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27 de marzo de 2011

Crisis financiera en Europa

 

Apenas un día después de que resurgieran las diferencias entre los países de la Unión Europea para constituir un nuevo y mayor fondo de rescate de naciones deudoras, la caída del gobierno de Portugal vuelve a poner al rojo vivo la encerrona histórica que vive el Viejo Continente.
Tras meses de rumores, de incrementos en el riesgo país de Portugal y de una crisis política creciente, el primer ministro socialista, José Sócrates, se vio obligado a dimitir el pasado miércoles tras un contundente rechazo del Parlamento lusitano a un nuevo y duro plan de austeridad presentado por su gobierno.

El fracaso en lograr la aceptación de éste, el tercer programa elaborado por las autoridades económicas en el último año, adquiere un significado que trasciende los problemas económicos portugueses.

Después de las debacles de Grecia e Irlanda, Portugal se suma a la lista "in crescendo" de países europeos a los que sus crisis financiera conducen a un colapso político. Y por lo que puede intuirse, no será el portugués el ultimo caso que veremos.

La crisis política portuguesa, largamente esperada y largamente postergada por esfuerzos locales y de la UE, estalló un día antes de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión que tuvo lugar el jueves y viernes en Bruselas. También, justo un día después de que la canciller alemana, Angela Merkel, conmoviera a sus socios al cuestionar parcialmente el acuerdo alcanzado por los 17 ministros de Finanzas de la Eurozona (países que tienen al euro como moneda) para constituir un nuevo fondo de auxilio para los países del grupo en crisis de pagos.

Organismo.

El lunes pasado, los euroministros de Finanzas habían acordado constituir el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM, por sus siglas en inglés), provisto de 700 mil millones de euros y que entrará en vigor en 2013.

El ESM vendrá a reemplazar el actual fondo de rescate de 500 mil millones de euros, en el cual participa también el FMI, y que sirvió para proceder al rescate de Grecia y, más recientemente, Irlanda.

Pero Merkel, fustigada por la oposición política y popular a que Alemania participe más a fondo en el rescate de los socios en crisis, ha planteado una revisión del monto de participación de su país que, en realidad, encubre la indecisión germana sobre el curso a seguir en la gran desestabilización europea.

Por esta razón, la Cumbre que finalizó ayer en Brusela no pudo aprobar la constitución del ESM y, acatando el planteamiento alemán, acordó solamente que ese fondo deberá estar resuelto antes de junio de este año.

El debate que subyace a esta diferencia que ha alterado los ánimos en las cúpulas gubernamentales de la zona euro está, en realidad, en otra parte.

Lo que está en crisis, antes de implementarse, es ni más ni menos que el denominado "Pacto del Euro", un conjunto de recetas económicas dictadas por Alemania, con la aquiescencia de Francia, para implementar planes de ajuste, austeridad y recesión, que aseguren que los países en crisis puedan pagar sus deudas soberanas.

Marchas

En tanto, unas 400 mil personas, entre las que se reportaban decenas de heridos, continuaban ayer manifestándose en Londres en contra de la suba de impuestos y la reducción de beneficios sociales en el marco de un plan de ajuste propuesto por el gobierno.

La protesta había sido convocada por la confederación sindical británica Trade Union Congress (TUC) quienes en un principio estimaban que asistirían solo 100 mil participantes.

Maestros, enfermeras, miembros del Servicio Nacional de Salud, trabajadores de ayuntamientos y otros empleados del sector público unidos a estudiantes y jubilados se encontraban en la movilización.
Una encuesta publicada en el periódico The Guardian muestra que el 35 por ciento de la población considera que las reformas han llegado demasiado lejos.

Marcha contra Angela Merkel

Doscientos cincuenta mil personas se manifestaron ayer en las principales ciudades de Alemania para reclamar el cierre de las centrales nucleares, en víspera de una elección regional que se perfila como un referéndum sobre la política energética de la canciller Angela Merkel.
Según uno de los organizadores, la asociación “Ausgestrahlt”, 250 mil personas desfilaron en cuatro grandes ciudades de Alemania para reclamar el fin inmediato de la explotación de los 17 reactores nucleares del país.

De acuerdo a esta asociación, 120 mil estaban presentes en la manifestación berlinesa, mientras que la policía de la capital alemana, interrogada por la AFP, estimó que eran más de 100 mil.

En Munich, bajo la lluvia, la policía hablaba de al menos 25 mil personas y los organizadores de 40 mil, mientras que en Hamburgo y Colonia los organizadores contaron respectivamente 50 mil que desfilaron bajo la consigna: “Fukushima nos exhorta a apagar todos los reactores”.
“Estas son hasta ahora las más grandes manifestaciones anti-nucleares en Alemania”, dijo con satisfacción el colectivo de los organizadores en un comunicado común.

El accidente nuclear de Fukushima en Japón volvió a movilizar a la opinión pública alemana, tradicionalmente hostil a la energía nuclear.
“Los antinucleares que se manifiestan actualmente no aparecieron de la noche a la mañana”, pero Fukushima ha vuelto a “movilizar a todos aquellos que se habían manifestado ya contra la prolongación de la duración de vida de las centrales, cuando Merkel lo había decidido”, recordó.

La canciller alemana había anunciado, poco después de la catástrofe de Fukushima, el cierre temporal de los reactores más antiguos y una revisión, durante tres meses, de todas las plantas nucleares.
Pero esa posición, apenas cinco meses después de haber decidido prolongar un promedio de 12 años la vida útil de los 17 reactores nucleares, fue considerada como una maniobra política por una mayoría de los alemanes, según un sondeo.

NA y Télam/ La Arena. Argentina, 27 de marzo de 2011.

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