Accueil > Les Cousins > Bolivie > La red de gas boliviana un arteria para los Estados Unidos
El informe de la semana pasada relativo a la crítica situación de Bolivia (15/02/03) puso nuevamente en evidencia políticas de Estados Unidos que se contradicen. Tal es le caso de las fumigaciones de los plantíos de coca que causan éxodos campesinos y el estricto cerrojo a los movimientos migratorios, ambos practicados simultáneamente.
También en este espacio se ha resaltado otra contradicción de políticas de EUA para América Latina en la apertura irrestricta de fronteras al ALCA y la misma doctrina de seguridad continental que trata de impermeabilizar fronteras a los movimientos migratorios.
Uno de los factores de la crisis boliviana que no se comentó la semana pasada es el tema del gas.
Bolivia es un poderoso productor de gas y hasta noviembre 2002 estaba previsto que junto con Venezuela (país que privatizó ese combustible mediante la concesión de 4 mil kilómetros cuadrados de yacimientos marinos a favor de ESSO, TEXACO y British Petroleum en Octubre 2002) abastecieron a la costa oeste de Estados Unidos, y, en el caso de los del altiplano, particularmente a la producción eléctrica del Pacífico norteamericano.
El acuerdo Estados Unidos - Bolivia en tal sentido venía presionado por los primeros en una extraña carrera contrarreloj, acaso por dos factores : 1- que la política petrolera norteamericana está atada a sus múltiples campañas militares. 2- la intrusión de intereses europeos y brasileños en la cuenca selvática para conducir los vitales fluidos hacia el polo industrial brasileño. Respecto de éste último, Bolivia cerró negocio con Petrobrás ni bien asumido Lula, trato que se perfilaba ya en la construcción de un poliducto descomunal hacia el Atlántico, empresa en la que pululan alemanes, argentinos, banqueros, petroleros y siderúrgicos.
La arteria hidrocarburífera tiene otra salida por la costa del Pacífico con dos puertos posibles : uno chileno y otro peruano. Aunque el chileno de Iquique es el predilecto de los norteamericanos por la alineación incondicional de Santiago con Washington, Perú ofreció a Bolivia algunas ventajas que retrasaron aún más los embarques.
La información de la fecha dice que el negocio gasífero entre Bolivia y Estados Unidos se ha enfriado.
Se puede atribuir a la consolidación del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien, aún cuando sigue inspirando recelos en el Pentágono, parece garantizar los compromisos de exportación mediante un fondo de asistencia de la OPEP. El apuro de los norteamericanos con el gas de Bolivia coincidió con el peor momento de Chávez. Pero ahora los ductos bolivianos son los que se ven vulnerables a la crisis del país si se tiene en cuenta que la COB (Central Obrera Boliviana) fue un actor relevante de los sucesos de la semana pasada.
Hay antecedentes que EUA no pierde de vista en el momento de trazar su línea de abastecimientos. El enfrentamiento en Venezuela lo privó del petróleo durante un mes (lo suficiente como para que un senador demócrata planteara echar mano de las reservas norteamericanas de petróleo). En Colombia y Ecuador la guerra pone como botín los extensos oleoductos, estaciones de bombeo y gerentes de empresas del rubro (FARC y ELN han secuestrado sistemáticamente gerentes de la ítalo argentina Techint y la primera organización insurgente llegó - aparentemente - a apropiarse de 26 kilómetros. de tuberías y de 500 mil barriles de petróleo).
No obstante las desmentidas de FARC, la Secretaría de Estado de Estados Unidos y la Ministra de Defensa de Colombia afirman que los guerrilleros actúan en todos los países limítrofes, incluso en toda Sudamérica exceptuando Chile.
Si lo que afirman es de buena fe y no una extorsión, se sienten sumamente vulnerables en cualquier negocio que se aposente en ese enorme teatro de operaciones.
Si el gobierno de Sánchez de Lozada opta por el puerto chileno (cosa que anticipó en la campaña electoral), no serán las FARC sino los propios bolivianos los que intenten frustrar el abastecimiento de gas a EUA. Si es por puertos peruanos, los norteamericanos entenderán que su gas queda a disposición de cualquier sabotaje considerando que muchos militares de ese país simpatizan con Chávez (llegaron a refugiar al MBR 200 en el ’93), que persisten focos de Sendero Luminoso y que, por supuesto hasta allí alcanza el largo brazo de las FARC.
Perú y Bolivia se enfrentaron con Chile a fines del siglo XIX por intereses de empresas extranjeras. Bolivia y Paraguay se hicieron la guerra en el Chaco Boreal en la década del ’30 impulsados por compañías petroleras. Es decir que con toda razón los norteamericanos, al observar sus intereses en juego, sientan que la región es tan insegura como Medio Oriente.
La aceleración de las obras de Repsol en la Argentina para hacer una planta separadora de gas -que tiene por destino el polo industrial argentino y en la otra punta puertos chilenos- induce a pensar que Estados Unidos cambia de contexto geopolítico porque se lo permite una gigantesca infraestructura de abastecimientos de materias primas creado antes de George Bush y porque se lo permite la fantástica capacidad de improvisación de ese presidente. Aunque cualquiera podría pensar que no son los conflictos sudamericanos los que alteran los intereses de EUA sino que estos crean conflictos en Sudamérica.
Por C. M. Duré. SICLA