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Por Oscar Amado
ARGENPRESS.info, 15 de mayo del 2004
El Gobierno rechazó un posible aumento en el precio de los combustibles líquidos, por entender que las petroleras ’no han tenido modificaciones importantes en sus costos’. Las empresas tienen un costo de extracción alrededor de 6 a 8 dólares el barril y quieren venderlo a precio internacional en el mercado interno.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, fue el encargado oficial de reclamar a las petroleras que no incrementen los precios de las naftas y el gasoil, sobre la base de que las firmas ’deben tener responsabilidad social’. El ex hombre de Domingo Cavallo, nos recuerda al ex ministro radical Juan Carlos Pugliese cuando dijo ’les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo’. En un ’capitalismo en serio’ como desea el presidente Kirchner, solicitar a las empresas ’responsabilidad social’, es pedirle peras al olmo.
’No me parece razonable ninguna modificación en los precios, si lo hacen es por pura avaricia por querer ganar más’, manifestó el funcionario en declaraciones radiales. Es que saben que el gobierno cederá como hasta ahora, el Estado hará las inversiones que no hicieron y los argentinos pagarán las mismas y luego se las cederá graciosamente en concesión.
Enfatizó que las petroleras que operan en Argentina ’no han tenido, desde la pesificación, ninguna modificación importante en sus costos internos, y sí han tenido más de 3 mil millones de pesos en utilidades’. A pesar de esto el gobierno hace muchas, diríamos, demasiadas declaraciones altisonantes, no toma medidas y el mercado de un bien estratégico como el petróleo sigue desregulado.
Las petroleras quieren incrementar entre 5 y el 7 por ciento los precios de los combustibles líquidos tras la suba del valor internacional del crudo, que este viernes cerró a 41,38 dólares, un récord que no reflejaba desde hace 21 años. Y lo lograrán, ante la falta de decisión política del gobierno, que aplica el castigo al pueblo y el premio a las empresas.
Esta semana las refinadoras Shell y Esso aumentaron 4 por ciento el gasoil, con lo que rompieron un acuerdo con el Gobierno, por el cual durante 16 meses los precios de los combustibles permanecieron estables. Mientras tanto deberemos esperar la puesta en marcha de Enarsa, una buena medida, si es que la misma no se trasforma en la tercerización, con los dineros del Estado, de las inversiones que los privados están obligados a realizar.
Con la distancia entre el discurso del gobierno y el accionar del mismo, vemos extremadamente difícil un cambio a favor de los intereses nacionales. Estamos inmersos entonces en lugar de un país con autonomía política y económica en una factoría.
Como en la canción de Atahualpa Yupanqui que dice ’las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas’, igual ocurre con el petróleo.