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21 décembre 2003

Se pide salida al mar para Bolivia

 

Por Grover Cardozo Alcalá
20 de diciembre de 2003

El respaldo que el ex presidente norteamericano Jimmy Carter está dando al objetivo boliviano de salir al mar, fortalece nuestra posición y nos corrobora una vieja sospecha : No todos los norteamericanos son como Bush. También están aquellos que se avergüenzan de su actual gobierno porque sienten que la democracia, los derechos humanos, la justicia y la paz mundial sí son posibles.

No está muy lejos el momento en el que Jimmy Carter fungía de Presidente de los Estados Unidos. Entonces se hablaba de conflictos de baja y alta intensidad en los que también metía la nariz Estados Unidos. ’La administración Carter decidió esto o aquello’ decían los periódicos y por su puesto que no todo lo que hacía el gringuito Carter era del agrado del Mundo. Había injerencia en sus diferentes formas, como parte fundamental de una estrategia de dominación que viene desde antes de la II Guerra Mundial. Ahora Jimmy Carter, como ciudadano norteamericano y presidente de la Fundación Carter sigue haciendo política en el mundo, ya no desde la casa Blanca, sino más bien desde lugares que no son muy gratos para la Casa Blanca y probablemente hasta objeto de un riguroso seguimiento de parte de los sabuesos de la CIA. Hablamos de asociaciones civiles en Estados Unidos, organizaciones políticas contestatarias a las directrices del Partido Republicano y movimientos pacifistas y pro derechos humanos en varias partes del planeta.

La vida, el discurrir del tiempo nos esta enseñando que en el mundo no todo es blanco o negro como proclaman los fundamentalistas de diferente cuño ideológico. También están los claroscuros que matizan las posiciones que en este momento pugnan por más o menos derechos humanos en el mundo.

Los ex presidentes de los países desarrollados, suelen crear fundaciones para gastar y usar el dinero y las influencias amasadas en su paso por el poder, sin embargo Carter parece ser la excepción a esta regla. No es un notable que le está poniendo una gota de humanidad al mundo, sino un hombre que sabe que su experiencia de estadista puede servir para darle un poquito más de equilibrio a la vida de la especie humana.

La reciente "intromisión" de Carter en la vida de los países del Cono Sur -como dirían los chilenos-, tiene básicamente una connotación justiciera. Gente de la Fundación Carter sabe que la situación de precariedad y retraso en Bolivia es un factor que al país lo convierte en potencial punto de conflicto y que la falta de una salida al mar es un factor que contribuye decididamente a acentuar ese nivel de pobreza. Por tanto entienden que es deber de la comunidad internacional contribuir a un arreglo razonable del problema de la mediterraneidad.

Primero fue Chávez quien abogó por el mar para Bolivia. Luego Lula y Kofi Annan Algunos columnistas idiotas que en todo en todo ven intenciones instrumentalizadoras dijeron que lo de Chávez solo era una pose populista. Esos mismos columnistas ahora tendrán que decir algo sobre la posición de Carter y si son coherentes también deberán indicar que Carter está buscando volver a la Casa Blanca. El pedido de mar para Bolivia está creciendo lenta pero sostenidamente. Es probable que próximamente Kirchner y otros gobiernos de Latinoamérica y Europa sigan sumando sus voces a ese pedido.

El asunto se está poniendo interesante para los bolivianos y preocupante para los sectores retrógrados y conservadores de Chile.

Se sabe que diputados opositores chilenos habrían pedido una reunión de emergencia a nivel de su gobierno. La intención es preparar de una vez una posición que responda a las presiones que surgen desde diferentes ámbitos.

El momento es inmejorable para Bolivia. Inmejorable sobre todo en la perspectiva de demostrar que Bolivia reclama algo que le parece injusto. Alguien dirá que las guerras nunca son justas, pero se le puede replicar que hasta una contienda bélica debe tener su carácter ético y de reconocimiento de ciertas reglas.

El gobierno boliviano tiene que hacer su parte en esta coyuntura y el pueblo boliviano también. De parte del pueblo la posición es clara. Si Chile no abre para Bolivia las puertas al mar, Bolivia no abre para Chile las válvulas del gas.

Carter nos da un espaldarazo oportuno. Bolivia agradece ese gesto y ahora respira más aliviada porque sabe que hay norteamericanos como Carter.

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