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24 janvier 2003

Tarea nada fácil en Ecuador

 

Luis Ángel Saavedra.
22 de enero, 2003

En medio de la esperanza y la incertidumbre de los ecuatorianos, el coronel (r) Lucio Gutiérrez asumió la presidencia del Ecuador el 15 de enero para un mandato de cuatro años, luego de una meteórica y contradictoria carrera política iniciada el 21 de enero del 2000 con el derrocamiento del presidente Jamil Mahuad (1998-2000) (NA, Feb. 7, 2000), y que llegó a su clímax el 24 de noviembre del 2002 al ganar las elecciones presidenciales (NA, Dic. 2, 2002).

Tras el derrocamiento de Mahuad, Gutiérrez fue expulsado del Ejército y cumplió una detención de seis meses, dedicándose a partir de entonces a la creación del Partido Sociedad Patriótica, con una marcada presencia de ex militares y disidentes de otras tiendas políticas. Sin embargo, fue el Movimiento Pluricultural Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el que le dio el impulso y la estructura necesaria para posicionar su candidatura a nivel nacional.

El país que recibe Gutiérrez se encuentra en quiebra, tiene un déficit fiscal de US$2 millardos, de los cuales $760 millones deberán ser cubiertos en lo que resta del mes de enero ; la inflación alcanzó el 12.5% en el 2002 y se mantiene una tasa activa de interés bancario del 16.7%, que impide la inversión y la creación de empleo a través de nuevas empresas.

Para financiar el déficit fiscal, el 19 de enero Gutiérrez anunció alzas en los precios de los combustibles hasta en 39% -a excepción del tanque de 15 kilos de gas de uso doméstico que continuará congelado en $1.60-, el congelamiento de los salarios estatales y un recorte del 20% de su sueldo y de funcionarios con ingresos mayores a los $1000. Las medidas reportarían al gobierno cerca de $600 millones, pero ya han generado rechazos en el sectores indígenas que no pertenecen a la CONAIE, como la Federación de Indígenas Evangélicos, FEINE, y otros sectores populares.

Gutiérrez también anunció como medida compensatoria un incremento de $12 a $15 en el bono económico que el Estado entrega mensualmente a aproximadamente 1.2 millones de pobres, y otro de $5 en las pensiones de los jubilados. El flamante mandatario ha insistido que su plan económico busca el aporte de quienes más tienen, precautelando a los menos protegidos.

Agregó que para el 2007 se espera reducir la población en pobreza del 51% al 38% de los 12.4 millones de ecuatorianos, y el analfabetismo de 10% al 8%, con un crecimiento económico superior al 5% y una reducción de la tasa de inflación al 6%.

Ya en el acto de investidura presidencial, realizado en el Congreso Nacional, Gutiérrez aseguró que entraba en "una economía de guerra" y enfatizó su plan de gobierno basado en cinco puntos : declarar la guerra contra la corrupción, combatir la pobreza, brindar seguridad a la ciudadanía, atraer la inversión y consolidar una política exterior productiva.

El discurso de Gutiérrez fue catalogado como "emotivo, sentimentalista y sin propuestas" por el diputado socialcristiano Marcelo Dotti. En iguales términos Ramiro Rivera, de la Democracia Popular, afirmó que "no hay un mensaje claro, cierto, sobre política económica".

Para otros sectores, el discurso de Gutiérrez reveló el nacionalismo y el afán de luchar contra las elites económicas corruptas. Uno de los principales defensores de las propuestas de Gutiérrez, fue el presidente venezolano Hugo Chávez. "Lucio ha hablado de las desigualdades en su discurso, que yo no dudo en calificarlo como orientador porque conduce a un verdadero proceso de cambios estructurales...Ha sido un discurso revolucionario...", dijo Chávez, y añadió : "Somos dos soldados, dos soldados patriotas, soldados desde el corazón y el alma identificados con el pueblo".

Uno de los principales retos de Gutiérrez es fortalecer su programa de gobierno, especialmente definir su política económica exterior y al interior del país, si desea satisfacer las aspiraciones iniciales de la alianza Pachakutik-Sociedad Patriótica, a la que se sumó el izquierdista Movimiento Popular Democrático (MPD).

La conformación del gabinete puso en evidencia las contradicciones existentes en la alianza creada por este ex coronel de 45 años. Por una parte está el bloque económico, liderado por Mauricio Pozo, economista quiteño que trabajó para la Asociación de Bancos Privados del Ecuador y que promovió el proceso de dolarización, algo que no es bien visto por el sector indígena. Junto a Pozo figura Ángel Polibio Córdova, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha y director de la empresa encuestadora Cedatos Gallup, como asesor económico. Paradójicamente, Córdova dirigió la campaña presidencial de Álvaro Noboa, contrincante de Gutiérrez en la segunda vuelta electoral. Completa el cuadro empresarial el abogado Mario Canessa, como ministro de Gobierno y Policía, también ligado al sector bancario y a la radiodifusión, e Ivonne Baky, ministra de Comercio Exterior, empresaria que ha vivido más tiempo en EEUU que en el Ecuador y que también fue candidata presidencial en los pasados comicios.

El segundo bloque ministerial está conformado por Pachakutik y el MPD, que estarán al mando de los ministerios de Agricultura, con Luis Macas ; Medio Ambiente, con Édgar Isch, y Nina Pacari, ex diputada del Congreso, al mando del Ministerio de Relaciones Exteriores. El aporte de Pachakutik se complementa con diversas secretarías ministeriales, entre las que destacan la Subsecretaría de Gobierno a manos de Virgilio Hernández, vinculado a los movimientos sociales, en especial de los barrios urbano marginales de Quito.

Finalmente, el tercer bloque lo conforman miembros de Sociedad Patriótica, entre los que se puede contar a intelectuales, como Doris Solís y Rosa María Torres, quienes ocuparán las carteras de Turismo y de Educación, respectivamente ; este bloque también cuenta con ex militares, como Nelson Herrera, Patricio Ortiz, Estuardo Peñaherrera y Patricio Acosta, quienes estarán al frente de los ministerios de Defensa, Bienestar Social, Obras Públicas y la Secretaría de Comunicación.

"Una alianza militar con sectores sociales marginados, sin duda es una buena alianza si se piensa en función de soberanía, dignidad y calidad de vida", comentó el líder del MPD, Luis Villacís.

Sin embargo, el primer traspié para Gutiérrez se produjo con la elección de los titulares del Legislativo. Los diputados se enfrascaron en una pugna para elegir a sus autoridades luego que el derechista Partido Social Cristiano (PSC) decidió que no ejercería su derecho a ocupar la presidencia del Congreso unicameral -que le corresponde constitucionalmente por ser la primera fuerza legislativa, al ocupar 25 de las 100 curules-, aduciendo que la dirección socialcristiana del Congreso Nacional quiere evitar que más adelante ésta sea inculpada del fracaso al que se encamina el gobierno de Gutiérrez.

Sin embargo, a criterio del diputado indígena Ricardo Ulcuango, la actitud del PSC fue "porque no pudo imponer la candidatura de León Febres Cordero a la presidencia del Congreso Nacional y, como este partido es del León, o era él o no era nadie... y no fue nadie".

El 5 de enero, el Congreso Nacional eligió como primer vicepresidente a Guillermo Landázuri, de la Izquierda Democrática, y como segundo vicepresidente a Ramiro Rivera, de la Democracia Popular ; acto seguido se encargó la presidencia a Landázuri. Sin embargo, frente a la amenaza de Gutiérrez de no acudir al Congreso para la toma de posesión por no existir un presidente titular, el 9 de enero el Congreso titularizó a Landázuri, y así resolvió este problema jurídico, dejando a los socialcristianos fuera de la presidencia por los próximos cuatro años.Pese a que los diputados de la alianza Pachakutik-Sociedad Patriótica, sumados a los del MPD, constituyen la segunda fuerza parlamentaria, sólo pudieron captar dos comisiones legislativas, la Comisión de Asuntos Indígenas, con Ricardo Ulcuango, y la Comisión de la Mujer, el Niño y la Familia, con Ximena Bohórquez, esposa del presidente Gutiérrez.

El gobierno de Gutiérrez no se presenta fácil. Tiene el reto de articular un equipo bajo una misma política y luchar contra un Congreso dominado por la oposición si desea gobernar y consolidarse en el poder. Mientras tanto, el pueblo ecuatoriano ha puesto su esperanza en Gutiérrez y los movimientos sociales, incluido el movimiento indígena, han decidido asumir la responsabilidad de ser gobierno, a sabiendas que un fracaso provocará un grave retroceso en su proyecto político de transformación social.

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