Accueil > Notre Amérique > La corrupción y el descrédito político
La política empieza a perder adeptos en todo el mundo ante los casos de corrupción : presidentes que roban a sus pueblos, funcionarios que miran donde no deben a cambio de sumas de dinero o privatizaciones encaminadas a satisfacer a amigos o familiares son algunos motivos de esta creciente desconfianza en el sistema por parte de los ciudadanos. Parece que en la política gana el interés personal en detrimento del beneficio general.
América Latina es el principal escenario de este sentir tras las últimas crisis económicas y escándalos que han afectado a multitud de países. Las calles de Argentina, Perú, Bolivia, Uruguay y Venezuela se han inundado de manifestantes que claman ante unos políticos inoperantes que sólo buscan enriquecerse mientras que la sociedad se empobrece día tras día.
Las crisis económicas, acompañadas de continuos casos de corrupción gubernamental, han erosionado la credibilidad en las instituciones de gobierno. Según las últimas encuestas, en América Latina la corrupción sigue creciendo y hay una desilusión total en la democracia. La década de los 90, caracterizada por el paso de regímenes dictatoriales a gobiernos democráticos, ha fracasado con estrépito. Antes, dictadores ; ahora, redes de elites que abusan de su posición para obtener ganancias ilícitas. En Chile, el 70% de los ciudadanos considera que la corrupción no sólo persiste, sino que ha aumentado.
Perú puede ser uno de los mayores ejemplos que se pueden exponer a nivel mundial. El ex-presidente Alberto Fujimori, junto a su jefe de inteligencia Vladimir Montesinos, robó más de 180 millones de dólares. Esta cantidad se extrae de las 240 investigaciones desarrolladas que afectan a más de 1.300 personas. Por si esto fuera poco, hay que añadir que el gobierno de Japón, actual refugio de Fujimori, niega su extradición y le da asilo. La impunidad que marca a los corruptos es igual de sangrante que sus actos : nadie paga por los delitos.
La organización Transparencia Internacional, en su Informe Global de la Corrupción 2003 presentado a principios de año, aboga por el uso de la tecnología para facilitar la difusión de la información actualizada y precisa. Es el llamado "Gobierno Electrónico". A través de Internet se transmite la información de dominio público. La organización defiende los éxitos cosechados con este sistema, pero no comenta nada de la posible alteración de datos a cargo de los gobiernos y así persistir en su actitud denunciable.
Los medios de comunicación y la sociedad, de forma creciente, exigen a los políticos y al sector privado que rindan cuentas. Los periodistas de investigación son una de las armas más efectivas en esta batalla contra la corrupción y en no pocas ocasiones llegan hasta ser asesinados por la relevancia de sus averiguaciones. Carlos Alberto Cardoso, periodista de Mozambique fue asesinado en noviembre de 2000. Su error, investigar el mayor fraude bancario más grande de la historia de su país. Georgy Congadze fue decapitado y quemado con ácido investigando un caso de corrupción gubernamental en el servicio informativo por Internet de su Ucrania natal. En el año 2001, uno de cada cuatro periodistas asesinados investigaba casos de corrupción. El Banco Mundial afirma que son sólo los medios de comunicación privados los que llevan a cabo este tipo de investigaciones pues los medios públicos, manejados a su antojo por el poder, no pueden realizar estas actividades. Patente es el caso de Italia donde el magnate de los medios de comunicación, Silvio Berlusconi, actúa más como un cacique que como un presidente de gobierno.
En la India, la asociación Mazdoorkisan Shakt Sangathan (en castellano, la Asociación del Poder de los Trabajadores y los Agricultores) ha llevado a cabo una lucha contra la corrupción tan loable que debe ser ejemplo para el resto del mundo. Iniciado el movimiento en una aldea con mayoría de analfabetos en los comienzos de los 90, exigió el acceso a la información sobre el dinero destinado a desarrollo y el que realmente se empleaba. Revolucionó el país, rompió la barrera de lo local y pasó a ser un movimiento nacional.
Pero no sólo se debe rendir cuentas a los gobiernos y a los políticos. Las empresas privadas también deben tener total claridad en sus ejercicios ya que existen grupos industriales y empresas que tienen mayor influencia y poder que muchos países. Hay casos muy recientes de empresas privadas corruptas como Enron o Worldcom.
Pero, ¿cómo se siente un ciudadano que roba para comer y es encarcelado mientras que un político que estafa millones de dólares anda campante en libertad ? La poca voluntad de los gobiernos por resolver esta problema se refleja en el presupuesto del sistema judicial. En Europa sólo se destina entre el uno y dos por ciento de los presupuestos de los estados a esta labor. Con esta predisposición no se acabará nunca con los corruptos.
La corrupción es un arma de los poderosos que debe ser extinguida con celeridad. No puede permitirse que el elegido democráticamente por su pueblo le robe para enriquecerse. Al igual que la lucha contra el terrorismo enarbolada por Estados Unidos trasciende todas las fronteras, la batalla contra los corruptos debe librarse a escala planetaria.
Agencia de Información Solidaria, 20 de junio de 2003.
Christian Sellés, Periodista
chselpe@yahoo.es