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24 mai 2003

Colombia : Para Carlos Fuentes es posible una invasion de Estados Unidos a Colombia

 

’Las Farc son una organización criminal’, dice el escritor mexicano, que revela a LECTURAS DOMINICALES que prepara una novela inspirada en Carlos Pizarro, el asesinado líder del M-19, y señala el creciente escepticismo en la democracia como grave peligro para América Latina.

Fuentes sostiene que la paz en Colombia pasa por la extinción del narcotráfico y se declara partidario de la legalización de la droga.

No es cuestión de simple ficción. Carlos Fuentes está convencido de que una invasión de Estados Unidos a Colombia -como plantea en su última novela, La silla del águila- es escenario perfectamente posible.

En una intensa y extensa conversación con EL TIEMPO, en Madrid, donde presenta su nueva obra, el escritor mexicano explicó su visión sobre esta posibilidad ; reveló que trabaja en un libro sobre Carlos Pizarro (el asesinado líder del M-19) y condenó, por ’corta de vista’, la posición colombiana de respaldo incondicional a la intervención militar de Estados Unidos en Irak.
Fuentes (1928), sin duda uno de los principales intelectuales latinoamericanos de nuestro tiempo, se declara convencido de que la legalización de las drogas es la única forma de resolver el problema que hoy generan ; habla maravillas de Bogotá ; defiende a García Márquez por su posición sobre Cuba y califica a las Farc de "organización criminal".

¿Cree posible una invasión estadounidense a Colombia, como plantea en su novela ?

Sí, es un escenario posible. Dada la naturaleza del actual gobierno estadounidense, la intervención en nombre de la guerra preventiva es posible en cualquier parte del mundo. Sólo hace falta un pretexto, como lo vimos en el caso de Irak, donde finalmente las famosas armas de destrucción masiva no aparecieron por ninguna parte. Estamos ante un gobierno que está actuando de manera imperial, y si bien el foco de atención está hoy en otras partes del mundo, nada impide que en el futuro ese foco pueda volverse hacia algún lugar de América Latina.

¿Cuál podría ser la excusa en el caso colombiano ?

Ingobernabilidad. Que el gobierno civil se esfume, desaparezca o ya no tenga autoridad ni poder alguno, y/o que la mayor parte del país pase a estar controlado por la narcoguerrilla y por los paramilitares. En ese momento, E.U. entraría a ocupar a Colombia por razones estratégicas.

¿Qué opina de que un buen número de colombianos, hartos de la violencia, sueñe con esa posibilidad ?

Demuestra simplemente gran impotencia. Pero sería una aberración, porque sentaría un precedente gravísimo para la ocupación de otros países latinoamericanos. Creo que puede llegarse al caos y a la ingobernabilidad fácilmente en Colombia y si además una parte de la opinión avala la ocupación, el escenario que estamos tratando puede llegar.

Pero ¿considera que es una salida legítima para Colombia ?

No es una buena salida de ninguna manera. Aquí la buena salida es que la sociedad colombiana recupere la capacidad de gobierno.

¿Lo ve posible ?

Claro. Mire el caso de Bogotá. ¿Por qué el Alcalde de Bogotá ha logrado hacer de esa ciudad un islote no sólo pacífico, sino de una gran riqueza cultural ? Todo el mundo que visita Bogotá se pregunta : ¿pero este es un país en guerra ? ¿Un país con las librerías llenas ? Me acaba de contar Susan Sontag (galardonada con el Príncipe de Asturias 2003) que estaba impresionada porque dio una conferencia y había más de mil personas. ¿Qué es lo que ocurre allí ? Pues bueno, que hay una potencia cultural y social muy grande, que habría que saber organizar para crear una defensa de la República y de la democracia colombianas.

¿Cuál es su opinión de las Farc ?

Las Farc han perdido totalmente el prestigio ideológico y libertario que pudieron tener en algún momento. Es claro que se trata de una narcoguerrilla, que se financia con el dinero de la droga. De manera que es una organización criminal.

La droga es problema que México y Colombia comparten :
¿cómo resolverlo ?

¿Cuál es la raíz del problema colombiano ? Pues que haya millones de consumidores de droga en Estados Unidos El día que la droga se legalice, dejará de haber ese problema. Como sucedió cuando Roosevelt acabó con la prohibición del alcohol : se acabaron las pandillas y se acabó la guerra civil dentro de las ciudades estadounidenses.

¿Qué características debería tener esa legalización ?

La clave es que hay que legalizar en Estados Unidos, porque es el principal consumidor. El día que Estados Unidos ponga el ejemplo, ese día empezarán a resolverse los problemas de Colombia, de México y de muchos otros países.

Usted ya ha explicado que incluyó a Juan Manuel Santos en su novela porque lo conoció en Harvard y le parece que lo haría bien como Presidente. Pero, ¿cómo ve a Álvaro Uribe ?

Creo que aún es temprano para juzgar al gobierno de Uribe, y quiero darle el beneficio de la duda. Sé que se ha convertido en el niño mimado de Washington -puesto que perdió a Vicente Fox-. Hay que ver qué éxito tiene su política. Pero insisto, mientras no haya una legalización de la droga, los problemas de Colombia no se resolverán.

Usted ha sido un gran crítico de la forma en que Estados Unidos intervino en Irak, al margen de las Naciones Unidas. Colombia apoyó decididamente a Washington, ¿qué opina ?

Me decepcionó mucho que Álvaro Uribe haya seguido tan dócilmente la línea de Washington en el tema de Irak ; que no se haya unido a la línea de México y de Chile. Eso me duele.

Colombia argumentó que su alianza con Estados Unidos era prioridad estratégica, dada su situación de guerra. ¿Dónde está el error en esta posición ?

En que si América Latina no tiene la defensa del derecho internacional, no tiene defensa alguna. No tenemos otro escudo. Por eso los latinoamericanos -de México a Argentina- hemos contribuido poderosamente a la creación de instituciones y de normas internacionales. Lo que está pasando es precisamente que se está sepultando el derecho internacional en pro de los intereses económicos de Estados Unidos.

Usted ha condenado firmemente los últimos hechos de represión contra la disidencia en Cuba, ¿qué opina de que García Márquez no lo haya hecho ? Susan Sontag lo ha criticado por eso...

Gabo tiene sus ideas y sus fidelidades, que a veces no coinciden con las mías. Pero para mí lo que importa es la amistad con García Márquez. Tenemos una amistad desde hace 40 años, muy profunda, muy fraternal y nuestras diferencias frente a un determinado hecho político no van a afectar esa amistad.

¿Cómo valora la posición de García Márquez sobre Cuba ?

Respeto siempre la posición de mis amigos frente a cualquier tema y nunca critico a un escritor por la posición que ha adoptado. No critico la posición de Vargas Llosa, ni la de García Márquez, ni la de Susan Sontag, porque creo que cada uno tiene derecho a su propia posición y a ser respetado por los demás.

¿En qué se equivoca Castro ?

Fidel lleva décadas equivocándose. Carlos Solchaga, ministro de economía de Felipe González, le llevó un plan de desarrollo perfectamente acorde con los principios del socialismo, pero también con las necesidades del desarrollo. Pero Castro no lo escuchó. El tiene sus manías, que son ineptas : como prohibir todo tipo de iniciativa privada. Una serie de tonterías que han hecho que Cuba haya vuelto a la época previa a Castro. Es decir, al monocultivo (el azúcar), al turismo y a la prostitución. Vaya triunfo, vaya triunfo...

¿Qué cree que está pasando en Cuba ?

Castro está encerrado, está capturado dentro de su propia derrota, dentro de sus propios errores. ¿Acaso lo que está buscando es un fin numantino, una Cuba en llamas y él en el centro de la llamarada, haciéndoles frente a los norteamericanos ?

Parece usted bastante molesto con Castro...

A mí me irrita terriblemente que habiendo una solidaridad internacional tan grande en contra de la política estadounidense en Irak, Castro haya salido con la detención de 78 personas y el asesinato de tres hombres que lo único que querían era salir de Cuba. Le ha hecho un gran favor al gobierno de Estados Unidos Gran paradoja, ¿no ? : Castro ha actuado como gran aliado de Washington.

¿Es cierto que prepara una novela sobre Carlos Pizarro, el asesinado líder del M-19 ?

Tengo casi terminada una novela sobre él, a quien considero una figura muy notable. Ahí había un ideal, había una lucha por la justicia, por unas ideas revolucionarias. Pero todo eso se ha acabado, al punto de que hoy veo muy poca diferencia entre las Farc y los paramilitares.

¿La novela es sobre la vida de Pizarro ?

No, está inspirada en su vida. He venido hablando mucho con todos los miembros de su familia, porque siempre me llamó la atención la manera dramática como vivió y murió ; así como su enorme fe en la democracia, cuando deja las armas y se lanza a la política. Justo ahí encuentra un destino espantoso para un hombre de buena fe, como era Pizarro. De esto surge la novela. Aunque claro, me tomo libertades novelísticas.

¿Cuándo piensa publicarla ?

No tengo idea. Todavía no la termino. Ya veremos.

¿Cuál es en este momento su principal preocupación con relación a América Latina ?

Que la gente se decepcione de la democracia. Que la gente pueda caer en la ilusión de que los gobiernos autoritarios resuelven mejor los problemas que los gobiernos democráticos. La gente está diciendo : ’qué buena la democracia y qué bien que votamos, pero ¿dónde está el pan, dónde está la escuela, dónde está la salud, dónde está el trabajo ?’. Puede empezar a haber una impaciencia con la democracia en América Latina y una nostalgia autoritaria y eso sería gravísimo, pues implicaría un retroceso grande para la región.

¿Hay algún punto donde ese temor sea más fuerte ?

Venezuela, claramente. Perú, en cierto grado. Donde veo esperanza es en Brasil y Chile.

Tras una década de desilusiones en Latinoamérica, ¿dónde ve la mayor esperanza ?

La esperanza está en la juventud. Tenemos 200 millones de latinoamericanos con 20 años o menos que están cuestionando las cosas. Que están preguntando sobre su futuro, sobre sus valores, que están buscando nuevos paradigmas. Esto es lo más saludable que tenemos : esta cantidad de jóvenes ’cuestionantes’ que no aceptan sumisamente el statu quo.

En la entrega de los Premios de Periodismo Ortega y Gasset, usted denunció la existencia de un totalitarismo mediático a nivel planetario. ¿A qué se refería ?

A un fenómeno que con la guerra de Irak se ha visto claramente ; al retrato aséptico con que en E.U. se ha presentado la guerra en Irak. Allí nunca ha sido publicada la foto de Alí, ese niño iraquí mutilado por las bombas, y las televisoras y periódicos se han plegado a la línea de Bush. Se está creando una situación en la que se vuelve imposible expresar críticas al gobierno de Bush y a sus políticas y esto es gravísimo en una nación democrática de ese poder.

¿Por qué ? ¿Qué puede pasar ?

Bush representa a 60 millones de fundamentalistas : porque si hay un fundamentalismo en el mundo islámico, también lo hay en Estados Unidos y es el fundamentalismo cristiano, evangélico, que representa Bush. Por algo reza antes de decir algo e invoca a Dios por todos lados ; por algo tiene una idea maniquea del bien y del mal. Creo que va a haber un conflicto interno importante en ese país : entre la masa fundamentalista cristiana y la masa liberal democrática de Estados Unidos.

¿Hay algo que podamos hacer quienes estamos en la periferia y nos vemos marcados por esa información que fluye desde E.U., por este totalitarismo mediático ?

Depende de la calidad de los periodistas y de los periódicos. Pero hay signos de esperanza. Mire usted : la Guerra del Golfo (1991) fue una visión unilateral de las cosas. Nunca se vieron los muertos, sólo los fuegos de artificio sobre Bagdad. Pero esta vez sí vimos los muertos. ¿Que pasó ? Pasó que un contrapoder mediático, que fue la cadena árabe Al Yazira, nos dio la posibilidad de ver todo aquello que no mostraban los medios estadounidenses. Pienso que los latinoamericanos podemos hacer lo mismo. Por eso es tan importante que los medios más poderosos de América Latina se unan para poder ofrecer una visión propia del mundo, una visión latinoamericana del mundo.

* Víctor Manuel Vargas
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid, El Tiempo, 16/5/2003

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