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Por ECONOTICIAS
La Paz, 20 de septiembre 2004
El emporio petrolero de Repsol YPF, que controla más de la cuarta parte de las reservas de gas y petróleo de Bolivia, está muy lejos de pensar en irse del Altiplano. Por el contrario, sus principales ejecutivos están trabajando intensamente para ampliar sus multimillonarios negocios con el gas boliviano.
El propio presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, intenta convencer a los presidentes de Argentina y Brasil para realizar nuevos megaproyectos con los hidrocarburos que tiene en Bolivia, donde también presiona con fuerza para aligerar los cambios en la nueva Ley de Hidrocarburos, planteada por el gobierno de Carlos Mesa y que, en el peor de los casos, le obligaría a pagar un poco más de impuestos y ser fiscalizados y controlados con mayor rigor por el Estado.
Un ’costo razonable’ para los que van detrás de los millonarios negocios del gas, tal como revela el diario argentino ’La Nación’, que destaca el periplo que realizan los principales ejecutivos de Repsol en torno a las reservas hidrocarburíferas que han conquistado en Bolivia.
Así, el martes 28, el máximo ejecutivo de Repsol YPF, el español Alfonso Cortina, llegará a la Argentina para entrevistarse con el presidente Néstor Kirchner. El objetivo del encuentro : Cortina intentará convencer a Kirchner de que, junto con el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, empiecen a preparar el terreno en Bolivia para una inversión de unos 1.500 millones de dólares que planea hacer allí la petrolera para exportar gas a la Argentina.
Se trata de las obras para extraer los 20 millones de metros cúbicos diarios de gas que ingresarán en la Argentina por el gasoducto del Nordeste, que construirá el grupo Techint con un aporte importante de Repsol YPF. Para que ese ducto no sea sólo un caño vacío, es necesario desembolsar en Bolivia unos 3.000 millones de dólares, de los que la firma española está dispuesta a aportar la mitad.
Según evalúa La Nación, este emprendimiento no es nada sencillo, dada la inestabilidad jurídica que impera en Bolivia en el sector y la oposición política que cualquier inversión extranjera puede suscitar en ese país. Y no sólo hay que convencer al presidente, Carlos Mesa, sino a todos los sectores, incluido Evo Morales, líder de la oposición.
La ley de hidrocarburos que acaba de ingresar en el Congreso boliviano es, por ejemplo, un requisito fundamental para lograrlo, y las empresas que operan en esas cuencas -Total, Petrobras, Pan American, entre otras, además de Repsol YPF- esperan que sea sancionada antes de fines de año, dice el matutino bonaerense
La firma española quiere utilizar el gas para abastecer el mercado interno argentino y exportarlo también a Brasil, Paraguay y Chile, país enfrentado con Bolivia por la salida al mar, lo que sin duda agregará obstáculos al proyecto. La posibilidad de exportar el insumo a Brasil -a Uruguayana y, más adelante, a Porto Alegre- hace pensar también en un interés de Lula por convencer a Mesa.
Repsol YPF quiere una respuesta rápida porque considera que, de lo contrario, el gasoducto del Nordeste no tendrá razón de ser. ’No se trata de abrir una canilla y que venga el gas : hay que invertir para sacarlo’, dijo un ejecutivo de esta industria. El ingreso de esos 20 millones de metros cúbicos será un considerable aporte para solucionar la crisis energética, que obligó este año a aplicar cortes de gas en la industria, problemas que, según el ministro de Economía, Roberto Lavagna, influyeron en el aumento del desempleo que reveló la última medición del Indec.
Repsol YPF quiere participar en un porcentaje considerable de la construcción del gasoducto que hará Techint, que costará 1.000 millones de dólares (el Estado aportará 150 millones).
La idea inicial del Gobierno era que las obras del grupo liderado por Paolo Rocca empezaran en abril pasado y terminaran en 2006, año para el que se esperan peores problemas de escasez. Sin embargo, la incertidumbre respecto de los resultados del referéndum que se hizo hace más de dos meses en Bolivia para la exportación de gas y la decisión del Gobierno de llamar a licitación para adjudicar los trabajos luego de algunas críticas en el Congreso argentino retrasaron los primeros pasos, hasta el punto de que no se ha empezado siquiera con el proyecto.
Otra obra en el Norte
Si se concreta, el ducto permitirá ingresar en el país, en una primera etapa, 10 millones de metros cúbicos por día, un 10% del fluido que circula en todo el territorio nacional. Se prevé, además, en una segunda etapa, ampliar la capacidad a 20 millones de metros cúbicos.
Cortina también intentará negociar con Kirchner un marco regulatorio propicio para que la firma invierta 100 millones de dólares en la ampliación de un gasoducto de Transportadora de Gas del Norte (TGN), que une Campo Durán (Salta) con San Jerónimo (Santa Fe). Ese ducto, que hoy traslada unos 22 millones de metros cúbicos diarios, aumentaría el flujo de gas en alrededor de 1,8 millones.
El Gobierno tenía previsto concretar esta obra mediante un fideicomiso a cargo del Banco Nación, para el que debían aportar las administradoras de jubilaciones y pensiones (AFJP) y otras empresas. Sin embargo, la idea no prosperó porque no se logró convencer a ninguna otra compañía. La única interesada es Repsol YPF, que quiere traer el gas que extrae en Bolivia.