Accueil > Les Cousins > Bolivie > El Alto da oxígeno al Ejecutivo boliviano. Las petroleras cambiaron de (…)
Eduardo Rodríguez y los grupos sociales alteños abrieron el canal del diálogo. El mandatario dijo que su primera misión es llamar a elecciones generales, que incluya el Parlamento (además de presidente y vice). Para ello se necesita un acuerdo en el Congreso.
Por Pablo Stefanoni
Página 12. La Paz, 13 de junio del 2005
"Debemos llamar a elecciones de presidente, vicepresidente y parlamentarios lo antes posible", dijo ayer el flamante presidente de la República, el jurista Eduardo Rodríguez Veltzé, al salir de la esperada reunión con las organizaciones sociales de la ciudad de El Alto. De esta forma, el mandatario posesionado el pasado jueves, en medio de una profunda crisis política y social, respondió a uno de los reclamos alteños : que el proceso electoral no se restrinja a la elección de un nuevo Ejecutivo sino que también los parlamentarios se sometan a las urnas. Una suerte de autoinmolación, considerando el rechazo popular a quienes en teoría son sus representantes. Sin embargo, la Constitución boliviana sólo prevé elección para presidente y vice -para completar el mandato-, lo que demanda un acuerdo político del que debe formar parte el actual Congreso. El mandatario señaló que el resto de la agenda alteña -nacionalización de los hidrocarburos, inmediata convocatoria a Asamblea Constituyente y aceleración del juicio de responsabilidades contra Gonzalo Sánchez de Lozada por los 60 muertos de 2003- deberá ser atendido por el sistema democrático -el Congreso y la Justicia- "debidamente relegitimado".
"Mi primera acción como presidente ha sido preocuparme por los conflictos en la ciudad de El Alto", abrió el juego Rodríguez Veltzé frente a un público compuesto por un centenar de dirigentes alteños y sentado junto a Abel Mamani -presidente de la Fejuve-, Edgar Patana -de la central obrera-, Braulio Rocha -de los Gremiales, como se conoce aquí a los comerciantes informales-, y Gualberto Choque -de la federación de campesinos de La Paz-. Luego hicieron uso de la palabra los dirigentes sindicales, en medio de gritos de "Jallalla (viva) la hoja coca" y la tradicional pregunta-repuesta : "¿Qué queremos ?... ¡Nacionalización !". "No nos revelamos para destruir este país, nos revelamos para sacarnos de encima a esta peste que lo gobierna y son quienes realmente lo están destruyendo", dijo Choque en su intervención, señalando que "no somos irracionales como quieren hacernos quedar en algunos medios". En una mezcla de confianza y advertencia, los alteños le dijeron al presidente "creemos que usted no se va a equivocar" (como Carlos Mesa) y esgrimieron la tregua declarada como muestra de la predisposición al diálogo de esta "ciudad combativa que expulsó al sanguinario Sánchez de Lozada" y corrientemente se percibe a sí misma como "defensora de la nación".
El auditorio de Radio San Gabriel, elegido como sede del diálogo, no carece de simbolismo : allí 300 dirigentes campesinos -incluyendo a Felipe Quispe- iniciaron en septiembre de 2003 una huelga de hambre que terminaría con la "guerra del gas" y la expulsión de Sánchez de Lozada un mes después. La demanda de que el propio mandatario se desplace hasta El Alto -como forma de mostrar poder territorial- repitió la escena de octubre de 2003, cuando el también recién posesionado Carlos Mesa se dirigió a esa urbe de mayoría indígena como primer acto de gobierno. Allí pronunció palabras hoy recordadas por todos como una profecía : "Si no cumplo con mis promesas, pueden echarme a patadas".
Sin embargo, la renovación total del sistema político no es una decisión que corresponda solamente al jefe de Estado. "Tiene que haber una situación de hecho, el Parlamento debe disolverse por decisión propia para que se elija uno nuevo", dijo a Página/12 el constitucionalista Jorge Lazarte. El acuerdo político es imprescindible porque el artículo 93 de la Constitución Política del Estado establece que en caso de asumir elpresidente de la Corte Suprema de Justicia -antes de los tres años de mandato de su antecesor- "se procederá a una nueva elección de presidente y vice, sólo para completar dicho período" (si hubieran pasado más de tres años, Rodríguez podría completar él mismo el mandato). Pero nada dice del Congreso, que desde que vuelva a reunirse mañana enfrentará diversas presiones para que sus miembros se sumen al "renunciamiento histórico" de Mesa, Vaca Díez y Cossío o enfrenten nuevas oleadas de ira popular.
La ronda de ayer abrió nuevos canales de diálogo que continuarán hoy por medio de comisiones creadas para tal fin. Si bien los resultados de ayer fueron escasos -en relación con la "agenda de octubre"-, los difusos compromisos presidenciales les permitieron a los dirigentes conseguir una salida "digna" a un paro que llevaba tres semanas y comenzaba a hacer agua. Paradójicamente, el empecinamiento de Hormando Vaca Díez en llegar a la silla presidencial operó como "facilitador" de una salida a la crisis. El peligro que los movimientos percibieron en su acceso al poder los hizo relegar -temporalmente- una agenda sin puntos intermedios que negociar, como la nacionalización de los hidrocarburos, y concentrar sus esfuerzos en impedir la investidura del senador cruceño.
Así se evitó la paradoja de que la segunda guerra del gas le devuelva el poder a los expulsados en la primera, se consiguió un triunfo parcial que justifique el enorme esfuerzo desplegado en las movilizaciones, y -con ese pequeño "trofeo" entre manos- el país retornó a una normalidad cuya continuidad dependerá de la voluntad de la clase política para llevar adelante un proceso de renovación que incluya a los nuevos actores sociales. Los cuales han ocupado turbulentamente la escena política y -al parecer- no piensan retirarse.
RODRÍGUEZ, LA NUEVA FICHA DE LAS PETROLERAS EN BOLIVIA
El nuevo presidente de Bolivia, Eduardo Rodríguez, es la nueva ficha de las clases dominantes para defender los millonarios intereses de las transnacionales petroleras, advirtió la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia, la vanguardia revolucionaria del pueblo que convoca a seguir luchando.
Econoticiasbolivia.com La Paz, junio 12, 2005.-
"Después de un verdadero show que costó la vida de un minero y de varios heridos, el Parlamento opta por elegir al Presidente de la Corte Suprema (Eduardo Rodríguez) como nuevo Presidente del país. La minoría dominante en el país cambia de ficha en el gobierno y demuestra una vez más que prefiere derramar sangre a nacionalizar los hidrocarburos", dice un comunicado de la Federación Minera.
Rodríguez, un abogado de 49 años, accedió a la Presidencia el pasado jueves tras que el Congreso aceptara la renuncia del ex presidente Carlos Mesa, otro ferviente defensor de las petroleras y que tuvo que renunciar por la presión popular que exigía la recuperación de más de cien mil millones de dólares en reservas de gas y petróleo, actualmente en manos de Repsol, British Petroleum, Total, Enron, Shell, Petrobras y otras.
Rodríguez, que hasta ahora era jefe del Poder Judicial, un poder carcomido por la corrupción y caracterizado tanto por legalizar el saqueo que hacen las transnacionales de las riquezas de Bolivia como por conceder impunidad a la alta burocracia estatal que roba las arcas públicas, había asumido el cargo en la Suprema, gracias al apoyo que le brindó el entorno del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado en octubre del 2003 por una insurrección popular.
Según la Federación de Maestros Urbanos de La Paz, Rodríguez fue asesor jurídico de la Embajada de Estados Unidos y socio en el buffete del abogado Carlos Sánchez Berzaín, ex ministro de Gobierno de Sánchez de Lozada y responsable directo de las masacres de febrero y octubre del 2003 en contra del pueblo. Credenciales suficientes para que hubiera accedido a la Presidencia, con el entusiasta apoyo de la Iglesia, los empresarios, los grandes medios de comunicación y el Movimiento al Socialismo (MAS) del diputado cocalero Evo Morales.
LA EMBAJADA Y EVO
La Embajada de Estados Unidos fue una de las primeras en felicitar al nuevo Presidente de Bolivia y ofreció su compromiso de "seguir colaborando con la democracia y con el desarrollo económico del país".
Un comunicado oficial de la Embajada señala su compromiso con Rodríguez. "Esperamos que esta transferencia de mandos en el marco constitucional restaure la paz y la tranquilidad y abra el camino hacia futuro para el bienestar de todos los bolivianos", dice el comunicado.
Evo Morales tampoco se quedó atrás y trabajó intensamente para desmantelar la ofensiva popular y sabotear la lucha de los trabajadores, lo que le valió, otra vez, ser calificado de "traidor" por la Central Obrera y las organizaciones populares.
LA LUCHA CONTINÚA
"Carlos Mesa ya no es Presidente y se fue del Gobierno con la misión cumplida a las petroleras. Hoy le corresponde a Rodríguez hacerlo. Y si se dan las Elecciones Nacionales el nuevo gobierno será igual o peor sirviente que los actuales. Esto ya conoce el pueblo y por eso decide continuar con su lucha", señala el comunicado de los mineros, que creen que la lucha por la nacionalización no se detendrá con este "cambio de fichas".
"Los grandes esfuerzos que hacen los sirvientes de las petroleras llegó a su fin. A las masas no les importa quién esté en el gobierno porque existe un vacío de poder que difícilmente se llenará al existir una crisis nacional galopante y creciente. Es el momento de ejercer el poder popular a través de nuestra recién creada Asamblea Popular Nacional Originaria y sepultar a los eternos traficantes de nuestra pobreza. Es hora de decirles a los capitalistas que sus privilegios terminaron y que las riquezas naturales son propiedad de todos los bolivianos y no de unos cuantos oligarcas extranjeros afincados en el país", agrega el pronunciamiento de la Federación Minera.
En la óptica de la vanguardia proletaria, los bolivianos deben continuar con los bloqueos y movilizaciones hasta lograr la nacionalización de los hidrocarburos. "Debe fortificarse y crecer nuestra gloriosa Asamblea Popular Nacional Originaria para la toma del poder en nuestra patria", agrega.