Accueil > Notre Amérique > América Latina se pregunta : ¿Donald o Hillary, Hillary o Donald ?
Artículo publicado en Página 12 el 22 de julio de 2016.
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Estos días, después de la nominación de Donald Trump como candidato por el Partido Republicano, varios medios me preguntaron quién sería más conveniente para América latina, si él o Hillary Clinton. Mi respuesta : ninguno de los dos, porque lo que importan no son tanto las personas como la alianza social a quien ellos representan. Y esta alianza es la « burguesía imperial » o el « complejo militar-industrial-financiero », al cual ambos responden, si bien con características idiosincrásicas propias. Por eso creo que la pregunta está mal formulada.
Ningún presidente de Estados Unidos se ha apartado, desde George Washington hasta aquí, de las premisas fundantes que guían las relaciones hemisféricas y que condenan a nuestros países a la condición de inertes satélites del centro imperial :
Fieles a estas premisas, no tiene sentido alguno preguntarse si Trump o Clinton serían más convenientes para América latina. Quizá podríamos especular sobre quién sería menos malo. En tal caso creo que entre estas dos malas personas, inmorales y corruptas, tal vez la menos dañina podría ser Hillary, pero nada más que eso. Ella y Trump representan, con ligeros matices, lo mismo : la dictadura « legal » del gran capital en Estados Unidos. Trump es más impredecible y esto no necesariamente sería malo. Hasta podría despegarse ocasionalmente del « complejo militar-industrial-financiero », pero su compañero de fórmula –un cristiano evangélico de ultraderecha– es un troglodita impresentable. Hillary es muy predecible, pero su record como secretaria de Estado en la administración Obama es terrible. Recuérdese, entre muchas otras cosas, la carcajada con que recibió la noticia del linchamiento de Muammar El Khadafi, gesto moralmente inmundo si los hay. Como senadora se consagró como una descarada lobbista de Wall Street, del complejo militar-industrial y del Estado de Israel.
América Latina no puede esperar nada bueno de ningún gobierno de Estados Unidos, como lo ha demostrado la historia a lo largo de más de dos siglos. Puede, ocasionalmente, aparecer algún presidente que marginalmente pueda producir situaciones puntualmente favorables para nuestros países, como ha sido el caso de James Carter y su política de derechos humanos, concebida para hostigar a la Unión Soviética e Irán pero que, indirectamente, sirvió para debilitar las dictaduras genocidas de los años setenta. Pero nada más que eso.
Nosotros tenemos que forjar la unidad de nuestros pueblos, como lo querían Artigas, Bolívar y San Martín en los albores de las luchas por nuestra independencia. No tenemos nada bueno que esperar de los ocupantes de la Casa Blanca cualquiera sea el color de su piel o su procedencia partidaria.
Atilio A. Boron para Página 12
El Correo de la diáspora. París, 10 de noviembre de 2016.