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20 février 2003

Investigación sobre las « concesiones » de agua potable : Los Barones del Agua

Cólera en la Era de los Barones del Agua.

 

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Este es un trabajo sobre el negocio y las concesión del servicio de agua potable. Un tema bajo debate en la Argentina y en otras regiones del mundo. Muchos periodistas simpatizan con la posición de las ONGs que cuestionan los procesos de concesión y privatización de servicios públicos. El Correo por su parte no cree para nada en la iniciativa privada bajo el puro ángulo neoliberal del beneficio como única meta y pedimos a los Estados nacionales que se comporte con firmeza, idoneidad y transparencia para ser el resguardo de los pueblos ante la desencarnada empresa del mundo industrial y financiero liberal.

Cólera y la Era de los Barones del Agua

Articulo Orginal : Cholera and the Age of the Water Barons

Cuando el cólera apareció en la Costa de los Delfines de Sudáfrica, en agosto de 2000, los funcionarios del gobierno supusieron inicialmente que tan sólo se trataba de uno de aquellos brotes esporádicos que por largo tiempo han azotado la costa oriental del país. Sin embargo, al extenderse la epidemia, el drama resultó ser una crónica de muerte, anunciada por la ceguera de una ideología.

En 1998, los consejos locales habían comenzado a dar pasos para comercializar sus infraestructuras de suministro de agua, obligando a los residentes a pagar el costo pleno del agua potable. Sin embargo, muchos de los millones de personas que viven en los barrios subnormales de la región no podían pagar las tarifas. Al cortárseles el servicio se vieron obligadas a buscar agua en riachuelos, charcas y lagos contaminados con abonos y desperdicios humanos. Para enero de 2002, cuando terminó la peor epidemia de cólera de la historia de Sudáfrica, ésta había infectado a más de 250 000 personas, matado a más de 300, y se había extendido hasta Johannesburgo, a más de 480 kilómetros de distancia.

Hacer que la gente pagara el costo total de su agua potable "fue la causa directa de la epidemia de cólera", dijo en una entrevista David Mesón, un científico social enviado por el gobierno para que investigara la epidemia. "No existe duda al respecto".

Las semillas de la epidemia habían sido sembradas mucho antes de que Suráfrica decidiera emprender el mortífero camino de la privatización. Fueron sembradas ante todo por un agresivo grupo de empresas de servicios públicos, principalmente europeas, que están intentando privatizar el agua potable del mundo con la ayuda del Banco Mundial y de otras instituciones financieras internacionales.

A juicio de dichas empresas, se acabó la época de los vasos de agua gratuitos y para ello disponen de una campaña de relaciones públicas que apoya sus argumentos de ventas. A escala mundial, y en muchos países en desarrollo, el agua es un bien escaso, valioso y claramente mercadeable. "La gente que no paga no trata el agua como el precioso recurso que es", dijo un ejecutivo.

Una investigación de un año por parte del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ), proyecto apoyado por el Centro para la Integridad Pública, mostró que las tres empresas de suministro de agua más grandes del mundo -Suez y Vivendi Environment, de Francia y Thames Water, con sede en Gran Bretaña pero de propiedad de RWE AG de Alemania- se han expandido desde 1990 a todas y cada una de las regiones del mundo. Otras tres empresas, Saur de Francia y United Utilities de Inglaterra que trabajan en conjunto con Bechtel, de los Estados Unidos, también han obtenido importantes contratos internacionales para suministro de agua potable.

Sin embargo el tamaño de estas tres últimas palidece en comparación con las primeras.

La investigación muestra que esas empresas han trabajado frecuentemente con el Banco Mundial, haciendo lobby a los gobiernos y a las organizaciones de comercio y estándares mundiales para que se cambien las legislaciones y los convenios de comercio de modo que se obligue a la privatización de la infraestructura de producción de agua.

Aunque las empresas privadas tan solo operan cerca del 5 por ciento de las plantas de agua del mundo, su crecimiento durante los últimos 12 años ha sido enorme. En 1990, cerca de 51 millones de personas eran abastecidas por empresas privadas. Esa cifra supera los 300 millones de personas actualmente.

La investigación del ICU, que les siguió la pista a las operaciones de las empresas de agua más activas a nivel mundial durante 12 años, mostró que para 2002 manejaban las redes de distribución de agua en cuando menos 56 países y dos territorios. En 1990 estaban activas en tan sólo una docena de países.

El crecimiento de ingresos ha corrido parejo con la expansión de las empresas, según lo mostraron los informes anuales revisados por ICU.

Vivendi Universal, la filial de Vivendi Environement, registró en 1990 ingresos superiores a los 5.000 millones de dólares por conceptos relacionados con agua y para 2002 el mismo rubro había superado los 12.000 millones.

RWE, que ingresó al mercado del agua al adquirir a Thames Water de Gran Bretaña, aumentó sus ingresos por concepto de agua en 9,786 por ciento, al pasar de 25 millones en 1990 a 2 500 millones de dólares en el año fiscal 2002. Esa explosiva tasa de crecimiento ha generado preocupación de que un puñado de empresas privadas pueda llegar pronto a controlar una porción sustancial del recurso más vital del mundo.

Mientras que las empresas describen la expansión del sector privado como una respuesta natural a la creciente crisis de escasez de agua, los observadores reflexivos señalan las trampas que conlleva ese enfoque demasiado conveniente.

"Debemos ser extremadamente cuidadosos en no imponerle fuerzas de mercado al agua porque hay muchas más decisiones críticas relacionadas con el manejo del agua -hay decisiones medioambientales, decisiones socioculturales-", dice David Boys de Public Services International, con sede en el Reino Unido.

"Si uno mercantiliza el agua, sometiéndola al control del mercado, y deja a un lado cualquier otra preocupación distinta del lucro, termina perdiendo completamente la capacidad de controlarla".

Hasta el momento la privatización se ha concentrado en los países más pobres, en donde el Banco Mundial ha utilizado su poder financiero para obligar a los gobiernos a privatizar sus empresas de distribución de agua a cambio de préstamos.

En Africa, el examen de los registros de empresas de acueducto practicado por ICIJ mostró que se expandieron a más de 10 países partiendo de sólo tres en 1990 y que también están activas en por lo menos 10 países asiáticos, ocho latinoamericanos, tres norteamericanos, dos caribeños más Puerto Rico, tres en el Medio Oriente más la Franja de Gaza, en Australia/Nueva Zelanda y en 18 países europeos con la mayor expansión en Europa Oriental. Allí el Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento ha desempeñado un papel decisivo al estimular países a privatizar a cambio de préstamos.

Habiéndose establecido firmemente en Europa, Africa, América Latina y Asia, las empresas de acueducto están expandiéndose en el mercado mucho más lucrativo de los Estados Unidos.

En años recientes, las tres mayores empresas europeas se han lanzado a la compra de las grandes compañías de acueducto de los Estados Unidos, incluyendo US Filter y American Water Works Co. Inc. Peter Spillet, ejecutivo de alto rango de la Unidad Thames de acueducto de RWE, le dijo a Icij que su empresa estima que en 10 años duplicará su mercado a 150 millones de clientes básicamente a través de su expansión en los Estados Unidos.

Hasta el momento los europeos han privatizado los acueductos en varias ciudades medianas de los Estados Unidos, incluyendo a Indianápolis y a Camden, en Nueva Jersey, y están tratando de asegurar contratos en Nueva Orleans. Su expansión, no obstante, fue frenada en Atlanta, ciudad que canceló su contrato a 20 años -el mayor de su tipo en los Estados Unidos- con una filial de Suez al cabo de tan sólo cuatro años y le devolvió la operación a la empresa pública de la ciudad.

Las empresas de acueducto también han aumentado dramáticamente su campaña de lobby y de gastos en las elecciones federales. En Washington ya han logrado beneficiosas modificaciones a las leyes tributarias e intentan ahora persuadir al Congreso de que apruebe leyes que obligarían a los gobiernos municipales en aprietos financieros a considerar la privatización de sus acueductos a cambio de donaciones y préstamos federales. Estudios del gobierno y del sector han estimado que las ciudades norteamericanas necesitarán entre 150.000 millones y 1.000.000 millones de dólares durante las próximas tres décadas para mejorar y ampliar sus vetustos acueductos.

La investigación, que se enfocó en las actividades de estas compañías en Suráfrica, Australia Colombia, Asia, Europa, los Estados Unidos y Canadá, mostró que mientras que estas empresas afirman ser "compasivas, consideradas y confiables", como lo dice una de ellas, pueden resultar jugadores desalmados en el mercado, que constantemente presionan por alzas en las tarifas, frecuentemente incumplen con sus compromisos y abandonan una red de acueducto si no les reporta suficiente dinero.

Como en el caso de Sudáfrica, las empresas de acueducto son pilares de una política centrada en que el usuario paga, la cual impone elevadas tarifas sin reparar en la capacidad de pago de la gente. Estas tarifas son impuestas mediante cortes del servicio que se efectúan a pesar de los serios peligros que acarrean para la salud de la gente.

Las empresas de acueducto están tras un negocio con ingresos anuales potenciales estimados entre 400.000 millones y 3.000.000 millones de dólares, según se hagan las cuentas. El agua es fundamental para la vida y, si se ve forzada, la gente pagará lo que sea por obtenerla.

A nivel mundial, la investigación de ICIJ mostró que la enorme expansión de estas empresas no hubiera sido posible sin la ayuda del Banco Mundial y de otras instituciones financieras internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Asiático de Fomento y el Banco Europeo de Reconstrucción.

En países como Sudáfrica, Argentina, Filipinas e Indonesia, el Banco Mundial ha estado aconsejándoles a los líderes que "comercialicen" sus empresas de servicios públicos como parte de una política general del banco a favor de la privatización y de la economía de libre mercado.

En Sudáfrica, fuertes presiones de las empresas multinacionales de acueducto como Suez, junto con recomendaciones del Banco Mundial, contribuyeron a persuadir a los consejos locales para que privatizaran sus redes. Algunas comunidades comenzaron a convertir sus empresas de servicio público en empresas comerciales como paso previo a su privatización total. Otras contrataron de inmediato el suministro privado de agua.

Urgidos por el Banco Mundial para que introdujeran una "amenaza creíble de corte del servicio", los consejos locales comenzaron a cortarles el agua a las personas que no podían pagar. Se estima que 10 millones de personas han sufrido cortes de agua durante distintos períodos desde 1998. El resultado ha sido el cólera y otras epidemias de enfermedades gastrointestinales.

En Colombia, Cartagena fue la primera en dar en concesión su servicio de agua a una empresa privada. La siguieron Barranquilla, y luego ciudades más pequeñas como Santa Marta, Palmira, Tunja, Cartago y Montería. Todas estas ciudades firmaron contratos de concesión con firmas administradas por compañías multinacionales. Unas 50 ciudades y pueblos más firmaron contratos con empresas privadas nacionales.

El Banco Mundial apoyó la venta de parte de la empresa pública de agua hacia finales de 1994. El banco no sólo facilitó los recursos sino que también ayudó a estructurar el negocio con la multinacional Aguas de Barcelona, una subsidiaria en la que tiene acciones el gigante francés Suez. Ellos ganaron un contrato a 20 años y compraron una participación de 44,81 % una nueva empresa de acueducto y alcantarillado de Cartagena llamada Acuacar.

Esta empresa, que comenzó con sólo un aporte de 2,4 millones de dólares de capital de la firma española y otra parte del Distrito de Cartagena, en seis años ya había recuperado toda su inversión. La empresa mejoró de forma dramática la expansión en la cobertura del servicio de agua potable y la confiabilidad del servicio.

El esfuerzo privatizador de Cartagena, sin embargo, pronto quedó salpicado de acusaciones de irregularidades en la contratación y falta de transparencia. La controversia también ha tocado al Banco Mundial, el cual fue uno de los principales financiadores de las diversas expansiones del servicio en Cartagena en los últimos años, con créditos que suman 85 millones de dólares.

Las denuncias son materia de investigación tanto de la Fiscalía y del Departamento de Integridad Institucional del mismo Banco Mundial.
La capital colombiana, Bogotá, en cambio, decidió tomar un camino diferente. En contra de los consejos del Banco Mundial los alcaldes Enrique Peñalosa y Antanas Mockus decidieron que el interés público estaría mejor servido fortaleciendo a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (Eaab) en lugar de privatizarla.

En 2002 Planeación Nacional calificó a la Eaab como la mejor proveedora de agua y alcantarillado del país. Su calificación de 78,37 fue la más alta entre 148 empresas del mismo tipo en Colombia. La segunda fue EPM de Medellín, otra empresa pública, una pequeña empresa privada en Girardota fue la tercera y de cuarta quedó Acuacar.

La Eaab en Bogotá es un ejemplo de cómo una empresa de servicios lisiada se recuperó. En 1993, cuando estaba técnicamente quebrada, atendía sólo al 78 por ciento de la población con agua potable y al 70,8 con alcantarillado. Para finales de 2001, el 95,2 por ciento de los bogotanos tenían agua y el 86,7 alcantarillado.

En sólo ocho años, a pesar de la migración masiva por la violencia, Bogotá redujo en 75 por ciento el número de hogares sin agua potable y en más de la mitad los que carecían de alcantarillado, según el reporte anual de la Eaab.

La Eaab tuvo éxito a pesar de la continua presión de privatizar por parte del Banco Mundial. En una reunión en agosto de 1998 entre funcionarios de la administración Peñalosa y funcionarios del Banco Mundial en Washington, estos últimos insistieron en que la política del banco para aprobar nuevos créditos era necesario desmantelar subsidios y privatizar porque las empresas privadas eran más eficientes y aportaban capital fresco que los gobiernos no tenían.

La posición de Bogotá, en una fuerte discusión, fue la de que era importante mantener el control oficial de la empresa para poder atender las necesidades de los más pobres y mantener las riendas del crecimiento de la ciudad. La Eaab optó por no solicitar créditos al banco, desde 1996, cuando firmó el último. (La nota completa sobre el caso de la Eaab se puede consultar en inglés en www.icij.org).

La preocupación del mundo por el agua

Cerca de 1.100 millones de personas carecen de acceso a agua potable.

Cerca de 2.400 millones de personas carecen de acceso a servicios de alcantarillado. La mayoría están en Africa y Asia.

Aproximadamente la tercera parte de la población mundial vive en países con presión entre moderada y alta por la insuficiencia de agua.

La presión por insuficiencia de agua ocurre cuando el consumo del líquido excede el 10 por ciento de los recursos acuíferos renovables.
Asia occidental enfrenta la amenaza más grave. Más del 90 por ciento de su población vive en condiciones de severa presión por insuficiencia de agua.

Cerca de 80 países, que abarcan aproximadamente 40 por ciento de la población mundial, habían experimentado serias penurias de agua a mediados de los años 90.

En menos de 25 años, las dos terceras partes de la población mundial vivirán en condiciones de presión por insuficiencia de agua.
Para 2020, se estima que el uso del agua aumentará en el mundo en 40 por ciento.

Dos mil millones de personas (cerca del tercio de la población mundial) dependen de las aguas subterráneas. Países de todo el mundo enfrentan una reducción rápida de sus recursos de aguas subterráneas, incluyendo partes de India, China, Asia Occidental, la Península Arábiga, la antigua Unión Soviética y el oeste de los Estados Unidos.

El costo de brindarles a los pobres acceso universal al agua para 2015 se estima en 30.000 millones de dólares anuales, según Programa Ambiental de Naciones Unidas, GEO-Global Environment Outlook 3, Past, Present and Future Perspectives.

Cerca de 1.500 millones de personas no tienen acceso a agua potable y corren riesgo por ello. Naciones Unidas predice que para 2025 dos terceras partes de la población mundial experimentarán carencias de agua limpia. Los expertos afirman que enormes recursos financieros tendrán que gastarse para suplir esas necesidades.

Los administradores de fondos financieros están tomando nota de la expansión del mercado del agua. El segundo banco más antiguo de Suiza, el Pictet Bank, inició el año pasado su Fondo Global de Agua en los Estados Unidos luego de iniciar uno similar en Europa dos años antes. Ofrece una canasta de empresas de acueducto y predice que para 2015 el 75 por ciento de los acueductos europeos y el 65 por ciento de los norteamericanos estarán privatizados. En palabras del ejecutivo de Thames, Peter Spillett : "Con un mercado de crecimiento tan claro, existe un potencial enorme de expansión".

Anotó que "las acciones de acueductos se comportan mejor que las de otros servicios públicos" debido a que sus contratos a largo plazo duran entre 10 y 30 años, ofreciendo un rendimiento confiable y predecible sobre la inversión. "Es por eso que una cantidad de fondos de pensiones así como de individuos privados están dispuestos a invertir dinero en ellos".

Suez le dijo a Icij que ha impartido instrucciones de que sus empresas deben ser rentables en un plazo de tres años y que su tasa de retorno debe ser de cuando menos 3 por ciento sobre el costo del capital.

Sin embargo, las empresas privadas se están topando contra una fuerte oposición debido al carácter vital del agua misma y de la política que la rodea. El ejemplo más famoso de esto es la privatización en Cochabamba, Bolivia. Luego de que Aguas del Tunari, un consorcio de propiedad conjunta de Bechtel y United Utilities, asumió el control del acueducto de la ciudad en 1999 sin que mediara licitación alguna, la empresa anunció aumentos de las tarifas de hasta 150 por ciento. El gerente Geoffrey Torpe amenazó con cortarle el agua a la gente si no pagaba.

El líder sindical Oscar Olivera

El contrato le otorgaba a la empresa el control sobre las aguas subterráneas y le permitía clausurar los pozos privados de la gente a menos que le pagaran por el agua a Aguas del Tunari. El líder sindical Oscar Olivera dice : "Querían privatizar la lluvia". Cuando estallaron protestas en toda la ciudad de 450.000 habitantes en 2000, la policía y el ejército fueron llamados. Mataron dos personas.

El gobierno reaccionó cancelando la concesión. Aguas del Tunari está demandando al gobierno boliviano alegando pérdidas de 25 millones de dólares, aunque Bechtel ha dicho que no le ha colocado cifras a la demanda. La demanda se encuentra ante el Centro internacional para la resolución de disputas sobre inversiones, una organización del Grupo del Banco Mundial.

Fue por recomendación del Banco Mundial que Bolivia comenzó a privatizar sus servicios de acueducto a mediados de los años 90. Las discusiones sobre al agua de Cochabamba empezaron en 1995, según le informó a Icij Christopher Neal, el funcionario de asuntos externos del Banco Mundial para América Latina. "El gobierno boliviano estuvo de acuerdo, como asunto de política, con el punto de vista del banco de que allí se necesitaba privatizar", dijo Neal. Sin embargo, de acuerdo con Méname Libhaber, el principal ingeniero del banco en materia de aguas para América Latina, el banco se opuso al negocio de Cochabamba con Aguas del Tunari porque consideraba que no era viable financieramente.

En una entrevista con ICIJ el portavoz de Bechtel, Jeff Berger, culpó al gobierno boliviano por la debacle de Cochabamba. Afirmó que el gobierno había fallado al no explicarle a la población los beneficios de la privatización mediante la entrega de volantes y la publicación de anuncios en los periódicos.

Los hombres del libre mercado

Aunque Neal le dijo a ICIJ que "el banco no asume posiciones ideológicas" acerca de la privatización, la investigación mostró que la privatización es una característica central de muchos de sus proyectos de empréstito.

Otorgando préstamos por cerca de 20.000 millones de dólares para proyectos de suministro de agua durante los últimos 12 años, el Banco Mundial no solamente ha sido un financiador principal de la privatización, sino que también ha condicionado cada vez más sus préstamos a la privatización de los acueductos por parte de los gobiernos locales.

El estudio realizado por el Icij de 276 préstamos para suministro de agua otorgados por el Banco Mundial entre 1990 y 2002, mostró que el 30 por ciento de ellos estaba condicionado a la privatización. La mayoría fue otorgada durante los últimos cinco años.

En importantes privatizaciones llevadas a cabo en el mundo -tales como las de Buenos Aires, Manila y Yakarta- la investigación del Icij mostró que el Banco Mundial utilizó su fortaleza financiera para persuadir a los gobiernos que licitaran servicios de acueducto a largo plazo a favor de las grandes empresas privadas.

La investigación también mostró que el banco les sugirió a los países cómo privatizar sus acueductos y con frecuencia ayudó a financiar el proceso de privatización. En el caso de Buenos Aires, el Banco Mundial no sólo ayudó a financiar la privatización sino que también tomó, a través de una de sus filiales, una participación del 7 por ciento en la nueva empresa, Aguas Argentinas, que es controlada por Suez.

El Banco Mundial prestó a uno de sus propios gerentes de alto rango para que negociara grandes aumentos de tarifas de acueducto con el gobierno argentino. Dicho gerente encabezó luego un equipo del Banco Mundial que le otorgó un préstamo de 30 millones de dólares a la Argentina. Esto ocurrió al mismo tiempo que Aguas Argentinas y sus accionistas estaban haciendo ganancias gigantescas del orden de 25 por ciento. Un accionista, un importante hombre de negocios argentino, logró utilidades de 100 millones de dólares con la privatización.

El banco afirma que su política de privatización alivia la pobreza al generar eficiencia administrativa y traer capital privado a países en desarrollo cuyas empresas públicas de acueducto muy necesitadas de recursos financieros, usualmente se encuentran hechas un desorden.

El banco argumenta que las empresas privadas logran mejorar las cosas al evitar las usuales trabas burocráticas y el clientelismo político y la corrupción que corroen tantas empresas de servicios públicos en países pobres. Aunque está claro que se han logrado considerables mejoras en numerosas empresas de acueducto como resultado de la privatización, en muchos casos las empresas privadas aportan muy poco capital propio, utilizando principalmente préstamos del Banco Mundial y de instituciones internacionales relacionadas con él para ayudar a cubrir los costos de reparación y expansión de los acueductos.

También hay pruebas de que si el Banco Mundial le consagrara la misma energía y recursos a mejorar los acueductos locales manteniendo su control en manos públicas, las empresas públicas locales tendrían un mejor desempeño que las privadas.

Una oligarquía mundial

La investigación también mostró que las empresas de acueducto han conjugado sus fuerzas con el Banco Mundial y con Naciones Unidas para crear una red de consultorías internacionales, de comisiones asesoras y de foros que han dominado el debate sobre el agua y que han establecido a la privatización como la principal solución a los problemas mundiales del agua.

"Lo que hemos presenciado en los 90 ha sido la instalación de una especie de alto comando mundial para el agua", escribió en 2000 en el diario Le Monde, Ricardo Petrella, un importante investigador sobre la política del agua.

Metas globales para el acceso al agua

El Consejo de colaboración sobre suministro de agua y servicios sanitarios presentó las siguientes metas a nivel mundial, denominadas Visión 21, durante el Segundo foro mundial sobre agua reunido en los Países Bajos en marzo de 2000, con el propósito de resolver los problemas de suministro de agua y de servicio de alcantarillado que enfrenta el mundo en desarrollo.

Para 2015, el Consejo propuso :

** Reducir a la mitad el número de personas que no tienen acceso a instalaciones sanitarias.

** Reducir a la mitad el número de personas sin acceso a cantidades adecuadas de agua potable y de costo pagable.

Y para 2025 :

** Suministrar agua y servicios sanitarios y de higiene para todos. El Consejo Mundial del Agua (CMA) es la principal entidad de estudios sobre temas de agua y el principal asesor del Banco Mundial y de Naciones Unidas. Fue fundado en 1996 por el Banco Mundial y Naciones Unidas. Tiene su sede principal en Marsella, Francia, y uno de sus tres miembros fundadores es René Coulomb, un ex presidente de Suez.

En 1998 el CMA creó la Comisión Mundial del Agua para promover la conciencia pública acerca de los problemas del agua y para apoyar en la formulación de políticas mundiales sobre el agua. La Comisión organiza reuniones sobre el agua en todo el mundo y canaliza sus declaraciones de política a través de foros internacionales que se reúnen cada tres años.

La Comisión es dirigida por hombres con sólidos antecedentes favorables a la privatización. Entre ellos están el antiguo CEO de Suez, Jérôme Monod, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y el CEO de la Entidad para el Medio Ambiente Global de Banco Mundial/ONU, Mohamed T. El-Ashry. El presidente de la Comisión es el vicepresidente del Banco Mundial Ismael Serageldin.
Ambas instituciones apoyan fuertemente la privatización y la política de que el usuario paga. "La experiencia mundial muestra que el dinero es el medio de generar responsabilidad y control", dijo la Comisión en un informe de 2000.

La Comisión ha organizado dos foros internacionales sobre el agua y un tercero está planeado para celebrarse en Kioto, Japón, en marzo de 2003. Fue en el foro de La Haya, en 2000, que la Comisión emitió una declaración en la cual decía que el manejo del agua era el principal problema que enfrentaba la humanidad y que la solución consistía en tratar el agua como cualquier otra mercancía y abrir su manejo a la libre competencia del mercado.

Serageldin declaró que el suministro de agua debería estar en manos privadas ; pero que las normas que lo regularan debían ser públicas, del mismo modo que las empresas privadas manejan el sector de alimentos.
Los lazos que unen al Banco Mundial con las principales empresas del agua incluyen membresía compartida en las juntas directivas de varias instituciones generadoras de políticas, así como relaciones personales y de negocios.

Monod fue asesor especial del director del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, por la misma época en que fue CEO de Suez. Luego del retiro de Camdessus en 2000, fue nombrado presidente del Panel Internacional para Nuevas Inversiones en Agua, una entidad organizada por las empresas de acueducto. Entre los directores de dicho panel están William Alexander, ejecutivo en jefe del grupo de Thames Water de Londres, perteneciente a RWE y Gérard Payen, vicepresidente de Suez.

En su primera reunión en París en febrero de 2002, el panel se centró en "cómo incrementar la tasa de retorno sobre proyectos de agua y la dificultad relacionada de cobrar efectivamente el precio de pleno costo de recuperación de la inversión en agua".

Otro miembro del panel es la Asociación Global del Agua (AGA). La presidenta de este comité es Margaret Catley-Carlson, ex viceministra canadiense de salud. Ella también es presidenta del Comité asesor sobre recursos acuíferos de Suez. El AGA es una asociación de gobiernos, y organizaciones empresariales y profesionales que examina temas del agua. El AGA afirma que : "La crisis del agua es una crisis gubernativa, caracterizada por la falla en lograr una valoración correcta del recurso agua y por una falta de transparencia y de definición de responsabilidades en su manejo. Se espera que la reforma del sector del agua, en el cual juegan un papel esencial las tarifas y precios, permita que los inversionistasreconozcanelverdaderocosto del agua y actúen en consecuencia".

En otrofrente,lasempresasdeproducciónydistribucióndeagua están trabajando en estrecha colaboración con la Unión Europea para elevar barreras comerciales contra cualquier país que se rehúse a abrir sus acueductos a laprivatización.

Trabajando con los funcionarios de comercio de la UE, lasempresas del agua también están tratandodepersuadira la Organización Mundial del Comercio para que obligue a los países a que abran sus empresas de acueductoalaslibresfuerzasdel mercado. Documentos obtenidos por Icij muestran que la oficina de comercio de la Comisión Europea trabaja en estrecha asociación con Thames, Suez, Vivendi y otras empresas del agua privadas para presionar por una reducción en las barreras dentro de la OMC.

En una carta de mayo de 2002, el comisionado de comercio de la UE, Ulrike Hauer, le escribió a Thames, Suez y Vivendi, agradeciéndoles su contribución en las negociaciones para reducir las barreras comerciales a los "servicios de suministro de agua potable y de eliminación de aguas negras" con miras a abrir dichos mercados a las empresas europeas.

En un tercer frente, el gobierno francés le hizo recientemente una propuesta a la Organización Internacional de Estándares (ISO), que es prácticamente gubernamental por tratarse de una subsidiaria de la Organización Mundial del Comercio, para que estableciera las normas internacionales de las empresas de acueducto. Efectivamente el comité va a desarrollar normas acerca de cómo manejar todos los aspectos del servicio y entrega de agua. Los críticos consideran que esto contribuirá a que la OMC invente normas comerciales que obliguen a los países a que abran sus empresas públicas a la privatización.

"Las empresas tienen una estrategia muy clara basada en tres elementos : la OMC (WTO), la Wipo (World Intelectual Property Org. - Organización Mundial para la Propiedad Intelectual) y la ISO", le dijo Petrella a la ICIJ. "A través del comercio, de la propiedad intelectual y de la estandarización van a conquistar el mundo del agua".

Titanes financieros, soborno y fraude

Además de sus contactos políticos, cada una de las principales empresas posee gigantescos recursos financieros. Todas ellas figuran entre las 100 mayores empresas del mundo. En conjunto obtuvieron en 2001 ingresos por 156.700 millones de dólares y siguen creciendo a una tasa de 10 por ciento anual, sobrepasando el tamaño de algunas de las economías de los países en los cuales operan. El Producto Interno Bruto de Bolivia, por ejemplo, es de 21.400 millones de dólares.

Estas empresas también cuentan con más empleados que la mayoría de los gobiernos. La sola Vivendi Environment emplea 295.000 personas en todo el mundo y Suez 173.000.

Tanto Suez como Vivendi duplicaron su base de clientes en el transcurso de los últimos 10 años. Suez atiende 125 millones de usuarios de agua y Vivendi 110 millones. La Thames Water de RWE viene lejos en tercer lugar con 51 millones ; pero su reciente adquisición de American Water Works Co. Inc. aumentará la cifra a 70 millones.

En Francia tanto Suez como Vivendi tienen estrechos lazos políticos con los gobiernos tanto a nivel local como nacional.

Ejecutivos de ambas empresas han sido acusados y, en algunos casos, condenados por contribuciones ilegales a campañas políticas y por usar sobornos y fraude para obtener contratos municipales para el suministro de agua y otros servicios. En un caso hubo testigos que implicaron al ex CEO de Suez Monod, quien actualmente es consejero principal del presidente francés Jacques Chirac. Monod nunca fue acusado y ha negado cualquier comportamiento incorrecto.

Aunque son competidoras, las empresas forman frecuentemente asociaciones de inversión para obtener concesiones de agua en países extranjeros. La investigación de Icij, por ejemplo, reveló que Thames y Vivendi formaron una alianza de negocios en 1995 para captar el mercado asiático. Suez y Vivendi comparten intereses en Buenos Aires. Thames y Suez, con el apoyo de la última dictadura de Indonesia, se repartieron Yakarta.

Finalmente, las empresas del agua privadas hacen promesas que no pueden cumplir -una táctica denominada "sobrepuja"- por un funcionario del Banco Mundial. Esencialmente prometen brindar un mejor servicio a un precio menor. La investigación del Icij encontró, sin embargo, que los gobiernos con frecuencia elevan los precios del agua justo antes de la privatización para brindarles a las empresas privadas margen suficiente para efectuar una reducción y ganarse así la aprobación popular.

Una vez la compañía ganadora obtiene el contrato y reduce inicialmente los precios, con frecuencia no demora en renegociar tarifas para subirlas y reducir las metas de desempeño. El hecho de controlar ya el sistema de acueducto de las ciudades les da a las empresas un tremendo poder de negociación en estos casos. En muchos de ellos, los precios del agua se disparan y las metas originales de expansión de los servicios de agua potable y de alcantarillado no se cumplen.

Por ejemplo, en Buenos Aires, Aguas Argentinas -empresa controlada por Suez- presionó casi de inmediato al gobierno para que renegociara el contrato de concesión para obtener términos más favorables.

Expansionistas globales

Habiendo establecido avanzadas en seis continentes, las tres grandes empresas del agua dicen que ahora se proponen concentrar la mayor parte de sus esfuerzos en mercados potencialmente lucrativos de Norteamérica, China y Europa Oriental. Las tres le dijeron a Icij que esperan aumentar a más del doble sus ingresos y sus bases de clientes en el curso de los próximos 10 años.

Spillet, de Thames, dijo que China está abriéndose porque el Banco Mundial está listo para invertir dinero allá, lo cual la hace más atractiva para las empresas privadas.

China es algo así como un gigante dormido porque para la gente del Banco Mundial siempre hubo algo de dificultad en relación con los temas financieros. Ellos han tendido a clarificar un poco más ese aspecto recientemente.

Algunos países han salido definitivamente de la agenda de privatización. Yves Picard, director gerente de Vivendi en Suráfrica, dijo que su empresa no está interesada en obtener concesiones en el sur de Africa, a menos que el Banco Mundial u otras instituciones financien los costos de capital. De otro modo, dijo, no hay rentabilidad para la empresa, porque la gente es demasiado pobre para pagar las elevadas tarifas que las empresas privadas cobran para cubrir sus costos de capital.

La dependencia del Banco Mundial parece ir en aumento. Existe una creciente preocupación entre las empresas de que los mercados de capitales no estén abiertos para ellas por cuanto el agua resulta ser un tema político tan álgido y volátil y porque muchos países pobres tienen monedas de curso inestable.

En una presentación ante el Banco Mundial sobre la vinculación del sector privado al negocio del agua realizada en febrero de 2002, J.F. Talbot, presidente y CEO de Saur, la tercera empresa del agua más grande de Francia, advirtió que sin un aumento en la financiación por parte de instituciones como el Banco Mundial, las grandes empresas internacionales del agua "permanecerán en casa".

Buena parte de sus planes de expansión dependen de si en último término la gente acepta la idea de que el agua es una mercancía. En otras palabras, los días de los vasos de agua gratuitos se acabaron. Todo el mundo debe pagar por el agua, es el principal mensaje emitido por el Consejo Mundial del Agua y sus organizaciones afiliadas. El hecho de que las personas se estén acostumbrando cada vez más a comprar agua embotellada sólo puede resultar estimulante para las grandes empresas de acueducto.

Sin embargo, preocupadas por las repercusiones que puede tener la privatización, tales como las de Cochabamba, las empresas están empezando a acuñar una terminología menos mercantilista. Después de todo, algo que distingue al agua es que, al igual que el aire, es irreemplazable. No existen alternativas que les permitan a los consumidores rechazar el servicio si no les conviene. ¿Cómo puede alguien mercadear algo que es a la vez vital y que no cuenta con alternativas ? Como bien lo saben las víctimas del cólera en Suráfrica, nada puede reemplazar el agua limpia.

"Todos quienes pensaron que el agua era una mercancía perdieron, le dijo a Icij Olivier Barbaroux, presidente de Vivendi. Nosotros no vendemos agua. Uno toma el agua y luego la devuelve, exactamente en la misma cantidad. Lo que estamos haciendo es llevando el agua a su casa, limpiándola para que usted la pueda usar y luego llevándola de vuelta, limpia, a la naturaleza. Ese es el servicio que estamos prestando".

Payen, de Suez, declaró llanamente : "El agua no es una mercancía. Es un bien público. Es también un bien social. Es esencial para la vida". Entonces, ¿qué vende Suez ? "Suministramos lo esencial para la vida".
Thames, sin embargo, se mantiene en la perspectiva de la mercancía. "El agua es a la vez una mercancía y un servicio (público)", dijo Spillett. Luego comparó el negocio del agua con una cervecería.

"Está claro que la gente no entiende el valor del agua y que espera que ésta caiga del cielo y que no cueste nada. Pero si utilizamos una analogía con la cerveza -que es 90 por ciento agua- vemos que las cervecerías han añadido sus fermentos y su malta, y que la bebida ha recorrido todo un proceso bastante dispendioso y que el producto final contiene mucho valor agregado y que la gente está dispuesta a pagar mucho dinero por él. En cierto sentido, purificar el agua a partir de su estado bruto, tratarla luego y llevarla a la gente para llevarse luego el desecho constituye casi el mismo producto industrial. Usted genera allí mucho valor agregado y si la gente no se da cuenta que tiene ese valor y no paga por ella, no la tratará como el precioso recurso que, de hecho, es".

Las empresas también afirman que ellas no están privatizando realmente el agua ; sino que, más bien, administran plantas en asociación con gobiernos. Denominan esas asociaciones, Asociaciones Publico-Privadas (Public Private Partnerships o PPP).
No obstante, para los críticos de la privatización, la cuestión esencial no es el agua misma ; sino el acceso a ella. Y la clave del acceso es el control -es decir, quien tenga en sus manos la llave-.

Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación. (ICIJ)
www.icij.org

Washington, 3 de febrero 2003

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