Accueil > Les Cousins > Colombie > ¿Un tren en marcha ?
Por Orlando Fals Borda
Orlando Fals Borda, conocido intelectual, de la Universidad Nacional de Bogotá, Premio Nacional de Ciencia 2002, desmenuza la crisis política colombiana.
Jaime Castro volvió a poner el dedo donde duele a la clase política, para explicar las resistencias de ésta al cambio en la estructura territorial, aún sabiendo que ’se agotó e hizo crisis’. Es triste constatar que prefieran seguir con sus feudos electorales, así estén agotándose, a arriesgar un cambio que todos, menos los políticos, consideran necesarios, y hasta inevitables, para tener mejor gobierno.
Ya que esta situación dejó de ser un secreto a voces (en realidad se ha visto el desastre con claridad a partir de la caída de los departamentos en la inviabilidad) los retos al respecto que ha hecho el nuevo gobierno deben ser tomados en cuenta. El programa del Presidente Uribe tiene como uno de sus puntos, la regionalización, y él mismo ha invitado a los gobernadores a asociarse en regiones administrativas. Los primeros que, en efecto, están ensayando esta vía al amparo de la Constitución, han sido los seis gobernadores del Sur Colombiano, y no les ha ido mal. Acaban de someter a la Presidencia de la República sus observaciones al Proyecto 042 orgánico territorial que va para segundo debate en el Senado, y un acto legislativo que flexibiliza los artículos 306, 307 y 321 sobre regiones y provincias, todo ello con base en sus valiosas experiencias.
¿Cómo están reaccionando los parlamentarios ? Parece que hay mayor receptividad en la presente legislatura que en las once anteriores. Tomará algún tiempo, pero la dinámica territorial ya no está dejando mayor espacio para dilaciones. En efecto, hay propuestas regionales activas para Ciudades-Regiones, la Ecorregión Cafetera, la Amazonia, San Andrés y la Costa Atlántica, además de la Sur Colombiana. El Magdalena Medio exige ya su acomodo autónomo sobre ambas riberas del gran río, en lo que constituye la más clara inducción y corrección al orden territorial del país.
A estos procesos inatajables, que empiezan a semejarse a un tren social en marcha, tendrán que sumarse los políticos. Nuevas posibilidades de acción y visión vuelven a aparecer, como la idea de la Segunda República unida por regiones, provincias, Etis, comunidades ribereñas y otras entidades, que agrandó las caudas del Frente/Polo con Lucho Garzón y las de las alianzas que llevaron al poder regional a los extraordinarios gobernadores del sur.
Cabría esperar, por lo tanto, que la clase política que Castro critica con razón, vea con mejores ojos que este desarrollo le crea más amplias y jugosas perspectivas que la de los defectuosos departamentos actuales que tendrán que transformarse, por mandato constitucional, en más ambiciosas, gobernables y eficientes regiones autónomas. Los pueblos sabrán entenderlo y empezarán a notarlo. Son los que determinarán quienes tendrán juego político o no, en los años que vienen.
Para Jaime Castro y para muchísimos más que pensamos como él, de esta manera se cumpliría ’el más importante capítulo de una verdadera reforma política’.
Argenpress, Fecha publicación:18/11/2002.