempo ha sufrido. Canadá tiene el mayor contingente de tropas en Afganistán, después de Estados Unidos, y ha realizado una contribución significativa en la reconstrucción de Irak. Nos sentimos muy agradecidos por su ayuda. De igual manera, estamos hombro a hombro con el presidente Alvaro Uribe y con el pueblo colombiano mientras progresan en su lucha contra las fuerzas combinadas de los malignos terroristas y los cabecillas de las drogas, cuya actividad comercial es llenar nuestras calles de cocaína y heroína", sentenció Noriega.

El funcionario no mencionó en esta ocasión la región de la Triple Frontera, territorio entre Paraguay, Brasil y Argentina, donde, a decir del Pentágono, podría haber células de extremismo musulmán. Hasta la fecha no han mostrado evidencias al respecto.
El nuevo mapa de la intervención es distinto al que imperó en la década de los ochentas en Centroamérica, el Caribe y Sudamérica. Ahora el enemigo a vencer no es el comunismo, aunque Washington no vacila en seguir presentando a Fidel Castro como una amenaza latente. El nuevo enemigo difuso es el terrorismo y el ámbito de injerencia militar y política de Estados Unidos es todo lugar que huela a esta amenaza.

Ciberoamérica , 6 de enero del 2004

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