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Histórico triunfo de la izquierda indigenista
En un resultado arrasador, e inesperado por todos los sondeos de opinión, Evo Morales, líder indigenista del Movimiento al Socialismo, se impuso ayer con más del 50 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales bolivianas. Es la primera vez en décadas que un candidato gana de una sola vez.
Por Pablo Stefanoni y Eduardo Febbro
Pàgina 12. La Paz, 19 de diciembre de 2005
"Cincuenta, por uno, Evo o ninguno."
La frase que cantaban los militantes del MAS en la puerta de la casa de campaña se hizo realidad. "Evo Morales arrancó la presidencia en la primera vuelta de la elección presidencial del domingo. Desde los años ’50, ninguna consulta presidencial había permitido a un candidato a ocupar el sillón supremo con la sola fuerza de la voluntad popular expresada una sola vez. Los electores le ahorraron a Bolivia la incierta cita con una segunda vuelta que se definía no en las urnas sino en los inciertos pactos del Congreso. Con más del 50 por ciento de los votos, el ex trompetista, pastor de llamas, futbolista, cultivador de coca y, por sobre toda las cosas, indígena aymara, entró en la historia latinoamericana como el primer presidente indígena elegido por sufragio universal. Alejandro Toledo fue electo en Perú, pero había pasado por las mejores universidades de Occidente. Evo Morales siempre fue igual a sí mismo. Sin corbata y con zapatillas.
La elección de ayer domingo mostró una falla considerable en el sistema de voto. La Corte Nacional Electoral "depuró" un millón de votantes de las listas y ello generó una gran confusión. Página/12 pudo corroborar cómo decenas de personas habilitadas para votar no podían hacerlo. En localidades como San Julián, en Santa Cruz de la Sierra, se organizaron incluso protestas de los "depurados", que amenazaron con quemar urnas.
Sin embargo, en horas de la tarde, el equipo de campaña de Evo Morales no quería poner el acento en ese "detalle". "Seremos gobierno aunque salgamos segundos", decía uno de los responsables de la campaña ; sin sospechar aún el resultado que los esperaba. La sede del MAS no parecía el edificio de un partido que iba a entrar a la historia sino un recinto donde la certeza de ese ingreso inspiraba una tranquila humildad. Al hablar por la noche, Evo Morales atacó frontalmente a la Corte Nacional Electoral. "Debemos saber que cuando jugamos al fútbol también está el árbitro. Y aquí también le ganamos al árbitro", dijo el candidato del MAS, que agregó : "En vez de depurar a los electores el pueblo boliviano debería depurar a la Corte Nacional Electoral". En un plano más político, Evo Morales reiteró : "Se puede realmente derrotar a los neoliberales y a sus miembros, que están concentrados en la Corte Nacional Electoral".
El líder cocalero tendió la mano a todo el país evocando una "total apertura" hacia aquellos que quisieran unirse al movimiento social : "Necesitamos aliados en toda Latinoamérica para reconstruir eso que Simón Bolívar llamó la Patria grande". Para Morales, "empieza la nueva historia de Bolivia en la que se busca igualdad, justicia y paz con justicia social. Apostamos por ese cambio que espera el pueblo boliviano".
Ante la evidencia masiva de los votos que muestran que las urnas recogieron intenciones cruzadas, es decir, votos de las clases medias urbanas y votos del campo, Evo Morales reconoció que "en las ciudades tampoco estamos solos" y aclaró que "la voluntad del pueblo boliviano será respetada. La voz del pueblo es la voz de Dios".
Frente a los temores que la elección de Evo Morales pudiera suscitar en ciertos sectores de la sociedad, el presidente electo advirtió que "el movimiento indígena no es excluyente, es incluyente. Con nuestro gobierno se acabará el odio, el desprecio. Se acabará con el Estado neoliberal y el Estado colonial. (...). No somos de la cultura de la mentira ni de la guerra sucia".
Lúcido y modesto, siempre hablando de "compañeros y compañeras" y evitando las provocaciones gratuitas, Morales se dirigió a los indígenas del país para decirles : "Aymaras, quechuas, por primera vez vamos a ser presidentes. Ya no es unproblema ganar, va a ser un problema gobernar". Pero como las causas y las frases en torno de las cuales se forjara la victoria nunca se olvidan, Morales concluyó su intervención desde Cochabamba hablando en quechua "Causachun coca, wanuchun yanquis" -"Viva la coca, fuera los yanquis"-.
Los electores se encargaron de poner fuera a todo ese sistema político que obedecía a los pestañeos de Washington. El MAS sacó 65 diputados contra 45 de la agrupación Podemos de Jorge Quiroga, 10 para Unidad Nacional del empresario Samuel Doria Medina, 8 para la derecha del MNR, el partido del ex presidente Gonzalo Sánchez de Losada, y uno para el Movimiento Indígena Pachakutik de Felipe Quispe. En el Senado, Podemos y el MAS quedaron empatados con 13 bancas cada uno y una para el MNR. El MAS también avanzó en las inéditas elecciones de los prefectos (gobernadores), electos por primera vez mediante el sufragio universal.
Al cierre de esta edición, de las nueve prefecturas en juego el Movimiento al Socialismo habría obtenido dos, Oruro y Potosí, y Podemos cuatro. Antes de este domingo, todos los sondeos de opinión indicaban que Evo Morales no obtendría ninguna. La historia terminó sirviéndole una ofrenda suplementaria.
La "revolución" social que empezó a gestarse en el país a partir del año 2000 con la guerra del agua que se desató en Cochabamba y continuó luego con la "guerra del gas" y las consiguientes renuncias forzadas de los presidentes Sánchez de Losada y Carlos Mesa, esa revuelta por la propiedad del suelo, protagonizada esencialmente por los sectores marginales del país, terminó en la elección de un hombre por quienes apostaron hasta sus propios enemigos de raza y de clase.
"Se acabó, se acabó la impunidad, el racismo, el desprecio, la desigualdad, se acabó esa centenaria costumbre de mirar a un país como si en su suelo hubiesen dos categorías", decía Manuel, un joven "blanco" de los barrios ricos que había votado por Morales. El hombre hablaba con la voz embargada por la emoción y reconocía que "hemos sido gobernados por hombres ficticios que tomaban medidas para un país que a fuerza de ignorarse se había tornado ficticio".
En los barrios populares, la gente se miraba como si hubiese alcanzado un sueño. "Tengo tantas esperanzas y tantos años de mentiras atrás. El Evo tiene que cumplir, él nos debe una vida mejor."
Para este país, en el que hasta los años ’50 los "indios" no podían ingresar a la Plaza Murillo, se trata de una verdadera vuelta de página. Por otro lado, el MAS de Evo Morales parece expresar una corriente histórica nacionalista y antiimperialista que vuelve a levantarse contra las consecuencias de dos décadas de políticas neoliberales. Las expectativas son muchas ; quizás excesivas : cambiar la historia. Eso es lo que prometió ayer el ex "pastor de llamas" que ayer personificó el cambio.
La historia dirá.
ALVARO GARCIA LINERA, VICE ELECTO
"Una revolución en democracia"
En su casa de La Paz recibió a Página/12. Anunció "una nueva economía, un nuevo sistema y un nuevo comportamiento político. Hay que nacionalizar los hidrocarburos y recuperar la presencia del Estado".
Alvaro García Linera acababa de poner un pie en la historia y recibía en su casa con la modestia de un hombre que vuelve al hogar después de un día de trabajo. Le faltaba la voz y, cuando hablaba, se notaba que buscaba en el fondo de sí mismo la serenidad que el momento imponía. El ex guerrillero, ideólogo del movimiento Ejército Guerrillero Túpac Katari, acababa de ganar en las urnas lo que no logró con las armas. La historia le dio la razón más elevada que se pueda obtener : la consagración por medio de la voluntad de la mayoría. En esta entrevista exclusiva con Página/12, cuando las pantallas ya mostraban la dimensión del triunfo de la izquierda indígena, el virtual vicepresidente de Bolivia ofrece un esquema del país futuro y de las claves del triunfo de Evo Morales.
Usted ya es casi vicepresidente, ¿cuál es su primera reacción ante este triunfo que superó todo lo soñado y calculado ?
Bolivia se ha levantado, esta es una revolución democrática y ha dado una señal clarísima a América latina y al mundo que apuesta por cambiar este país, y lo va a hacer de manera estructural, sin medias tintas, ese es el mandato del pueblo. Recogemos con enorme alegría, humildad y agradecimiento esta señal y vamos a conducir lo que nos ha marcado la voluntad popular.
¿Para usted es la derrota de un poder aristocrático que no supo entender a su pueblo o la victoria de una fuerza que supo entenderla ?
Son ambas cosas, es el cierre de un ciclo de veinte años, nefastos, terribles, que dejaron al país maltrecho, que dejaron al país postrado, que destruyeron nuestra economía, que debilitaron el Estado. Es el inicio de una nueva etapa que consideramos que va a durar décadas, en la que se va a reconstruir el poder del Estado, en la que se va a superar el colonialismo de 513 años, en la que se va a construir una economía al servicio de la gente, en la que la población va a recuperar su confianza y esperanza de vivir en esta patria de manera honesta, sana y con bienestar.
¿Qué va a cambiar en Bolivia después de este triunfo plebiscitario de la izquierda ?
El mandato es muy claro : una nueva economía, un nuevo sistema y un nuevo comportamiento político. Hay que nacionalizar los hidrocarburos, recuperar la presencia del Estado. En el ámbito estratégico hay que acabar con las privatizaciones y el debilitamiento del Estado y potenciar la microempresa, potenciar al empresariado boliviano, potenciar la economía indígena y campesina. En lo político : Asamblea Constituyente, fin del colonialismo, presencia de indígenas en el poder. El poncho y la corbata consolidándose como el símbolo de la unidad de Bolivia. Y un Estado descentralizado política y administrativamente que dé paso a un nuevo régimen de autonomías consolidando la unidad del Estado.
En Santa Cruz los resultados están dando el 31 por ciento para el MAS, ¿eso acaba con el discurso de las dos Bolivia ?
Ya no hay una Bolivia polarizada entre regiones. Este mandato de cambio está presente en todo el país, desde el Oriente hasta el Occidente, en la ciudad y el campo, entre mestizos e indígenas, entre empresarios y trabajadores. Es un mandato de la Nación, no un mandato de clase, ni de una región ni de un grupo étnico, es la Nación la que se ha puesto de pie. Es un mandato solamente comparable al de revoluciones, como la Revolución Nacional (de 1952). Solamente en esas etapas se llegó a resultados semejantes. Y quedaron atrás los intentos de dividir artificialmente el país.
¿La Bolivia que usted encarna es la Bolivia del Mercosur, de la Comunidad Andina o está más cerca de Chile, mirando hacia el mercado estadounidense ?
Es una Bolivia de integración regional. Una Bolivia que ve al continente, a los países andinos, como el gran escenario para irconstruyendo una gran plataforma continental que nos ubique de manera firme, de manera sólida, en condiciones de igualdad a las grandes plataformas planetarias. Respecto de Chile, nuestra posición es contundente, quisiéramos que Chile rompa la marginalidad en la que se ha movido respecto del continente y se integre a la región. Nosotros estamos dispuestos a abrir los brazos pero la salida soberana es la salida soberana de Bolivia al océano.
En una entrevista con usted hablamos de aquel pasado en el Ejército Guerrillero Túpac Katari, de la lucha armada, ahora nos dice que la democracia permite obtener las mismas reivindicaciones por otras vías. ¿Esto es una legitimación por las urnas de una gran fase histórica de América latina ?
Definitivamente, lo que hicimos 15 años atrás era buscar la igualdad, el poder y el reconocimiento de los pueblos indígenas. Lo hicimos por una vía, y hoy el mismo objetivo se está realizando a partir del voto y de la acción democrática. Por eso decimos que es una gran revolución democrática, un ciclo abierto en 2000 que ahora se está completando con esta revolución descolonizadora a través del voto y de la democracia.
¿Sigue vigente lo de la salida pactada después de esta avalancha de votos ?
Se mantiene, seguimos manteniendo la línea. Esta lucha por el poder debe resolverse de manera pactada. Lo que ahora se ha dirimido es qué sector va a encaminar, a dirigir ese pacto. Y lo que se está mostrando es que los indígenas tienen el liderazgo moral e intelectual de esta salida que redistribuya el poder entre regiones, grupos étnicos y sociales. Hay una nueva hegemonía histórica que hoy se consagra democráticamente con la elección y debe cristalizarse institucionalmente con la Asamblea Constituyente.
¿Cómo imagina la relación con Estados Unidos a partir del 22 de enero ?
La señal es muy clara. El pueblo se ha pronunciado. Nuestra esperanza es que el pueblo y el gobierno norteamericano entiendan y acepten esta señal. Vamos a mantener la continuidad de los lazos de cooperación y de diálogo. Pero ningún presidente norteamericano ni funcionario ni embajador definirá lo que tenemos que hacer los bolivianos. Nadie va a definir ministros ni leyes. Va a haber relaciones sobre el principio de la soberanía y el respeto mutuo entre Estados.