Accueil > Les Cousins > Brésil > Crisis política brasileña : Lula en medio de un "todos contra todos"
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Todo indica que, por ahora, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, podría salvarse del juicio político. Sin embargo, ante la grave crisis actual, la línea de sucesión presidencial no es un tema menor.
Esta semana, el presidente de la Cámara de Diputados, José Cavalcanti, también fue acusado de recibir sobornos y, entre tanto, se ha solicitado su destitución del cargo. Según el semanario ’Veja’, José Cavalcanti, quien es además tercero en la sucesión para asumir la presidencia de la República en caso de alejamiento forzado de Lula y de su vice presidente, José Alencar, habría recibido varios depósitos en su cuenta bancaria por parte del dueño del restaurante que funciona en el 10º piso del Palacio Legislativo en Brasilia. Cabe recordar que fue este semanario el que publicó las primeras denuncias que desataron la crisis política actual.
Los bares y restaurantes entran en la Cámara por licitación, y funcionan como concesionarios de los espacios cedidos. Fue el mismo dueño del restaurante quien denunció a Cavalcanti y aseguró a la revista que le pagaba aproximadamente unos 4 mil dólares por mes. El presidente de la Cámara niega las acusaciones y se dice víctima de extorsión. Cavalcanti pertenece a un partido de la oposición al Gobierno, el Liberal, y llegó a la presidencia de la Cámara unos meses atrás con el apoyo de otros partidos opositores. Con ese esquema arrebataron un cargo estratégico al Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados.
Sin embargo, para disgusto de quienes confiaron en que Cavalcanti sería un palo en la rueda del Gobierno, en poco tiempo el diputado cambió su discurso y se acercó cada vez más a Lula. Tal era la importancia de tener a Cavalcanti como aliado, que, en julio pasado, el Gobierno sacrificó a Olivio Dutra, un petista histórico, para colocar en el Ministerio de las Ciudades a Marcio Fortes, del partido de Cavalcanti.
Por su parte, el segundo en la línea de sucesión presidencial, el vicepresidente José Alencar, un fuerte industrial con cierto perfil desarrollista, acaba de renunciar a su partido. En una reunión celebrada el viernes pasado con el presidente de su formación, Alencar no ocultó su insatisfacción por la posición tomada por su partido, al retirar el apoyo al Gobierno en el Congreso. Pero el vicepresidente Alencar tiene otra razón para su abandonar las filas, pues diputados correligionarios también hacían parte del esquema de sobornos montado en el Congreso, con el que se desató una crisis política de la que pocos se salvan.
Entre tanto, a varios se les hace agua la boca frente a la posibilidad de la sucesión. El Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB), del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, tiene sus ojos puestos en la silla que, tal vez, Cavalcanti deje libre. El propio Cardoso es uno de los políticos que más insiste en la posibilidad de un juicio de destitución, e inclusive algunos miembros del PT acusan al PSDB de maniobras golpistas contra el presidente Lula para impedirle terminar su mandato.
Mientras tanto, el PT se debate entre la limpieza interna y una posible fractura. Esta semana, varios de sus dirigentes anunciaron abandonar la sigla, y es muy probable que intenten formar una nueva, asumiendo la línea ideológica original del partido fundado por Lula en la década de los 80. Y mientras muchos especulan con su sucesión, el presidente brasileño parece un equilibrista en la cuerda floja, pues cualquier movimiento en falso puede provocar una caída sin red. Lula ha prometido "cortar la propia carne" y ahora debe cumplir, si no quiere que su popularidad siga cayendo, como muestran las últimas encuestas.
Son fuertes los rumores de que Lula está dispuesto a "entregar la cabeza" de su ex hombre de confianza, el también ex ministro y actual diputado, José Dirceu, quien, desde el comienzo, fue señalado como uno de los ’cerebros’ del esquema de pago de sobornos. Dirceu, uno de los artífices de la llegada de Lula al Gobierno, ya se está preparando para dar batalla, y declaró a la prensa que de ninguna manera aceptará pasivamente un "fusilamiento político".
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Radio Nederland. Sao Paolo, 5 de septiembre de 2005