Portada del sitio > Imperio y Resistencia > « Gringolandia » (USA) > Bush y Posada Carriles: Un silencio cómplice e ilegal
Numerosas razones debían hacer de Estados Unidos el país más comprometido en la lucha contra el terrorismo, pero...
Por Angel Rodríguez Alvarez
AIN, 28 abril del 2005
El Presidente de esa nación ha elaborado en relación con ese asunto toda una doctrina agresiva y amenazante, convertida en el fundamento de su política exterior. Con igual propósito hizo aprobar la fascista Ley Patriótica, restrictiva de las libertades individuales de sus ciudadanos.
La aplicación de tal política después del 11 de septiembre del 2001, ha provocado miles de víctimas fuera de las fronteras de la Unión y 1.500 muertos y unos 10 mil heridos entre los jóvenes soldados norteamericanos.
A estas ’obligaciones’ se suman las establecidas por los organismos internacionales y por las mas elementales normas de convivencia entre los seres humanos.
Tal es el caso de la Resolución 1373 de la ONU, que a propuesta precisamente de Estados Unidos, fue aprobada el 28 de septiembre del 2001, estableciendo el deber de todos los gobiernos a tomar medidas efectivas para impedir el tráfico de terroristas, denegar refugio no solo a estos sino a quienes los protejan, e intercambiar información que conduzca a su captura.
La presencia en Miami desde hace más de un mes del connotado terrorista Luis Posada Carriles, es inexplicablemente mantenida en silencio por una administración que ha hecho de la lucha contra el terrorismo su arma favorita de dominación y control mundial.
Esa conducta es indigna y a la vez ofrece todos los elementos para fortalecer el criterio, sostenido por no pocos analistas y políticos, de que tal cruzada es demagógica y profundamente oportunista.
Bush y su equipo manipulan y escamotean de ese modo burdo la verdad, en primer lugar, a la opinión pública norteamericana que tiene todo el derecho a conocer y exigir el tratamiento judicial establecido para los delincuentes ingresados en su territorio.
Posada no es peligroso exclusivamente para Cuba, su objetivo principal, también para numerosos países latinoamericanos y para los propios Estados Unidos, víctimas de sus sangrientas fechorías.
Imposible resulta desconocer que el llamado ’exilio anticastrista’, radicado en Miami, con un abultadísimo expediente terrorista, y del cual Posada es miembro prominente, ha realizado decenas de actos violentos contra ciudadanos y propiedades norteamericanas, en unas 16 ciudades, según los datos conocidos.
Posada, por otra parte, fue el coordinador de la operación de suministro de armas a la contra nicaragüense, empleadas en la guerra sucia contra el gobierno sandinista, proceso que provocó un colosal escándalo y costó decenas de miles de muertos.
De este modo violó la legalidad norteamericana, pues el Congreso de la Nación había adoptado acuerdos prohibiendo tales acciones.
Con estos elementos debe quedar suficientemente claro que el conocido ’disidente anticastrista’, como eufemísticamente lo llaman medios de la extrema derecha, no solo tiene causas pendientes con la justicia de Cuba y Venezuela.
La inexplicable pasividad de Bush ante las graves denuncias formuladas por el Comandante en Jefe Fidel Castro, demuestran que la gratitud y los compromisos del primer mandatario norteño con la extrema derecha mafiosa miamense y el odio contra Cuba, son tan fuertes, como para ofrecer resistencia a la abrumadora cantidad de elementos que aconsejan una acción inmediata.
Lo que está en juego no es la situación de un fiel aliado. Es algo mucho más importante, pues se trata de la legalidad, los compromisos mayores de todo gobernante, en primer lugar, con su propio pueblo y, por supuesto, con los más elementales principios éticos y morales.