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Por Andrés Gaudin
Uruguay, convertido en el paraíso financiero de la región, fue el epicentro de un nuevo terremoto político-financiero que tiene sus raíces en la crisis que se abatió a fines de diciembre del 2001 sobre Argentina (NA, Ene. 14, 2002).
Economistas y políticos han advertido que los problemas económicos podrían extenderse aún más. Algunos de ellos han invocado al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) a que asuma un papel más enérgico.
El 30 de julio, por primera vez en la historia de Uruguay, el gobierno del presidente Jorge Batlle impuso el feriado bancario para detener la fuga de capitales. En los últimos siete meses el volumen de los depósitos bancarios había caído 37%, se esfumó 79% de las reservas en divisas y la moneda acumulaba una depreciación de 41% frente al dólar.
Pobladores de los barrios marginales de Montevideo saquearon comercios en busca de comida. Los changarines (trabajadores eventuales) y el sector informal de la economía dejaron de percibir dinero debido al cierre forzado de los bancos.
Economistas de los distintos países del Cono Sur ven en esto el punto de quiebre del modelo neoliberal impulsado por EEUU y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las últimas dos décadas (NA, Set. 27, 1999).
Más allá de las previsiones de los analistas, más preocupados por la evolución de los indicadores económicos que por los vaivenes de la vida diaria, la población sufre en carne propia la crisis del modelo. Pérdida creciente de puestos de trabajo, inflación, quiebre del sistema de previsión social y supresión de los planes de emergencia son problemas comunes a todos los países del MERCOSUR.
"El caso de Uruguay se suma a las crisis en Argentina y Brasil y, tal como ocurrió con los ’tigres’ asiáticos a fines de los 90, existe el peligro de que las turbulencias sigan expandiéndose de país en país, provocando un efecto en cadena, hasta desembocar en el colapso del modelo liberal", observó el economista argentino Claudio Zlotnik.
El vendaval alcanzó a los países del MERCOSUR : Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y sus socios Chile y Bolivia (NA, Jul. 15, 2002).
"Uruguay es el país más afectado, dado que en el primer cuatrimestre de este año sus exportaciones a Argentina cayeron un 70% con respecto al mismo período de 2001", sostiene el "Estudio económico 2001-2002" de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre el costo directo de la crisis argentina en el MERCOSUR.
En Brasil, pese a la diversificación de sus mercados y a su economía casi tres veces mayor que la de Argentina, el brusco descenso de las exportaciones a este país contrajo casi el 6% de las ventas externas de bienes, principalmente en los productos manufacturados, difíciles de reorientar en el corto plazo hacia otros mercados.
Según la CEPAL, Paraguay redujo sus exportaciones a Argentina en un 60% en los cuatro primeros meses de 2002, mientras "el sector real de la economía de Chile se vio afectado en el comercio bilateral de bienes, el turismo y las utilidades de sus empresas radicadas en Argentina, que se prevé que serán nulas en 2002".
La inversión externa en la región también se vio afectada desde la crisis argentina. En 2002, la inversión se redujo en 46.1% en Argentina, 34% en Uruguay, 8.4% en Brasil y 2% en Chile. En los dos últimos años Paraguay y Bolivia no recibieron inversiones, afirmó la CEPAL.
Una consecuencia hasta ahora no estudiada de la crisis argentina, aseveró la CEPAL, son las remesas que los trabajadores emigrantes envían a sus familias en sus países de origen. Esto será especialmente grave para Bolivia y Paraguay, ya que sus ingresos por estas transferencias representan alrededor de 5% y 2%, respectivamente, de su producto interno bruto.
Algunos economistas han criticado al MERCOSUR por no enfrentar la crisis como bloque.
"La región pasa por una situación extremadamente crítica y la estamos enfrentando cada uno por su lado, como si los factores internacionales no actuaran al unísono. En EEUU gobierna una derecha muy dura y el FMI sigue proponiendo políticas recesivas que agudizan la crisis económica y social de la región, pero se responde aisladamente", precisó el economista y senador uruguayo Alberto Couriel.
"Para la región, y para toda América Latina, enfrentar la situación de las relaciones internacionales requiere mayores elementos de unidad y cooperación política y, sobre todo, propuestas comunes. Para modificar la situación es necesario cambiar el modelo y actuar concertadamente con los demás países de la región", agregó Couriel.
Los gobiernos sostienen que los problemas se acabarán cuando el FMI conceda nuevos créditos. Así, mientras esos créditos se demoran a la par que se conocen imposiciones cada vez más onerosas, los gobernantes aguardan "sin atreverse a opinar que ha llegado la hora de actuar en bloque para enfrentar las presiones de EEUU y los organismos financieros", dijo el economista argentino Raúl Dellatorre.
Para paliar la crisis, Uruguay recibió del gobierno de EEUU un crédito puente de US$1.5 millardos. Antes de fin de año se sumarán el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo hasta totalizar $3.8 millardos. El 7 de agosto, el FMI aprobó $30 millardos en préstamos a Brasil.
"Además de los intereses, esos créditos tienen un precio en términos de soberanía", dijo el brasileño Paulo Nogueira Batista, economista de la Fundación Getulio Vargas.
La preocupación de Nogueira se justifica : Brasil tendría que vender Petrobrás, el gigante petrolero estatal, mientras que Uruguay deberá sacrificar a sus bancos oficiales.
Aunque se levantó el feriado bancario en Uruguay, algunos depósitos a plazo fijo en los bancos estatales de la República e Hipotecario han sido congelados por tres años.
"Es una forma de devaluar a los dos bancos, que captan alrededor del 80% de los dineros de los pequeños ahorristas, para venderlos luego a bajo precio. Siempre estuvieron en la mira de la banca extranjera y ahora el gobierno está comprometido a entregarlos", dijo el economista uruguayo Walter Cancela.
En Brasil, el candidato presidencial opositor Ciro Gomes -segundo en los sondeos para las elecciones del 6 de octubre- dijo que "no podemos atar el futuro de nuestra política a un modelo que en ocho años no logró resultados duraderos". Gomes sugirió que hay que consolidar el MERCOSUR "para negociar de bloque a bloque".
"En plena crisis, Argentina, Brasil y Uruguay siguen mirando hacia EEUU en vez de mirarse entre sí y ver cómo salir juntos del pozo", opinó Dellatorre. "Los gobiernos no quieren ver que la puerta de la integración está abierta y que un MERCOSUR independiente es la única salida ahora que el modelo neoliberal ha colapsado y nuestras economías ya no admiten más remiendos".
La CEPAL advirtió a principios de agosto que "ante la magnitud de la crisis argentina, el mayor peligro es la posibilidad de que las turbulencias vuelvan a transmitirse a otras economías, dando origen a una crisis sistémica en la región y fuera de ella debido a la actual fragilidad del sistema financiero mundial".
Economistas y dirigentes políticos coinciden en que, si bien el foco está radicado en la Argentina y cada país tiene sus peculiaridades, la situación obligará al MERCOSUR a actuar como bloque.
"La crisis actual, que de Argentina se extendió a todo el MERCOSUR, es la crisis del modelo. Proponemos enfrentar esa crisis desplegando una diplomacia del MERCOSUR, más agresiva comercialmente", sostuvo el diputado brasileño Aloisio Mercadante, del izquierdista Partido de los Trabajadores. "Es necesario refundar el MERCOSUR para entablar una negociación como bloque con EEUU y la Unión Europea", agregó.
Desde Buenos Aires, Andrés Gaudin, para Noticias Aliadas
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