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"Nos han robado hasta la primavera,
pero no pueden con nuestra canción..."
Por Jorge Croce
La República. Montevideo, Uruguay, 31 de octubre de 2005
Cuando se planteó, hace ya un tiempo, a la interna del FA, sin ser todavía gobierno, el problema de la posible asociación de Ancap con capitales privados, eufemismo con el cual se intentaba disfrazar una forma edulcorada de privatización, hubo tres posiciones :
– 1- Empezando por lo más simple, la sustentada por una minoría, que rechazaba, en base a caros principios, todo tipo de privatización, aún encubierta.
– 2- Una posición que aceptaba la privatización, pero sugería "maquillar a Frankenstein". Es decir, modificar algún "puntillo" del proyecto original del gobierno rosado para hacerla, a su criterio, más "potable". En aras de esa ponencia trabajaron en el Senado Astori y Couriel, en el logro del "Frankenstein maquillado".
– 3- Otra posición, liderada por Gargano, que si bien estaba en desacuerdo con la redacción original propuesta, no se oponía a una asociación con capitales privados si se cumplía con la condición de poder incluir una serie de "garantías" para la defensa de los intereses del Estado, salteándose la incompatibilidad manifiesta entre la obtención del lucro y los posibles y queribles intereses sociales que debe defender todo Estado que se precie.
Es decir que, no conformes con el propuesto "maquillaje de Frankenstein", proponían "su propio monstruo ", que bautizáramos, en la oportunidad e irónicamente, en alguna nota propia como "el Frentestein".
¿Y a qué viene toda esta cháchara, hoy aparentemente anacrónica, a la luz de la dinámica de los hechos políticos ?
En que estamos tentados de intentar predecir, teniendo en cuenta que, bajo el actual gobierno "casi progresista", todo ocurre bajo el sino del FMI, lo que ocurrirá más temprano que tarde, cuando llegue la hora de definir la posición del país, respecto al mal llamado Tratado Bilateral o Recíproco de Inversiones con USA.
Que de paso, nada tiene de bilateral ni de recíproco, porque lo que intenta, y seguramente con éxito, es asegurar prebendas para los intereses del Imperio, intentando, a través de los sucesivos "alquitas" que se le ofrecen a los "sudacas" menos díscolos, superar los obstáculos que tuvo en su momento la grosera propuesta del ALCA.
Y la cosa la vemos como muy similar a lo ocurrido con el asunto de Ancap, porque :
– 1-Hay otra vez una minoría, que no pesa a la interna de las "autoridades" de la fuerza política "del nombre cada vez más largo", y mucho menos pesa en las filas del gobierno, minoría que, fiel a los principios del FA fundacional, rechaza todo intento de "acollararse" con el Imperio.
– 2-Hay una parte de la mayoría restante, otra vez acaudillada por Astori y acólitos más que circunstanciales, que ya ha manifestado estar de acuerdo con el texto, tal como lo aceptó el gobierno de Jorge Batlle, sin ningún cambio.
– 3-Pero hay otra parte de la mayoría, que, viendo que esta última posición es demasiado grosera, está dispuesta a "hacer que" negocia con USA para lograr alguna modificación.
Y se habla de tres puntos ríspidos que merecerían ser "atenuados" a través de dichas negociaciones.
– El de la extensión a USA de la cláusula de "nación más favorecida" que beneficia a Uruguay en sus relaciones con los otros países del Mercosur
– El referido a admitir que Uruguay no pueda aceptar inversiones de países declarados enemigos o "malos tipos" por el gobierno de USA.
– El referido a que el tercer árbitro en caso de contiendas originados en el Tratado, sea un "muchacho" designado o afín al Banco Mundial.
Y entonces, dicho esto, largo con todo la atrevida predicción, o, parafraseando el tango de Piazzolla, "lo que vendrá".
El gobierno no se anima a aceptar, a rajatabla, la propuesta que USA le indicó a Jorge Batlle, para que este se la propusiera.
Porque sabe que levantaría aun más polvareda que lo de las Unitas. Quiere salvar las apariencias.
Pero convencido de la "necesidad sínica" (ojo, la del sino del FMI al que nos venimos refiriendo), de la "conveniencia" del Tratado "Unilateral" referido, está dispuesto a "hacer que discute" algún cambio de su redacción. Para después traerlo al Parlamento, quizás con algún punto y alguna coma, irrelevantes, cambiados.
Y el argumento final será inapelable. "Hemos discutido, a sangre y fuego, de igual a igual con USA. Hemos obtenido importantes concesiones y mejoras del tratado original, Ahora, después de lo actuado, no podemos decirles que no lo vamos a aprobar, porque sería como una tomadura de pelo..."
Y marchamos. Chau.
Claro. Este es un atrevido intento de predecir el futuro. Que, por otra parte, no resulta nada difícil, mirando cómo vienen marcadas las "cartas" de las "manos" anteriores.
Hace tiempo y a lo lejos, recuerdo una propaganda de colchones que rezaba algo así, como "Con la marca en el orillo". Y los colchones tenían una P impresa en el borde. Como garantía de su ilustre origen.
Este gobierno "casi progresista" se parece bastante a aquellos colchones. Nació con una P marcada en el orillo. Con la P del FMI.
Claro está que, si bien es cierto que el imperio nos pone la marca, como se hace con los animales, y nos invade a voluntad, más cierto es que les sería bastante más dificultoso si no le entregáramos las llaves....