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21 novembre 2013

Argentina, salidas y entradas más la confusión política.

par Emilio Marín*

 

Ayer juraban tres nuevos ministros, con la presidenta otra vez en la Casa Rosada. La oposición celebra los recambios, en particular la salida de Guillermo Moreno. El vaivén y subibaja de la Bolsa es un síntoma de la confusión política.

El Frente para la Victoria, más el Partido Justicialista, conforma un gobierno que opera con las pautas propios del capitalismo dependiente, con márgenes de autonomía y fricciones con el establishment. En vez de replanteos políticos y programáticos, y luego cambiar lo que fuera necesario, la presidenta CFK comenzó como es habitual en esa forma de hacer política : trocó de funcionarios.

Eso es poner el carro delante de los caballos. Lo aconsejable es un estudio y debate, cuanto más colectivo mejor, para ver aciertos y errores de una etapa (de gobierno en este caso). Y recién cuando están claras las ratificaciones y rectificaciones que la mayoría considere, pasar a promover y aceptar renuncias. No siempre esta parte es así de simple, por los egos y heridas que dejan los recambios ministeriales.

Que se sepa el gobierno no hizo ninguna reunión de gabinete, en rigor desde tiempos de Néstor Kirchner no hay ese tipo de funcionamiento. Tampoco celebró una convención partidaria ni algunas reuniones con los aliados que lo acompañaron para el 27 de octubre. Gerardo Zamora de Santiago del Estero, parte del Movimiento Popular Neuquino, un sector socialista (González-Rivas), el EDE de Martín Sabbatella, Psol de Carlos Heller, PC de Patricio Echegaray, etc, no fueron invitados a Olivos ni otro lugar donde expresar sus opiniones.

Da toda la impresión que el recambio de ministros y un secretario fue decisión exclusiva de Cristina Fernández y un pequeño círculo donde se destaca Carlos Zannini. Parece un error. Incluso sectores kirchneristas venían cavilando, luego de los resultados adversos en las PASO y octubre, en la conveniencia de « abrir el juego » para analizar la políticas y los candidatos del kirchnerismo. Ellos se apegaban al sentido común de que « cuatro ojos ven más que dos ». Este criterio no fue aceptado por la presidenta que, acicateada por tres encuestas que le adjudican una imagen positiva muy alta, superior al 50 por ciento, ha vuelto con su propio estilo. Las salidas e ingresos al gabinete fue una materia de su exclusiva incumbencia.

Equipo que gana...

En fútbol -y la política puede tomarlo prestado- hay un concepto conocido que dice : « equipo que gana no se toca ». Los once que fueron titulares de un partido ganado, y sobre todo si es clásico, saldrán el domingo siguiente a la cancha.

El 27 de octubre hubo un clásico de enorme importancia porque se elegían diputados nacionales en todo el país y senadores en varias provincias.

Sobre el balance de esos comicios ya se escrito bastante, y en esta columna también, de modo que no se redundará. Simplemente hay que recordar que el oficialismo, sus dirigentes y algunos comunicadores, enfatizaron absolutamente el lado positivo. Dijeron ser la primera fuerza nacional y haber mantenido la mayoría en ambas cámaras, lo que es cierto.

Claro, se les olvidaba registrar que habían perdido en doce provincias, incluyendo las cinco más importantes, y sobre todo, que había sido por paliza -doce puntos de diferencia- en la provincia de Buenos Aires. Y que, sobre esta base, se proyectaba para lo inmediato y también para 2015, la amenaza más seria a la continuidad del ciclo político inaugurado en 2003, sea por la vía de Sergio Massa o una combinación eventual de este y otros opositores.

En ese aspecto el último domingo de octubre había sido negativo para el gobierno. Escribir esa opinión hizo que muchos amigos kirchneristas le reprocharan al cronista no haber valorado la supuesta gran victoria del kirchnerismo, la octava de la serie según ese punto de vista sostenido por Artemio López (Equis).

Los cambios en el gabinete del lunes, y la noticia extra de salida de Guillermo Moreno, comunicada el día siguiente por el vocero Alfredo Scoccimarro, dan elementos como para pensar que efectivamente lo de octubre fue una derrota parcial del gobierno. Sufrió un duro golpe y ahora busca oxigenar sus pulmones. El gobernador jujeño Eduardo Fellner, por caso, apoyó al recambio apelando a una frase hecha : la cesantía de Moreno era « una bocanada de aire fresco, muy buena ». ¿Quienes necesitan en Jujuy una bocanada de ese aire ? Los que se apunan. Los que se sienten mal. Al revés, los que ganan se sienten bien y siguen en la cancha, como se recordó más arriba.

El voto de la Bolsa.

La Bolsa de Comercio de Buenos Aires, donde habita el dios Mercado, dio dos señales aparentemente contradictorias a las 24 y 48 horas de las novedades.

La primera, el martes 19, al saber que Axel Kicillof había sido promovido a jefe de la cartera económica, fue bajarle el pulgar. El índice Merval cayó ese día el 6,55 por ciento y los títulos públicos también declinaron entre un 3 y 4 por ciento. Fue un voto crítico del sector financiero-comercial-monopolista, en señal de disconformidad con el ascenso del joven de La Cámpora, juzgado como demasiado partidario de la intervención del Estado en asuntos económicos. Secundariamente pero abonando esa opinión no positiva, diría Cobos, los gurúes de la City refrescaron los antecedentes académicos del funcionario, al que le colgaron el mote de marxista, comunista, etc. El copyright de tamaño maccartismo deberían disputárselo Carlos Pagni, de la « Gaceta Ganadera » y Elisa Carrió, lenguaraz de « Clarinete ».

Como ese martes se supo el alejamiento de Moreno de Comercio Interior, eyectado a partir de diciembre hacia una agregaduría económica en la embajada de Italia, la Bolsa presidida por Horacio Fargosi levantó el pulgar en señal de aprobación. Las acciones subieron el miércoles 3 puntos, contagiadas de la alegría del mundillo financiero por la salida del estigmatizado de « patotero », « violento » y estatista a ultranza.

De ese vaivén del Merval se puede sacar una conclusión : el establishment ve mal la entronización de Kicillof. Sabe que él fue aliado de Moreno en las asambleas de accionistas de Clarín, donde objetaron las ganancias de Héctor Magnetto, Ernestina de Noble, Pagliaro y Aranda.

Los monopolios recuerdan la dura pelea del joven economista para que el Estado pudiera ocupar cargos en el directorio de Siderar-Techint, en base a las acciones de las AFJP que pasaron a la Anses. También del rol en nacionalizar YPF. El recambio por Hernán Lorenzino es el aspecto positivo del nuevo gabinete, por la currícula del entrante ; habrá que ver si mantiene esa línea pro-Estado. Si así fuera la Bolsa se encargará de mandarle varias señales muy críticas y no precisamente de humo, o serán de humo tóxico.

Moreno afuera.

La salida de Moreno puede ser mensurada como una concesión de la presidenta a la oposición y más directamente a esa clase media que identificó sus males en la figura del polémico Secretario. Esa gente se equivocó creía que la inflación era una creación morenista. Error. Héctor Polino, de Consumidores Libres, entidad castigada por el renunciante, supo decir a América TV que para contener los precios de alimentos se debía controlar a 28 grupos concentrados que detentaban el 80 por ciento del mercado.

Esos formadores de precios son los responsables mayores, no únicos, de la inflación ; no Moreno, Kicillof y CFK. Los planes de Moreno fueron ineficientes para eliminar o reducir drásticamente la inflación, a lo sumo produjo momentos de menor incidencia del fenómeno. Entre 2009 y 2012 hubo 17 acuerdos de precios, monitoreados por el secretario de Comercio, pero sus resultados fueron decepcionantes. Incluso hoy rige el último pacto con los supermercados sobre 500 productos, pero los alimentos siguen siendo los que más se han encarecido.

Poner en caja a los formadores de precios era y es una tarea que excede en mucho a un secretario. Por la importancia de asegurar la mesa de los argentinos y frustrar la inflación, es un objetivo fundamental de todo el gobierno, o debería serlo.

Las iniciativas de Moreno eran relativamente buenas pero quedaron por la mitad o menos, como esos controles, la Moreno-Card, la misión comercial a Angola, etc. Otras propuestas, negativas, sí se llevaron a fondo, como la que Horacio Verbitsky llamó la « vandalización » del Indec. Sin embargo esa política errónea en estadísticas no fue una creación suya, pues mucho tuvo que ver Néstor Kirchner, quien precisaba una medición inferior por varios motivos, entre ellos el ajuste de los bonos CER.

Clarín y sus socios de Papel Prensa, los popes de la Mesa de Enlace Rural [oligarquía agricola-ganadera, NDEC], los financistas fugadores de miles de millones de dólares y la oposición política están festejando su renuncia. Si estos círculos festejan, los que tanto daño hicieron al bienestar y a la democracia, debe ser que el renunciante tenía algunas virtudes.

Eso sí, no era John W. Cooke ni otros grandes patriotas, como lo idealizan algunos peronistas. Algunos datos que se publican sobre Moreno son absolutamente erróneos, como se aprecia en este despacho de la agencia oficial Télam : « peronista de izquierda en los años ’70 ». Error. Moreno fue de Guardia de Hierro, del peronismo más bien de derecha en esa época. ¿Télam pifió para hermosear al renunciante o simplemente por ignorancia de un dato bastante público ?

Emilio Marin por La Arena

La Arena. Santa Rosa, Argentina, 21 de noviembre de 2013.

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