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Por Carlos Terrazas Orellana *
La Paz, 18 de marzo del 2004
El pueblo boliviano esta siendo asfixiado por múltiples y repetidos impuestos directos e indirectos que los diferentes gobiernos pusieron en aplicación durante los últimos años: los impuestos municipales, Impuestos a la renta, Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuestos a los Consumos Específicos (ICE); Reg. Complementario al IVA (RC-IVA), (AR); Así como los múltiples pagos administrativos por tramitación de documentos, legalizaciones, sellos fiscales, etc, etc. Toda la maquinaria burocrática que se ha planificado con el único objetivo de hacer pagar lo máximo al usuario, tanto al más rico como al más o pobre, de la misma manera. Además de las tarifas oficiales que cada persona debe cancelar por todos ésos servicios; que en el mayor de los casos no son justificados, también se tiene que pagar; sobornos a funcionarios corruptos y a los intermediarios. Además de todos estos múltiples impuestos que recibe el Estado; El más burocrático del Cono Sur de América, el actual gobierno de Carlos Mesa Gisbert, decidió jugar sus cartas apostando sobre el aumentando de los impuestos a los bienes inmuebles y vehículos, del 100% con su nuevo proyecto de Impuesto Complementario (IC).
Los lovies de las grandes empresas y los ricos no necesitaron derramar una gota de sangre para hacer retroceder al gobierno de Mesa en su intentona timorata de hacer pagar a quienes tienen más que los demás; con su proyecto de Impuesto al Patrimonio Neto.
La mayoría del pueblo boliviano que vive en un estado de crisis permanente, de inseguridad económica y social deberá hacer frente a las nuevas imposiciones que los organismos internacionales: BM, FMI, BID, y otros conocidos acreedores exigieron poner en aplicación al gobierno de Carlos Mesa.
Las autoridades del gabinete económico prefirieron dar un impuestazo suplementario a la ciudadanía, con el fin de recaudar más fondos para el Tesoro Nacional, antes que atacarse a peces más gordos y voraces, como son los colosos petroleros, mineros, terratenientes, inversionistas y grandes lovies empresariales que están acostumbrados a dictar sus leyes a los gobiernos de turno.
Los grandes multimillonarios que se enriquecieron en Bolivia nunca pagaron impuestos sobre sus fortunas o "Patrimonio Neto". Por el contrario, se organizaron para evadir toda imposición del Estado, ya sea obteniendo cargos diplomáticos oficiales (con ítems) u honoríficos, de la misma forma tenían sus residencias en varios países, escapando de esta manera al pago de impuestos. Uno de los casos más significativos de este tipo de evasión fiscal, lo podemos ilustrar, con pruebas en mano, el caso de tristemente célebre y archimillonario Simón Patiño I. (que desempeñaba la función de Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Francia en los años 30), así como también uno de sus hijos, Antenor Patiño quien, bajo pretexto de desempeñar el cargo de Segundo Secretario de la Embajada de Bolivia en Francia se declaraba; ante el Tesoro Público Francés; exento de impuestos a ese país, puesto que era miembro del Cuerpo diplomático de Bolivia. El mismo favor había obtenido para su secretario privado, Mario Navarro R. quien oficialmente desempeñaba el puesto de Agregado Comercial en esa legación de Bolivia; aunque su verdadero trabajo consistía en atender los asuntos personales del famoso descendiente del "Barón del Estaño". Lo paradójico del caso, según el testimonio del propio Secretario privado de Patiño, es que éste archimillonario boliviano, dueño, entre otras propiedades, de una famosa y lujosa cadena de hoteles en México, no tenia residencia fija en ningún país, motivo por el cual nunca había cotizado para la jubilación de su fiel servidor...
El Gobierno de Carlos Mesa debería sanear la situación financiera del Estado por medios más adecuados, sin empeorar la difícil situación que vive la mayoría del pueblo boliviano. Su gobierno debería reducir los millonarios gastos públicos que ocasiona la estructura burocrática del país. Tan solo simplificando, modernizando y dándole más seguridad a su sistema administrativo podrá reducir una gran parte del déficit fiscal.
Ya es tiempo que los ricos metan la mano al bolsillo y devuelvan al país los frutos de su expoliación:
Un Impuesto al Patrimonio neto de las grandes fortunas y un Impuesto sobre el capital de las grandes empresas bastarían para duplicar los ingresos que se espera recaudar con el nuevo Impuesto Complementario. Países muy avanzados que tienen una política económica liberal, como Francia, impusieron a los ricos pagar un impuesto sobre sus grandes fortunas.
De los muchos multimillonarios, como Sánchez de Lozada, que solamente Bolivia es capaz de engendrar; podemos preguntarnos, con toda legitimidad, ¿cuál es el aporte impositivo sobre de esas millonarias fortunas amasadas en el país y en muchos casos a costa de la explotación, de la miseria y del luto de la población?. Y que podemos decir de los bienes expoliados al patrimonio nacional tanto materiales como culturales e históricos. No fue en vano, que la ex-primera dama de la nación, Ximena de Sánchez de Lozada, haya manifestado, en una oportunidad, a las propias autoridades del Vice-ministerio de Cultura, su preocupación por la detención "ilegal" de obras coloniales de Bolivia; que normalmente están protegidas y pertenecen legalmente al país por ser patrimonio histórico.
La exagerada e injusta imposición del Estado terminará matando a los impuestos necesarios que una sociedad debe asumir para el bien de todos y no para el enriquecimiento y la malversación de algunos. Utilizando diversas artimañas: fondos secretos del Estado, comisiones ocultas, consultorías y estudios ficticios, millonarios gastos diplomáticos que sirven para mantener familias enteras en el extranjero con sueldos que oscilan entre los 9.227 $us. y los 18.577 $us. mensuales, sin contar gastos de viaje e instalación, etc, etc., mientras el ingreso nacional bruto en Bolivia alcanza apenas a los 75 $us mensuales (IDH 2002) considerado como el más bajo de América latina.
Por la magnitud y la diversidad de las riquezas naturales en el país, los bolivianos deberían vivir en mejores condiciones, gozar en primer lugar de todas sus riquezas, como el gas a precios fuera de toda concurrencia. Lo cual incitaría a muchas industrias instalarse en el país. Lamentablemente, la miopía y la incapacidad de muchos miembros del actual gobierno están conduciendo al país hacia una recesión más aguda de la que que el pueblo conoció y de la cual quería salir por su propia voluntad.
Los partidos que tradicionalmente gobernaron -caóticamente por cierto- el país durante las dos últimas décadas se van frotando las manos; esperando un rechazo popular a las últimas medidas del gobierno. La desobediencia del pueblo conduciría seguramente a la renuncia del Presidente y a la retoma del poder, con toda la legalidad que estipula la Constitución Política del Estado. La Presidencia volvería a manos del MNR, quizás con las mismas alianzas de la anterior gestión. Probablemente recordaremos una frase, análoga a la que ya escuchamos en el pasado trágico de la atormentada historia boliviana : ¡"Las experiencias de los movimientos populares en Bolivia ya han terminado"!.
* Dr. Carlos Terrazas Orellana.
Historiador y analista internacional.