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1er août 2005

América del Sur : ¿la próxima unión ?

 

Por Miguel Lozano
PL. Caracas, 27 julio del 2005

Convencido de que la región vive un momento único, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, impulsa un plan integracionista en Sudamérica cuyo alcance pudiera superar proyectos similares más adelantados.

Chávez, quien preside actualmente la Comunidad Andina de Naciones (CAN) ha empeñado su mandato en esa agrupación en hacer avanzar propuestas de cooperación que vislumbra más allá de la relación comercial o económica.

En la actualidad, esos esfuerzos de apuntalar la colaboración desde lo económico a lo social, cuenta con la perspectiva de una alianza que va tomando cuerpo con el respaldo de Argentina, Brasil y Uruguay, en lo fundamental.

La proyección parece favorecida por la Presidencia en el Mercado del Sur (MERCOSUR) que ocupa actualmente Uruguay, por medio de su Presidente, Tabaré Vázquez.

Una alianza estratégica entre estas dos agrupaciones reuniría bajo un mismo manto a países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (MERCOSUR) con Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela (CAN), con un enorme potencial conjunto.

Esta sola posibilidad de unión (aunque fuera al estilo de la Unión Europea) explicaría por si sola la hostilidad de Estados Unidos hacia el gobierno de Chávez, a quien el Gobierno de George W. Bush considera un elemento regional desestabilizador.

La fuerza de este conjunto de naciones haría prácticamente imposible los sueños de dominación continental de sectores hobernantes de Estados Unidos que continúan viendo América Latina como su merecido traspatio o área de influencia lógica.

Por ello, es fácil establecer una relación directa entre el incremento de la rivalidad estadounidense en la misma medida en que Chávez avanza en la proyección de su concepto integracionista regional.

Más allá del alcance europeo, la visión de la unión americana se vislumbra como un estadio superior en que conceptos como solidaridad y cooperación deben sustituir los del mercado en la base de la estructura.

Para nadie es secreto que el fracaso de esquema neoliberal del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fue propiciado en gran parte por el enfrentamiento de ideas promovido por el Presidente de Venezuela entre los países convocados.

A la propuesta norteamericana Chávez propuso su Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que aún para quienes no compartan su entusiasmo, sirvió como punto de comparación sobre la posibilidad de elaborar un esquema diferente.

Hasta islas caribeñas que llegaron a considerar el ALCA como un mal inevitable y se contentaban con algunos acomodos de tiempo, sobre la base de la debilidad de sus economías, hoy comparten con Venezuela el proyecto de PETROCARIBE.

Esa empresa interestatal forma parte del complejo sistema integrador del ALBA que ha ido descubriendo durante meses el líder venezolano, junto a un Banco del Sur, Telesur -una televisora regional- y otras propuestas del mismo corte en otros sectores.

Ante quienes los acusan de utilizar el petróleo como arma política, Chávez expone su propuesta de compartir la enorme riqueza natural, que durante 100 años benefició fundamentalmente a la compañías de los países más poderosos.

Se trata de compartir, según su lógica, un recurso que se iba sólo hacia el Norte, mediante un cambio de orientación que provocó malestar en los sectores de poder estadounidenses.

El propio Chávez cree ver en este elemento la causa de los ataques que sufren constantemente desde Washington hasta iniciativas tan nobles como la alfabetización o la ampliación de los servicios gratuitos de medicina.

La integración que comenzó a echar a andar por el petróleo es concebida por el Presidente venezolano como parte de proyectos de gran envergadura para llevar adelante en los próximo años y décadas.

Esa proyección vislumbra alianzas para aprovechar el potencial enorme de la región, que abarca los sectores petroquímico, minero, siderúrgico, de aluminio, entre otros.

Pocos continentes, ha dicho Chávez, tienen tanto potencial, fuerza y recursos como la América del Sur, lo que incluye agua y biodiversidad "que nos han expoliado durante muchos años".

Según su modo de ver las acciones integracionistas aún incipientes, se basan en un esfuerzos por ser "dueños de nuestros territorios".

Convirtamos a nuestros pueblos en dueños de la propia historia acercándonos, integrándonos, pensando y articulando acciones, ha expresado el Jefe de Estado, para quien la oportunidad de unidad es hoy propicia y de dejarla escapar sería necesario esperar otros cien años.

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