Accueil > Notre Amérique > El norte comienza a preocuparse
Los recientes acontecimientos en Bolivia donde el pueblo insurreccionado obligara a que el presidente dejara el cargo en forma apresurada, y se tomara el primer avión que lo llevara a refugiarse en la casa del patrón estadounidense, parece haber causado una cierta intranquilidad en el imperio por la "inestabilidad" que vive América Latina.
En efecto, altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos advirtieron esta semana al Congreso que "la seguridad y economía del país estaría en peligro si continúa la inestabilidad latinoamericana". Así se expresó por ejemplo Adolfo Franco, director adjunto del organismo norteamericano para el desarrollo internacional, quien dijo que América Latina y el Caribe afrontan "problemas de desarrollo" que son una amenaza para Estados Unidos. También el propio pro-cónsul para América Latina Roger Noriega, defendiendo las actuales políticas yanquis para el continente, en una audiencia a raíz de los hechos en Bolivia ante la Cámara de Representantes confirmó la importancia que el imperio le confiere, cuando dijo que "el presidente Bush cree que el continente americano tiene una importancia crucial para nuestra seguridad y nuestro bienestar como nación".
Y no es para menos, entre otras consecuencias políticas, tanto la reciente revuelta boliviana como los planes de rearticulación del MERCOSUR que vienen impulsando Lula y Kirchner, han significado un fuerte trancazo para los planes de extensión de la neocolonización norteamericana propugnada por el ALCA.
Robert A.Pastor ex-consejero de seguridad del presidente Carter, es pesimista porque para él la política de Bush hacia América Latina es casi inexistente, lamentándose que : "la semana pasada las multitudes echaron a un presidente progresista (?) en Bolivia y en los Andes -Perú, Ecuador, Colombia y especialmente Venezuela- parecen al borde del caos o del conflicto" y agregó : "La economía de Brasil, motor de América del Sur, está atascada y su vecino Argentina sigue sin pagar la deuda internacional", dijo.
Por supuesto que los costos sociales de la invasión neoliberal de los 90 es lo que menos le precupa a la gente de Washington, pero en cambio comienzan a ponerse nerviosos por las convulsiones políticas que se están escenificando en América Latina. En el Congreso el senador republicano Cass Ballenger constataba que : "la euforia de los años noventa se ha disipado en la región y las reformas económicas incompletas", (como le llama este señor a las salvajes privatizaciones de bienes estatales y recortes del gasto social), "se han encontrado con una recesión mundial y el desmoronamiento, en algunos países, de los partidos tradicionales". En el último aspecto podemos concidir con Mr Ballenger, porque quizá sea éste el mayor dolor de cabeza latinoamericano presente y futuro del imperio, y tienen razón en advertir de que de su seguridad y bienestar dependen en gran medida de esta situación en su patio trasero.
Cabe señalar que la crisis llega hasta las mismas fronteras geográficas del imperio, porque México que en los años 80 fue uno de los pioneros de las reformas "de libre mercado", tres décadas después exhibe el brutal resultado de una economía estancada, con 20 millones más de pobres, y 11 que viven en la indigencia absoluta. Como escribió un economista azteca, "primero la crisis golpeó a los más pobres, después a las clases medias y ahora comienza a afectar incluso a los ricos". Según datos de organismos de la ONU, en América Latina el producto bruto interno en los 80 creció a un ritmo de 0.9 por ciento anual, pero en los 90 el crecimiento tampoco fue mucho mayor. Las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial después de las crisis de la deudas externas de los 80, contaron con dóciles gobiernos que las aplicaron a rajatablas y que contribuyeron a la extranjerización total de nuestras economías, las que ahora se muestran en total bancarrota en la mayoría de los casos, y que son el natural caldo de cultivo de las actuales protestas políticas latinoamericanas.
Nunca antes en la historia de nuestro continente, tantos se ven afectados actualmente por lo que las oligarquías han desmadrado por cuenta del imperialismo económico y político de Estados Unidos y sus aliados internacionales. Nunca fue tan grande la rapiña, y nunca antes fue tan general en nuestros pueblos la conciencia de ello y la voluntad de revertir la situación, para podernos salvar.
Y si en algún lugar del mundo a los yanquis se les teme cada vez menos, es en América Latina. Y esto que lo vayan también anotando en Washington. Porque revueltas como las del pueblo boliviano, cada vez más estarán en el orden del día.
Por Liberación
Montevideo, 24 de Octubre 2003