Accueil > Notre Amérique > "Ahora viene lo más divertido…" Presión para los países andinos.
Por Aurelio Suárez Montoya
La Tarde, Pereira, 26 de octubre del 2004
Con estas palabras, desde la región de Urabá y pocos días antes de la apertura de la quinta ronda de negociaciones que ya se celebra en Guayaquil (Ecuador), el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Woods, se refirió al futuro desarrollo de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de su país con los países andinos. Haciéndole eco, desde Lima en su visita al Perú, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, declaró a los medios de comunicación de la nación inca : "Los fundamentalistas de izquierda no impedirán la firma del Tratado de Libre Comercio". Los dos pretenden dar señales inequívocas sobre las intenciones de suscribir el acuerdo a como dé lugar, pero también coinciden en la dirección hacia la cual se orienta el TLC.
La admonición de Woods se acompañó de observaciones recientes de agentes de la embajada norteamericana en Bogotá : "No habrá regalos, sólo negocios", fue una mención específica en torno a la vigencia, con la firma del TLC, de las preferencias arancelarias concedidas por Estados Unidos a los países de la Comunidad Andina en el marco de la denominada "lucha anti-drogas". Nada está seguro, "si Colombia, Ecuador y Perú quieren mantener en adelante las ventajas comerciales de las que gozan sus exportaciones, deberán dar algo a cambio".
Parece que la diversión de Woods, de la negociadora norteamericana, Regina Vargo, y los oficiales de la Casa Blanca está en el "algo a cambio". Las ventajas extendidas a 6.000 productos, que pueden entrar sin impuestos al mercado gringo, llamadas ATPADEA, no aplican para las naciones andinas ni siquiera en el 1% del universo total. No sólo los países beneficiarios no tienen en su oferta vendedora la inmensa mayoría de ellos sino en muchos casos las barreras técnicas, sanitarias y fitosanitarias proteccionistas estadounidenses impiden el "sueño" del libre intercambio. Sin embargo, el juego es como lo definió un empresario ecuatoriano en televisión : "Estados Unidos tiene como rehenes las flores, el atún, las confecciones y otras exportaciones y tenemos que pagar un rescate para liberarlas…".
¿Y cuál será el pago del rescate ? Las negociaciones han venido mostrando las exacciones más desmedidas de los plagiarios comerciales imperiales quienes descalifican el mecanismo efectivo de protección a productos agrícolas como arroz, maíz, algodón, trigo, cebada, azúcar, leche, carne de pollo y de res, conocido como Sistema Andino de Franja de Precios. Con ello arrasarán a sus competidores apoyados en la agricultura con subsidios que les permite vender en el exterior a precios por debajo del costo. También exigen normas para consagrar monopolios bajo los parámetros de Propiedad Intelectual como : patentes para segundos usos de medicamentos ya conocidos, para procedimientos diagnósticos y terapéuticos y para microorganismos, plantas y animales que forman la biodiversidad, extensión del plazo de las mismas de 20 a 25 años y flexibilización para su otorgamiento entre lo que resaltan la supresión al derecho de oposición de terceros en cualquier caso. En cuanto a los dere chos supremos de los inversionistas va por delante la exclusión de requisitos de desempeño y control para el capital foráneo, la apertura plena en toda actividad económica y social y además el trato de "inversiones", con las garantías exorbitantes que el mismo tratado consagra, para los capitales "golondrina" y los prestamistas de la deuda pública. El ansiado rescate comercial de los productos básicos y las manufacturas livianas de exportación pasa por aberraciones como las antes descritas.
Por el lado de la Resistencia Civil al TLC también habrá goce. Los gobiernos de Toledo y Gutiérrez sufren de gran inestabilidad política y el de Uribe está en barrena. Simultáneo con eso, arroceros, transportadores, indígenas y comunidad colombiana en general se han manifestado contra el Tratado ; en la nación de Sucre se lanza, con ímpetu y participación de organizaciones, gremios, notables jurisconsultos y altas personalidades de la vida universitaria, la campaña "Ecuador decide" que busca con 700.000 firmas una consulta general sobre la suscripción del acuerdo. Como paradoja, quienes se proclaman como destacados baluartes contra el terrorismo, obedeciendo a ciegas al Tío Sam, se disponen a pagar con graves alteraciones institucionales por el más vil rapto cometido contra el trabajo de pueblos y naciones andinas y, al contrario, quienes ellos descalifican como "fundamentalistas de izquierda", contienden sin desmayo por impedir el dis parate. He ahí una real diversión para cuyo desenlace favorable ya están comprometidas millones de voluntades.