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Álvaro García Linera nació en Cochabamba en 1962. Es el actual vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia y miembro del partido MAS (Movimiento al Socialismo). Se formó como matemático en la Universidad Nacional de México entre los años 1981 y 1985. Cuando regresó a Bolivia, intentó poner en práctica su ideología marxista y se afilió a los « Ayllus Rojos ». En la década del ‘90 fue arrestado y acusado de insurrección, por lo que estuvo en prisión preventiva durante cinco años. Durante su permanencia en prisión se graduó de sociólogo. Comenzó a trabajar como docente universitario y comentarista de noticias. Nunca dejó de apoyar a los movimientos indígenas en Bolivia. En la elección de Bolivia del 2005, fue electo vicepresidente acompañando en la fórmula a Evo Morales. Desde entonces, fue uno de los miembros más activos del gobierno de Evo Morales y como principal teórico gubernamental delineó gran parte de su estrategia política. Recientemente vino a nuestro a país a recibir el Doctorado Honoris Causa otorgado por la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y a participar del ciclo « Patria Grande » organizado por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. En ese encuentro, aprovechamos para hacerle algunas preguntas sobre la gestión del gobierno de Evo Morales en Bolivia.
¿Cómo se explica la congruencia entre un proceso transformador como el que Evo Morales lleva adelante y las movilizaciones de algunos sectores de la sociedad boliviana?
Para entender el proceso boliviano y buena parte del proceso de Latinoamérica hay que recordar que ambos son el resultado de un proceso de derrumbe de los antiguos sistemas partidarios. El derrumbe se produce por la emergencia de la conflictividad, de las marchas, de los cortes de rutas y de las asambleas. Esto significó que la gente de la calle incursione en la política. Este es un ciclo donde las organizaciones sociales que permanentemente estuvieron atrincheradas en lo local, en lo gremial y en lo corporativo comienzan a construir una agenda común. En Bolivia hay muy pocas cosas puntuales que han unido a los bolivianos. Un autor boliviano muy importante llamado Zabaleta decía: “En Bolivia cada valle es una patria, y lo que nos ha unido es la guerra, una guerra que perdimos”. Somos un país con 36 naciones. Una sociedad con muchos contrastes que seguramente es común en América Latina pero en Bolivia resalta mucho más. Pues en medio de eso: ¡Asamblea constituyente!, ¡derechos de los pueblos indígenas!, ¡estatización de las empresas públicas! ¿Por qué hago todo este relato? Porque el gobierno del presidente Evo es un gobierno que surge de la movilización, su núcleo, su base de sustento y de respaldo son las organizaciones fogueadas en décadas de la movilización social por la defensa de sus intereses locales. Las movilizaciones en Bolivia son como un ciclo casi predeterminado de la acción colectiva. Es más, uno tiene que ver la acción colectiva como parte de la vitalidad de un proceso revolucionario. Puede haber movilizaciones con componentes conservadores y puede haber manifestaciones con componentes progresistas.
La intención por parte del gobierno boliviano de construir una carretera que atraviesa un parque nacional ha generado malestar en un sector de la comunidad indígena. ¿Qué nos puede decir sobre este conflicto?
Para entender el conflicto social sobre el tema de la carretera hay que entender primero ciertas características geográficas de Bolivia. La parte oeste es Altiplano, es donde están Potosí y La Paz, la parte norte y este es Amazonía y la parte sureste es el Chaco. Tenemos tres grandes bloques. Desde tiempos del incario, la Amazonía ha estado desconectada del resto de Bolivia. La Amazonía es casi la mitad de Bolivia. Oímos decir siempre que Bolivia es un país andino: en realidad es un país amazónico. La zona amazónica siempre ha sido mantenida de espaldas al resto de la estructura social y política boliviana. En los años ‘70, a este régimen hacendario de dominio en la Amazonía se sumó la presencia de los organismos de « cooperación internacional », fundamentalmente agencias de cooperación americanas, ONG vinculadas a la cooperación norteamericana que comenzaron a establecer zonas de reserva natural. Las reservas naturales en Bolivia han sido ante todo decisiones de gobiernos en tiempos de dictadura. En la Amazonía está el hacendado, la ONG, la Iglesia y después viene el pueblo indígena. A diferencia del Occidente, que hay una larga historia de lucha por el poder del pueblo indígena. Son como dos naciones diferentes, la Amazonía es una especie de atrincheramiento de las clases sociales conservadoras asentadas en la propiedad de la tierra. Nosotros como gobierno hemos distribuido la tierra y hemos acabado con el latifundio, pero no pudimos acabar con su infraestructura cultural. El hacendado ya no tiene grandes extensiones pero controla los mecanismos de intermediación. Por ejemplo, lo que el hacendado compra a 100 bolivianos en este territorio lo vende a 3.000 bolivianos en Santa Cruz.
¿Cómo se relaciona esto con el proyecto de construir una carretera?
La decisión de construir una carretera que vaya del Altiplano a la Amazonía directamente tiene y tuvo la posición de articular el territorio, vincular el Occidente con el Oriente y empezar a correr el poder patronal, que como ustedes saben en el 2008 intentó hacernos un golpe de Estado. Hemos dado pasos importantes, hemos reducido la propiedad de la tierra pero no hemos reducido los procesos de intermediación. En el Occidente, la mitad del territorio de Bolivia, vive el 95% de la población indígena, y en Oriente viven entre el 2% y el 5%. Están desconectados, sin las vías de articulación, dependientes del patrón y de la iglesia o de la ONG para obtener algún tipo de apoyo en medicina o en crédito. La carretera que quisimos construir es una carretera que atraviesa un parque, un parque que lo fundó el general Barrientos, quien llevó adelante la campaña contra la insurgencia y bajo su mando se asesinó al Che Guevara. En ese territorio, se conformó una comunidad indígena. Lo que es seguro es que si algún día va a haber carretera va a ser por ahí: es imposible materialmente que la carretera se construya por otro lugar. Evidentemente se ha formado un movimiento social en torno a la defensa del parque y no lo vamos a negar. Los indígenas tendrían que haber sido nuestros aliados y no tuvimos la suficiente habilidad y la experiencia para lograr esa alianza entre Estado y movimientos sociales e indígenas oprimidos por los hacendados. Aquí hay una contradicción del movimiento indígena. El movimiento indígena de tierras altas está apuntando a una articulación de estos dos territorios bolivianos, y el movimiento indígena de tierras bajas, minoritario, pero igualmente importante, considera que eso puede afectar sus condiciones de vida.
¿Cómo se explica la acumulación de poder de las ONG que usted menciona?
No digo todas las ONG, pero algunas se comportan como punta de lanza de las empresas extranjeras. Una ONG ambientalista que puede ir a cualquier parte del mundo, defiende un bosque y acuerda con el gobierno. Aquí no aparece el empresario malo sino el joven ambientalista que declara algún sitio como zona protegida y a partir de eso le brindan este acuerdo a ciertas empresas que gracias a su gestión con la ONG se ahorra millones en impuestos por cuidar el medio ambiente. Acá no estamos haciendo negocios de familia, en lo que estamos pensando en Bolivia es en cómo llevar nuestro proceso revolucionario a un camino más sólido y expansivo.
¿Cómo analiza los 16 días de huelga de la Central Obrera de Bolivia?
Con los compañeros de la COB (Central Obrera Boliviana) estuvimos negociando durante 3 años e hicimos una nueva Ley de Pensiones, ustedes lo llaman jubilación. Una ley que aprobó el presidente de la COB en el año 2011. La virtud de esa ley es que se regresó a un aporte tripartito, el aporte patronal, el aporte individual y el aporte estatal. La segunda virtud es que hemos reducido la edad de jubilación de las mujeres de 60 a 50 años, y por cada hijo que tenga, se le resta un año. Y en el caso de los varones, a 60 años. La tercera virtud es que en el caso de los mineros la edad de jubilación baja a 55 años y en algunos casos hasta 52 años. Antes en Bolivia la pensión sólo abarcaba a los que tenían una relación salarial, hablamos de un 20%. Entonces lo que hemos hecho es crear una renta mínima mensual para todos los bolivianos mayores de 60 años que no están asalariados. En el 2012 los dirigentes de la COB manifestaron al presidente Morales que querían cambiar la ley y él les dijo que no había problema siempre y cuando se mantuviera los beneficios para los que ganan poco. ¿Por qué algunos quisieron cambiar la ley? Porque hoy hay un salario decente para los mineros, tanto es así que en una mina estatal el salario mínimo es de 1.500 dólares aproximadamente y el salario máximo es de 7 000 dólares, aproximadamente 40.000 bolivianos. El presidente Evo ganaba 15 000 bolivianos y el minero de menor rango como mínimo 10 000 bolivianos y de ahí para arriba. La idea de ellos ahora es ver cómo pueden hacer para jubilarse con ese salario. Todo esto generó una movilización y nuestra respuesta fue que aceptábamos cualquier cambio mientras no se tocaran los beneficios de los que ganaban poco. Los compañeros de la COB nos plantearon poder jubilarse con el 100% de su salario, creo que ni en Estados Unidos se jubilan así. Lo que ellos nos dijeron es que usemos el dinero que le dábamos a los que no aportaban para poder financiar su propuesta. Por supuesto que no aceptamos y ellos se movilizaron: aproximadamente 5.000 trabajadores a La Paz. Además usaron dinamita de manera violenta. Los mineros habían abandonado una mirada obrera revolucionaria por una mirada corporativa y egoísta. Terminaron regresando a sus minas por el repudio de la población. Yo creo que ningún gobierno progresista de América Latina está vacunado contra este tipo de conflictos, lo importante es saber cómo se solucionan las contradicciones que se dan en el seno del pueblo.
¿Qué opina sobre las manifestaciones que se han dado recientemente en Brasil?
Creo que hay que estar atentos a las movilizaciones sociales, en este caso de la juventud, o clases medias emergentes vinculadas a un ascenso de la economía. Pareciera ser que los momentos de mayor movilización social no son los momentos de mayor penuria social necesariamente. Pero también hay momentos de gran expansión económica que vienen aparejados de ascensos y movilizaciones sociales que dan lugar a luchas redistributivas del excedente. Luchas que no cuestionan el orden económico vigente si no que emergen para distribuir. En el caso de Brasil, creo que son luchas que ponen en entredicho si son contra el régimen de economía dominante o son luchas que emergen para distribuir el excedente generado en el régimen económico vigente. Cuando se da la movilización y no hay algo que sirva de soporte territorial, así como la movilización surge luego también puede decaer, y lo que queda es el recuerdo. Algo así hemos visto en España y en Estados Unidos.
¿Cuál es su opinión sobre el bloque comercial que han decidido formar desde el 2011 México, Colombia, Perú y Chile?
El fracaso del ALCA ha permitido una década excepcional para América Latina, permitiendo que se generen procesos autónomos. Nuestra autonomía con respecto a los Estados Unidos tenía que generar una contraofensiva y la Alianza del Pacífico es eso. No es solamente una alianza comercial, sino que también es una alianza política y de potenciamiento militar.
Manuel Izraelson pour Hamartia
Hamartia. Buenos Aires, 16 de Septiembre de s 2013