Accueil > Les Cousins > Bolivie > Se viene en Bolivia una nueva alza de carburantes y más conflicto social
Por ECONOTICIAS
La Paz, 18 de agosto del 2004
Las petroleras le han dado un nuevo revés al gobierno boliviano al negarse a recortar sus ganancias extraordinarias e impedir, por esta vía, el congelamiento de los precios internos de los carburantes. La administración gubernamental, que tenía listo el decreto de congelamiento de precios, ha dado marcha atrás en esta intención y deberá enfrentar ahora la protesta social.
En franca contradicción a lo que sostenía la pasada semana, el Ministro de Hacienda, Javier Cuevas, aseguró hoy que el gobierno ya no puede congelar el precio de los carburantes porque significaría un golpe demasiado fuerte para el anémico Tesoro General de la Nación (TGN).
’Si se congela por un acuerdo con las empresas no se afectará al TGN, pero si no es así se tendría un alto costo fiscal’, dijo al desestimar la exigencia de los transportistas, sindicatos y organizaciones sociales que claman para que no siga el constante aumento de los precios de los carburantes que se producen en Bolivia, los que se venden en el mercado local al precio internacional, acrecentando los ingresos de las petroleras.
La amenaza de nuevos incrementos en los precios de la gasolina, el gas licuado, el diesel y otros carburantes parecía cobrar cuerpo tras que el vocero de las empresas petroleras, Carlos Alberto López, confirmara que el gobierno no se puso de acuerdo con las empresas petroleras para estabilizar los precios internos.
’Hasta fines de la anterior semana sólo hubieron conversaciones. Las empresas han estado totalmente sorprendidas por las declaraciones del Ministro de Hidrocarburos (que había anunciado la emisión de dos decretos para estabilizar los precios de los carburantes). Definitivamente, no existe ningún acuerdo (…) No tengo conocimiento de que se hubiesen programado reuniones’, dijo.
Las transnacionales que tienen el control total de los hidrocarburos habían amenazado con suspender sus inversiones, si se producía una reducción de sus ganancias extraordinarias como efecto del congelamiento parcial de los precios internos de los carburantes que planeaba hacer el gobierno para aplacar una creciente protesta ciudadana.
Hasta hoy, la elevación del precio internacional del petróleo se había traducido en Bolivia en mayores ganancias para las petroleras, que provenían de un moderado pero permanente aumento en los precios internos de los carburantes, pagados por los ciudadanos, y en el crecimiento de la subvención otorgada por el gobierno.
Así, la empobrecida población boliviana y su deficitario Estado son los que tienen que financiar las ganancias extraordinarias de las transnacionales, que se han apoderado de la toda la riqueza hidrocarburífera del país -valuada en por lo menos cien mil millones de dólares-y que han comenzado hablar mucho más fuerte a partir del referéndum del 18 de julio y que, a juicio de las petroleras, representó la derrota de los sectores sociales que pugnaban por la nacionalización del gas y el petróleo.
En los últimos días, las petroleras habían manifestado su rechazo a la intención gubernamental de aplicarles nuevas cargas tributarias y elegir puertos peruanos como punto de salida para las exportaciones de gas a México y Estados Unidos.
En contrapartida, en los sectores sociales y sindicales hay un creciente temor por nuevas alzas en los precios internos de los carburantes, que vienen de la mano del aumento de la cotización internacional del petróleo y la paulatina devaluación de la moneda local, que también influye en elevar los precios internos de venta de carburantes. Entre los transportistas, la consigna inmediata parece ser el alza de tarifas en el servicio público, lo que repercutiría de inmediato en el aumento de precios del pan y otros alimentos de primera necesidad. Ya hay muestras de malestar social y se anuncian movilizaciones y acciones de protesta en contra de las petroleras y del gobierno.