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3 mai 2005

Poker tramposo : Europa y sus colonias disgustan

 

El proyecto de Constitución Europea, aun de incierta aprobación y aplicación, es apreciado como una maniobra más del viejo mundo por ganar espacios políticos y económicos, ante un presente difícil y un delicado futuro, tanto continental como global.

Por Enrique Oliva*
Buenos Aires, 2 de mayo del 2005

El hecho de integrar bajo una misma carta magna a los europeos, a las pequeñas y grandes colonias europeas diseminadas por todos los mares y continentes, se ha visto en Estados Unidos como una maniobra poco amistosa ni propia de aliados. Se piensa que serán fuente de conflictos y choques de intereses. La pretensión de desconocer la condición real de ’colonia’ es un verdadero atentado a los derechos humanos de pueblos sometidos a la fuerza.

El descarado intento es un contraataque europeo en la lucha entre el euro y el dólar, donde la potencia yanqui no está dispuesta a salir perdidosa dada su superioridad militar que le asegura el dominio del petróleo mundial.

El reconocimiento norteamericano dado a China como país de ’economía de mercado’, cuando ese sistema está limitado a un mínimo del territorio oriental, no solo está perjudicando a Estados Unidos sino a Europa toda, con menos capacidad ésta para resistir. En el importante campo de los textiles nadie deja de quejarse. El imponente y nada sorpresivo salto de la producción china se debe a la importación de las multinacionales de las mayores tecnologías de punta instaladas en aquel país de bajo costo de mano de obra y energía. Ante tal avaricia, ahora ’calavera no chilla’.

La obra humana mayor en la historia de nuestro planeta, superior en magnitud a la Gran Muralla, es el complejo hidroeléctrico en construcción ’Dos Hermanas’, en dos años más comenzará a general energía para garantir el desarrollo futuro de China. Además, el ex imperio de los mandarines y actualmente comunista (descafeinado, pero comunista) cuenta con el más que prometedor mercado interno de 1.300 millones de habitantes y la vecindad de otros estados también muy poblados, como la India, ya un gigante de la cibernética, que viene de estrenar su primer millar de millones de almas. Solo estos dos países ya superan largamente la tercera parte de la población global. El sol económico comienza a alumbrar desde el Este.

La terca realidad

Ante tal panorama, la vieja dama Europa ensaya soluciones sin demasiada imaginación realista. Con sus siglos de inescrupulosas experiencias coloniales y por meras razones de lucro, como antes lo hiciera hacia China, ahora está desplazando sus industrias a los ex países europeos del Este comunista, todos de bajos salarios, agravando el desempleo en los países centrales. Quien más está sufriendo este proceso es Italia, siguiéndole Francia y España, las tres naciones con crecimiento demográfico negativo, a pesar de que en ellos se acuerdan beneficios extras a las familias numerosas, calificativo obtenido al tener un matrimonio tres hijos, con el creciente temor de convertirse en museo del mundo. Este pesimismo progresa en los jóvenes que se están interesando cada día más en emigrar en busca de mejores horizontes, al tiempo que aumenta la inmigración antes indispensable al desarrollo y ahora ’molesta’, de otras razas siempre despreciadas en Europa, a las cuales están cediéndoles espacios por abandono voluntario de posiciones.

Europa afecta la imagen yanqui

En Europa priman sentimientos (o envidias) contra los norteamericanos y la exteriorización de su poderío. En especial los estiman ’faltos de cultura’, arrogantes y ’pobres por el simple hecho de no tener nada más que dinero’, según la visión de Carlos Ponce.

Popularmente los presidentes norteamericanos, cuando visitan a sus aliados europeos, requieren operativos de seguridad enormes, desmesurados, lo que viene agravándose desde Ronald Reagan a la fecha en rechazo a la política exterior de Washington. Por su parte los yanquis no pueden entender esa mala disposición hacia ellos, pensando que ’los hemos salvados de dos guerras mundiales’. A esta acusación les responden que de ambos conflictos el único que salió ganancioso fue Estados Unidos y el resto deudores, tanto vencedores como vencidos.

Otra realidad es que la clase dirigente europea hoy no se distingue precisamente por disponer de estadistas de alto nivel, aunque esa característica no quiere decir que abunden otras naciones del globo. Los dos grandes partidos políticos en esos países del viejo mundo, socialistas y conservadores solo se diferencian en el nombre pero nada mas en cuanto programas fundamentales.

Europa sin recursos vitales

El problema europeo más insalvable es la carencia casi absoluta de materias primas y combustibles. Desde hace unos veinte años, en el suelo francés como en el resto del continente, no queda un palmo de terreno sin explorar en busca de petróleo. Así vivos hace ya 20 años, enormes y pesados equipos móviles provocando resonancias subterráneas muy cerca de la mismísima Torre Eiffel en busca de señales de oro negro.

Se han gastado millonadas sin ningún resultado en procura de combustibles alternativos. Tampoco disponen de vientos para fuerza eólica. El Mediterráneo no tiene olas y el Mar del Norte ya posee un agotamiento de sus reservas petrolíferas a corto plazo y en manos inglesas y norteamericanas.

Ultima maniobra política

Hace pocas semanas el gobierno francés llamó a una reunión en su colonia de la Guayana donde participaron diversas naciones que prometieron ayuda a la agonizante Haití y la ’generosidad’ tan cacareada no llega (como tampoco les llegó a las víctimas asiáticas del tsunami). El cónclave de Guayana fue visto como una impostura, un intento de tomar París el manejo del socorro al pobre pueblo haitiano, de cuya miseria es Francia la mayor responsable histórica. Y, de paso, darle entidad de interlocutor válido a su ’territorio de ultramar’, la única colonia continental suramericana, junto a la marítima Malvinas. Por supuesto, Washington se ha disgustado por la injerencia gala en su patio trasero y estudia reacciones neutralizantes. Talvez de allí nos surjan a los argentinos aliados coyunturales para la defensa del caso Malvinas.

* Enrique Oliva es Presidente del Instituto Malvinas.

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