Accueil > Les Brèves > Chile exhuma los restos de Allende
Expertos chilenos y extranjeros iniciaron en el cementerio General la exhumación de los restos del ex presidente para llevar a cabo estudios que permitan establecer si su muerte, ocurrida el 11 de septiembre de 1973 durante el golpe de Estado, se debió a un suicidio o a un asesinato.
Dos de sus hijas, Isabel y Carmen Paz, llegaron hasta el Cementerio General de Santiago portando claveles rojos y, una vez abierta la tumba, pusieron una bandera chilena sobre el ataúd. Frente al mausoleo aguardaban políticos, policías y decenas de periodistas. Cuando apareció el ataúd negro se hizo un largo silencio, solamente interrumpido por el "¡Viva Allende !" lanzado por el dirigente de pescadores Jorge Paredes.
El ataúd fue cargado a un furgón del SML y partió en un cortejo fúnebre con la familia y los acompañantes de comitiva. Antes de cerrar las puertas, la nieta de Allende le lanzó un clavel rojo, flor que los familiares de las víctimas de la dictadura suelen ofrecer a sus desaparecidos y ejecutados.
El director del SML, Patricio Bustos, precisó que ahora se tomará un examen radiológico de las osamentas, se hará una clasificación de antropología y se trabajará en conjunto con odontólogos y forenses balísticos. "Nosotros objetivamente tenemos la dificultad del tiempo transcurrido y el estado de conservación de los restos, pero al mismo tiempo tenemos el avance científico ocurrido en estos años", dijo Bustos.
Se trata de la segunda autopsia de los restos de Allende. Pocas horas después de su muerte, los agentes de la dictadura sometieron su cadáver a una autopsia en el Hospital Militar de Santiago y concluyeron que se había suicidado, una versión que la familia del ex mandatario siempre consideró creíble. En septiembre de 1990, a poco de finalizar la dictadura de Pinochet, el cadáver de Allende fue llevado de su entierro clandestino en un panteón de Viña del Mar (120 km al oeste de Santiago), al Cementerio General. Esa operación se llevó a cabo de noche, de forma casi secreta y presenciada por un puñado de personas. En esa ocasión el cadáver no fue sometido a pericias sino a un reconocimiento ocular.