Accueil > Notre Amérique > Israel en América Latina : Importación del terrorismo de Estado.
En estrecha alianza con Estados Unidos, el gobierno de Tel Aviv facilita apoyo bélico en las operaciones secretas serviles a los intereses de Washington. Militarización para el control de las sociedades.
Por Diego Ghersi
APM. Argentina, 20 de Marzo de 2009
Fijar la mirada sobre Israel siempre es incómodo porque implica un esfuerzo adicional en el empleo de las palabras a fin de evitar las réplicas basadas en argumentaciones de carácter discriminatorio o racista. Hecha la salvedad se abre el espacio de las dudas.
Los interrogantes comienzan cuando se revela con ligereza que Arturo Guzmán Decena, el fundador de "los Zetas" -fracción violenta del narcotráfico mexicano, vinculada al Cartel del Golfo y al de Sinaloa- surgió de las filas del Ejercito Federal de ese país y fue adiestrado militarmente por instructores de Estados Unidos y de Israel. (Leer : Carteles mexicanos : La pelea entre carteles de la droga riega de sangre a México.)
Las preguntas son varias y también son claras : ¿Qué puede motivar la injerencia israelí en territorio latinoamericano ? ¿Hay pruebas de que la sociedad militar entre Estados Unidos e Israel exceda Medio Oriente y comprenda el adiestramiento de Ejércitos hispanoamericanos ? ¿Qué objetivos se persiguen ?
Sabido es que desde su nacimiento el Estado de Israel se encuentra rodeado por países de raíz árabe que le son hostiles y todos sus ciudadanos residentes -y no residentes- entienden que la primera guerra que se pierda será la última. Esta convicción ha motivado que -invocando la "legítima defensa"- Israel haya desarrollado un potencial militar -fabricación de armas incluido- de los más poderosos del mundo.
El conflicto de intereses entre árabes y judíos se extiende en todo el planeta y su versión bélica en América Latina sería tan dolorosa como un ataque directo sobre Tel Aviv. Así lo prueban los atentados a la Embajada de Israel y a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ocurridos en Buenos Aires durante la década de 1990. Prevenir que ataques como los mencionados puedan repetirse en el futuro es una de las razones para mantener un aparato de vigilancia siempre alerta.
Así sucede en la zona conocida como la Triple Frontera, lugar donde confluyen los límites de Brasil, Paraguay y Argentina. En dicho punto Estados Unidos e Israel combinan esfuerzos en la convicción de que la zona es un centro para el tráfico de armas, blanqueo de dinero y actividades presuntamente afines a grupos terroristas que operan en Latinoamérica.
Para Gastón Pardo, corresponsal de la Red Voltaire en México, otra prueba de la comunidad de intereses entre Tel Aviv y Washington en América Latina la ofreció en 2004 el ministro israelí de Turismo, Ben Elon, quien de visita en Estados Unidos solicitó a los líderes del cristianismo renovado, redoblar esfuerzos para convertir al cristianismo a los musulmanes que defienden "métodos asesinos en su lucha contra Israel y contra Occidente".
Pardo rescata las palabras de Ben Elon : "Id a todos los asesinos musulmanes que han olvidado que está prohibido matar. Convertid a los musulmanes en cristianos creyentes y en buenas personas" y sugiere que el dedo encargado de discriminar a los buenos de los malos pertenece a la mano del servicio de inteligencia israelí : el Mossad.
Fuentes castrenses latinoamericanas corroboran que la sociedad militar entre Estados Unidos e Israel en territorio de la América hispana comprende el adiestramiento combinado en "tácticas de contrainsurgencia y lucha contra el narcotráfico".
Esas fuentes explican que en la planificación y ejecución de operaciones de contrainsurgencia hay dos factores fundamentales : la inteligencia y la inmediatez. En ese sentido el Mossad proveería la inteligencia y las fuerzas armadas de Estados Unidos los conocimientos tácticos, aunque la frontera entre ambos aportes no es rígida.
"Estados Unidos aprendió mucho de contrainsurgencia en la década del ’80 durante su presencia en El Líbano", y la alianza bélica israelí-estadounidense se afinó durante esos años cuando los comandos de Estados Unidos hicieron experiencia en rescate de rehenes y contrainsurgencia Palestina.
Si la táctica es el arte de disponer eficazmente las armas en el campo de combate, entonces, la adopción de una táctica en particular dependerá de los ingenios bélicos utilizados, de una selección particular de armamento.
Con esa lógica, si la táctica es de origen israelí, los armamentos deberán ser también israelíes, cuestión que abre mercados a un buen negocio de venta : "Se puede salir de un submarino y bucear a la playa hostil con un fusil "Galil" en las manos seguros de que al emerger éste disparará sin problemas. El armamento de origen israelí es mucho más dúctil".
Israel ocupa el cuarto puesto en el ranking mundial de exportadores de armas y en la industria bélica trabaja la cuarta parte de su población económicamente activa.
Otro factor que impulsa el empleo de instructores israelíes es que en algunos países latinoamericanos se ha transformado en una cuestión de mal gusto hacer público que los militares reciben adiestramiento estadounidense.
Así en 2005, Uruguay anunciaba su decisión de no enviar más a sus militares a la ex Escuela de las Américas -conocida hoy como Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica- y tal decisión fue acompañada por Bolivia y Argentina, país donde la Ministra de Defensa Nilda Garré manifestaba que : "No solamente no mandaremos militares a la Escuela de las Américas, sino que será ilegal mandarlos".
Actualmente en Argentina, el paso por dicha institución estadounidense es considerado negativamente a la hora de ascender en el escalafón militar.
Con anterioridad Venezuela y Brasil ya habían tomado igual determinación. Por el contrario, los gobiernos de Perú y Chile optaron por continuar comisionando a sus militares.
Sin embargo, el rechazo que genera la Escuela de las Américas no es extensivo a los instructores israelíes, debido a que es menos conocido que Israel aporta -además de armas y asesoramiento en materia de contrainsurgencia- experiencias en materia de represión y tortura adquiridas en los territorios árabes ocupados.
Un capítulo aparte -y clave- es la participación de las empresas privadas de seguridad en temas como "contraterrorismo y contrainsugencia". En los hechos, dichas empresas privadas son extensiones de los servicios israelíes y están constituidos por personal retirado de las funciones públicas de ese país. (Ver : "Argentina : inseguridad urbana y estrategia hegemónica". APM 30/09/2004)
Las compañías privadas de seguridad se entrelazan en América Latina con las redes de espionaje tendidas por la CIA y el Mossad, aprovechando el intento de ciertos gobiernos y clases políticas de privatizar determinadas funciones de soberanía del Estado, a fin de convertir a los cientos de miles de empleados armados de esas compañías en una reserva paramilitar para funciones represivas.
Un curioso caso tomó luz en Argentina cuando el periodista Manuel Freytas reveló en 2006 un caso que involucraba al gobernador de Tucumán Jorge Alperovich.
Según Freytas, el funcionario habría contratado a la empresa privada Security and Intelligence Advising (SIA), integrada por miembros retirados de la defensa israelí y vinculada al Mossad. La intención de Alperovich habría sido que la SIA ejecutara tareas de seguridad e inteligencia en su provincia reemplazando a las fuerzas de seguridad de Tucumán.
Aunque evidente, conviene fijarse en que Jorge Alperovich es de ascendencia israelí, dato que aporta el matutino Clarín del día 23 de agosto de 2007.
Esta asociación entre gobiernos, "servicios" estatales y sus colegas privados constituyen una zona gris de operadores de las guerras sucias, en la cual los servicios de inteligencia y fuerzas militares estatales, los productores, comerciantes e intermediarios de la industria armamentista y los escuadrones de la muerte, interactúan, tal como sucedió en la venta de armamento israelí a los paramilitares colombianos durante los años ’90.
La intervención de los servicios secretos israelíes en Centroamérica se evidenció en los ’80 cuando su "know how" en materia de "contrainsurgencia" se utilizó durante los primeros terrorismos de Estado en Honduras y Guatemala. Más tarde, también actuarían activamente en apoyo de los "contras" nicaragüenses a quienes -de acuerdo con documentos desclasificados por el Mossad- habrían aportado armas capturadas durante la guerra de 1982 en el Líbano.
En Colombia, ex agentes y militares israelíes jugaron un papel fundamental en el entrenamiento profesional de los primeros escuadrones de la muerte de los narcotraficantes colombianos del Cartel de Medellín en 1990.
Investigaciones posteriores relacionaron esa maniobra con el teniente coronel Yair Klein, ex miembro de la unidad israelí de elite Harub quién a la cabeza de su empresa privada Spearhead entrenó paramilitares y les suministró armas y tecnología.
Estos hechos son apoyados por los dichos de Carlos Castaño, poderoso paramilitar colombiano, quien -antes de morir- escribió en sus memorias : "Mi idea de las fuerzas paramilitares la copié de los israelíes". (Ver : "Extraditan a uno de los padres del paramilitarismo". APM 16/03/2008)
En la actualidad, las viejas consignas antimarxistas y de guerra antiterrorista que "justificaba" la injerencia de Washington en los gobiernos de su "patio trasero" tienden a ser reemplazadas por el paradigma "antidrogas/ antidelictivo" que en realidad busca la militarización de las sociedades democráticas para su control represivo y contrainsurgente.
En ese contexto los ejércitos de "seguridad e inteligencia" privados tienden a sustituir a las antiguas y desmovilizadas tropas de los ejércitos represores latinoamericanos en el control social y político en el marco de las "democracias toleradas".
Así, en el área de la inteligencia y la seguridad, las células privadas de la CIA y el Mossad, intentan continuar con el proceso de desmantelamiento de los Estados nacionales latinoamericanos afín al modelo de libre mercado privatizador y depredador de los recursos naturales lanzado por Washington en la década de los noventa.
Pero los especialistas israelíes en contrainsugencia y seguridad no solo actúan en América Latina. También se los ha detectado en Irak ; Afganistán ; Argelia ; Chechenia ; Nigeria y Angola. También en España, el conflicto de ese Estado contra las fuerzas vascas de ETA ha permitido su participación activa.
En particular, México reúne condiciones excepcionales para el accionar israelí-estadounidense : cercanía geográfica con Estados Unidos ; corrupción gubernamental ; riquezas naturales ; grupos insurgentes como el Ejército Zapatista y actividad delictiva creciente.
El periodista galés Gordon Thomas -investigador de temas relacionados con el espionaje- sostiene que los servicios de inteligencia mexicanos están sospechados por su corrupción dado que son inevitables las filtraciones a favor de los cárteles narcotraficantes. Por esa razón el Mossad ha incrementado su presencia en ese país y actúa en coordinación con los servicios estadounidenses, colaborando entre otras tareas con el entrenamiento de las Fuerzas Armadas mexicanas totalmente volcadas hoy a la lucha contra el narcotráfico.
Sin embargo, muchos militares mexicanos así adiestrados no pueden evitar la tentación que representa pasar de percibir unos 30 mil dólares anuales por ejercer su oficio legal a ganar unas veinte veces más pasando a las filas del enemigo.
Eso explica el origen de "Los Zetas" y las motivaciones de Arturo Guzmán Decena para haberlos creado.