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4 mars 2005

Construir poder alternativo en Latinoamérica. ¿Es posible en la Colombia de la Era Global ?

 

En un mundo que pretende ser regido por una orientación política y cultural uniforme (unánime), lo que no es global es alternativo, y allí radica su poder, en la fuerza de lo diverso, de lo múltiple, de lo local.

Por Luis Fernando Agudelo Henao
IIG. 2005

1. Introducción

Para la humanidad, uno de los grandes dramas de la extensión del capitalismo global como matriz económico social dominante (además de la precarización de las condiciones de trabajo, la exclusión social y la concentración del ingreso) es que este modelo de acumulación no convive en armonía con la existencia de alternativas locales fuertes. De hecho, no les permite a los devaluados estados nacionales de la periferia, hacer mezclas inteligentes de políticas públicas, que les posibiliten mantenerse a flote política y económicamente, con mayor autonomía y menor dependencia de los centros de poder.

Quedan pocos espacios holgados para alternativas de gobernabilidad viables en los bordes del mundo, o por lo menos no se pueden abrir y mantener, sin niveles muy altos de conflictividad con el entorno y con el único centro (imperio). Conflictos que afectan, por supuesto, a la gente de la periferia, que lucha por sobrevivir ; que ya no, por alcanzar niveles de "bienestar" comparables con el pasado reciente y, mucho menos alcanzar los niveles de los países centrales, como lo intentaran los movimientos sociales Latinoamericanos de los ’60.

En Latinoamérica, por demás la región más desigual del planeta (CEPAL, 2002), la preocupación más seria, es descifrar, en medio de los entuertos que imponen el modelo económico global y la situación social de cada país ; la posibilidad de construir gobernabilidad desde la diversidad local. Este conflicto es especialmente fuerte en la Colombia del siglo XXI, que aún está tratando de desenmarañar y podar las profundas y enredadas raíces del conflicto interno, a la vez que intenta instalarse como un interlocutor viable, en el competido escenario continental y mundial.

Los obstáculos son especialmente altos y, con el pasar de los años, las exigencias para el estado, los partidos y las organizaciones civiles en Colombia, se vuelven particularmente empinadas. De ese nivel de pendiente, se ocuparán estas líneas, tratando de acercarse a la posibilidad de subir la cuesta del conflicto social colombiano, por una camino diferente, a partir de la experiencia Latinoamericana. La preocupación central será evaluar una ruta alternativa para la sociedad Colombiana (a partir de la experiencia reciente del Polo Social) ; distinta a la que el establecimiento, a empellones, le ha hecho transitar durante casi toda su vida republicana.

2. Desarrollo

2.1 Contexto Global
"Los cuatro pilares de la Estrategia de Seguridad Nacional del Presidente Bush son consecuentes con la tradición estratégica estadounidense de establecer un plan coherente y abarcador para la política de Estados Unidos frente a las nuevas y peligrosas amenazas". Primero, la Estrategia de Seguridad Nacional promulga la acción militar preventiva contra estados hostiles y grupos terroristas que intentaran elaborar armas de destrucción en masa (ADM). Segundo, la Estrategia de Seguridad Nacional declara que Estados Unidos no permitirá que ninguna potencia extranjera le dispute su poderío militar en el mundo. Tercero, la Estrategia de Seguridad Nacional expresa su compromiso con la cooperación multilateral internacional, aunque establece claramente que "no dudaremos en actuar solos, en caso necesario" para defender los intereses y la seguridad nacionales. Cuarto, la Estrategia de Seguridad Nacional proclama como objetivo la extensión de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo, particularmente en el mundo musulmán. Condolezza Rice.

Aún no se había disipado la nube de polvo dejada por los atentados terroristas cometidos contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, cuando se anunció por parte del gobierno de ese país, el cambio en el régimen de seguridad internacional más trascendental, posterior a la caída del muro de Berlín. El mensaje del presidente George Bush, en respuesta a los atentados resultó paradigmático : "no haremos distinciones entre los terroristas que cometieron estos actos y aquellas naciones que los albergan (...) perseguiremos a los enemigos de la libertad, hasta el último rincón de la tierra, no tendrán escapatoria".

Los ataques del S11, revelaron en el plano militar -en vivo y en directo- acciones desestabilizadoras de organizaciones no estatales en contra de un Estado-nación ; conflicto, que había sido instalado hace un poco más de dos décadas en el plano económico. Estos hechos terroristas, que según los Estadounidenses requirieron del apoyo de estados nacionales para ser llevados a cabo ; tuvieron como consecuencia la revisión, por parte de esa nación de la conveniencia de regirse por los procedimientos y estructuras de seguridad internacionales que se fraguaron para la segunda postguerra, y que fueron moldeándose al calor de las fricciones de la guerra fría del mundo bipolar (EUA vs. URSS).

Estados Unidos, realizó la revisión de los organismos multilaterales por varias vías, primero, el consabido ataque a la Afganistán del Al Qaeda, región esta que desde Alejandro Magno, sino mucho antes, ha sido escenario de la expansión de todos los imperios occidentales que quisieron entrar a oriente. Segundo, utilizando los viejos mecanismos de manipulación diplomática y las nuevas armas de distracción masiva, trataron de legitimar la acción militar sobre la Irak de Sadam Hussein (capaz de acabar con sus vecinos en 48 horas). Estos dos hechos, ante la gravedad del S11, eran previsibles ; sin embargo, con el emprendimiento de una acción militar unilateral de Estados Unidos y la coalición (el "eje del bien") contra Irak, se dejó bien en claro que la doctrina del "conmigo o contra mi", implantada por George Bush hijo, rompe las relaciones internacionales tal como se conocían, e instala un mundo regido por un único centro de poder de alcance mundial, que tiene la capacidad militar para vencer al resto de las naciones.

Los Estados-nación de la periferia, se ven seriamente afectados con este cambio de orden, en la medida que el derecho internacional y sus instituciones, respondieron al enfoque del multilateralismo, en las que cada país representa un voto, en una especie de democracia ampliada a las naciones. Aunque es ingenuo, e históricamente indefendible, pensar que dichas instituciones ponían en píe de igualdad a débiles y poderosos ; su ámbito le permitía a los países menos influyentes "contener", de alguna manera, los excesos de las potencias.

El ataque a Irak, sin embargo, rompió con esa posibilidad, e instaló el unipolarismo ; dejando bien en claro que todo aquel que vulnere intereses que los Estados Unidos (un pueblo elegido por Dios de la mano de la ultraderecha religiosa republicana) consideren o puedan llegar a considerar estratégicos para su seguridad nacional, podrán (deberán, en nombre de Dios y los valores divinos de la libertad y la democracia) ser objeto de "ataques preventivos". El mayor riesgo para los países de la periferia, está en la posibilidad latente que, la defensa de sus propios intereses, vulnere en el futuro, los "intereses nacionales de Estados Unidos" ; pudiendo ser objeto de presiones o ataques que desestabilicen sus gobiernos o afecten profundamente la gobernabilidad.

Este despliegue de poder, se instala en un momento histórico en el que la recesión mundial amenaza con concretarse ; en un escenario de aumento continuo de la producción y la productividad concentradas en las poblaciones más educadas de los países más desarrollados Este proceso ha menguado sistemáticamente durante la última década los ingresos de grandes masas de población (PNUD, 2000), juntando los ingredientes suficientes para desencadenar una crisis de demanda, o de sobreproducción. En Estados Unidos el ahorro doméstico es casi nulo, y el desempleo, los deficits fiscal y comercial están creciendo, además el gobierno de ese país agotó la vía de la disminución de los tipos de interés para paliar la crisis, y ahora lo intenta mejorar la actividad económica con la disminución de la carga impositiva (con la consecuencia de la disminución del gasto social) y la devaluación del dólar. Europa por su parte entra al escenario de la desaceleración (en Holanda, Alemania e Italia), con un Euro revaluado. Japón, hace ya una década que sufre de recesión.

Aunque es pronto para prever las repercusiones colaterales de estos anuncios y esta situación mundial, es posible saber, que el espacio para la gobernabilidad en la periferia, se ve reducido una vez más ; en la medida que los gobiernos deberán tratar con guantes de seda, aquellos temas que son objeto de interés de los gobiernos Estadounidenses, sino quieren ver seriamente cuestionada su continuidad. Tal como lo expresara Avedis Hadjian, columnista de la omnipresente CNN, "según una anécdota verdadera o apócrifa, el estadista chino Chu En-lai, lugarteniente de Mao, había contestado a una pregunta acerca de los efectos de la Revolución Francesa sobre la historia occidental que "era demasiado pronto como para dar una respuesta". El futuro que le aguarda a Estados Unidos en este siglo que ha empezado de manera trágica es tan impredecible como lo ha sido la historia universal hasta el momento, pero si los ataques contra Nueva York y Washington fueran anticipo de un porvenir oscuro, los historiadores futuros bien los podrían tomar por mojones que inauguraron una era que hoy desconocemos, del mismo modo en que la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453 es considerada hoy como uno de los hitos que inauguraron la Edad Moderna."

2.2 ¿Es posible construir poder alternativo en la América Latina de la era global ?

Los gobiernos democráticos Latinoamericanos están pues obligados al cambio, (...) sus sociedades e importantes sectores de las burguesías locales parecen haber comprendido que, como dijo Bolívar, deben exigir de las grandes potencias que les dejen vivir su propio medioevo, lo que en nuestros días debe interpretarse como acabar la tarea comenzada en las guerras de independencia, para ingresar de una buena vez a la modernidad, (...) las condiciones están dadas, pero como en toda marcha azarosa, la clave es la voluntad política, la capacidad de confiar en las propias fuerzas y recursos, y de concienciar y movilizar a las sociedades. Carlos Gabetta

Es evidente la necesidad de dar un giro importante a los valores, e intereses que motivaron las ausencias de los estados Latinoamericanos de la última década y media del siglo pasado. Esta retracción de la acción estatal que tenía rasgos populistas o desarrollistas en la mayoría de los países de la región, se presentó como consecuencia del agotamiento del estado como proveedor de bienes y servicios, y regulador de la actividad económica. Las tintas de las reformas se recargaron sobre los aparatos estatales, y las estructuras de poder asociadas a su intervención ; más por el descalabro financiero que significaron la crisis de la deuda y los fuertes incrementos de los déficits públicos, que por un redescubrimiento de las teorías clásicas que abogaban por una mayor presencia del mercado como regulador de la actividad económica y asignador eficiente de recursos. Es evidente que las influencias de casos exitosos, en términos fiscales, de las políticas de Thatcher y Reagan, y la influencia de esas naciones en la región, facilitaron la entrada del paquete doctrinario e ideológico que representaban (Vilas, 2000).

Los impulsos reformistas provinieron principalmente de dos fuentes, primero, las exigencias de ajustes de shock de las entidades de asistencia y cooperación multilaterales, exigieron el desmonte de la acción interventora del estado, y el recorte de sus gastos, como ingredientes de una misma fórmula que a través de la recesión inicial, permitiría a los países endeudados generar superavits que permitieran hacer frente a las deudas impagas. Segundo, los círculos de poder en cada una de las naciones Latinoamericanas (especialmente aquellas más asociadas con el capital financiero y el comercio exterior),estaban fuertemente interiorizados del contenido de las reformas liberales, y en última instancia fueron los abanderados (con diferentes intensidades en cada nación dependiendo de la acumulación de poder y la gravedad de la crisis doméstica) de la aplicación de las medidas conducentes a sanear las finanzas públicas, cumplir con los pagos, y ampliar la acción del mercado.

Los esquemas intervencionistas y proteccionistas fueron desmontados o severamente reducidos, transfiriéndose activos y capacidades de decisión a los actores del mercado. El conjunto de recetas, que se aplicaron con magnitudes desiguales desde Tijuana hasta Ushuaia, recibieron el nombre de "Consenso de Washington", por la coincidencia de recomendaciones de política económica formuladas por los organismos propulsores de las reformas, todos ellos con sede en la capital de Estados Unidos. Los puntos esenciales de lo que se denominó como el "Consenso" consistía de diez ingredientes de política económica :
 1) disciplina fiscal ;
 2) priorización del gasto público en áreas de alto retorno económico ;
 3) reforma tributaria ;
 4) tasas positivas de interés fijadas por el mercado ;
 5) tipos de cambio competitivos y liberalización financiera ;
 6) políticas comerciales liberales ;
 7) apertura a la inversión extranjera ;
 8) privatizaciones ;
 9) desregulación amplia ;
 10) protección a la propiedad privada (Williamson 1990,1993).

El inventario de medidas, estaba basado en una premisa infalible de "Estado mínimo y mercado libre sin trabas", y resumió el contenido de los planes de ajuste aplicados en la región por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Williamson economista inglés, principal ideólogo del "Consenso", abogaba para que el nivel de unanimidad política que se le debía dar a la aplicación de las reformas económicas, debía ser similar al del respeto por los derechos humanos y la lucha contra el racismo, sacándolo del terreno contencioso del debate político (Vilas, 2000). La aplicación debería alcanzar el nivel del dogma, y evitar la existencia de barreras políticas que entorpecieran la profundidad de las apuestas. En la práctica, los liderazgos regionales, que alcanzaron el poder a finales de los ’90, de la mano de la democracia, aplicaron con rigor el decálogo (Salinas en México, Gaviria en Colombia, De Mello en Brasil, y Menem en Argentina).

Recientemente, Williamson, ajusta la profundidad que deberían tener las reformas, y hace un cambio importante en las recomendaciones realizadas en los ’80, aceptando que debe tenerse cuidado en temas como la apertura a la inversión extranjera y la liberalización del sistema financiero. Sin embargo, pocas son las observaciones y críticas (como las de Stiglitz, Meltzer ó Rubin) que acepta a sus recomendaciones, y más bien entrega las culpas a la mala aplicación de mecanismos de competencia y a la corrupción imperante en los procesos de privatización, y hace un llamamiento a continuar con la reforma (Boragni, 2003).

De 1989, año en que se lanzó el consenso, hasta aquí, los niveles de participación en la economía mundial de Latinoamérica se estancaron en un 8%, de esa porción de riqueza del mundo, el 20% más rico de la población de la región tiene ingresos 20 veces superiores al 20% más pobre, más de 150 millones de personas viven con menos de dos dólares por día, y 300.000 personas cuentan con patrimonios superiores a un millón de dólares (Burgo, 2002), en este escenario, posterior al Consenso de Washington, poco queda ya de consenso en la región en torno a las conveniencia de seguir importando y aceptando modelos de desarrollo y ajuste en cajas negras, en paquetes sin advertencias. Modelos en su mayoría dogmáticos, y cubiertos por un halo de infalibilidad tecnocrática, que defienden algunos intereses, sobre todo aquellos más conectados con el capital financiero y menos con la producción industrial nacional. Caminos que no comportan la construcción colectiva de un modelo de desarrollo propio, a través del ejercicio de la política y la práctica legitima de la democracia.

Tal como lo dijera Ricardo Lagos, el presidente socialdemócrata de Chile, "Nunca creí en la teoría del derrame, un país sin cohesión social no puede ser competitivo en nada ni con nadie, (...) el consenso de Washington no supo darle solución al tema social en Latinoamérica" (Luzzani, 2003). El reto para Latinoamérica es construir en democracia, proyectos nacionales propios, políticamente respetuosos de la diversidad nacional, y económicamente sustentables, que superen el dogmatismo y el alineamiento automático con Estados Unidos, sin olvidar el papel central de ese país en lo político y económico, pero construyendo relaciones maduras e independientes de las naciones de la región con el resto del mundo.

Existen, en los primeros años de este siglo, intentos serios en los países Latinoamericanos por construir proyectos nacionales alternativos a las ideas del Consenso de Washington, ejemplo paradigmático, de los retos que significa para cada una de las naciones de la región enfrentar la Era Global. Es fundamental hacer una revisión de los ejemplos más relevantes y, a partir de su análisis, hurgar líneas de acción útiles para analizar la posibilidad de crear un proyecto de características similares (no idénticas) para la sociedad Colombiana.

2.2.1 Brasil : construir desde la base, ampliar la convocatoria e institucionalizar, sin prisa pero sin pausa

El partido de los trabajadores (PT) nace como fruto de (...) la voluntad de independencia política de los trabajadores, cansados de servir de masa de maniobra para los políticos de partidos formados de arriba para abajo, del estado para la sociedad, de los explotadores para los explotados" Manifiesto liminar del PT, 1980.

Una mayoría muy importante de la sociedad brasileña otorgó mandato al partido de los trabajadores y al presidente electo Luiz Inacio "Lula" da Silva para que diera un giro de 180 grados a la política económica y social. El extraordinario hecho de que un obrero metalúrgico presida el mayor país y la mayor economía de América Latina expresa mejor que nada los aires de renovación que soplan en el continente y auguran el fin el neoliberalismo y el Consenso de Washington en la región (Gabetta, 2002).

El proceso de construcción de poder alternativo que atravesó la sociedad Brasileña, es, junto con la experiencia del Frente Amplio uruguayo, el camino más genuino de construcción de poder a partir de los intereses nacionales ; alejado de los enroques políticos elitistas que implementaron el Consenso de Washington en Latinoamérica. La historia del partido obrero más grande del mundo, se remonta 20 años atrás, a la suma de la lucha política de amplias bases populares, al aprendizaje de las victorias y derrotas electorales, en medio de una estructura interna en la que conviven distintas opiniones y muchos grupos de base que resuelven sus controversias de modo democrático.

Tal como lo expresara Alberto Cándido de Melo Soza, cofundador del PT : "la iniciativa de los partidos obreros era siempre de intelectuales de clase media ; el nacimiento del PT se debió a los propios obreros con maciza presencia y la determinación para ejercer su liderazgo y su desarrollo obedeció a esas premisas con más aciertos que errores, con competencia administrativa para gobernar ; uniendo a la firmeza de los propósitos la flexibilidad de los medios". La concreción del hecho que el "Lula" hubiese accedido a la presidencia de Brasil, se debe en gran medida al fuerte respaldo político que significó la existencia del Partido de los Trabajadores, en contra de la experiencia Latinoamericana de fragmentación y fuertes choques dogmáticos entre las fuerzas más progresistas ; el PT, fundamentó su desarrollo en la claridad de los objetivos, los liderazgos regionales y la flexibilidad de los medios, permitiéndole a la amplia coalición de gropos sociales que lo integran, limar sus asperezas y no perder de vista los objetivos de construcción de poder popular en torno a tres ejes esenciales : el social, el nacional y el democrático.

La coalición con la fuerte Burguesía Industrial Brasileña, que se concretó políticamente con la selección por parte del PT de José Alencar como compañero de formula de Lula presidente, significaron la apertura de un importante conclave nacional-productivo, necesario al menos para esta etapa de la historia Brasileña, compuesto por los intereses del Empresariado en sintonía con la firmeza de los intereses de las bases populares del partido. Fue necesaria e inteligente esta alianza, en la medida que son los Capitalistas Industriales los más interesados en mejorar los niveles de equidad para fortalecer un mercado interno de proporciones importantes, que le permita a través de la conducción de la integración regional y la mejora de la competitividad, hacer píe en los difíciles mercados globales.

A propósito de la necesidad de compatibilizar los intereses de las clases sociales y sus grupos de poder, y pesar de los contextos históricos y las realidades sociales diferentes, se pueden observar algunas similitudes con la transformación democrática llevada adelante por la sociedad Española a fines de los ’70, con el liderazgo del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) : las condiciones de un proceso de industrialización fuerte e inacabado, las desigualdades sociales y regionales, la necesidad de modernización, la posibilidad de integración regional y la consolidación de la democracia. El PT, sin una herramienta de concertación parecida a los acuerdos de la Moncloa [1], intentará liderar la transformación, modernización e integración social de Brasil, tal como lo hiciese el PSOE (no sin muchas dificultades y errores) con el concurso de la mayoría de las organizaciones productivas y políticas de la sociedad Española.

En términos de integración regional y de la capacidad de Brasilia de liderar un mercado común de Sudamérica, son evidentes las intenciones de Lula de hacerse fuerte en un MERCOSUR ampliado (a Venezuela, Perú, Ecuador, y la entrada integral de Chile y Bolivia, que se sumarían a los socios actuales Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), para entrar a negociar en píe de igualdad y en bloque, la entrada en condiciones más favorables, a una subregión con un evidente grado menor de desarrollo relativo que América del Norte. Es también relevante el hecho que Brasil, no se refiera a la construcción de un bloque Latinoamericano, sino Suramericano. Este tema no es menor en el sentido que Brasilia entiende que los niveles de integración entre las economías Mexicana y las de América central y el caribe con Estados Unidos son evidentes e insuperables. A este hecho, hay que sumarle el asocio automático de Colombia con los Estados Unidos en detrimento de una integración mayor con Sudamérica, esencialmente por el papel político, económico y estratégico que juega EUA en el conflicto interno (Grondona, 2003).

Continuando con la perspectiva externa, en principio las relaciones de Lula, con los "Mercados" y sus todo poderosos índices de riesgo país no fueron buenos, debido a que los nerviosos operadores internacionales esperaban encontrar en Lula la representación del populismo y el estatismo desenfrenado, que vendría a dar al traste con los esfuerzos de estabilización de los gobiernos de Fernando Enrique Cardoso. Sin embargo, la realidad mostró que los miedos de los operadores financieros no se concretaron, y que las experiencias de gobierno (Brasilia, San Pablo y Río Grande del Sur) del PT, le permitieron contar con un grupo de políticos y técnicos capaces, que entendieron que tan importante es : construir viabilidad política para arribar a los cargos con suficiente legitimidad, como contar con capacidades de gestión para ocuparlos con éxito y legitimarse con la acción.

Los retos para el gobierno del Luiz Inacio da Silva son grandes, Brasil tiene una de las peores distribuciones del ingreso del mundo, su índice Gini llega a niveles del 0.65(los ingresos del 20% más rico de la población son 30 veces superiores que el del 20% más pobre). El caciquismo y clientelismo abundan en la política, y las deudas externa e interna son agobiantes, sin embargo es evidente que la concientización de la mayoría de la sociedad Brasileña de los problemas existentes y de la necesidad de recorrer los caminos de la solución a través de mejorar la equidad, teniendo en cuenta los intereses nacionales y en un marco democrático, son un activo con el que pocas sociedades Latinoamericanas cuentan en su haber.

2.2.2 Venezuela : construir sin aliados económicos locales, no es sustentable

-¿No cree que hubiera podido hacer un esfuerzo mayor de consenso, de dialogo, para evitar los muertos y el país dividido ?
 No me venga a dar sermones, yo estoy muy claro, no se si me van a matar, yo estoy aquí por haber sido fiel a un pueblo. Yo hubiese podido entregarme a esa oligarquía fiera ; hubiera sido fácil para mí, cualquiera de esas noches de batalla que he pasado, llamar a palacio a tres o cinco personas y decirles, está bien, ¿qué quieren ? y hubiese terminado con ese conflicto. Pero yo no seré nunca uno de esos enanos de largas trenzas que vendieron la patria, y que describe Mafud Masis en "Oración a Simón Bolívar en la noche oscura de América".
Palabras de Hugo Chávez el 12 de Abril de 2002, detenido en el comando del ejército Venezolano.

El caso de la realidad política de la sociedad Venezolana es especialmente relevante para Colombia, tanto por el origen compartido de estas naciones, como por el carácter estratégico de la relación entre ambas. En este sentido el gobierno de Hugo Chávez, ha tenido sus mayores activos en la capacidad inicial de concitar y sostener el apoyo popular de gran parte de la población Venezolana que lo eligió y respaldo su reforma constitucional en elecciones limpias y democráticas. Lo eligieron esencialmente, aquellas capas de población que históricamente habían estado más excluidas del ejercicio del poder y de los beneficios de las bonanzas petroleras, y más expuestas a las consecuencias de los bajos precios del petróleo cuando estos se presentaban.

El Chavismo logro ser visible y capitalizar, por vías antidemocráticas (intento de golpe militar), todo el malestar de amplias mayorías populares Venezolanas, personificando el rechazó a los partidos conservadores tradicionales (el socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI) ; a través de un discurso político locuaz y encendido, colmado de referencias en torno al pensamiento e imaginario Bolivarianos, mezclado de forma un poco forzada con un aggiornado contenido demócrata-revolucionario. A esto se le suma la extracción militar del presidente, y da como resultado un fuerte y carismático liderazgo, que ha sido capaz de disputarle el poder -a pesar de la incapacidad para gobernar-, al rancio Establecimiento Venezolano con todas sus redes y capacidad de boicotear la gobernabilidad.

Los mayores pasivos, sin embargo, están por el lado de la incapacidad que tuvo el proyecto político Chavista, de generar el respaldo de por lo menos alguna parte importante del Establecimiento Venezolano, sobre todo de aquel más vinculado con su proyecto económico (los petroleros e industriales). Estas ausencias, que en los momentos iniciales de la llegada de Chávez a la presidencia, no fueron echadas de menos, debido a la gran concentración de poder proveniente de la legitimidad de los triunfos electorales. En la medida que los extensos discursos del líder, se fueron volviendo acciones de gobierno, el espacio para la gobernabilidad se fue achicando, hasta el punto de volverse asfixiante para el movimiento quinta república, que refundó institucionalmente a Venezuela dándole una constitución reformada y un nuevo nombre (República Bolivariana de Venezuela).

La falta de aire se agudizó con el correr del tiempo, en la medida que los grupos económicos entendieron vulnerados sus intereses, se operaron medidas de fuerte oposición y hasta de complot, haciendo evidente la postura en contra que desde el inicio tenían con el nuevo régimen. Y estas posturas no se dieron necesariamente por que el discurso de mayor justicia social fuese incompatible con la participación del empresariado en la Revolución Bolivariana, sobre todo aquel más vinculado a la producción genuina de raíz nacional ; sino, porque desde ninguna de las dos orillas se matizaron los discursos y se tendieron puentes ; de parte del gobierno para darle viabilidad económica al proyecto político, y de parte del empresariado para ampliar la visión política y aceptar las serias injusticias del modelo económico.

La poca generosidad exacerbó el proceso de choques, de culpas mutuas y de acciones antidemocráticas de parte y parte. El incendio, y la conmoción permanentes, dislocaron a la sociedad, la partieron en bandos teñidos de injurias y no de ideas. La fractura hace que sea, poco menos que imposible, operar un cambio social amplió y sostenido que conduzca a Venezuela a la paz social, a la cohesión y el desarrollo económico ; y hace poco menos que imposible, evaluar en su justa medida a un gobierno popular, con origen legitimo y democrático, que hizo suyos los anhelos de mayor justicia social de amplias mayorías de la sociedad Venezolana. Es imposible además saber hoy, si para Venezuela, fue más importante el hecho de llevar al poder los intereses de la mayoría hastiada, o si por el contrario el proceso que se operó para sostener este proyecto político, hizo más evidentes las ya serias diferencias sociales y políticas de la sociedad Venezolana.

En el plano internacional, las relaciones de Hugo Chávez con los EUA, no han sido particularmente fluidas, debido a que el presidente de Venezuela (el principal proveedor de petróleo de EUA en el hemisferio) ha emprendido acciones que afectan de forma directa intereses de esa nación del norte del continente. Primero, sus gestiones para fortalecer la OPEP con el fin de implementar cuotas de producción para mantener niveles de precios ventajosos para los productores, segundo las fuertes declaraciones del presidente de Venezuela en contra de las acciones militares de EUA en Afganistán e Irak, y por último la falta de energía de Washington para repudiar el intento de Golpe de Estado de Abril de 2002, demuestran la frialdad de las relaciones ; además, siembran dudas en torno a la participación de EUA en los hechos de Abril de 2002. En este contexto las apuestas de política de exterior de Hugo Chávez han estado fuertemente orientadas a fortalecer su proyecto político, acelerando los tiempos para una integración económica con Brasil, Argentina y el MERCOSUR.

En términos de la viabilidad de construir poder político alternativo en las democracias capitalistas de Latinoamérica, es evidente que el proyecto Chavista, logró acceder al poder al margen de las recetas importadas ; por vías antidemocráticas logró visibilidad y por vías democráticas lo concretó, por fuera de los partidos tradicionales y haciendo suyos los reclamos de mayor justicia social, para institucionalizar estas exigencias a través de un proyecto político mayoritario, el de quinta república. Sin embargo, la viabilidad de su consolidación, está hoy fuertemente condicionada, debido a la evidente incapacidad de gestionar el gobierno, la fuerte concentración de poder y visibilidad en la figura de Hugo Chávez, con todos sus defectos y virtudes ; y debido a la incapacidad del movimiento de construirle viabilidad y consenso al proyecto de país, haciéndolo más inclusivo, y más digerible para aquellos agentes empresariales nacionales más vinculados con la producción genuina, sin que ello significara negociar el centro del discurso revolucionario de justicia social.

2.2.3 Argentina : la oportunidad perdida de construir una alternativa mayoritaria

Recuperaremos el progreso social, la movilidad ascendente, la producción y el trabajo (...) reconstruiremos la igualdad, la Justicia, y una Argentina para todos, no es una tarea fácil pero estamos absolutamente comprometidos y decididos a hacerlo (...) aunque a algunos no les guste otro país se viene. No nos faltan ganas, ni fuerza, ni decisión de construir una Argentina distinta. Palabras del Presidente de la Argentina Néstor Kirchner, Mayo de 2003 (Pique,2003).

La República Argentina vivió una profunda crisis institucional en Diciembre de 2001, que obligó como hecho político más visible, a la dimisión del presidente Fernando de la Rúa, tras la represión de las multitudinarias marchas populares, que motivadas por un amplio abanico de intereses truncados, pedían su salida del gobierno. El remesón institucional y social que vivió el país fue uno de los más profundos de su historia Republicana, irrumpió en un escenario de cuatro años de contracción del producto interior bruto, y 25 años de un proceso de destrucción del aparato productivo nacional [2] (solo interrumpido por el fracasado plan Austral de Alfonsín tras la vuelta de la democracia en 1983) en beneficio del capital financiero con profundas conexiones internacionales (O’Donnell, 2001).

El proceso que se operó en la economía Argentina, de una profunda desindustrialización, y de la pérdida de las economías regionales, tras profundos procesos de apertura a la competencia y al flujo de capitales sin control Estatal. Adicionalmente, se perdieron las necesarias conexiones entre el capital financiero y el productivo, y el crecimiento económico quedo sujeto a la capacidad del Estado de endeudarse, y a las posibilidades del circuito económico de atraer capitales, ya fueran de especulación o no. Los dos Gobiernos de Carlos Menem, exacerbaron el proceso. Tras dos fuertes eventos inflacionarios a finales de la década de los ’80 y principios de los ’90, este gobierno apostó al control de la inflación por medio de un sistema de tipo de cambio fijo (un peso igual a un dólar estadounidense), combinado con una aplicación especialmente dogmática de las premisas del Consenso de Washington (O’Donnell, 2001).

Los índices sociales reflejaron de forma evidente las consecuencias del modelo aplicado, dejaron a una de las naciones de mayor desarrollo relativo de la región, con uno de los más dramáticos escenarios de iniquidad. En 1983, cuando regresó la democracia, el gobierno de Alfonsín estimaba que cinco millones de Argentinos, el 15% de la población, se encontraba por debajo de la línea de la pobreza. Para el año 2002, en el peor momento de la crisis posterior a la devaluación nominal del 300%, el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Argentina, estimaba que el 20,5 millones de personas, el 57% de la población, se encontraban por debajo de la línea de la pobreza (Ferrase, 2003).

Desde el punto de vista político, la crisis nacional, se expresó en la crisis y recomposición de los partidos tradicionales de alcance nacional (Unión Cívica Radical -UCR-, Partido Justicialista -Peronismo-), especialmente de la Unión Cívica Radical, del cual era originario el expresidente De la Rúa. Este partido obtuvo el 51.7%, 37.1%, 15.8%, y 48.8% de los votos en las elecciones de 1983, 1989, 1995 y 1999 (en 1999 como porte de la "Alianza" junto con el FREPASO) respectivamente. En la primera vuelta electoral de Abril de 2003 y a la postre única vuelta, registró el 2% de los votos a nivel nacional. A pesar que Néstor Kirchner, el presidente electo (tras la decisión de Carlos Menem de no competir en la segunda vuelta electoral que le auguraba una derrota estrepitosa), es de extracción justicialista, la crisis también alcanzó al partido de Perón. El reflejó de esa repercusión, se evidenció en la feroz interna partidaria, que marcó los tiempos políticos de la accidentada transición, y obligó a las facciones del partido a presentar tres candidatos a presidente, con fuertes diferencias ideológicas y de modelo de país, a pesar de etiquetarse todos de Justicialistas (Kirchner, Menem, y Rodríguez Saá) [3].

A diferencia de los casos Brasileño y Venezolano, en los que los movimientos sociales lograron mayor visibilidad cuando el modelo hizo agua, pudiendo hallar cause político ; en la Argentina la explosión popular no encontró liderazgos y estructuras que lo cobijaran, he hicieran suyos los intereses mayoritarios recientemente irrespetados por el modelo excluyente. Kirchner, que empezó su candidatura como posibilidad de recambio por fuera del justicialismo, terminó siendo el candidato del Duhaldismo (presidente entre enero de 2002 y Mayo de 2003), una de las corrientes más poderosas del justicialismo. Elisa Carrió, exradical que tomó las banderas de la transparencia y la centroizquierda, terminó naufragando en la incapacidad de articular una propuesta más amplia y presentando como compañero de fórmula a un liberal-conservador. El socialismo, no logró capacidad de convocatoria nacional. Por el lado de las organizaciones de trabajadores Víctor De Gennaro, a través de la conducción de la CTA, no le fue reconocido un liderazgo aglutinador, que el mismo pareció rechazar, condenando a la organización de trabajadores a la fragmentación. Luis Zamora, representante más popular de la izquierda, quien se hizo visible por la consigna del que se "vayan todos", refiriéndose a la necesidad de renovación total de los cargos políticos, se resistió a construir capacidad de gestión y a constituirse en alternativa viable de poder para el espacio que podría originar la implementación de su consigna.

A pesar que el discurso del presidente Kirchner, tiene -con algunos matices- contenidos que lo alinean más claramente con el discurso de Luiz Inacio Da Silva, el caso Argentino no puede verse como una construcción genuina de poder alternativo, nacido de la articulación de la impresionante riqueza y diversidad de organizaciones sociales en el país ; dado que, la llegada al poder su jefe de estado, se dio por dentro de la feroz lucha clientelar del justicialismo. Las señales simbólicas y los discursos del presidente electo, parecen romper, con las prácticas políticas y configuraciones institucionales que llevaron a la Argentina a la penosa situación de la actualidad, y que le permitieron acceder al poder por la vía rápida, a pesar que meses antes de las elecciones era un perfecto desconocido para la mayoría de los Argentinos. Sin embargo, solo las acciones de gobierno independientes del aparato justicialista y de las corporaciones, darán la medida justa de la posibilidad de esta gestión, de romper con un pasado oscuro que hipotecó el futuro, por lo menos económico, de la sociedad Argentina.

Fue evidente la oportunidad perdida por las organizaciones políticas más progresistas de capitalizar la gran cantidad, variedad y riqueza de las múltiples expresiones de fuerza política, que se dieron en Argentina en los Históricos meses de la transición. Como en el resto de Latinoamérica, las deudas impagas y el balance del "Consenso" son nefastos, sin embargo, la riqueza cultural, la capacidad de lucha, y la profundidad de los errores cometidos en estos años, parecen augurar a la sociedad Argentina un duro camino, con un horizonte claro, fuera de los pasos que la hicieron retroceder [4].

2.3 Colombia : ¿Es posible construirlo ?

"Al desaparecer en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hace la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión : los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía ; los ministros dirigiendo sus oraciones al cielo, y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales. ¡Colombianos ! Mis últimos votos son la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro". La última proclama de Simón Bolívar en 1830, antes de su muerte en la quinta se San Pedro Alejandrino en Santa Marta (Dangond, 1988)

La historia republicana de Colombia, es un continuo mosaico de rupturas, amputaciones y choques sociales, demográficos y territoriales, acompañados de una inmutabilidad en los bloques sociales que ostentan el poder desde la génesis de la república, actores estos, que han concentrado en sus manos la dominación incompleta del Estado y la sociedad Colombianas durante toda su existencia ; una historia que se debate entre la ilegitimidad del estado y la violencia -partidaria primero, de autodefensas después y organizada más recientemente- (Palacios, 1995). El arribo de la sociedad Colombiana a los últimos lustros del siglo XX, tuvo particularidades importantes, con respecto al resto de Latinoamérica, esencialmente en la configuración política, y las formas de ejercicio del poder político.

La construcción de alternativas políticas a este escenario de fuerte concentración del poder político, no ha sido posible ; a pesar de contar con una de las tradiciones electorales más antiguas del continente. Esta circunstancia, aunque es un elemento constitutivo y necesario de la actividad democrática, está fuertemente cuestionado en Colombia, como correlato inequívoco de la existencia de un sistema democrático consolidado. El cuestionamiento, tiene cuatro fuentes poderosas : primero, los niveles de participación electoral en el siglo XX rondaron entre el 40 y el 50% del padrón electoral (OEA, 2001). Segundo, las permanentes denuncias de fraude, han permitido que el sistema electoral sea cubierto por un manto de duda eterna, basada en circunstancias poco transparentes (trasteo de votos, votos de ciudadanos fallecidos). Los habitantes más pobres, más jóvenes y menos educados son los que menos participan de los eventos electorales. Y finalmente, la configuración del régimen de acceso al poder del estado, se ha realizado sobre prácticas clientelistas, patrimonialistas y el trafico de influencias, han sido moneda corriente en el ejercicio del poder de la administración pública.

El "Frente Nacional" (1958-1974), por el cual se controló el acceso al poder burocrático del Estado y la alternancia electoral en Colombia, trajo el fin de la violencia política de los ’60 pero a su vez se convirtió en un obstáculo para el desarrollo de opciones políticas alternativas. Este hecho histórico marcó un quiebre institucional esencial en para la democracia en Colombia, en la medida que los actores alternativos que buscaban sobrevivir antes de su entrada en acción de la alternancia, fueron relegados y reprimidos durante dieciséis años, al igual que los que trataron de emerger durante ese período.

Tras el desmonte del "Frente Nacional" bipartidista, resurgen los actores relegados a los que se suman nuevos grupos que buscan convertirse en canales de construcción política colectiva. Dado que los gobiernos posteriores al "Frente Nacional" exacerban el relegamiento y cierran los espacios de acción, algunos de estos actores a través del uso de la violencia y el poder del dinero alimentan una "rueda de la locura", mezcla de violencia y política, en el marco de una sociedad transformada por el desarrollo económico y la diversificación socio-cultural (Murillo, 2000).

Los ejemplos de búsquedas de alternativas políticas más visibles, posteriores a la segunda postguerra en Colombia fueron, de una forma muy simplificada y sintética : el movimiento nacional popular y democrático de mayores proporciones que haya conocido el país -de signo liberal- liderado por Jorge Eliécer Gaitán, que terminó con la muerte del líder el 9 de Abril de 1948, en los confusos hechos del "Bogotazo" [5]. El intento de alcanzar la presidencia de la república por las vías democráticas, y dentro del "Frente Nacional" por parte del General Gustavo Rojas Pinilla a través del la ANAPO (Alianza Nacional Popular), esta posibilidad se vio truncada por que en las elecciones de 1970 ganó de forma dudosa Misael Pastrana Borrero. A partir de las facciones socialistas de este movimiento (ANAPO), nace el grupo guerrillero M-19, que tomó las armas debido a la falta de garantías del proceso político en Colombia. En la década de los ’80, y bajo las conversaciones de paz del presidente Belisario Betancourt, nace la Unión Patriótica (UP), como brazo político de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia -FARC. Este movimiento fue exterminado, durante la década siguiente por la acción directa de los organismos de seguridad del estado y por la acción de grupos de paramilitares de extrema derecha. Las elecciones de 1990, fueron un evento trágico, en la medida que tres candidatos a esos comicios fueron asesinados, el candidato del partido liberal Luis Carlos Galán, y virtual ganador de los comicios ; Carlos Pizarro el candidato de la recién desmovilizada el M-19 ; y el asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa, el candidato por la Unión Patriótica.

El asesinato político en Colombia, se institucionalizó como una forma -antidemocrática- de eliminar al adversario, e impedir que llegase al poder. Este fenómeno, ha marcado la imposibilidad histórica de construir estructuras políticas alternativas, basadas en la militancia y participación de los movimientos sociales. Se han impuesto fuertes obstáculos por parte del estado y los aparatos ilegales nacidos al amparo u omisiones de este. La proscripción, exterminación y desmovilización de los grupos sociales de base, hacen poco menos que imposible la existencia de alternativas de poder de base social, que incluyan la militancia y la oposición.

El desarrollo histórico antes anotado arrojó a una crisis de credibilidad al sistema político, una crisis de legitimidad que se hizo evidente con el asesinato de los candidatos presidenciales al final del gobierno de Barco, y el exterminio de la UP. En la actualidad el estado colombiano afronta una profunda crisis de gobernabilidad, generada en parte por la nueva constitución política, y en parte por el poder desmesurado -que al calor de la inequidad y el narcotráfico- han construido los grupos armados de derecha e izquierda. En este marco, de ilegalidad, ha convivido una democracia "legal" neo-corporativa que intenta ser hegemónica, basada en el modelo constitucional de "la democracia representativa" donde subyace el clientelismo como elemento articulador de poder. En este escenario tienen especial importancia el cabildeo o lobbying y la influencia, promoción o advocacy, que ahora ya no es está circunscrita solo a las los actores de poder mas históricos -los partidos tradicionales, grupos económicos, terratenientes-, sino que se extiende un poco más a la sociedad civil (Murillo, 2000).

Sin embargo, y a pesar, de los fuertes obstáculos en materia de seguridad, la sociedad civil, viene haciendo importantes esfuerzos por construir organizaciones, que busquen alternativas de construcción colectiva que permitan encontrar caminos para la solución de los graves problemas de distribución de la tierra, y la riqueza, el desempleo, la represión política y la impunidad, que son las fuentes que alimentan el conflicto interno Colombiano (Irragori, 2002). Es precisamente en el fortalecimiento de la sociedad civil, de sus formas de organización y de su base ciudadana, donde Colombia tiene mayores oportunidades para encontrar una salida democrática a su crisis en permanente emergencia.

2.3.1 ¿Podrá sobrevivir el Polo Social ?

El Gobierno Liberal de César Gaviria Trujillo (1990-1994), dejó como hecho central de su gestión de gobierno, el haber permitido la construcción de una nueva constitución nacional, que se promulgó en el año 1991. A pesar de la baja participación en la elección de los constituyentes (solo votaron el 30% de los habilitados), la factura desigual de los artículos, los vicios de procedimiento y, la gran extensión del texto final ; la Constitución Política de la República de Colombia, permitió al país contar con una norma esencial más moderna y "liberal" (en el sentido político de la palabra). Permitió incluir derechos, deberes y herramientas novedosas para garantizar el ejercicio pleno de la ciudadanía en un marco de estado social de derecho, y una estructura de democracia representativa, y en algunas circunstancias participativa. Además, con la influencia del gobierno, permitió que las reformas del "Consenso de Washington", tuvieran un sustrato constitucional propicio. Las reformas a la seguridad social, la educación, la privatización de algunas actividades, así como la desconcentración y descentralización de las funciones del Estado, fueron incluidas en la carta magna de 1991.

Tabla 1. Resultados electorales de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente

Resultado Nacional para Asamblea Constitucional Votación Porcentajes
Partido Liberal (P.L) 1,055.033 28.38
M19 950.174 26.82
Movimiento de Salvación Nacional (M.S.N.) 55.403 15.68
Partido Social Conservador (P.S.C.) 388.842 10.96
Unión Patriótica (U.P.) 82.728 2.33
Otros Grupos y Movimientos 509.52 14.30
Votos Negativos 71.836 1.53
Total Votos emitidos 3,613.450 30%
Electores Habilitados (Aproximado) 12,044,800 70%

Fuente : Base de Datos Políticos de las Américas - OEA (2001).

A pesar que las influencias oficiales estaban orientadas a hacer un marco ejecutivo de poderes plenos (tal como lo exigían la profundidad de las reformas del "Consenso"), la constitución creo un marco legal que revalorizó e independizó, las funciones del poder judicial, entregándole los recursos y las instituciones para realizar una salvaguarda efectiva de la constitución (creó la Corte Constitucional que realiza el control de la constitucionalidad de las leyes y actuaciones de la administración, al margen de la Corte Suprema de Justicia) y las leyes, y ser contrapeso real, del histórico y desbordado poder de la institución presidencial. Adicionalmente, creó la "Acción de Tutela", como herramienta esencial de salvaguarda de los derechos (civiles, políticos y, sociales y económicos) de los ciudadanos. Dentro de la constitución quedó la tensión permanente, entre un marco económico neoliberal y anglosajón, en contraposición a un despliegue de derechos y un marco jurisdiccional más semejante al derecho continental europeo, más socialdemócrata (Palacios, 1995).

La constitución de 1991, guardó silencio en torno a temas esenciales, relacionados con la forma como se construye y ejerce el poder político, no se pronunció en torno a la forma como se deberían organizar internamente los partidos, y creo las condiciones para la existencia de una gran cantidad de movimientos y pseudopartidos de corta duración que se conformaban para llevar adelante "emprendimientos" electorales, que después de la llegada del candidato al cargo al que aspiraba, estas organizaciones finalizaban. Este fenómeno, a pesar que acercó la participación (especialmente en el plano urbano y local) política a conjuntos sociales históricamente marginados, profundizó los males del clientelismo y la irresponsabilidad de los funcionarios al frente de los cargos de elección popular.

En este contexto, la recién creada Alianza Democrática M-19, producto de la desmovilización del grupo guerrillero M-19, tuvo un espectacular "boom" electoral, alcanzando en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente en Diciembre de 1990, la mayor votación que históricamente alcanzó la izquierda en Colombia. Con el pasar del tiempo, las graves circunstancias políticas y sociales del país y la dinámica de la organización, hicieron que perdiera el impulso inicial ; logrando en las elecciones para senado de 1991, 454 mil votos, y en las elecciones presidenciales de 1994 alcanzó 219 mil votos.

Durante la década del ’90, los presidentes Samper y Pastrana, aplicaron, aunque son menor profundidad que Gaviria y que en otros países Latinoamericanos, las reformas del "Consenso", a la par de un proceso de crecimiento de los cultivos ilícitos (Coca, amapola y en menor medida Marihuana). Los grupos armados de derecha y de izquierda consolidaron posiciones territoriales y crecieron en número de hombres y poder de fuego. Este proceso de agudización y escalamiento del conflicto armado, obligó al gobierno de Pastrana a buscar por un lado, un proceso de paz con las guerrillas izquierdistas del ELN (Ejercito de Liberación Nacional), y principalmente con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), y por otro lado, el fortalecimiento de la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad del Estado (ejercito y policía). Lo primero, permitió una mesa de dialogó que exigió el despeje de una porción del territorio Colombiano, del tamaño de Suiza. Y para lo segundo el gobierno Colombiano firmó con el Gobierno Estadounidense un convenio de cooperación para la sustitución y erradicación de cultivos ilícitos, así como para el fortalecimiento militar (Plan Colombia).

Las consecuencias de semejantes remesones políticos, económicos y militares, le dejaron a Colombia, casi dos millones de desplazados internos por el conflicto, así como una reseción económica en el final de la década y principios del nuevo siglo, 34.000 muertos en el 2001, y más de 3.000 secuestros en ese mismo año. Los acontecimientos del 11 de Septiembre, y la agudización del conflicto interno y sus consecuencias sociales, permitieron que Álvaro Uribe Vélez candidato independiente, alcanzara la presidencia de la república en las elecciones de 2002, sobre la base de un discurso de recuperación del control territorial, la erradicación de los cultivos ilícitos, la cooperación con los Estados Unidos y la confrontación de los poderosos ejércitos irregulares del paramilitarismo (11.000 combatientes) y la subversión (20.000 combatientes).

Tabla 2 : Resultados Electorales de la primera vuelta para elección presidencial Colombia 2002.

Candidato y Partido Votos %
Alvaro Uribe Velez/Primero Colombia 5,862,655 53.05
Horacio Serpa Uribe/Partido Liberal 3,514,779 31.80
Luis Eduardo Garzon/Frente Soc. y Pol-Via Alterna-UD-Anapo-PSD-ASI-PSOC 680,245 6.16
Noemi Sanin/Mov. Si Colombia 641,884 5.81
Ingrid Betancourt Pulecio/Partido Verde Oxigeno 53,922 0.46
Harold Bedoya Pizarro/Mov. Fuerza Colombia 50,763 0.46
Francisco Tovar Garces/Mov. Defensa Ciudadana 16,333 0.15
Augusto Guillermo Lora Ramírez/Mov. 19 de Abril 10,987 0.10
Alvaro Cristancho Tozcano/Mov. Participacion Comun. 9,627 0.09
Guillermo A. Cardona Moreno/Mov. Pol. Comunal y Comuni. Colombia 8,023 0.07
Rodolfo Rincon Sosa/Mov. Participacion Comun. 6,311 0.06
Total Votos por Candidatos/Total Votes for Candidates 10,855,529
Votos Validos/ Valid Votes 11,051,645
Blancos / Blank Votes 196,116
Nulos / Null Votes 149,123
Tarjetas no Marcadas/Non-marked Ballots 48,966
Total 11,249,734 46.47%

Fuente : Base de Datos Políticos delas Américas - OEA (2001).

En ese mismo contexto, y esas mismas elecciones apareció el Frente Social y Político, o como se conoció posteriormente el Polo Social, que enarboló las banderas del dialogo como el primer paso para una salida política del conflicto. Este movimiento reunió, por primera vez en Colombia, a una coalición amplia de fuerzas progresistas, entre los que se encontraban la ANAPO, y una parte importante del M-19, recibió la adhesión de amplios sectores del menguado sindicalismo Colombiano. Apareció además una dinámica social muy interesante, que reunió los movimientos de mujeres, los movimientos de jóvenes, los movimientos gay, los movimientos de negritudes, y de indígenas. A lo largo de los ’90 cada movimiento había funcionado por su cuenta, pero hacia finales de la década empezó a darse una confluencia, con experiencias diversas, como Planeta Paz, el Frente Social y Político, la Alianza Social Indígena (que venía de atrás) (Garzón, 2002).

En términos de la riqueza y diversidad de las fuerzas sociales que aglutinó el Polo Social alrededor de la candidatura presidencial de Luis Eduardo Garzón, los activos del movimiento son enormes, dado que en Colombia una convocatoria de esta magnitud, no tiene precedentes. Sin embargo la diversidad comporta fuertes riesgos, en la medida que hace más compleja y conflictiva la articulación de un marco u objetivos comunes. En este sentido el Polo Social, tiene tres temas esenciales que han servido de "atractores" en torno a la propuesta. Primero, la necesidad de encontrar una salida política y negociada al conflicto, por fuera de la lógica de la guerra eterna. La segunda es la necesidad de construir un modelo de desarrollo económico por fuera del neoliberalismo y las recetas del "Consenso", aunque como dice el propio Garzón "no existe aún un consenso entorno a la magnitud de las reformas y las alternativas". El tercer punto es la reforma política que se concretó en Julio de 2003, y obliga al Polo Social a convertirse en un partido político.

En cuanto a la organización, existe conciencia plena al interior del movimiento, que gran parte de los fracasos de los proyectos alternativos de alcance nacional en el pasado, además de la ausencia de garantías mínimas de ejercicio de las acciones sociales y políticas, fueron los profundos deficits organizativos. La incapacidad de construir entidades descentralizadas, que no dependan del caudillismo o de "manuales sagrados", sino más bien de una serie corta de valores y objetivos básicos (como los anteriormente descritos), en torno a los cuales las organizaciones deben actuar. En este sentido Garzón, como referente principal del movimiento, hace una definición importante, en la medida que expresa : "soy un hombre convencido sobre la bondad de los proyectos amplios, también creo firmemente en la necesidad de unas mínimas reglas de juego. Y pienso que en Colombia requerimos de un proyecto parecido al del PT brasileño, nuestro referente no es el Frente Amplio uruguayo, a pesar de sus logros, es necesario definir códigos, reglas y comportamientos mínimos. No estoy hablando de un partido con centralismo democrático. Pero sí de unas mínimas reglas de juego" (Garzón, 2002).

Dentro de las reglas de juego mínimas, y como un esfuerzo por diferenciarse de las experiencias anteriores en Colombia, es la necesidad de establecer plena independencia de las organizaciones subversivas. Las organizaciones sociales y políticas en Colombia, que han sido más cercana a la "izquierda", en el sentido Latinoamericano del término, son normalmente asociadas a las guerrillas de izquierda. Este fuerte déficit, no es gratuito, en tanto algunos de los esfuerzos políticos precedentes se han servido -obligados o no- del poder de los grupos guerrilleros, o como en el caso de la Unión Patriótica, nació como la expresión política de las FARC. En ese sentido Garzón ha sido vehemente, "un elemento absolutamente clave consiste en el ejercicio radical de autonomía respecto de la insurgencia. Si entre nosotros alguien desea reivindicar la combinación de formas de lucha o la relación con la guerrilla, es su responsabilidad. Pero el Polo Social no puede ser caja de resonancia de la guerrilla. Eso significa ser capaz de condenar sin vacilaciones el secuestro, la extorsión, o los atentados a la población civil ; y al mismo tiempo, ser capaces de coincidir, si es posible, en el marco de una negociación política, alrededor de una reforma política o de una Constituyente. Pero en el marco de la negociación política : en la guerra, nada. En la guerra no tenemos coincidencias ; en la negociación política, las que quiera. Esto también nos desliga de viejos proyectos" (Garzón, 2002).

Con base en la experiencia Latinoamericana, y las experiencias precedentes en Colombia es posible ver algunas líneas comunes con la experiencia del Polo Social, y con futuras esfuerzos de desarrollo de proyectos políticos alternativos viables. En cuanto al origen, El Polo Social, parece tener en sus orígenes una combinación adecuada de voluntades sociales, que no se centren exclusivamente en la construcción de poder a partir de una confrontación puntual o de temas circunstanciales. De hecho comparte con el PT de Brasil, una convocatoria amplia, a sectores sociales históricamente excluidos del ejercicio político. En cuanto al origen de la cabeza visible del movimiento, Garzón, es un antiguo líder sindical, al igual que Luiz Inacio Da Silva.

En cuanto a los medios, el Polo Social apuesta por la instalación un temario corto y trascendente, en el marco del debate democrático de las ideas. En este punto se diferencia de los medios antidemocráticos, con los que el proyecto de Hugo Chavéz en Venezuela, logró visibilidad, y luego canalizó por la vía electoral. Tampoco se basa el Polo Social en caudillismos, e intervenciones mesiánicas de un líder todopoderoso, se basa en liderazgos sociales y políticos diversos que encuentran en Garzón un punto de encuentro y la posibilidad de construir un espacio de concertación amplio. Es indudable que es demasiado pronto para establecer como se concretarán organizativamente los logros electorales de la primera vuelta presidencial. Sin embargo, es tan grave la situación Colombiana, y tan conocidos los discursos que la han gobernado, que el surgimiento de voces progresistas y democráticas alternativas al rancio bipartidismo de salón, son esperanzadoras.

En cuanto al proceso necesario para llegar a consolidar un proyecto alternativo de alcance nacional, las elecciones de autoridades locales de finales de 2003, darán una medida (parcial no definitiva), de la inteligencia organizativa del Polo Social, en tanto permitirán saber las configuraciones iniciales de las organizaciones locales, sobre las que basará su crecimiento como partido político. El PT Brasileño, dio una demostración importante del camino, basado en la construcción local del poder político y la articulación nacional de un modelo viable. Aquí están las claves del proceso que debe seguir una organización política alternativa en Colombia, encontrando aliados locales comprometidos con los objetivos esenciales, y respetuosos de las normas mínimas del partido en ciernes. Solo la anexión de personas y organizaciones con vocación y capacidad de gestión local, podrán permitir al Partido en lo Nacional, hacerse a las herramientas necesarias para construir un modelo alternativo.

Además de las pocas capacidades de gestión debido a lo reciente del proyecto, en torno a los aliados económicos nacionales, es donde el Polo Social, no se debe equivocar. En la medida que los proyectos políticos nacionales, alternativos ó no, requieren de aliados económicos importantes, que hagan viable y digerible la imagen de país desarrollada por la organización social. La construcción de viabilidad en lo económico, debe ser materia de gran preocupación, si lo que se pretende es construir verdaderamente una alternativa para toda la nación, que desde la definición política (no desde los dictados economisistas y tecnocráticos) le permita al país ser un interlocutor válido en el competido ambiente global. Eso no significa abandonar los objetivos de mayor equidad y justicia social, ni la construcción de salidas negociadas al conflicto, significa construir vías para que esos objetivos sean alcanzables en el contexto actual.

Es importante también, centrar la atención en el hecho que la posición política en Colombia, en el marco de una organización democrática, ha sido poco menos que imposible, aquellos actores sociales, que en los diferentes momentos históricos han levantado la voz en contra de las acciones de los gobiernos de turno, han sido sistemáticamente perseguidos, marginados y eliminados. No se puede ser ingenuo en este punto. Es tan grave el conflicto armado, que ningún actor político, así no sea aliado de algún grupo armado, corre el grave riesgo de ser eliminado en el fuego cruzado de la guerra sucia. A pesar de la situación, las esperanzas de la mayoría de los ciudadanos de la posibilidad de ver representados sus intereses en un proyecto nacional inclusivo, son amplias, y la multiplicidad y fortaleza de las organizaciones sociales y la gente que de ellas hace parte son el mayor activo con el que cuenta el país, es necesario pues, que los Colombianos que integren este proyecto que nace, u otros que estén por venir, no sean inferiores al reto, aprovechen la ocasión histórica y superen la ansiedad idiosincratica que no nos permite construir proyectos de largo aliento, que son los únicos que permiten construir naciones más justas.

3. Conclusiones

Creo firmemente, señores, que todos cuantos estamos aquí y cuantos pertenecemos a esta generación infortunada, podemos jactarnos de haber visto la última guerra civil de Colombia. A nuestros nietos, a los que vengan a la vida después de este ciclo de horrores, y a quienes costará trabajo comprender el género de la insania que nos llevó tantas veces a la matanza entre hermanos, podremos contarles, cuando ya seamos viejos, cómo y por qué somos los últimos representantes del fanatismo político, intransigente y cruel, y cómo y porqué tenemos el triste privilegio de haber presenciado el postrer huracán largo, asolador y terrible-, como que duró más de mil días y no dejó nada en pie, ni en lo material ni en lo moral, que nos arrastró a los colombianos los unos contra los otros en choque furibundo. Aunque es posible que tal vez hallemos, ya que no absolución, excusa siquiera, ante nuestros descendientes, considerando que si hasta ellos no llegó la fatal herencia, fue porque el escarmiento recayó integro sobre nuestras cabezas, sobre las cabezas de sus progenitores. General Rafael Uribe Uribe, Caudillo Liberal, 1902.

El hecho de calificar como alternativa, la construcción de poder de alcance nacional, responde más al hecho que las propuestas sean superadoras de las vías y principios de actuación que surgidos del consenso de Washington, rigieron gran parte del continente. No esta ligado, a que estos proyectos sean necesariamente de izquierda tal como se ha entendido ese concepto en Latinoamérica, sin embargo para recibir la calificación de alternativas, sus posturas deberían ser necesariamente más progresistas, y "construidas a partir de la representación de los intereses de las mayorías nacionales"(Arbelaez, 2002), en un contexto democrático y con una matriz productiva de capitalismo globalizado.

Las experiencias de construcción de poder alternativo viable y sostenible en Latinoamérica, indican que es necesario :

 fortalecer las bases con convocatorias amplias e inclusivas,
 establecer organizaciones partidarias flexibles en los medios y claras en los objetivos, independientemente que sean coaliciones, partidos o movimientos.
 apostar a las vías democráticas desde el vamos,
 obtener el apoyo de aliados económicos que hagan viable el proyecto y aporten conocimiento técnico,
 las propuestas más sustentables son aquellas que primero demuestran capacidad de gestión en los niveles subnacionales,
 establecer proyectos nacionales que comprendan la realidad económica nacional, la posición geoestratégica y la economía global.

Visto desde una perspectiva histórica, existe una fuerte contradicción en el accionar del establecimiento Colombiano, por un lado su incapacidad aparente de construir un proyecto colectivo nacional y hegemónico (que incluya a toda la nación y se aplique en todo el territorio), y por otro lado, la capacidad evidente de obstaculizar (a través de los aparatos estatales y paraestatales que controla o permite existir) el surgimiento de proyectos políticos alternativos y democráticos de alcance nacional.

La posibilidad pues, de construir un proyecto político alternativo de alcance nacional, para la compleja situación económica, social y política Colombiana, requiere :

 entender muy bien el contexto político y económico mundial, el fuerte papel de los Estados Unidos en el conflicto interno por los múltiples intereses que tiene en el país (el narcotráfico, el terrorismo y el petróleo),
 entender la accidentada historia nacional para atacar las causas reales del conflicto social (la tierra, y la riqueza, el desempleo, la represión política, el narcotráfico y la impunidad), sin caer en simplificaciones, ni eufemismos,
 ser conciente de los importantes obstáculos que imponen desde afuera y desde adentro los intereses más poderosos asociados a las políticas económicas aplicadas en los ’90.
 la construcción social de alternativas viables a los decálogos y dictados externos de políticas simétricas,
 comprender el mosaico de realidades subregionales y capitalizar los acuerdos que le permitan al país fortalecer su posición supranacional ante el único centro de poder,
 diversificar las relaciones económicas y ampliar los aliados políticos para ganar mayor autonomía política y económica.

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Notas :

Notes

[1Pacto de la Moncloa, firmado el 21 de Octubre de 1977 entre los sindicatos, la patronal y las fuerzas políticas españolas para garantizar la transición democrática. Los sindicatos aceptaron "moderar" sus reivindicaciones saláriales y el gobierno demostró a la burguesía que podía manejar la crisis de transición.

[2El hito que marcó el comienzo del cuarto de siglo mencionado, fue la gestión del ministro Martinez de la Hoz, con su política de tipo de cambio fijado a través de una tabla preestablecida, que anclaba el valor de la moneda. Este proceso monetario, llevó a la revaluación, y perdida de la competitividad de las exportaciones Argentinas

[3El Justicialismo (Peronismo) es una de las instituciones políticas más sorprendentes del continente, en la medida que ha tenido la capacidad de mutarse a través de los diferentes momentos históricos e ideológicos de la Argentina, construyendo poder y gobernabilidad. Muestra de esta capacidad del justicialismo, fue la presentación en la primera vuelta de las alecciones presidenciales de Abril de 2003, de tres candidatos de esa colectividad, que recibieron en conjunto el 60% de los votos en la primera vuelta electoral.

[4La situación de la Argentina, es especialmente notable por que ha sido la única nación Latinoamericana de tamaño importante (hay otros ejemplos no menos notables, pero con una menor escala en términos poblacionales como Uruguay y Costa Rica), que durante gran parte del siglo pasado (hasta finales de los ’80), logró construir una nación justa (en términos de distribución del ingreso) y socialmente cohesionada, con una matriz económica capitalista.

[5Se llamó "Bogotazo", al levantamiento popular en la ciudad de Bogotá el 9 de Abril de 1948, jornada en la cual la población salto a las calles a vengar la muerte del líder. Dicho levantamiento fue reprimido por el gobierno conservado de Mariano Ospina Pérez

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