Accueil > Empire et Résistance > « Gringoland » (USA) > Silencio ejemplar, que tristeza tan grande la que se traga esta vergüenza.
No existe la dosis precisa de ironía para justificar ciertos errorres, tampoco hay cinismo que logre disfrazar el crimen, y mucho menos un planeta de imbéciles a la medida de CNN.
Por Stella Blanco
Caracas, Venezuela, 15 de abril 2003
¡Qué pena !, decimos los venezolanos y los colombianos cuando algo nos avergüenza o nos da lástima. En este momento, para mí, vergüenza y lástima no alcanzan a describir la miseria de un espectáculo deleznable, televisado sin interrupción durante 140 minutos desde una cámara fija, seguramente bien protegida con armamento de guerra desde su trípode, apuntando hacia una plaza de Bagdad, donde unos 35 supuestos iraquíes lanzaban una soga al cuello de una escultura enorme que siendo fea, el abominable show la hizo parecer hermosa.
El mayor insulto a la inteligencia humana probablemente se logra con el asombro. En una ciudad de aproximadamente 5 millones de habitantes, en diversos idiomas trataban de vendernos la felicidad de un "pueblo" con menos de 40 hombres reunidos como actores contratados, con una ridícula mandarria golpeando la base de una estructura durante horas, mientras un tanque de guerra daba vueltas a la noria.
Ese camarógrafo será galardonado, o sea, el sujeto que montó la cámara en ese trípode y apretó el botón de "on" para lo que se requiere, porque tú, reportero, no existes, no piensas, no sientes, graba nuestro carrito lindo desde el Hotel Palestina, españolito, para que veas que una cámara no sirve de nada cuando pretendes una imagen inconveniente, ¿ya te creías que cuando enfocas no estás en la mira ? Muerto, muchacho, que para obtener una ciudadanía de tercera los latinos de américa tenemos que matar o morir, obedecer órdenes, dejarnos robar y además, ¿qué nos cuesta creer lo que nos dicen ? Somos los buenos mas buenos del mundo aunque esté mal dicho y peor escrito, una bala más, una bala menos, reportero muerto no tiene 5 años, y ya maté uno así (te lo juro mamá, que no fue mi intención, pero voy a regresar vivo y con muchas medallas para tí, vamos a ser todos norteamericanos y nunca más vamos a ser unos pobres mexicanos, ya vas a ver, palabra de soldado).
Mientras un grupo de reporteros gráficos en desesperación andaban heridos mortalmente luego de ser atacados en el hotel donde se les garatizó seguridad, los que menos y los que más, que ya se sabe de 11 que por arte sin parte, por tener un criterio y salvar su dignidad perdieron la vida con sufrimiento, se desarrolla el espectáculo de la victoria y el "agradecimiento eterno del pueblo Irakí" a la carne de cañón latinoamericana de muy escaso criterio, a quienes ahora llaman soldados de la patria y luego serán la escoria, más valen muertos que vivos.
El tema que me atrapa, sin embargo, es el modelo democrático a seguir, el maravilloso ejemplo que ofrecen los Estados Unidos de Norteamérica (y su paternal colonizador) a nuestros pueblos, un ideal delirante, inconveniente y estupidizante, donde la libertad de expresión es un error en sí mismo, como el error de guerra que pretenden argumentar para justificar el crimen y finalmente, el único error lo cometieron los difuntos, porque a quién se le ocurre confundir el acto de transmitir lo que se percibe cuando la exigencia es propaganda.
Qué pena por los muertos, qué pena por los lambusios que serán premiados, qué pena por los que sufrimos tras un ordenador con un frágil escudo de palabras que nunca logran decir lo que sentimos. Que tristeza tan grande la que se traga esta vergüenza.